sábado, 9 de abril de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 11 - DE ABRIL – LUNES SANTO – C - SAN ESTANISLAO

 

 


11 - DE ABRIL –

LUNES SANTO – C

SAN ESTANISLAO

 

    Lectura del libro de Isaías (42,1-7):

 

Así dice el Señor:

«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones.

No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad.

No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas.

Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que la habita y el aliento a quienes caminan por ella:

«Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te he formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 26,1.2.3.13-14

 

R/. El Señor es mi luz y mi salvación

 

El Señor es la defensa de mí vida,

¿quién me hará temblar? R.

Cuando me asaltan los malvados

para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. R.

 

Si un ejército acampa contra mí,

mi corazón no tiembla;

si me declaran la guerra,

me siento tranquilo. R.

 

Espero gozar de la dicha del Señor

en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,

ten ánimo, espera en el Señor. R.

 

 

    Lectura del santo evangelio según san Juan (12,1-11):

 

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:

«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?».

Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.

Jesús dijo:

- «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».

Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.

Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

 

Palabra del Señor

 

1.  El "banquete", en las culturas griega y romana de la Antigüedad, era una manifestación determinante en la vida de la sociedad.  El Banquete, en Jenofonte, en Platón, son ejemplos elocuentes de lo que representaba el banquete.   Lo mismo ocurría en la sociedad judía, en la que el banquete representaba la plenitud de la salvación. De ahí, la importancia de este evangelio. El symposium era un verdadero acontecimiento social, cuya finalidad no se limitaba a satisfacer la necesidad de alimentarse, sino que vinculaba a los comensales y era el símbolo más fuerte de su integración en un grupo, una institución o la sociedad en general (Dennis E. Smith).

 

2.  En esta cena se destaca, ante todo, el hecho de que Jesús vinculó junto a sí a un numeroso grupo de personas que le querían y le seguían fielmente.

En este contexto, se destaca la relación de Jesús con las mujeres: amistad fiel, generosidad, delicadeza y los más bellos y nobles sentimientos, que se expresan mediante el perfume de alto valor y hasta en la caricia del cabello.

Ya Jesús había dado motivo de escándalo por tolerar estos gestos de conducta femenina (Lc 7, 36-50).

Jesús estuvo siempre de parte de las mujeres y las defendió. Este es uno de los rasgos que mejor definen la personalidad y la libertad de Jesús.

 

3.  Lo peculiar de este banquete fue la unción que una mujer tuvo la delicadeza de hacerle a Jesús. Ya antes, tenemos noticia de mujeres que ungieron a Jesús en comidas festivas (Mc 14, 3-9; Mt 26, 6-13; Lc 7, 36-50) (U. Schnelle), incluso con sorpresa o escándalo de los comensales.

Se trata, en esto, de un valor supremo en la vida, que muchos hombres no acabamos de entender.  Por eso el gesto de María suscitó escándalo y crítica, no solo en Judas (Jn 12, 4-6), sino también en los discípulos (Mt 26, 8; Mc 14, 4).

Ha sido una desgracia, para el cristianismo, que en él tenga una presencia tan fuerte el puritanismo estoico, en el que "la pureza, más bien que la justicia, se ha convertido en el medio cardinal de la salvación" (E. R. Dodds), mientras que ha quedado marginado el sentimiento dionisíaco, en el que la "felicidad suprema de la bacanal" conduce a los humanos a "poner sus almas en común" (María Daraki).

La humanidad de Jesús es tan honda, que sabe armonizar lo que, a veces, los líderes sociales no saben conjugar: la generosidad total con la delicadeza más sorprendente de la sensibilidad humana.

 

SAN ESTANISLAO




Nació cerca de Cracovia, Polonia, en el año 1030. Sus padres llevaban treinta años de casados sin lograr tener hijos y consideraron el nacimiento de Estanislao como un verdadero regalo de Dios. Lo educaron lo más piadosamente que pudieron.

Estudió en Polonia y en París, y una vez ordenado sacerdote por el obispo de Cracovia (que es la segunda ciudad de Polonia), le nombraron párroco de la catedral. Se distinguió por su gran elocuencia, por el impresionante ejemplo de vida santa que brindaba a todos con su buen comportamiento, y por la reforma de costumbres que lograba conseguir con sus predicaciones y con su dirección espiritual.

El señor obispo deseaba que Estanislao fuera su sucesor, pero él no aceptaba ser obispo porque se creía indigno de tan alta dignidad. Sin embargo, al morir el prelado, el pueblo lo aclamó como el más digno para asumir su puesto. Ejerció el obispado por siete años, desde el año 1072, hasta el año de su muerte, 1079.

Era muy estricto en exigir a cada sacerdote el cumplimento exacto de sus deberes sacerdotales. Visitaba cada año a todas las parroquias y dedicaba mucho tiempo a la predicación y a la instrucción del pueblo. Su palacio episcopal vivía lleno de pobres, porque jamás negaba ayudas a los necesitados. Tenía una lista de las familias que estaban pasando por situaciones económicas más penosas, para enviarles sus generosas ayudas.

El rey de Polonia, Boleslao, era un valiente guerrero pero se dejaba dominar por sus bajas pasiones. Al principio se entendía muy bien con el obispo Estanislao, pero luego empezó a cometer faltas muy graves que escandalizaban y daban muy mal ejemplo al pueblo. El obispo tuvo que intervenir fuertemente en esta situación. San Estanislao recordaba muy bien aquel mandato de San Pablo: “Es necesario reprender, aconsejar y hasta amenazar, con toda paciencia y doctrina, porque llega el tiempo en que los hombres arrastrados por sus propias pasiones ya no quieren oír las doctrinas verdaderas, sino las falsedades” (2 Tim 4,2).

Como San Juan Bautista con respecto a Herodes, el valiente Obispo de Cracovia, levantó la voz, amonestando al poderoso soberano sobre el deber de respetar los derechos ajenos. En efecto, las crónicas del tiempo narran que el rey se enamoró de la bella Cristina, esposa de Miecislao, y sin pensarlo dos veces, la hizo raptar con grave escándalo para todo el país. Consecuentemente, Estanislao le amenazó con la excomunión, y después le excomulgó. Entonces el rey Boleslao se enfureció y ordenó asesinar a Estanislao en Cracovia, en la iglesia de santa Matilde, durante la celebración de la Santa Misa. Cuentan que el horrible asesinato lo hubo de cometer el mismo soberano, después que los guardias a quienes envió, se vieron obligados a retirarse por una fuerza misteriosa. Desde el mismo día de su martirio, los polacos comenzaron a venerarlo. San Estanislao fue canonizado el 17 de agosto de 1253, en la basílica de San Francisco de Asís, y desde entonces se difundió su culto en toda Europa y América.

Juan Pablo II fue obispo de Cracovia y como tal, sucesor de San Estanislao.

 

 

 

   

 

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