martes, 15 de marzo de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 17 - DE MARZO – JUEVES – 2ª SEMANA DE CUARESMA – SAN PATRICIO, OBISPO

  


17 - DE MARZO – JUEVES –

2ª SEMANA DE CUARESMA –

SAN PATRICIO, OBISPO

    Lectura del libro de Jeremías (17,5-10):

 

Esto dice el Señor:

 

ESTO dice el Señor:

«Maldito quien confía en el hombre, y busca el apoyo de las criaturas, apartando su corazón del Señor.

Será como cardo en la estepa,

que nunca recibe la lluvia;

habitará en un árido desierto,

tierra salobre e inhóspita.

Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza.

Será un árbol plantado junto al agua, que alarga a la corriente sus raíces; no teme la llegada del estío, su follaje siempre está verde; en año de sequía no se inquieta, ni dejará por eso de dar fruto.

Nada hay más falso y enfermo

que el corazón: ¿quién lo conoce?

Yo, el Señor, examino el corazón,

sondeo el corazón de los hombres

para pagar a cada cual su conducta según el fruto de sus acciones».

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 1,1-2.3.4.6

R/. Dichoso el hombre

que ha puesto su confianza en el Señor

 

V/. Dichoso el hombre

que no sigue el consejo de los impíos

ni entra por la senda de los pecadores,

ni se sienta en la reunión de los cínicos;

sino que su gozo es la ley del Señor,

y medita su ley día y noche. R/.

 

V/. Será como un árbol

plantado al borde de la acequia:

da fruto en su sazón

y no se marchitan sus hojas;

y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

 

V/. No así los impíos, no así;

serán paja que arrebata el viento.

Porque el Señor protege el camino de los justos,

pero el camino de los impíos acaba mal. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,19-31):

 

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.

Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.

Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.

Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo:

“Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.

Pero Abrahán le dijo:

“Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.

Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”.

Él dijo:

“Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”.

Abrahán le dice:

“Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”.

Pero él le dijo:

“No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”.

Abrahán le dijo:

“Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”».

 

Palabra del Señor

 

1.  Se puede asegurar que esta parábola es una de las más características en el conjunto de las parábolas evangélicas. Porque en ella se lleva hasta el extremo el "corte" con lo normal o cotidiano. Un corte, en el que el "elemento de sorpresa o de estupor" (D. O. Via) rebasa el realismo de lo que vivimos o, mejor dicho, de lo que nos imaginamos que vivimos. Y es que, en esta historia, la "extravagancia" o la "impertinencia" del relato (P. Ricoeur) nos lleva a darnos de cara con una situación tan extraña, que da qué pensar (W. Harnisch). Y así nos enfrenta a la brutal contradicción de nuestro tiempo y de nuestra rebelde "civilización".

 

2.  La cosa se comprende enseguida. El rico "epulón", es decir, el que "come y se regala mucho", sigue vivo. Y ha llegado al exceso de sus orgías. No es ningún individuo en concreto. Es nuestro sistema económico. 

Si por algo se caracteriza este sistema es por la desigualdad que produce entre los habitantes del planeta. Por eso se puede afirmar que se trata de una "economía canalla" (Loretta Napoleoni).

Sabemos que hoy en día, el 1% de la población mundial acumula más riqueza que el 99% de los seres humanos que vivimos en el planeta Tierra (Oxfam; Credit Suisse).

Ya no se trata del rico epulón contra el pobre Lázaro. Lo terrible es que el rico epulón tiene más riqueza que todo el resto de la humanidad entera, si la cuenta se hace en tantos por ciento. Así estamos ahora mismo.

 

3.  "Economía" viene de "oikos" ("casa") y "nomos" ("norma"). La economía es la "norma de la casa". En la "aldea global", que es nuestro mundo", nuestra casa, la norma que lo regula todo ha dispuesto que una minoría de la población mundial podamos comer en exceso y vestirnos de acuerdo con lo que las marcas y las pasarelas disponen cada temporada, al tiempo que se nos televisan en directo las guerras, los atentados terroristas, los terremotos, los tsunamis, las hambrunas, los campamentos de refugiados.

Todo eso es Lázaro lamido en sus carnes por perros asquerosos. Y lo peor es que no sabemos qué demonios tiene este sistema, pero el hecho es que nuestra indiferencia ante la agonía de mil millones de criaturas es exactamente igual que la indiferencia del rico aquel el día que Lázaro se murió en su portal. Y conste que la enseñanza final es lo más tremendo que hay en esta parábola: Quienes disfrutan de la riqueza, viven tan obsesionados con seguir en su bienestar que, aunque llegue el día en que se levanten los muertos de los cementerios y vengan a decirnos que esto no puede seguir así, no les haremos caso.

Cuando, según el evangelio de Juan, Jesús resucitó a Lázaro, los dirigentes del Sanedrín, en Jerusalén, en vez de convertirse, lo que decidieron fue matar a Jesús (Jn 11).

La parábola de Lucas se cumplió en Juan al pie de la letra. EL EVANGELIO AVISA.

 

SAN PATRICIO, OBISPO

 

"Yo era como una piedra en una profunda mina; y aquel que es poderoso vino, y en su misericordia, me levantó y me puso sobre una pared." -San Patricio

 

Nació alrededor del año 387, en Escocia y murió en Irlanda alrededor del 461. No se conoce con exactitud los datos cronológicos del Apóstol de Irlanda. Su padre Calpurnio era diácono y oficial del ejército romano; su madre era familiar de San Martín de Tours; su abuelo había sido sacerdote ya que en aquellos tiempos no se había impuesto aún la ley del celibato sacerdotal en todo Occidente. Se afirma que fue alrededor del año 403, a la edad de 16 años, que cayó prisionero de piratas junto con otros jóvenes para ser vendido como esclavo a un pagano del norte de Irlanda llamado Milcho. Lo sirvió cuidando ovejas.

 

Trató de huir varias veces sin éxito. La Divina Providencia aprovechó este tiempo de esclavitud, de rudo trabajo y sufrimiento, para espiritualizarlo, preparándolo para el futuro, ya que él mismo dijo que hasta entonces "aún no conocía al verdadero Dios", queriendo decir que había vivido indiferente a los consejos y advertencias de la Iglesia. En un lapso de seis años de trabajo rudo y de sufrimiento por su esclavitud, su alma se templó maravillosamente para la santidad.

 

Por revelación divina, el santo huyó de las tierras de su amo y se embarcó en una nave rumbo a su patria, no sin antes haber pasado por miles de sufrimientos y dificultades. Los datos sobre su preparación, ordenación sacerdotal y luego como Obispo, antes de emprender la conversión de Irlanda son muy confusas; pero se cree que Patricio estudió en Francia y que fue ordenado como sacerdote y luego Obispo por San Germán de Auxerre afín de que evangelice Irlanda.

 

A su arribo a tierras irlandesas, San Patricio permaneció una temporada en Ulster, donde fundó el monasterio de Saul y emprendió, con su energía característica la tarea de conquistar el favor del rey Laoghaire, tierras donde obtuvo -ya sea por su carácter o su don de obrar milagros- una rotunda victoria sobre sus oponentes hechiceros y paganos, y aquel triunfo sirvió para ganar cierta tolerancia a la predicación del cristianismo entre los pobladores de Irlanda. Cuando Patricio había reunido en torno a él numerosos discípulos fieles, como por ejemplo Benigno, destinado a sucederle en la obra de evangelización, progresó rápidamente.

 

Hacia el año 444 se fundó la Iglesia Catedral de Armagh (hoy Armoc), la sede principal de Irlanda, convirtiéndose luego en centro de administración y educación. Posteriormente, es probable que el santo haya convocado un Sínodo, casi al final de sus días, pues su salud estaba quebrantada por las austeridades sufridas y los interminables viajes.

Definitivamente, la vida de este santo se caracterizó por una presencia tanto humana como divina; el prodigio de la abundantísima cosecha que Dios le permitió recoger en Irlanda, estaba siempre presente entre el santo y le colmaba de gratitud. Es positivamente cierto que, en 30 años de apostolado, San Patricio convirtió a "toda Irlanda" al cristianismo.

 

 

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