17 - DE ABRIL –
DOMINGO DE RESURRECCION – C
Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles (10,34a.37-43):
EN aquellos días,
Pedro tomó la palabra y dijo:
«Vosotros conocéis lo que sucedió en toda
Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan.
Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por
Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a
todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en
Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al
tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a
los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él
después de su resurrección de entre los muertos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando
solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él
dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por
su nombre, el perdón de los pecados».
Palabra de
Dios
Salmo 117,1-2.16ab-17.22-23
R/. Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/.
«La diestra del
Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R/.
La piedra que
desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Colosenses (3,1-4):
HERMANOS:
Si habéis resucitado con Cristo, buscad los
bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad
a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está
con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces
también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.
Palabra de Dios
Secuencia
(Hoy es obligatorio decir la Secuencia. Los días dentro de la Octava es
potestativo.)
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Lectura del santo evangelio
según san Juan (20,1-9):
EL primer día de
la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro,
y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón
Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no
sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino
del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que
Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los
lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y
entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían
cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el
que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de
resucitar de entre los muertos.
Palabra del
Señor
Tres protagonistas inesperados.
Una elección extraña
Las dos frases más repetidas por la iglesia en este domingo son: “Cristo ha resucitado” y “Dios ha resucitado a Jesús”. Resumen las afirmaciones más frecuentes del Nuevo Testamento sobre este tema.
Sin embargo, como evangelio para este domingo se ha elegido uno que no tiene como protagonistas ni a Dios, ni a Cristo, ni confiesa su resurrección. Los tres protagonistas que menciona son puramente humanos: María Magdalena, Simón Pedro y el discípulo amado. Ni siquiera hay un ángel. El relato del evangelio de Juan se centra en las reacciones de estos personajes, muy distintas.
María reacciona de forma precipitada: le basta
ver que han quitado la losa del sepulcro para concluir que alguien se ha
llevado el cadáver; la resurrección ni siquiera se le pasa por la cabeza.
Simón
Pedro actúa como un
inspector de policía diligente: corre al sepulcro y no se limita, como María, a
ver la losa corrida; entra, advierte que las vendas están en el suelo y que el
sudario, en cambio, está enrollado en sitio aparte. Algo muy extraño. Pero no
saca ninguna conclusión.
El
discípulo amado también
corre, más incluso que Simón Pedro, pero luego lo espera pacientemente. Y ve lo
mismo que Pedro, pero concluye que Jesús ha resucitado.
El evangelio de san Juan, que tanto nos
hace sufrir a lo largo del año con sus enrevesados discursos, ofrece hoy un
mensaje espléndido: ante la resurrección de Jesús podemos pensar que es un
fraude (María), no saber qué pensar (Pedro) o dar el salto misterioso de la fe
(discípulo amado).
¿Por qué espera el discípulo amado a Pedro?
Es frecuente
interpretar este hecho de la siguiente manera. El discípulo amado (sea Juan o
quien fuere) fundó una comunidad cristiana bastante peculiar, que corría el
peligro de considerarse superior a las demás iglesias y terminar separada de
ellas. De hecho, el cuarto evangelio deja clara la enorme intuición religiosa
del fundador, superior a la de Pedro: le basta ver para creer, igual que más
adelante, cuando Jesús se aparezca en el lago de Galilea, inmediatamente sabe
que “es el Señor”. Sin embargo, su intuición especial no lo sitúa por encima de
Pedro, al que espera a la entrada de la tumba en señal de respeto. La comunidad
del discípulo amado, imitando a su fundador, debe sentirse unida a la iglesia
total, de la que Pedro es responsable.
Las otras dos lecturas: beneficios y compromisos.
A diferencia del evangelio, las otras
dos lecturas de este domingo (Hechos y Colosenses) afirman rotundamente la
resurrección de Jesús. Aunque son muy distintas, hay algo que las une:
a) las dos mencionan los beneficios de la
resurrección de Jesús para nosotros: el perdón de los pecados (Hechos) y la
gloria futura (Colosenses);
b) las dos afirman que la resurrección
de Jesús implica un compromiso para los cristianos: predicar y dar
testimonio, como los Apóstoles (Hechos), y aspirar a los bienes de arriba,
donde está Cristo, no a los de la tierra (Colosenses).
La reliquia de su cabeza fue entregada al arzobispo de Munich, Minucio, en el año 1590, y se venera en la iglesia que rigen los jesuitas en la ciudad. Los restos reposan en el sarcófago que soporta el altar mayor –el que consagró el cardenal Merry del Val en 1910– de la capilla del Pontificio Colegio Español de Roma; fueron trasladados al que entonces era palacio renacentista de los duques de Altemps, en el año 1604. Por eso, en la bóveda está pintada, entre guirnaldas barrocas y múltiples amorcillos, la apoteosis de san Aniceto, con capa desplegada y ascendiendo al cielo.
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