miércoles, 8 de junio de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia: 10 - DE JUNIO – VIERNES – 10 – SEMANA DEL T. O. – C – Asterio de Petra

 

 


 

 

 

10 - DE JUNIO – VIERNES –

10 – SEMANA DEL T. O. – C –

Asterio de Petra

 

Lectura del primer libro de los Reyes (19, 9a.11-16):

En aquellos días, cuando Elías llegó a Horeb, el monte de Dios se metió en una cueva donde pasó la noche.

El Señor le dijo:

«Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor.

¡El Señor va a pasar!»

Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hacía trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva.

Entonces oyó una voz que le decía:

«¿Qué haces, aquí, Elías?»

Respondió:

«Me consume el celo por el Señor, Dios de los ejércitos, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derruido tus altares y asesinado a tus profetas; sólo quedo yo, y me buscan para matarme.»

El Señor dijo:

«Desanda tu camino hacia el desierto de Damasco y, cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a Jehú, hijo de Nimsí, y profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén.»

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 26,7-8a.8b-9abc.13-14

 

R/. Tu rostro buscaré, Señor

Escúchame, Señor, que te llamo;

ten piedad, respóndeme.

Oigo en mi corazón:

«Buscad mi rostro.» R/.

Tu rostro buscaré, Señor,

no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,

que tú eres mi auxilio;

no me deseches. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor

en el país de la vida.

Espera en el Señor,

sé valiente, ten ánimo,

espera en el Señor. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,27-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior.

Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno.

Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno.

Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.»

 

Palabra del Señor

 

 

1.   Este texto del Sermón del Monte no se refiere al tema de la sexualidad, la pureza y menos aún, al "puritanismo", tan característico de la cultura de los griegos (E. R. Dodds) y de los estoicos. Jesús no se interesó jamás "directamente" por los problemas del sexo o por las prohibiciones religiosas relativas a la vida sexual de los humanos.

 

2.   Jesús no se refiere a las prohibiciones que los moralistas actuales argumentan desde el sexto mandamiento, porque Jesús no habla aquí de la relación "amorosa" o "erótica".

Jesús se refiere a la prohibición del décimo y último mandamiento del decálogo. Este mandamiento prohíbe "el deseo" de lo que pertenece a otro. Así lo dice el libro del Éxodo: "No desearás la casa de tu prójimo: no codiciarás su mujer, ni su siervo, ni su criada, ni su toro, ni su asno, ni nada de lo que a tu prójimo pertenece" (Ex 20, 17).

El antropólogo René Girard, que estudió a fondo este asunto, comenta: "El legislador (Dios) que prohíbe el deseo de los bienes del prójimo se esfuerza por resolver el problema número uno de toda comunidad humana: la violencia interna".

 

3.   Y a esto es a lo que se refiere Jesús. El "deseo" es el motor de la conducta. Y atajar el deseo, de lo que    pertenece a otro, es cortar de raíz el origen de la violencia y de la corrupción.

Téngase en cuenta que el texto del evangelio se refiere a desear la "mujer casada" (gynaika). Ahora bien, una mujer "casada", en la mentalidad jurídica de la antigüedad, era propiedad del marido. Y Jesús prohíbe "desear" lo que es de otro (que puede ser su mujer, su casa o su asno); o sea, lo que a Jesús le preocupaba era la "justicia", no la "pureza sexual".

De esto último, Jesús no habla. Y lo que destaca es que tenemos que ser justos, honrados, honestos y jamás apropiarse lo que pertenece a otro.

 

Asterio de Petra


 
 

San Asterio, obispo de Petra, en Arabia, s. IV. Intervino en las contiendas religiosas de su tiempo. Estuvo al principio afiliado al partido de los arrianos, pero en el Concilio de Sárdica (347) se puso de parte de la ortodoxia, y contribuyó a desenmascarar las intrigas de sus antiguos correligionarios.

Constancio le desterró a los arenales de Libia, de donde salió al advenimiento de Juliano el apóstata. En 362 aparece en el Concilio de Alejandría al lado de [San Atanasio], que hace su elogio en varios de sus escritos. Murió algún tiempo después.

 

 

VIDA DE SAN ASTERIO DE PETRA

 

Este hombre cristiano, con un pasado arriano, sería nombrado con el tiempo como obispo de Petra, en Arabia, y debido a sus declaraciones en contra de la herejía que representaba el arrianismo en aquella época, San Asterio obtendría el odio de los herejes, sobre todo al momento de terminar de hacer pública su opinión durante el concilio de Sárdica en el 347.

Debido a estas declaraciones, San Asterio termina por ser exiliado a Libia por orden del emperador Constancio II, y sería llamado en el año 362 por el edicto de Juliano, quien se encargaría en aquel momento de volver a reinstalar a todos los obispos que habían llegado a ser desterrados.

Para el año 362, San Asterio formaría parte del Concilio de Alejandría, el cual llegó a ser convocado por diversas razones, principalmente para lograr sanar el cisma meleciano que la Iglesia de Antioquía sufría en aquel momento, y también para lograr apoyar a San Atanasio, hombre también de convicciones y costumbres cristianas, que se encargaría de elogiar muchos de los escritos de San Asterio.

San Asterio fue un hombre devoto a sus convicciones, dotado de una gran sabiduría, bondad, nobleza y extrema humildad. Llegó a ser uno de los más importantes portadores de la carta que dirigía el concilio al empecinado San Lucifer de Cagliari y al resto de los obispos antioquenos de aquel momento.

Aun así, sus medidas pacificadoras no serían del todo suficientes, debido a la precipitación por parte de Lucifer en consagrar a San Paulino como el sucesor de San Melecio de Antioquía. Si bien no se tiene muchos datos sobre la vida santa de este cristiano, se sabe que muere un 10 de junio del año 365, fecha en la que hoy lo celebramos como Santo de la Iglesia Católica.

 

 

 

 

Lectura del primer libro de los Reyes (19, 9a.11-16):

En aquellos días, cuando Elías llegó a Horeb, el monte de Dios se metió en una cueva donde pasó la noche.

El Señor le dijo:

«Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor.

¡El Señor va a pasar!»

Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hacía trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva.

Entonces oyó una voz que le decía:

«¿Qué haces, aquí, Elías?»

Respondió:

«Me consume el celo por el Señor, Dios de los ejércitos, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derruido tus altares y asesinado a tus profetas; sólo quedo yo, y me buscan para matarme.»

El Señor dijo:

«Desanda tu camino hacia el desierto de Damasco y, cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a Jehú, hijo de Nimsí, y profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén.»

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 26,7-8a.8b-9abc.13-14

 

R/. Tu rostro buscaré, Señor

Escúchame, Señor, que te llamo;

ten piedad, respóndeme.

Oigo en mi corazón:

«Buscad mi rostro.» R/.

Tu rostro buscaré, Señor,

no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,

que tú eres mi auxilio;

no me deseches. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor

en el país de la vida.

Espera en el Señor,

sé valiente, ten ánimo,

espera en el Señor. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,27-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior.

Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno.

Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno.

Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.»

 

Palabra del Señor

 

 

1.   Este texto del Sermón del Monte no se refiere al tema de la sexualidad, la pureza y menos aún, al "puritanismo", tan característico de la cultura de los griegos (E. R. Dodds) y de los estoicos. Jesús no se interesó jamás "directamente" por los problemas del sexo o por las prohibiciones religiosas relativas a la vida sexual de los humanos.

 

2.   Jesús no se refiere a las prohibiciones que los moralistas actuales argumentan desde el sexto mandamiento, porque Jesús no habla aquí de la relación "amorosa" o "erótica".

Jesús se refiere a la prohibición del décimo y último mandamiento del decálogo. Este mandamiento prohíbe "el deseo" de lo que pertenece a otro. Así lo dice el libro del Éxodo: "No desearás la casa de tu prójimo: no codiciarás su mujer, ni su siervo, ni su criada, ni su toro, ni su asno, ni nada de lo que a tu prójimo pertenece" (Ex 20, 17).

El antropólogo René Girard, que estudió a fondo este asunto, comenta: "El legislador (Dios) que prohíbe el deseo de los bienes del prójimo se esfuerza por resolver el problema número uno de toda comunidad humana: la violencia interna".

 

3.   Y a esto es a lo que se refiere Jesús. El "deseo" es el motor de la conducta. Y atajar el deseo, de lo que    pertenece a otro, es cortar de raíz el origen de la violencia y de la corrupción.

Téngase en cuenta que el texto del evangelio se refiere a desear la "mujer casada" (gynaika). Ahora bien, una mujer "casada", en la mentalidad jurídica de la antigüedad, era propiedad del marido. Y Jesús prohíbe "desear" lo que es de otro (que puede ser su mujer, su casa o su asno); o sea, lo que a Jesús le preocupaba era la "justicia", no la "pureza sexual".

De esto último, Jesús no habla. Y lo que destaca es que tenemos que ser justos, honrados, honestos y jamás apropiarse lo que pertenece a otro.

 

Asterio de Petra



 
 

San Asterio, obispo de Petra, en Arabia, s. IV. Intervino en las contiendas religiosas de su tiempo. Estuvo al principio afiliado al partido de los arrianos, pero en el Concilio de Sárdica (347) se puso de parte de la ortodoxia, y contribuyó a desenmascarar las intrigas de sus antiguos correligionarios.

Constancio le desterró a los arenales de Libia, de donde salió al advenimiento de Juliano el apóstata. En 362 aparece en el Concilio de Alejandría al lado de [San Atanasio], que hace su elogio en varios de sus escritos. Murió algún tiempo después.

 

 

VIDA DE SAN ASTERIO DE PETRA

 

Este hombre cristiano, con un pasado arriano, sería nombrado con el tiempo como obispo de Petra, en Arabia, y debido a sus declaraciones en contra de la herejía que representaba el arrianismo en aquella época, San Asterio obtendría el odio de los herejes, sobre todo al momento de terminar de hacer pública su opinión durante el concilio de Sárdica en el 347.

Debido a estas declaraciones, San Asterio termina por ser exiliado a Libia por orden del emperador Constancio II, y sería llamado en el año 362 por el edicto de Juliano, quien se encargaría en aquel momento de volver a reinstalar a todos los obispos que habían llegado a ser desterrados.

Para el año 362, San Asterio formaría parte del Concilio de Alejandría, el cual llegó a ser convocado por diversas razones, principalmente para lograr sanar el cisma meleciano que la Iglesia de Antioquía sufría en aquel momento, y también para lograr apoyar a San Atanasio, hombre también de convicciones y costumbres cristianas, que se encargaría de elogiar muchos de los escritos de San Asterio.

San Asterio fue un hombre devoto a sus convicciones, dotado de una gran sabiduría, bondad, nobleza y extrema humildad. Llegó a ser uno de los más importantes portadores de la carta que dirigía el concilio al empecinado San Lucifer de Cagliari y al resto de los obispos antioquenos de aquel momento.

Aun así, sus medidas pacificadoras no serían del todo suficientes, debido a la precipitación por parte de Lucifer en consagrar a San Paulino como el sucesor de San Melecio de Antioquía. Si bien no se tiene muchos datos sobre la vida santa de este cristiano, se sabe que muere un 10 de junio del año 365, fecha en la que hoy lo celebramos como Santo de la Iglesia Católica.

 

 

 

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