sábado, 4 de junio de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 6 - DE JUNIO – LUNES – 10 – SEMANA DEL T. O. – C – Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia Virgen del Rocío

 



6 - DE JUNIO – LUNES –

10 – SEMANA DEL T. O. – C –

Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia

Virgen del Rocío

 

       Lectura del libro del Génesis 3,9-15. 20

   Después de comer Adán del árbol, el Señor Dios lo llamó y le dijo:

«¿Dónde estás?»

    Él contestó:

    «Oí un ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».

    El Señor Dios replicó:

    «¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?»

    Adán respondió:

    «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».

    El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?»

    La mujer respondió:

    «La serpiente me sedujo y comí».

    El Señor Dios dijo a la serpiente:

    «Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón».

    Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

 

Palabra de Dios. 

    O bien:

    Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles1,12-14

   Después de que Jesús fue levantado al cielo, los apóstoles volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Cuando llegaron, subieron a la sala superior, donde se alojaban: Pedro, y Juan y Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón el Zelotes y Judas el de Santiago.

    Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.

 

Palabra de Dios. 

 

     Salmo 86: Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios.

 

   Él la ha cimentado sobre el monte santo;

y el Señor prefiere las puertas de Sion

a todas las moradas de Jacob.

¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! R/

 

    «Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles;

filisteos, tirios y etíopes han nacido allí». R/

 

   Se dirá de Sion: «Uno por uno,

todos han nacido en ella;

el Altísimo en persona la ha fundado». R/

 

    El Señor escribirá en el registro de los pueblos:

«Este ha nacido allí». R/

 

   Y cantarán mientras danzan:

«Todas mis fuentes están en ti». R/

 

    Lectura del santo Evangelio según san Juan19,25-34

 

    Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.

    Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre:

    «Mujer, ahí tienes a tu hijo».   Luego, dijo al discípulo:

    «Ahí tienes a tu madre».

    Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.

    Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo:

    «Tengo sed».

    Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca.

    Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:

    «Está cumplido».

    E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

    Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran.

    Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.

 

Palabra del Señor.

 

     El papa Francisco, a través de un Decreto de la Con­gregación para el Culto Divino, ha establecido que la memoria de la «Virgen María, Madre de la Iglesia» se celebre cada año el lunes siguiente a Pentecostés. Según señala el Decreto, «el Sumo Pontífice Francisco, considerando atentamente que la promoción de esta devoción puede incrementar el sentido materno de la Iglesia en los Pastores, en los religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana, ha establecido que la memoria de la bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, sea inscrita en el Calendario Romano el lunes después de Pentecostés y sea celebrada cada año». «Esta celebración –continúa– nos ayudará a recordar que el crecimiento de la vida cristiana debe fundamentarse en el misterio de la cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico y en la Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos».

 

Homilia del papa Francisco:

 

1.          Me gustaría mirar a María como imagen y modelo de la Iglesia. Y lo hago recuperando una expresión del Concilio Vaticano II. Dice la constitución Lumen gentium: “Como enseñaba san Ambrosio, la Madre de Dios es una figura de la Iglesia en el orden de la fe, la caridad y de la perfecta unión con Cristo” (n. 63).

 

2.          MARÍA VIVIÓ LA FE EN LA SENCILLEZ DE LAS MILES DE OCUPACIONES Y PREOCUPACIONES COTIDIANAS DE CADA MADRE

Partamos desde el primer aspecto, María como modelo de fe. ¿En qué sentido María es un modelo para la fe de la Iglesia? Pensemos en quién fue la Virgen María: una joven judía, que esperaba con todo el corazón la redención de su pueblo. Pero en aquel corazón de joven hija de Israel, había un secreto que ella misma aún no lo sabía: en el designio del amor de Dios estaba destinada a convertirse en la Madre del Redentor. En la Anunciación, el mensajero de Dios la llama “llena de gracia” y le revela este proyecto. María responde “sí”, y desde ese momento la fe de María recibe una nueva luz: se concentra en Jesús, el Hijo de Dios que se hizo carne en ella y en quien que se cumplen las promesas de toda la historia de la salvación. La fe de María es el cumplimiento de la fe de Israel, en ella realmente está reunido todo el camino, la vía de aquel pueblo que esperaba la redención, y en este sentido es el modelo de la fe de la Iglesia, que tiene como centro a Cristo, la encarnación del amor infinito de Dios.

 

3.          ¿Cómo ha vivido María esta fe? La vivió en la sencillez de las miles de ocupaciones y preocupaciones cotidianas de cada madre, en cómo ofrecer los alimentos, la ropa, la atención en el hogar… Esta misma existencia normal de la Virgen fue el terreno donde se desarrolla una relación singular y un diálogo profundo entre ella y Dios, entre ella y su hijo. El “sí” de María, ya perfecto al principio, creció hasta la hora de la Cruz. Allí, su maternidad se ha extendido abrazando a cada uno de nosotros, nuestra vida, para guiarnos a su Hijo. María siempre ha vivido inmersa en el misterio del Dios hecho hombre, como su primera y perfecta discípula, meditando cada cosa en su corazón a la luz del Espíritu Santo, para entender y poner en práctica toda la voluntad de Dios.

 

4.          Podemos hacernos una pregunta: ¿nos dejamos iluminar por la fe de María, que es Madre nuestra? ¿O la creemos lejana, muy diferente a nosotros? En tiempos de dificultad, de prueba, de oscuridad, la vemos a ella como un modelo de confianza en Dios, que quiere siempre y solamente nuestro bien? Pensemos en ello, ¡tal vez nos hará bien reencontrar a María como modelo y figura de la Iglesia por esta fe que ella tenía!

 

5.          Llegamos al segundo aspecto: María, modelo de caridad. ¿De qué modo María es para la Iglesia ejemplo viviente del amor? Pensemos en su disponibilidad hacia su prima Isabel. Visitándola, la Virgen María no solo le llevó ayuda material, también eso, pero le llevó a Jesús, quien ya vivía en su vientre. Llevar a Jesús en dicha casa significaba llevar la alegría, la alegría plena. Isabel y Zacarías estaban contentos por el embarazo que parecía imposible a su edad, pero es la joven María la que les lleva el gozo pleno, aquel que viene de Jesús y del Espíritu Santo, y que se expresa en la caridad gratuita, en el compartir, en el ayudarse, en el comprenderse.

 

6.          Nuestra Señora quiere traernos a todos el gran regalo que es Jesús; y con Él nos trae su amor, su paz, su alegría. Así, la Iglesia es como María, la Iglesia no es un negocio, no es un organismo humanitario, la Iglesia no es una ONG, la Iglesia tiene que llevar a todos hacia Cristo y su evangelio; no se ofrece a sí misma –así sea pequeña, grande, fuerte o débil- la Iglesia lleva a Jesús y debe ser como María cuando fue a visitar a Isabel. ¿Qué llevaba María? A Jesús. La Iglesia lleva a Jesús: ¡este el centro de la Iglesia, llevar a Jesús! Si hipotéticamente, alguna vez sucediera que la Iglesia no lleva a Jesús, ¡esta sería una Iglesia muerta! La Iglesia debe llevar la caridad de Jesús, el amor de Jesús, la caridad de Jesús.

 

7.          Hemos hablado de María, de Jesús. ¿Qué pasa con nosotros? ¿Con nosotros que somos la Iglesia? ¿Cuál es el amor que llevamos a los demás? Es el amor de Jesús que comparte, que perdona, que acompaña, ¿o es un amor aguado, como se alarga al vino que parece agua? ¿Es un amor fuerte, o débil, al punto que busca las simpatías, que quiere una contrapartida, un amor interesado?

 

8.          MARÍA REZABA, TRABAJABA, IBA A LA SINAGOGA… PERO CADA ACCIÓN SE REALIZABA SIEMPRE EN PERFECTA UNIÓN CON JESÚS

Otra pregunta: ¿a Jesús le gusta el amor interesado? No, no le gusta, porque el amor debe ser gratuito, como el suyo. ¿Cómo son las relaciones en nuestras parroquias, en nuestras comunidades? ¿Nos tratamos unos a otros como hermanos y hermanas? ¿O nos juzgamos, hablamos mal de los demás, cuidamos cada uno nuestro “patio trasero”? O nos cuidamos unos a otros? ¡Estas son preguntas de la caridad!

 

9.          Y un último punto brevemente: María, modelo de unión con Cristo. La vida de la Virgen fue la vida de una mujer de su pueblo: María rezaba, trabajaba, iba a la sinagoga… Pero cada acción se realizaba siempre en perfecta unión con Jesús. Esta unión alcanza su culmen en el Calvario: aquí María se une al Hijo en el martirio del corazón y en la ofrenda de la vida al Padre para la salvación de la humanidad. Nuestra Madre ha abrazado el dolor del Hijo y ha aceptado con Él la voluntad del Padre, en aquella obediencia que da fruto, que trae la verdadera victoria sobre el mal y sobre la muerte.

 

10.    Es hermosa esta realidad que María nos enseña: estar siempre unidos a Jesús. Podemos preguntarnos: ¿Nos acordamos de Jesús sólo cuando algo está mal y tenemos una necesidad? ¿O tenemos una relación constante, una profunda amistad, incluso cuando se trata de seguirlo en el camino de la cruz?

 

11.    Pidamos al Señor que nos dé su gracia, su fuerza, para que en nuestra vida y en la vida de cada comunidad eclesial se refleje el modelo de María, Madre de la Iglesia

 

Virgen del Rocío

   La Virgen del Rocío, también conocida como "Blanca Paloma" o "La Reina de las Marismas", es una Virgen dolorosa de advocación mariana que se venera en el Santuario de El Rocío en Almonte (Huelva).

 

  El Rocío, como tradicionalmente se llama al conjunto de la romería, se ha convertido en nuestros días en un fenómeno entre religioso y folclórico, pero en cualquier caso socialmente importante, que mueve a más de un millón de personas en los días de celebración en el mes de mayo o junio (según la fiesta variable de Pentecostés), como antes se indicó, y a otros cientos de miles de personas que durante todo el año acuden a la ermita a venerar a la Virgen.

 

Origen histórico

 

El primer documento histórico que existe sobre el Rocío se recoge en el Libro de la Montería, que mandó escribir el rey Alfonso XI. En el folio 294v afirma que: “En tierra de Niebla hay una tierra a la que le dicen las Rocinas, son los mejores sotos de correr cabo en iglesia que dicen Santa María de las Rocinas y cabo de otra iglesia conocida como Santa Olalla.

 

La primera referencia a un lugar de culto mariano en la zona data de la primera mitad del siglo XIV y se halla en el archivo de Niebla. Se trata de un pleito de término entre Almonte, Moguer y Concejo de Niebla. Le sigue un testamento de Urraca Fernández, vecina de Niebla, para la obra de Santa María de la Rocina. En orden cronológico le sigue el Libro de la montería de Alfonso XI, en que se alude a una «ermita de Santa María de las Rocinas». En 1587 Baltasar Tercero Ruiz funda en la ermita una capellanía.

 

Santuario del Rocío.

 



Aquella primera ermita duró hasta el terremoto de Lisboa, en 1755, que la dejó en ruina; la Virgen del Rocío fue llevada entonces a Almonte y estuvo allí durante dos años, celebrándose allí la Romería del Rocío. Las reformas de la ermita acabaron en el año 1758.

 

Hermandad Matriz

 

La Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte se creó en el siglo XV bajo la protección del clero y la Corporación Municipal de la Villa de Almonte. Esta hermandad se llamaba entonces "Cofradía de Nuestra Señora de las Rocinas" y el primer documento escrito data del año 1640. En la actualidad tiene unos ocho mil hermanos y es la encargada de organizar la liturgia, la fiesta y la romería del Rocío.

La hermandad Matriz de Almonte asume la misión de difundir la devoción a la Blanca Paloma y a la vez condicionar la masiva llegada de nuevos rocieros a unas leyes no escritas, que se encuentran sostenidas en una centenaria tradición, y evitar que se desvirtúen las manifestaciones de religiosidad popular. También se encarga del mantenimiento de la imagen.

Es también la encargada de aceptar como filial a las nuevas hermandades (hasta ahora 121). Entre sus funciones se encuentran la de cuidar el Santuario, la casa de la Virgen; la de custodiar sus vestidos y exvotos que se pueden encontrar en el Museo-Tesoro de la Virgen, organizar los cultos y, sobre todo, el cuidado y protección de la Virgen del Rocío.

 

Traslados a Almonte

 

Los traslados de la Virgen del Rocío a su pueblo de Almonte vienen desde hace siglos; la aldea del Rocío se encuentra a tres leguas del pueblo de Almonte. Cuando en Almonte ocurría algún hecho como epidemias, guerras, sequías, malas cosechas o hambre, se traía a la Virgen del Rocío, donde permanecía el tiempo necesario en la Parroquia de la Asunción en la villa, donde se le celebraban cultos y misa, además, cada día un grupo de Almonteños pasa la noche en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción (situada en Almonte) para vigilar y proteger a la Virgen del Rocío. El primer documento escrito sobre un traslado es en el año 1607, donde un se cuenta el traslado de la Virgen hasta el pueblo de Almonte por "sequía", el 21 de abril de 1607. La Virgen del Rocío ha sido trasladada mucho antes del año 1607, sin embargo, hoy en día no existen documentos escritos sobre estos traslados.

Posteriormente la Virgen del Rocío ha regresado en numerosas ocasiones a Almonte. Cabe destacar un año, en el que llegó a ser trasladada en tres ocasiones. Este hecho ocurrió en el año 1738 donde queda recogido en un documento. Actualmente los traslados tienen fecha fija y no dependen de las desgracias del pueblo almonteño, por lo que la Virgen del Rocío es trasladada a Almonte cada siete años. Esto transcurre el 19 de agosto en la fiesta del Rocío Chico, cuya celebración es enmarcada en la conmemoración del Voto de acción de gracias que realizaron los almonteños en 1813, motivado por la lucha que mantuvo el pueblo de Almonte, contra las tropas francesas, con motivo de la invasión de España por el ejército de Napoleón, y es devuelta a la aldea de El Rocío nueve meses después, el domingo anterior a la fiesta de Pentecostés, tras haber celebrado su procesión con galas de Reina por las calles de Almonte. La Virgen del Rocío fue trasladada a Almonte por última vez el 19 de agosto de 2019, donde ha permanecido desde entonces debido a la cancelación de la Romería en los años 2020 y 2021 a causa de la pandemia de COVID-19. El domingo 29 de mayo de 2022 el regreso a la Aldea tras casi tres años.

 

Romería del Rocío

 

Cuando la región sobre la que se asienta actualmente la ermita pasó a manos de los Duques de Medina Sidonia, El Rocío perdió parte de su aislamiento y se convirtió en cruces de caminos. Para el descanso de los arrieros y viandantes, fue instalada una venta en el camino de Moguer, y muy cerca en el Hato Rincón, crecieron algunas chozas. Esos fueron los orígenes de la aldea.

El creciente fervor por la Virgen del Rocío, tanto de los almonteños como de pueblos vecinos, y su nombramiento como patrona de Almonte en 1653, hizo que se reglaran las celebraciones que los devotos hacían en su honor, determinando que dichas conmemoraciones se harían solo una vez al año en la Pascua de Pentecostés.

 En junio de 1919 la Virgen del Rocío es coronada por el Cardenal Almaraz después de que el canónigo de la Catedral de Sevilla Muñoz y Pabón realizara una manifiesto a través del decano de la prensa sevillana, El Correo de Andalucía, para realizar una colecta con la que sufragar los gastos de la nueva corona. En 1959 se abre una carretera entre Almonte y la aldea, lo que permite la expansión del peregrinaje, pasando en los años 1970 de ser una fiesta desconocida y comarcal a estar en constante crecimiento hasta nuestros días.

 

Camino

 

En la actualidad son 121 las hermandades filiales tanto de España como del extranjero y no filiales, que son reconocidas por la hermandad Matriz de Almonte. Principalmente en la localidad de Huelva y Sevilla, aunque hay presencia de todos puntos de España, como Barcelona, Toledo, Granada, Madrid, Málaga, Valencia y Ceuta. Muchos otros devotos españoles y extranjeros, principalmente portugueses de la región de Évora, Alentejo, acuden en peregrinación por su cuenta, o se unen a alguna de estas hermandades (de Badajoz o Jerez) para hacer el camino, contribuyendo para el crecimiento y continuidad de la fiesta. La presencia de "Los Caballistas" ofrece animación y renovación de la fe.

El llamado Camino del Rocío, es el que cada Hermandad necesita hacer desde su punto de partida hasta el Santuario del Rocío, para confluir allí todas, a fin de rendir pleitesía a la Virgen, haciéndose de forma procesional por un orden a seguir de antigüedad el viernes y sábado de Romería (días 48 y 49 de Pascua).

Para hacer llevadero el camino, los peregrinos preparan carretas especialmente adaptadas, en las que recorren el mismo, detrás del Simpecado, símbolo éste que todas las congregaciones durante el camino portan en una carreta tirada por bueyes o mulos, que representa tanto a la hermandad como su devoción por la Virgen.

 

El canto a la Virgen del Rocío, al camino, a la procesión, y a todas las tradiciones que rodean esta singular romería, es motivo central de las letras de muchas de las sevillanas rocieras que alegran a los peregrinos.

Son especialmente emotivas las paradas nocturnas en distintas ubicaciones del camino, y la Salve que cada noche se reza al Simpecado antes de retirarse los peregrinos a descansar para continuar la marcha al día siguiente.

 

Procesión

 

En la madrugada del lunes de Pentecostés de cada año, la Virgen sale en procesión por las calles de la aldea, portada a hombros de los almonteños. Este acto pone fin a la peregrinación, y tras él los peregrinos inician el camino de vuelta a sus respectivos puntos de partida.

Distintos actos del camino y la procesión se han hecho muy populares, como el paso de las hermandades por el río Guadiamar a través del Vado de Quema, en barcazas por Sanlúcar de Barrameda, la presentación de todas las hermandades filiales ante la Hermandad Matriz ya en la aldea o el salto de la reja por parte de los almonteños para sacar la Virgen en procesión.

 

Rocío Chico

 

Anualmente el acontecimiento conocido como "El Rocío Chico" se celebra los días 16, 17, 18 y 19 de agosto. Esto se debe a la invasión francesa que tuvo lugar entre 1808-1814. En mayo de 1808 Sevilla se alzó contra el invasor francés el 27 de mayo y Almonte firmó un documento de adhesión con la capital. Dada esta situación la Virgen del Rocío fue traída a Almonte el 11 de enero del año siguiente para proteger el pueblo de invasores. De forma que cuando los franceses llegaron a Almonte ya la Virgen había llegado. A mediados de 1810 reclutaba hombres de Almonte para organizar una milicia cívica. Esto y otros atropellos enfurecieron al pueblo de Almonte, lo que conllevó a que 39 almonteños asaltaran el cuartel general del capitán francés Pierre D'Ossaux en la casa número 7 de la calle del Cerro, dándole muerte junto a cinco soldados más. Curiosamente el capitán francés murió de un disparo de uno de estos almonteños, dejando en la puerta de esta casa la señal de la bala que propició la muerte del general. Esta noticia llega al mariscal Soult, jefe de las tropas de Andalucía y que se encontraba en La Palma del Condado. Este ordena al día siguiente (18 de agosto) una represalia contra el pueblo almonteño; fueron enviados una partida de 800 infantes para saquear, degollar e incendiar el pueblo de Almonte. Los almonteños en vez de huir o esconderse, optaron por encomendarse a su patrona ante la inminente masacre, pasaron la noche del 18 al 19 de agosto junto a la Virgen pidiendo su protección. Sorprendentemente los 800 infantes nunca llegaron a la Villa de Almonte recibiendo la orden de volver. La única represalia que sufrió la villa almonteña fue un impuesto dinerario.

 

Hermandades filiales

 

Las hermandades filiales tienen su origen a finales del siglo XVII o principios del XVIII, la compra de los terrenos de las Rocinas por parte del ducado de Medina Sidonia en 1585 hizo que la devoción rociera se instalara con facilidad en Sanlúcar de Barrameda, donde la hermandad del Rocío se funda en 1677, siendo esta la primera y más antigua hermandad filial del Rocío. En estos tiempos también aparecen las hermandades de Villamanrique, Pilas, La Palma del Condado o Moguer. Puestos que actualmente se ven alterados por un acuerdo entre las hermandades existentes hasta ese momento. Las dificultades por la que esta Hermandad debía de pasar para llegar al Santuario en su largo recorrido, era de un auténtico calvario. Por eso en el siglo XIX, Sanlúcar le solicita a Almonte no perder nunca su puesto quinto dada las circunstancias que atraviesan en el camino. La pérdida del primer puesto debió efectuarse entre 1725-1757, pasando Villamanrique a la primera. Hasta principios del siglo XIX no se funda otra hermandad. Fue Triana, en 1813. A lo largo de este siglo, se fundan tres hermandades más: Umbrete (1814), Coria del Río (1849) y Huelva (1880).

Entre 1933 y 1935, al calor de la Segunda República española, se fundan muchas nuevas hermandades como Olivares, Hinojos, Sevilla, Bonares, Puebla del Río, Bollullos Par del Condado, Valverde del Camino o Gibraleón. Entre las últimas décadas del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, el número de hermandades filiales ha crecido exponencialmente. Con la admisión para la romería de 2018 de las hermandades de San Sebastián de los Reyes y El Viso del Alcor, ya son 125 las hermandades filiales.

 

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