jueves, 2 de junio de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 4 - DE JUNIO – SÁBADO – 7 – SEMANA DE PASCUA – C – SANTAS RUT Y NOEMI

 


4 - DE JUNIO – SÁBADO –

7 – SEMANA DE PASCUA – C –

SANTAS RUT Y NOEMI

 

     Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (28,16-20.30-31):

 

Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilase.

Tres días después, convocó a los judíos principales; cuando se reunieron, les dijo:

«Hermanos, estoy aquí preso sin haber hecho nada contra el pueblo ni las tradiciones de nuestros padres; en Jerusalén me entregaron a los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, tuve que apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo he querido veros y hablar con vosotros; pues por la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas.» Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 10,4.5.7

 

R/. Los buenos verán tu rostro, Señor

El Señor está en su templo santo,

el Señor tiene su trono en el cielo;

sus ojos están observando,

sus pupilas examinan a los hombres. R/.

El Señor examina a inocentes y culpables,

y al que ama la violencia él lo odia.

Porque el Señor es justo y ama la justicia:

los buenos verán su rostro. R/.

 

     Lectura del santo evangelio según san Juan (21,20-25):

 

En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado:

«Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»

Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y éste ¿qué?»

Jesús le contesta:

«Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.»

Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino:

«Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?»

Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.

Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo.

 

Palabra del Señor

 

1.  Seguramente, este relato, relativo a la posible supervivencia del discípulo amado hasta la venida del Señor, tenga su explicación en la ardiente e inminente expectativa de la parusía o vuelta definitiva de Cristo a la tierra, que estuvo muy presente entre los cristianos en los últimos tiempos del s. I (R. E. Brown).

Sea lo que sea de esta cuestión, la insistencia de Jesús se centra de nuevo en el "seguimiento" fiel de Pedro. Sin duda alguna, el interés de Jesús se centró en eso como herencia última y capital que él quería para sus discípulos.

El "liderazgo del seguimiento" -ningún otro liderazgo- fue lo que Jesús quiso.

Es penoso constatar que, en la teología cristiana, ha resultado ser mucho más determinante la "fe" que el "seguimiento" de Jesús.

 

2.  La insistencia final del redactor de este evangelio se explica, seguramente, porque sin duda había discípulos que no terminaban de aceptar un evangelio que supo unir la espiritualidad más honda con un relato que, en su conjunto, tenía que resultar revolucionario. No solo para los gnósticos, con los que muestra su desacuerdo más profundo, sino además contra los hombres religiosos que entendían la religiosidad de otra manera.

El IV evangelio no acepta la religión del Templo y de los sacerdotes, de las leyes y los rituales. Es la religión que une, a un tiempo, el espíritu laico con la mística más libre y más fuerte.

 

3.  Y esta forma de entender y de vivir la religión, cuando se vive a fondo, resulta inaceptable para muchas personas. Porque son muchos los que no quieren libertad, sino seguridad.  La seguridad que proporciona el misterio, la ley, el ritual. Pero eso tiene el grave inconveniente de que, mediante ese modelo de religión, lo que se consigue es perpetuar el sistema establecido, con sus injusticias y desigualdades, que se anteponen a la memoria viva de Jesús, el Señor.

 

SANTAS RUT Y NOEMI

 




En la Biblia encontrarás un libro llamado Rut. Es una historia sobre una familia que vivió durante el tiempo en que Israel tuvo jueces. Rut es una joven del país de Moab; no pertenece a Israel, la nación de Dios. Pero cuando Rut aprende acerca del Dios verdadero, Jehová, lo ama mucho. Noemí es una señora mayor que ayudó a Rut a conocer a Jehová.

Noemí es israelita. Ella y su esposo y sus dos hijos se mudaron a la tierra de Moab cuando había poco alimento en Israel. Un día, el esposo de Noemí murió. Después, los hijos de Noemí se casaron con dos moabitas llamadas Rut y Orpa. Unos 10 años después, los dos hijos de Noemí murieron. ¡Qué tristeza! ¿Qué haría Noemí ahora?

Un día Noemí decide volver a su propia gente, un viaje largo. Rut y Orpa quieren estar con ella, y la acompañan también. Pero después de algún tiempo en el camino, Noemí les dice a las jóvenes: ‘Vuélvanse al lugar de donde vinieron y quédense con sus madres.’

Noemí se despide de ellas con un beso. Ellas empiezan a llorar, porque aman mucho a Noemí. Dicen: ‘¡No! Nosotras vamos a ir contigo a tu gente.’ Pero Noemí les responde: ‘Ustedes tienen que regresar, hijas mías. Les irá mejor entre los suyos.’ De manera que Orpa empieza el viaje de regreso al lugar de donde vino. Pero Rut no se va.

Noemí se vuelve a ella y dice: ‘Orpa se ha ido. Vete con ella también.’ Pero Rut contesta: ‘¡No trates de hacer que te deje! Déjame ir contigo. Donde tú vayas, yo iré, y donde vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, yo moriré, y allí me enterrarán.’ Cuando Rut dice esto, Noemí deja de tratar de hacer que regrese.

Al fin las dos mujeres llegan a Israel. Se establecen allí. Rut en seguida empieza a trabajar en los campos, porque es tiempo de recoger la cebada. Un hombre llamado Booz le deja recoger cebada en sus campos. ¿Sabes quién era la madre de Booz? Era Rahab, de la ciudad de Jericó.

Un día Booz le dice a Rut: ‘He oído mucho de ti, y de lo bondadosa que has sido con Noemí. Sé que dejaste a tu padre y a tu madre y tu propio país y has venido a vivir entre un pueblo que nunca antes habías conocido. ¡Te deseo que Jehová sea bueno contigo!’

Rut contesta: ‘Eres muy bondadoso conmigo, señor. Me has hecho sentir mejor por las buenas cosas que me has dicho.’ A Booz le agrada mucho Rut, y poco tiempo después se casan. ¡Qué feliz hace esto a Noemí! Pero Noemí se siente más feliz todavía cuando Rut y Booz tienen su primer hijo, llamado Obed. Después Obed llega a ser el abuelo de David; de este David después aprenderemos más.

 

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