sábado, 18 de junio de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 20 - DE JUNIO – LUNES – 12 – SEMANA DEL T. O. – C – SAN SILVERIO, papa

 

 


 

 

20 - DE JUNIO – LUNES –

12 – SEMANA DEL T. O. – C –

SAN SILVERIO, papa

 

 Lectura del segundo libro de los Reyes (17,5-8.13-15a.18):

En aquellos días, Salmanasar, rey de Asiria, invadió el país y asedió a Samaria durante tres años. El año noveno de Oseas, el rey de Asiria conquistó Samaria, deportó a los israelitas a Asiria y los instaló en Jalaj, junto al Jabor, río de Gozán, y en las poblaciones de Media. Eso sucedió porque, sirviendo a otros dioses, los israelitas habían pecado contra el Señor, su Dios, que los había sacado de Egipto, del poder del Faraón, rey de Egipto; procedieron según las costumbres de las naciones que el Señor había expulsado ante ellos y que introdujeron los reyes nombrados por ellos mismos.

El Señor había advertido a Israel y Judá por medio de los profetas y videntes:

 «Volveos de vuestro mal camino, guardad mis mandatos y preceptos, siguiendo la ley que di a vuestros padres, que les comuniqué por medio de mis siervos, los profetas.»

Pero no hicieron caso, sino que se pusieron tercos, como sus padres, que no confiaron en el Señor, su Dios. Rechazaron sus mandatos y el pacto que había hecho el Señor con sus padres, y las advertencias que les hizo. El Señor se irritó tanto contra Israel que los arrojó de su presencia. Sólo quedó la tribu de Judá.

Palabra de Dios

 

Salmo: 59,3.4-5.12-13

 

R/. Que tu mano salvadora, Señor, nos responda

Oh Dios, nos rechazaste

y rompiste nuestras filas;

estabas airado,

pero restáuranos. R/.

Has sacudido y agrietado el país:

repara sus grietas, que se desmorona.

Hiciste sufrir un desastre a tu pueblo,

dándole a beber un vino de vértigo. R/.

Tú, oh Dios, nos has rechazado

y no sales ya con nuestras tropas.

Auxílianos contra el enemigo,

que la ayuda del hombre es inútil.

Con Dios haremos proezas,

él pisoteará a nuestros enemigos. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,1-5):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.

- ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?

 - ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo?

Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.»

 

Palabra del Señor

 

 1. Las buenas relaciones entre personas solo son posibles cuando los que se relacionan entre sí no se juzgan unos a otros. Cuando uno sabe o sospecha que los demás le están juzgando, y le están juzgando mal, la relación humana se complica, posiblemente se envenena, y termina por hacerse insoportable.

Es muy duro ir por la vida sabiendo que hay gente que piensa mal de ti, que te juzga, y te condena.

 

2.  El verbo que el Evangelio pone en boca de Jesús es kríno, que tiene un amplio abanico de significados. Se refiere a "juzgar", "actuar de juez", "dictar sentencia". Ahora bien, uno que se erige en juez de la vida de los otros y, además, se considera con conocimientos y el suficiente criterio para condenarlos, lo que realmente hace es usurpar el puesto y la tarea que corresponde a Dios.

Por eso es tan frecuente que las personas que se consideran más cercanas a Dios y a los principios de la recta moral son los jueces más implacables.  Sin darse cuenta, le quitan el puesto a Dios.

Dejemos que Dios sea Dios y que Él tenga la última palabra.

 

3.  Jesús debió ver, en esta inclinación que tenemos a juzgar a otras personas, algo muy serio.  Las hipérboles de la mota y la viga son "un dardo clavado de un golpe dirigido al corazón del hombre que (piensa que) sabe del bien y del mal" (D. Bonhoeffer). 

Ideas y conductas distintas a las propias en todo lo relacionado con la religión. Esto es ahora especialmente urgente, cuando la sociedad es más plural y la convivencia resulta más complicada.

 

SAN SILVERIO, papa

 


LVIII Papa

 

     Martirologio Romano: En la isla de Palmaria, en Italia, tránsito de san Silverio, papa y mártir, el cual, no queriendo rehabilitar a Antimo, obispo herético de Constantinopla depuesto por su predecesor san Agapito, por orden de la emperatriz Teodora fue privado de su sede y enviado al destierro, donde murió desgastado por los sufrimientos (537).

     Etimología: Silverio = Aquel que es un habitante de la selva, es de origen latino.

     Fechas de nacimiento y muerte desconocidas.

 

BIBLIOGRAFIA

     Fue hijo del Papa Hormisdas quien había sido casado antes de llegar a ser uno del más alto clero. Silverio entró al servicio de la Iglesia y fue subdiácono en Roma cuando el Papa Agapito murió en Constantinopla, el 22 de Abril del año 536.La Emperatriz Teodora, quien favoreció a los Monofisitas intentó inducir la elección como Papa del diácono romano Vigilio quien se encontraba entonces en Constantinopla y le había dado las garantías deseadas en cuanto a los Monofisitas.

      Sin embargo, Teodato, Rey de los Ostrogodos, quien deseaba evitar la elección de un Papa conectado con Constantinopla, la anticipó, y por su influencia el subdiácono Silverio fue escogido. La elección de un subdiácono como obispo de Roma era inusual. Consecuentemente, es fácil de entender que, como el autor de la primera parte de la vida de Silverio en la "Liber pontificalis" (ed. Duchesne, I, 210) relata, una fuerte oposición apareció entre el clero. Ésta, sin embargo, fue reprimida por Teodato así que, finalmente, después de que Silverio había sido consagrado obispo (probablemente el 8 de Junio de 536) todos los presbíteros Romanos dieron su consentimiento escrito a su elevación.    

 La afirmación hecha por el autor mencionado de que Silverio aseguró la intervención de Teodato por el pago de dinero es injustificable, y se explica por la opinión hostil del autor sobre el Papa y los Godos. El autor de la segunda parte de la vida en la "Liber pontificalis” está favorablemente inclinado a Silverio. El pontificado de este Papa pertenece a un período desordenadamente inestable, y él mismo cayó víctima de las intrigas de la Corte Bizantina.

    Después de que Silverio había llegado a ser Papa la Emperatriz Teodora intentó ganárselo para los Monofisitas. Ella deseaba especialmente hacerlo entrar en comunión con el Patriarca Monofisita de Constantinopla, Antimo, quien había sido excomulgado y depuesto por Agapito, y con Severo de Antioquia. Sin embargo, el Papa en nada se comprometió y Teodora ahora resolvió derrocarlo y ganar la sede papal para Vigilio. Tiempos tormentosos llegaron a Roma durante la lucha que estalló en Italia entre los Ostrogodos y los Bizantinos después de la muerte de Amalasuntha, hija de Teodorico el Grande. El rey Ostrogodo Vitigio, quien ascendió al trono en Agosto de 536, sitió la ciudad. Las iglesias sobre las catacumbas fuera de la ciudad fueron devastadas, las tumbas mismas de los mártires en las catacumbas fueron abiertas y profanadas. En Diciembre, de 536, el general Bizantino Belisario fortificó Roma y fue recibido por el Papa de manera cortés y amistosa.

     Teodora intentó usar a Belisario para llevar a cabo su plan de deponer a Silverio, y poner en su lugar al diácono romano Vigilio (q.v.), anteriormente apocrisiario en Constantinopla, quien ahora había ido a Italia. Antonina, esposa de Belisario influenció a su esposo de actuar como Teodora deseaba. Por medio de una carta falsificada acusaron al Papa de un acuerdo traicionero con el rey gótico que sitiaba Roma. Se afirmaba que Silverio había ofrecido al rey dejar una de las puertas de la ciudad secretamente abierta para permitir a los Godos entrar. Silverio fue consecuentemente arrestado en Marzo de 537, violentamente arrebatado de su vestimenta episcopal, dada la ropa de un monje y llevado al exilio al Oriente. Vigilio fue consagrado Obispo de Roma en su lugar.

    Silverio fue llevado a Licia donde fue a residir a Patara. El Obispo de Patara muy pronto descubrió que el Papa exiliado era inocente. Él viajó a Constantinopla y pudo poner ante el emperador Justiniano tales pruebas de la inocencia del exiliado que el emperador escribió a Belisario ordenando una nueva investigación del asunto. Si resultaba que la carta concerniente al alegado plan a favor de los Godos era falsa, Silverio debería ser colocado una vez más en posesión de la sede papal. Al mismo tiempo el emperador permitió a Silverio regresar a Italia, y pronto entró al país, aparentemente en Nápoles. Sin embargo, Vigilio arregló hacerse cargo de su predecesor ilegalmente depuesto.

     Evidentemente actuaba de acuerdo con la emperatriz Teodora y fue ayudado por Antonina, la esposa de Belisario. Silverio fue llevado a la isla de Palmaria en el mar de Tirreno y mantenido en confinamiento estricto. Aquí murió a consecuencia de las privaciones y cruel trato que soportó. El año de su muerte es desconocido, pero probablemente no vivió mucho después de llegar a Palmaria. Fue enterrado en la isla, de acuerdo al testimonio de la "Liber pontificalis” en Junio 20; sus restos nunca fueron sacados de Palmaria. De acuerdo con el mismo testigo, él era invocado después de su muerte por los creyentes que visitaban su tumba. En épocas posteriores fue venerado como un santo. La más temprana prueba de esto es dada por una lista de santos del siglo once (Mélanges d´archéologie et d´histoire, 1893, 169).

 

[Nota del Editor: De acuerdo a la Liber Pontificalis, el Papa San Silverio fue exiliado no a Palmaria, sino más bien a la isla de Palmarola, una mucho más pequeña y desolada isla cerca de Ponza, Italia, en la Bahía de Nápoles.]

 

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