martes, 5 de abril de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 7 - DE ABRIL – JUEVES – 5ª SEMANA DE CUARESMA – C SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, sacerdote

 

 


7 - DE ABRIL – JUEVES –

5ª SEMANA DE CUARESMA – C

SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, sacerdote

 

    Lectura del libro del Génesis (17,3-9):

 

En aquellos días, Abrán cayó rostro en tierra y Dios le habló así:

«Por mi parte, esta es mi alianza contigo: serás padre de muchedumbre de pueblos.

Ya no te llamarás Abrán, sino Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te haré fecundo sobremanera: sacaré pueblos de ti, y reyes nacerán de ti.

Mantendré mi alianza contigo y con tu descendencia en futuras generaciones, como alianza perpetua. Seré tu Dios y el de tus descendientes futuros. Os daré a ti y a tu descendencia futura la tierra en que peregrinas, la tierra de Canaán, como posesión perpetua, y seré su Dios».

El Señor añadió a Abrahán:

«Por tu parte, guarda mi alianza, tú y tus descendientes en sucesivas generaciones».

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 104,4-5.6-7.8-9

 

    R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

 

V/. Recurrid al Señor y a su poder,

buscad continuamente su rostro.

Recordad las maravillas que hizo,

sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.

 

V/. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo;

hijos de Jacob, su elegido!

El Señor es nuestro Dios,

él gobierna toda la tierra. R/.

 

V/. Se acuerda de su alianza eternamente,

de la palabra dada, por mil generaciones;

de la alianza sellada con Abrahán,

del juramento hecho a Isaac. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Juan (8,51-59):

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:

«En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre».

Los judíos le dijeron:

«Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices:

“Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre”?

¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió?

También los profetas murieron,

¿por quién te tienes?».

Jesús contestó:

«Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocéis.

Yo sí lo conozco, y si dijera “No lo conozco” sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría».

Los judíos le dijeron:

«No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?».

Jesús les dijo:

«En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy».

Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

 

Palabra del Señor

 

1.  Jesús fue un ser humano, en el pleno sentido de lo humano, de todo lo que entraña nuestra condición humana y nuestra humanidad. Lo genial de Jesús es que, en él, lo "humano" apareció en su integridad, no limitado, ni contaminado por lo "inhumano" que nos embrutece e incluso nos encanalla.

La doctrina teológica que defiende que Jesús no era plenamente humano, sino una mera apariencia de humanidad es el Monofisismo, la extraña doctrina que defendió, en el s. V, Eutiques, archimandrita de un monasterio de Constantinopla (la actual Estambul). Esta doctrina fue condenada como herejía en el concilio de Calcedonia (en 451). El problema está en que, en Jesús, se unen "lo humano"   y "lo divino". Por eso Jesús resultaba tan desconcertante.

 

2.  De ahí, la genialidad y lo único de Jesús: que, al ser "perfecto en su humanidad" y "perfecto en la divinidad", el resultado fue que su humanidad trascendió "el tiempo": por eso, ya el patriarca Abrahán pensaba en él, deseaba su venida, esperaba su venida.

La humanidad de Jesús trascendió "la muerte": por eso Jesús se atreve a decir, con toda seriedad y firmeza, que "quien cree en él no morirá para siempre".

La humanidad de Jesús trascendió "la tristeza" que nos deprime, nos hunde, nos amarga la vida: por eso Jesús dijo que Abrahán se alegró pensando en la venida del Salvador que es Jesús.

 

3.  Todos anhelamos encontrar "el sentido de la vida". Es, seguramente, lo que más anhelamos todos; lo que buscamos y deseamos encontrar.

Una vida que trasciende las limitaciones del tiempo, de la muerte y de la tristeza, que, por tantos motivos, se apodera de nosotros y, a veces, nos hunde.   

Seguramente en esto radica la actualidad más fuerte que tiene Jesús para todo ser humano, sea cual sea su religión o sus creencias. En Jesús, Dios se hace presente donde hay humanidad.  Y por eso está en todo ser humano. Y con todo ser humano.

Él es la presencia de "lo divino" en "lo humano".

 

SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, sacerdote


 

1651-1719 Fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (Hermanos Lasallistas) Patrón de los maestros

San Juan Bautista nace en la ciudad de Reims, Francia, el 30 de abril de 1651. Es contemporáneo del gran Rey Luis XIV, llamado el Rey Sol. Su familia es muy acomodada y su madre piadosa. Es el mayor de 10 hijos.

Ya a los 10 años de edad desea ser sacerdote. A los 15 años Juan Bautista es nombrado canónigo en el cabildo de Nuestra Señora de Reims, uno de los más ilustres del reino. Al cumplir sus 18 años terminó los estudios medios en el Colegio Bons-Enfants de Reims, se graduó de Maestro en Artes e ingresó al famoso Seminario de San Sulpicio en París.

A los 19 años quedó huérfano de padre y madre y tomó la responsabilidad de educar sus seis hermanos menores (otros tres murieron de pequeños). A los 22 años, Juan Bautista De La Salle obtuvo la Licenciatura en Teología, en la Soborna. Es ordenado sacerdote a los 27 años, en 1678.

 Pocos meses después de su ordenación ayudó al Señor Adriano Niel en la fundación de una escuela de caridad en Reims. Al poco tiempo muere su director espiritual, Nicolás Roland, dejando la Comunidad de las Hermanas del Niño Jesús que había fundado. Juan Bautista se hace cargo de proveer por ellas.

A los 30 años El Padre De La Salle era doctor en Teología. Parecía estar encaminado hacia altos cargos eclesiales. Pero sentía la llamada de Dios a la formación de los pobres. El 24 de Junio de 1680 Juan Bautista se comienza a reunir con un grupo de maestros en su casa de familia. Allí, durante el día les da formación humana, pedagógica y cristiana.

 

Fundación

Al año siguiente, el 24 de Junio de 1681, el Padre De La Salle se traslada con sus maestros a vivir en una casa de alquiler en la Calle Nueva, Parroquia de San Esteban. Este evento marca el nacimiento de la Comunidad de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

La espiritualidad de los Hermanos se caracteriza por su espíritu de fe que consiste en ver, juzgar, amar y obrar siempre a la luz del Evangelio; es decir, de la vida y doctrina de Jesucristo.

El Padre La Salle introdujo muchas reformas en la educación. En su esfuerzo por llegar a cuantos pobres pudiese, Juan Bautista decidió no enseñarles latín, lo cual fue un principio revolucionario. Introdujo también la enseñanza de niños en grupo, pues hasta entonces se educaba a cada niño por separado.

En 1688 abrió una escuela gratis en Paris para jóvenes pobres. También fundó universidades en Reims y Saint-Denis para entrenar a maestros.

En Agosto de 1683, El Padre De la Salle renunció a ser canónigo de la Catedral de Reims para dedicarse plenamente a la dirección de las Escuelas Cristianas y la formación de su comunidad de maestros.

 

Amor a los pobres

Durante el invierno de 1684 una hambruna desoló a Francia. El Padre De La Salle repartió sus bienes a los pobres hasta quedarse el mismo pobre. Su propósito se mantiene fijo: Educar a los pobres.

     En Junio de 1686 el Padre De La Salle propuso a los maestros de su comunidad consagrarse a Dios para servir en el mundo y no como monjes. El Domingo 9 de Junio ocho Hermanos, todos ellos directores, emitieron sus primeros votos en compañía de Juan Bautista De La Salle: obediencia, asociación y estabilidad. Los hermanos para entonces ya vivían en pobreza y celibato.

El 15 de agosto: Consagración a la Santísima Virgen. El Padre De La Salle consagró su comunidad a la Virgen.

Pruebas muy dolorosas no faltaron. Algunos maestros se dejaron llevar por la mentalidad del mundo. Juan Bautista trató de convencerles, pero al final debió despedir a algunos. Pero la obra avanza. En vida del santo, su congregación abrió escuelas en muchas ciudades.

 Una vez establecida la congregación renunció a ser Superior General y se sometió al nuevo superior en completa obediencia. Casi siempre viajaba a pie, pidiendo alimento y alojamiento.

El viernes santo del 7 de abril de 1719, el Padre De La Salle, su salud quebrantada, muere en Rouen a la edad de 67 años.

Beatificado el 19 de Febrero de 1888 por el Papa León XIII,

Canonizado el 24 de Mayo de 1900 por el mismo Papa.

EL 15 de Mayo de 1950, el Papa Pío XII nombra a San Juan Bautista de la Salle patrón de los educadores.

En la actualidad 6,500 Hermanos y 64,000 colaboradores de la Comunidad de Hermanos de las Escuelas Cristianas están en 82 países, con 1080 centros docentes y educan 860,000 alumnos aproximadamente.

 

 

   

 

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