7 - DE ABRIL – JUEVES –
5ª SEMANA DE CUARESMA – C
SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, sacerdote
Lectura del libro del Génesis
(17,3-9):
En aquellos
días, Abrán cayó rostro en tierra y Dios le habló así:
«Por mi parte, esta es mi alianza
contigo: serás padre de muchedumbre de pueblos.
Ya no te llamarás Abrán, sino Abrahán,
porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te haré fecundo sobremanera:
sacaré pueblos de ti, y reyes nacerán de ti.
Mantendré mi alianza contigo y con tu
descendencia en futuras generaciones, como alianza perpetua. Seré tu Dios y el
de tus descendientes futuros. Os daré a ti y a tu descendencia futura la tierra
en que peregrinas, la tierra de Canaán, como posesión perpetua, y seré su
Dios».
El Señor añadió a Abrahán:
«Por tu parte, guarda mi alianza, tú y
tus descendientes en sucesivas generaciones».
Palabra de Dios
Salmo: 104,4-5.6-7.8-9
R/. El Señor se acuerda de su
alianza eternamente
V/. Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.
V/. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.
V/. Se
acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R/.
Lectura del santo evangelio según
san Juan (8,51-59):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a los judíos:
«En verdad, en verdad os digo: quien
guarda mi palabra no verá la muerte para siempre».
Los judíos le dijeron:
«Ahora vemos claro que estás
endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices:
“Quien guarde mi palabra no gustará la
muerte para siempre”?
¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán,
que murió?
También los profetas murieron,
¿por quién te tienes?».
Jesús contestó:
«Si yo me glorificara a mí mismo, mi
gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros
decís: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocéis.
Yo sí lo conozco, y si dijera “No lo
conozco” sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su
palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y
se llenó de alegría».
Los judíos le dijeron:
«No tienes todavía cincuenta años, ¿y
has visto a Abrahán?».
Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: antes de
que Abrahán existiera, yo soy».
Entonces cogieron piedras para
tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.
Palabra del Señor
1. Jesús fue un ser humano, en el pleno sentido de lo humano, de todo lo que entraña nuestra condición humana y nuestra humanidad. Lo genial de Jesús es que, en él, lo "humano" apareció en su integridad, no limitado, ni contaminado por lo "inhumano" que nos embrutece e incluso nos encanalla.
La doctrina teológica que defiende que
Jesús no era plenamente humano, sino una mera apariencia de humanidad es el
Monofisismo, la extraña doctrina que defendió, en el s. V, Eutiques,
archimandrita de un monasterio de Constantinopla (la actual Estambul). Esta
doctrina fue condenada como herejía en el concilio de Calcedonia (en 451). El
problema está en que, en Jesús, se unen "lo
humano" y "lo divino". Por eso Jesús resultaba
tan desconcertante.
2. De ahí, la genialidad y lo único de Jesús: que, al ser "perfecto en su humanidad" y "perfecto en la divinidad", el resultado fue que su humanidad trascendió "el tiempo": por eso, ya el patriarca Abrahán pensaba en él, deseaba su venida, esperaba su venida.
La humanidad de Jesús trascendió
"la muerte": por eso Jesús se atreve a decir, con toda seriedad y
firmeza, que "quien cree en él no morirá para siempre".
La humanidad de Jesús trascendió
"la tristeza" que nos deprime, nos hunde, nos amarga la vida: por eso
Jesús dijo que Abrahán se alegró pensando en la venida del Salvador que es
Jesús.
3. Todos anhelamos encontrar
"el sentido de la vida". Es, seguramente, lo que más anhelamos todos;
lo que buscamos y deseamos encontrar.
Una vida que trasciende las limitaciones
del tiempo, de la muerte y de la tristeza, que, por tantos motivos, se apodera
de nosotros y, a veces, nos hunde.
Seguramente en esto radica la actualidad
más fuerte que tiene Jesús para todo ser humano, sea cual sea su religión o sus
creencias. En Jesús, Dios se hace presente donde hay humanidad. Y
por eso está en todo ser humano. Y con todo ser humano.
Él es la presencia de "lo
divino" en "lo humano".
SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, sacerdote
1651-1719 Fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (Hermanos Lasallistas) Patrón de los maestros
San
Juan Bautista nace en la ciudad de Reims, Francia, el 30 de abril de 1651. Es
contemporáneo del gran Rey Luis XIV, llamado el Rey Sol. Su familia es muy
acomodada y su madre piadosa. Es el mayor de 10 hijos.
Ya
a los 10 años de edad desea ser sacerdote. A los 15 años Juan Bautista es
nombrado canónigo en el cabildo de Nuestra Señora de Reims, uno de los más
ilustres del reino. Al cumplir sus 18 años terminó los estudios medios en el
Colegio Bons-Enfants de Reims, se graduó de Maestro en Artes e ingresó al
famoso Seminario de San Sulpicio en París.
A los
19 años quedó huérfano de padre y madre y tomó la responsabilidad de educar sus
seis hermanos menores (otros tres murieron de pequeños). A los 22 años, Juan
Bautista De La Salle obtuvo la Licenciatura en Teología, en la Soborna. Es
ordenado sacerdote a los 27 años, en 1678.
Pocos meses después de su
ordenación ayudó al Señor Adriano Niel en la fundación de una escuela de
caridad en Reims. Al poco tiempo muere su director espiritual, Nicolás Roland,
dejando la Comunidad de las Hermanas del Niño Jesús que había fundado. Juan
Bautista se hace cargo de proveer por ellas.
A los
30 años El Padre De La Salle era doctor en Teología. Parecía estar encaminado
hacia altos cargos eclesiales. Pero sentía la llamada de Dios a la formación de
los pobres. El 24 de Junio de 1680 Juan Bautista se comienza a reunir con un
grupo de maestros en su casa de familia. Allí, durante el día les da formación
humana, pedagógica y cristiana.
Fundación
Al
año siguiente, el 24 de Junio de 1681, el Padre De La Salle se traslada con sus
maestros a vivir en una casa de alquiler en la Calle Nueva, Parroquia de San
Esteban. Este evento marca el nacimiento de la Comunidad de los Hermanos de las
Escuelas Cristianas.
La
espiritualidad de los Hermanos se caracteriza por su espíritu de fe que
consiste en ver, juzgar, amar y obrar siempre a la luz del Evangelio; es decir,
de la vida y doctrina de Jesucristo.
El
Padre La Salle introdujo muchas reformas en la educación. En su esfuerzo por
llegar a cuantos pobres pudiese, Juan Bautista decidió no enseñarles latín, lo
cual fue un principio revolucionario. Introdujo también la enseñanza de niños
en grupo, pues hasta entonces se educaba a cada niño por separado.
En
1688 abrió una escuela gratis en Paris para jóvenes pobres. También fundó
universidades en Reims y Saint-Denis para entrenar a maestros.
En
Agosto de 1683, El Padre De la Salle renunció a ser canónigo de la Catedral de
Reims para dedicarse plenamente a la dirección de las Escuelas Cristianas y la
formación de su comunidad de maestros.
Amor a los pobres
Durante
el invierno de 1684 una hambruna desoló a Francia. El Padre De La Salle
repartió sus bienes a los pobres hasta quedarse el mismo pobre. Su propósito se
mantiene fijo: Educar a los pobres.
En Junio de 1686 el Padre
De La Salle propuso a los maestros de su comunidad consagrarse a Dios para
servir en el mundo y no como monjes. El Domingo 9 de Junio ocho Hermanos, todos
ellos directores, emitieron sus primeros votos en compañía de Juan Bautista De
La Salle: obediencia, asociación y estabilidad. Los hermanos para entonces ya
vivían en pobreza y celibato.
El
15 de agosto: Consagración a la Santísima Virgen. El Padre De La Salle consagró
su comunidad a la Virgen.
Pruebas
muy dolorosas no faltaron. Algunos maestros se dejaron llevar por la mentalidad
del mundo. Juan Bautista trató de convencerles, pero al final debió despedir a
algunos. Pero la obra avanza. En vida del santo, su congregación abrió escuelas
en muchas ciudades.
Una vez establecida la
congregación renunció a ser Superior General y se sometió al nuevo superior en
completa obediencia. Casi siempre viajaba a pie, pidiendo alimento y
alojamiento.
El
viernes santo del 7 de abril de 1719, el Padre De La Salle, su salud
quebrantada, muere en Rouen a la edad de 67 años.
Beatificado
el 19 de Febrero de 1888 por el Papa León XIII,
Canonizado
el 24 de Mayo de 1900 por el mismo Papa.
EL
15 de Mayo de 1950, el Papa Pío XII nombra a San Juan Bautista de la Salle patrón
de los educadores.
En
la actualidad 6,500 Hermanos y 64,000 colaboradores de la Comunidad de Hermanos
de las Escuelas Cristianas están en 82 países, con 1080 centros docentes y
educan 860,000 alumnos aproximadamente.
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