jueves, 17 de marzo de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 18 - DE MARZO – VIERNES – 2ª SEMANA DE CUARESMA – San Cirilo de Jerusalén

 

 


18 - DE MARZO – VIERNES –

2ª SEMANA DE CUARESMA –

San Cirilo de Jerusalén

 

Lectura del libro del Génesis (37,3-4.12-13a.17b-28):

 

ISRAEL amaba a José más que a todos los otros hijos, porque le había nacido en la vejez, y le hizo una túnica con mangas. Al ver sus hermanos que su padre lo prefería a los demás, empezaron a odiarlo y le negaban el saludo.

Sus hermanos trashumaron a Siquén con los rebaños de su padre. Israel dijo a José:

«Tus hermanos deben de estar con los rebaños en Siquén; ven, que te voy a mandar donde están ellos».

José fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán. Ellos lo vieron desde lejos y, antes de que se acercara, maquinaron su muerte. Se decían unos a otros:

«Ahí viene el soñador. Vamos a matarlo y a echarlo en un aljibe; luego diremos que una fiera lo ha devorado; veremos en qué paran sus sueños».

Oyó esto Rubén, e intentando salvarlo de sus manos, dijo:

«No le quitemos la vida».

Y añadió:

«No derraméis sangre; echadlo en este aljibe, aquí en la estepa; pero no pongáis las manos en él».

Lo decía para librarlo de sus manos y devolverlo a su padre.

Cuando llegó José al lugar donde estaban sus hermanos, lo sujetaron, le quitaron la túnica, la túnica con mangas que llevaba puesta, lo cogieron y lo echaron en un pozo. El pozo estaba vacío, sin agua.

Luego se sentaron a comer y, al levantar la vista, vieron una caravana de ismaelitas que transportaban en camellos goma, bálsamo y resina de Galaad a Egipto. Judá propuso a sus hermanos:

«¿Qué sacaremos con matar a nuestro hermano y con tapar su sangre? Vamos a venderlo a los ismaelitas y no pongamos nuestras manos en él, que al fin es hermano nuestro y carne nuestra».

Los hermanos aceptaron.

    Al pasar unos mercaderes madianitas, tiraron de su hermano; y, sacando a José del pozo, lo vendieron a unos ismaelitas por veinte monedas de plata. Estos se llevaron a José a Egipto.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 104,16-17.18-19.20-21

 

R/. Recordad las maravillas que hizo el Señor

 

V/. Llamó al hambre sobre aquella tierra:

cortando el sustento de pan;

por delante había enviado a un hombre,

a José, vendido como esclavo. R/.

 

V/. Le trabaron los pies con grillos,

le metieron el cuello en la argolla,

hasta que se cumplió su predicción,

y la palabra del Señor lo acreditó. R/.

 

V/. El rey lo mandó desatar,

el señor de pueblos le abrió la prisión,

lo nombró administrador de su casa,

señor de todas sus posesiones. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,33-43.45-46):

 

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

«Escuchad otra parábola:

“Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cayó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.

Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.

Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose:

‘Tendrán respeto a mi hijo’.

Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron:

‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.

Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron.

Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”».

Le contestan:

«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».

Y Jesús les dice:

«¿No habéis leído nunca en la Escritura:

“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho,

ha sido un milagro patente”?

Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».

Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.

Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.

 

Palabra del Señor

 

1.  Hay quienes piensan que esta parábola es un añadido para justificar la "teoría de la sucesión": Israel fue el pueblo infiel y le sucedió, como pueblo fiel, la Iglesia.

Según esta teoría, de Israel como pueblo elegido. Y, de hecho, sabemos que la teología cristiana ha elaborado la teoría según la cual la Iglesia es el "nuevo Pueblo de Dios'.

 

2.  Pero esta teoría es sencillamente inadmisible. Y además es peligrosa. Las religiones son producto de la cultura. Por eso, las culturas nacionalistas suelen

tener también religiones nacionalistas y dioses nacionalistas. Los "pueblos elegidos" por el dios de cada   pueblo son abundantes, aunque no utilicen ese

nombre. Israel se sintió singularmente elegido (Nm 23, 8 s; Jos 24, 3; Sal 106, 5) por el amor preferencial de Yahvé (Ex 19, 5; Dt 7, 6-8; 1 Jn 4, 19).

Esta idea fue asumida por los cristianos, que se vieron como una nueva raza (1 Pe 2, 9), los elegidos (Mt 24, 22; Rm 8, 33; 16, 13; Col 3, 12; 1 Pe, 1, 1).

 

3.  Lo intolerable y lo peligroso de esta teoría es que fomenta una secreta soberbia nacionalista y un inevitable menosprecio hacia los demás pueblos y las otras religiones. Dios no puede querer eso.

Dios no ha querido el antisemitismo que los cristianos difundieron en siglos pasados, amparados en la "funesta teoría de sustitución" y en la "peligrosa teoría de suplantación" (J. B. Metz) que ha causado tanto odio.

El responsable de la muerte de Jesús no fue Israel, sino la torpeza de unos dirigentes religiosos que rechazaron al más grande de los profetas.

 

San Cirilo de Jerusalén

 


 

San Cirilo de Jerusalén Doctor de la Iglesia

(año 386)

 

San Cirilo, obispo de Jerusalén y doctor de la Iglesia, que a causa de la fe sufrió muchas injurias por parte de los arrianos y fue expulsado con frecuencia de la sede. Con oraciones y catequesis expuso admirablemente la doctrina ortodoxa, las Escrituras y los sagrados misterios.

San Cirilo nació cerca de Jerusalén y fue arzobispo de esa ciudad durante 30 años, de los cuales estuvo 16 años en destierro. 5 veces fue desterrado: tres por los de extrema izquierda y dos por los de extrema derecha.

Era un hombre suave de carácter, enemigo de andar discutiendo, que deseaba más instruir que polemizar, y trataba de permanecer neutral en las discusiones. Pero por eso mismo una vez lo desterraban los de un partido y otra vez los del otro.

Aunque los de cada partido extremista lo llamaban hereje, sin embargo, San Hilario (el defensor del dogma de la Santísima Trinidad) lo tuvo siempre como amigo, y San Atanasio (el defensor de la divinidad de Jesucristo) le profesaba una sincera amistad, y el Concilio general de Constantinopla, en el año 381, lo llama "valiente luchador para defender a la Iglesia de los herejes que niegan las verdades de nuestra religión".

Una de las acusaciones que le hicieron los enemigos fue el haber vendido varias posesiones de la Iglesia de Jerusalén para ayudar a los pobres en épocas de grandes hambres y miserias. Pero esto mismo hicieron muchos obispos en diversas épocas, con tal de remediar las graves necesidades de los pobres.

El emperador Juliano, el apóstata, se propuso reconstruir el templo de Jerusalén para demostrar que lo que Jesús había anunciado en el evangelio ya no se cumplía. San Cirilo anunció mientras preparaban las grandes cantidades de materiales para esa reconstrucción, que aquella obra fracasaría estrepitosamente. Y así sucedió y el templo no se reconstruyó.

San Cirilo de Jerusalén se ha hecho célebre y ha merecido el título de Doctor de la Iglesia, por unos escritos suyos muy importantes que se llaman "Catequesis". Son 18 sermones pronunciados en Jerusalén, y en ellos habla de la penitencia, del pecado, del bautismo, y del Credo, explicándolo frase por frase. Allí instruye a los recién bautizados acerca de las verdades de la fe y habla bellísimamente de la Eucaristía.

En sus escritos insiste fuertemente en que Jesucristo sí está presente en la Santa Hostia de la Eucaristía. A los que reciben la comunión en la mano les aconseja: "Hagan de su mano izquierda como un trono en el que se apoya la mano derecha que va a recibir al Rey Celestial. Cuidando: que no se caigan pedacitos de hostia. Así como no dejaríamos caer al suelo pedacitos de oro, sino que los llevamos con gran cuidado, hagamos lo mismo con los pedacitos de Hostia Consagrada".

Al volver de su último destierro que duró 11 años, encontró a Jerusalén llena de vicios y desórdenes y divisiones y se dedicó con todas sus fuerzas a volver a las gentes al fervor y a la paz, y a obtener que los que se habían pasado a las herejías volvieran otra vez a la Santa Iglesia Católica.

A los 72 años murió en Jerusalén en el año 386.

En 1882 el Sumo Pontífice lo declaró Doctor de la Iglesia.

 

.

 

 

   

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario