domingo, 13 de marzo de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 15 - DE MARZO – MARTES – 2ª SEMANA DE CUARESMA – C San Raimundo de Fitero

 

 

 

15 - DE MARZO – MARTES –

2ª SEMANA DE CUARESMA – C

San Raimundo de Fitero

 

    Lectura del libro de Isaías (1,10.16-20):

 

OÍD la palabra del Señor, príncipes de Sodoma, escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.

«Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones.

Dejad de hacer el mal, aprended a hacer el bien. Buscad la justicia,

socorred al oprimido, proteged el derecho del huérfano, defended a la viuda.

Venid entonces, y discutiremos

—dice el Señor—.

Aunque vuestros pecados sean como escarlata, quedarán blancos como nieve; aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como lana.

Si sabéis obedecer, comeréis de los frutos de la tierra; si rehusáis y os rebeláis, os devorará la espada —ha hablado la boca del Señor—».

 

Palabra de Dios


Salmo: 49,8-9.16bc-17.21.23

R/. Al que sigue buen camino

le haré ver la salvación de Dios

 

V/. No te reprocho tus sacrificios,

pues siempre están tus holocaustos ante mí.

Pero no aceptaré un becerro de tu casa,

ni un cabrito de tus rebaños. R/.

 

V/. ¿Por qué recitas mis preceptos

y tienes siempre en la boca mi alianza,

tú que detestas mi enseñanza

y te echas a la espalda mis mandatos? R/.

 

V/. Esto haces, ¿y me voy a callar?

¿Crees que soy como tú?

Te acusaré, te lo echaré en cara.

El que me ofrece acción de gracias,

ése me honra;

al que sigue buen camino

le haré ver la salvación de Dios». R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (23,1-12):

 

EN aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo:

«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.

Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.

Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.

El primero entre vosotros será vuestro servidor.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

 

Palabra del Señor

 

1.  Se ha discutido mucho la autenticidad de este discurso que Mateo pone en boca de Jesús. Sobre todo, porque se ha visto aquí una manifestación muy dura del antisemitismo que tanto condicionó al cristianismo naciente. Sin embargo, es importante tener en cuenta que Jesús aquí no ataca al pueblo judío en general, sino a un grupo muy concreto de sus dirigentes. Por lo demás, se sabe que este estilo, de ataque duro y directo, era frecuente en las diatribas literarias de aquel tiempo, por ejemplo, en Plutarco o Filón de Alejandría (L. Johnson).

 

2.  Aunque el autor del evangelio de Mateo seguramente retocó algunas de las expresiones o el orden del discurso, lo que aquí queda claro es que Jesús no tolera, en los dirigentes religiosos, cuatro cosas que ahora hay gente que las ve con cierta naturalidad resignada:

 

1) Las obligaciones pesadas que los dirigentes pretenden imponer a la gente.

 

2) Las vestimentas que se ponen para distinguirse del resto de los mortales.

 

3) Los puestos de honor que les gusta ocupar en los actos públicos.

 

4) Los títulos que ostentan y con los que desean ser reconocidos.

 

3.  Esta ostentación, esta imagen recubierta de boato y solemnidad, no es mera cuestión de vanidad infantil, de pretensión de prestigio y de frivolidad. No. No puede serlo.

Al ser dirigentes de la Iglesia y representantes de Dios, no parece que eso sea lo más adecuado para cumplir con su sagrada y solemne misión. Toda esa pompa y ese boato es el gran engaño, la gran mentira, que solo sirve para ocultar miserias humanas.

Además, así no es posible actuar como representantes de Jesús, ni del Dios de Jesús. Porque lo sensible tiene más poder, en nuestras vidas y formas de conducta, que las más sublimes ideas.

Los dirigentes eclesiásticos, que actúan de esta manera, desobedecen al Evangelio. Y no es justificante que eso es lo que prescribe el ritual o las rúbricas de la liturgia. Dios no quiere eso. Jesús lo prohíbe expresamente. Y lo asombroso es que la gran mayoría de los cristianos vemos todo eso como la cosa más natural del mundo, cuando en realidad es un auténtico esperpento.

 

San Raimundo de Fitero

 

Abad del monasterio cisterciense de Fitero en Navarra, y fundador de la Orden militar de Calatrava.

 

Vida de San Raimundo de Fitero

 

Se llamaba Raimundo Sierra o Raymond Serrat. Aunque documentalmente no puede probarse, lo más probable es que naciera en Saint Gaudens de Garona, en Francia, y que la época fue a comienzos del siglo XII. Algunos autores sitúan su nacimiento en Tarazona (Aragón), y otros afirman que fue en Barcelona.

Aparece como canónigo en Tarazona, atestiguado documentalmente por testimonio de su primer obispo, Don Miguel, monje benedictino. De aquí pasó a monje del monasterio cisterciense de Nuestra Señora de Sacala Dei, en Gascuña, y de ahí fue enviado como prior a la nueva fundación que Don Bernardo determinó hacer en España.

Se asentaron los nuevos monjes en el monte que llaman Yerga, con consentimiento del rey. En 1140 Alfonso VII les donó la villa de Nienzabas que había quedado asolada por los moros; aquí fundaron el monasterio de Nienzabas del que fue abad Raimundo a la muerte de Durando, alrededor del año 1144. Lo eligieron abad por la fama que tenía de santo y taumaturgo. Con el título y oficio de abad aparece ya en la escritura del 1146, al donar el rey al monasterio los dominios de Serna de Cervera y Baños de Tudescón, actuales balnearios de Fitero.

En 1148 asistió al capítulo general de la orden del Císter, en calidad de abad; en ese concilio estuvo presente el papa Eugenio III, que también era cisterciense.

Raimundo trasladó ese mismo año el monasterio al mejor sitio de Castejón, recibió la donación real del castillo de Tulungen y, en la heredad donada por Don Pedro Tizón y su esposa Doña Toda, fundó en 1150 el de Santa María de Fitero del que será el primer abad.

Diego de Velázquez es un monje que en tiempo pasado fue soldado y amigo del rey Sancho. Raimundo y él se encuentran en Toledo el año 1158. Diego ha escuchado al rey el gran peligro que corre la plaza de Calatrava confiada años atrás por Alfonso VII a los Templarios, pero que ahora está casi desguarnecida que es por el momento la llave estratégica de Toledo. El peligro es grande por la proximidad de los almohades. Raimundo y Diego piden al rey la defensa de la plaza y con los monjes traídos de Fitero más un ejército formado por campesinos y artesanos consiguen defender la plaza y ahuyentar a los moros. En premio, el rey Sancho III les concede el dominio de Calatrava donde Raimundo funda el mismo año la Orden mitad monjes obedientes al toque de la campana, mitad soldados obedientes al toque de la trompeta que fue aprobada posteriormente por el papa Alejandro III, por bula de 25 de setiembre de 1164, cuando ya había muerto su fundador.

Raimundo murió en 1163 en Ciruelos y allí se enterró. En 1471 se trasladaron sus restos al monasterio cisterciense de Monte León de Toledo y, desde el siglo XIX, las reliquias del santo se encuentran en la catedral de Toledo.

 

 

   

 

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