27 - DE
JUNIO – LUNES –
13 – SEMANA
DEL T. O. – C –
San Cirilo de Alejandría
Lectura de la profecía de Amós (2,6-10.13-16):
Así dice el Señor:
«A Israel, por tres delitos y por el cuarto, no le
perdonaré: porque venden al inocente por dinero y al pobre por un par de
sandalias; revuelcan en el polvo al desvalido y tuercen el proceso del
indigente. Padre e hijo van juntos a una mujer, profanando mi santo nombre; se
acuestan sobre ropas dejadas en fianza, junto a cualquier altar, beben vino de
multas en el templo de su Dios.
Yo destruí a los amorreos al llegar ellos; eran altos
como cedros, fuertes como encinas; destruí arriba el fruto, abajo la raíz. Yo
os saqué de Egipto, os conduje por el desierto cuarenta años, para que
conquistarais el país amorreo. Pues mirad, yo os aplastaré en el suelo, como un
carro cargado de gavillas; el más veloz no logrará huir, el más fuerte no sacará
fuerzas, el soldado no salvará la vida; el arquero no resistirá, el más ágil no
se salvará, el jinete no salvará la vida; el más valiente entre los soldados
huirá desnudo aquel día.»
Oráculo del Señor.
Palabra de Dios
Salmo: 49
R/. Atención, los que olvidáis
a Dios
«¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?» R/.
«Cuando
ves un ladrón, corres con él;
te mezclas con los adúlteros;
sueltas tu lengua para el mal,
tu boca urde el engaño.» R/.
«Te sientas a hablar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre;
esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.» R/.
«Atención, los que olvidáis a Dios,
no sea que os destroce sin remedio.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.» R/.
Lectura del santo evangelio según san
Mateo (8,18-22):
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha
gente, dio orden de atravesar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le
dijo:
«Maestro,
te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madrigueras y los
pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»
Otro, que era discípulo, le dijo:
«Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.»
Jesús le replicó:
«Tú, sígueme. Deja que los muertos
entierren a sus muertos.»
Palabra
del Señor
1. El evangelio de este lunes es el paralelo de
Mateo en relación con el texto de Lucas, aunque el relato de Mateo es más
breve. Pero recoge lo esencial. En cualquier caso, lo más importante, cuando
se habla de este tema, es darse cuenta de que el seguimiento de Jesús es el
centro del Evangelio, por lo que se refiere a lo que el Evangelio debe
representar en nuestra vida.
Por
tanto, el centro no es la "fe en Jesús". Baste pensar que, en los
evangelios sinópticos, de la fe se habla 36 veces, mientras que el seguimiento
se menciona 56 veces.
La fe,
que elogia Jesús, es la fe del centurión romano (Mt 8, 10 par), de la mujer
siro-fenicia (Mt 15, 28 par) y del leproso samaritano (Lc 17, 19).
A los
apóstoles, les exigió un seguimiento total, mientras que cuando Jesús les habla
de la fe, es para reprocharles su falta o escasez de fe.
2. La respuesta, que Jesús le da al letrado, al
exigirle que debe renunciar a tener lo que tienen las fieras en el campo o los
pájaros en los árboles, un pequeño hueco "donde reclinar la cabeza",
seguramente no significa renunciar a tener un cobijo en el sentido más literal
de la palabra. No olvidemos que Jesús mismo tenía una casa en Cafarnaúm (Mt 9,
10. 28; 13, 1. 36; 17, 25).
Lo que
Jesús quiso fue poner de relieve la desinstalación, el destino itinerante, como
característica de su ministerio (W. Carter).
Incluso
hay quien piensa que este tener que ir de un lado para otro era la consecuencia
de un hombre que se veía rechazado, amenazado y que tenía que hacer constantes
retiradas (Mt 2, 13-14; 12, 14-15; 14, 12-13; 15, 12-14. 21; 16, 1-5) (J. D.
Kingsbury).
Por
eso, entre otras cosas, resulta tan difícil ver representado el Evangelio en
las mansiones clericales (y no digamos episcopales) que la gente ve en tantas
ciudades.
3. La renuncia a enterrar al propio padre se
comprende cuando se tiene en cuenta que el deber de dar sepultura a los
difuntos era tan importante que se consideraba "como la cima de todas las
buenas obras" (Martin Hengel).
Por
tanto, lo que aquel discípulo le estaba pidiendo a Jesús era seguirle, pero después
de cumplir con la propia religión, ya que no enterrar al propio padre atraía
una maldición y era una vergüenza (Deu 28, 26; 2 Mac 5, 10; 9, 15; Salm Sa1.4,
19-20; F. Josefo...) (W. Carter).
Y eso es
lo que Jesús no tolera. En definitiva, se trata de comprender que el Evangelio
es lo más serio, lo más grave, lo más exigente, que se puede asumir como
proyecto de vida.
Por
otra parte, y como es lógico, todo esto deja de tener sentido y se reduce a
mera charlatanería eclesiástica, cuando en el centro de la vida no se pone el
seguimiento de Jesús, sino la observancia religiosa. Teniendo siempre en cuenta
que seguir a Jesús es vivir con Jesús y como Jesús, en la medida en que eso es
posible.
Obispo y Doctor de la
Iglesia
Nació en el año 370.
Practicó la vida monacal. Una vez ordenado presbítero, acompañó a su tío,
obispo de Alejandría, y en el año 412 le sucedió en el cargo. Combatió con
energía las enseñanzas de Nestorio y fue la figura principal del Concilio de
Éfeso. Escribió mucho y sabiamente con el fin de explicar y defender la fe
católica.
Murió en 444.
Martirologio Romano: San Cirilo, obispo y
doctor de la Iglesia, que, elegido para ocupar la sede de Alejandría, en
Egipto, trabajó con empeño para mantener íntegra la fe católica, y en el
Concilio de Éfeso defendió los dogmas de la unidad de persona en Cristo y la
divina maternidad de la Virgen María († 444).
Etimológicamente: Cirilo = Aquel que es un
gran Rey, es de origen griego.
Breve Biografía
San Cirilo nació en el año 370, y desde el
412 al 444, año de su muerte, tuvo firmemente en mano las riendas de la Iglesia
de Egipto, dedicándose al mismo tiempo en una de las épocas más difíciles en la
historia de la Iglesia de Oriente a la lucha por la ortodoxia, en nombre del
Papa san Celestino. En esta firmeza al servicio de la doctrina y en la valentía
demostrada en defensa de la verdad católica está la santidad del luchador obispo
de Alejandría, aunque reconocida tardíamente, por lo menos en Occidente.
En efecto, solamente bajo el pontificado de
León XIII su culto se extendió a toda la Iglesia latina, y tuvo el título de
“doctor”.
Por la defensa de la ortodoxia, contra el
error de Nestorio, obispo de Constantinopla, corrió el riesgo de ser desterrado
y durante algunos meses vivió la humillación de la cárcel:
“Nosotros—escribió—por la fe de Cristo estamos listos a padecerlo todo: Las
cadenas, la cárcel, todas las incomodidades de la vida y la misma muerte”.
En el concilio de Éfeso, del que Cirilo fue
protagonista, quedó derrotado su adversario Nestorio, que había suscitado una
verdadera tempestad en el seno de la Iglesia, pues negaba la maternidad divina
de María.
Título de gloria para el obispo de Alejandría
fue el haber elaborado en esta ocasión una auténtica y límpida teología de la
Encarnación. “El Emanuel tiene con seguridad dos naturalezas: la divina y la
humana. Pero el Señor Jesús es uno, único verdadero hijo natural de Dios, al
mismo tiempo Dios y hombre; no un hombre deificado, semejante a los que por
gracia se hacen partícipes de la divina naturaleza, sino Dios verdadero que por
nuestra salvación apareció en la forma humana”. De particular interés es la
cuarta de las siete homilías que pronunció durante el concilio de Efeso, el
célebre Sermo in laudem Deiparæ. En este importante ejemplo de predicación
mariana, que da comienzo a un rico florecimiento de literatura en honor de la
Virgen, Cirilo celebra las grandezas divinas de la misión de María, que es
verdaderamente Madre de Dios, por la parte que tuvo en la concepción y en el
parto de la humanidad del Verbo hecho carne.
Controversista maravilloso, Cirilo volcaba
los ríos de su fecunda oratoria. Teólogo de mirada aguda, fue al mismo tiempo
celoso pastor de almas. En efecto, además de sus tratados exclusivamente
doctrinales, tenemos de él 156 Homilías sobre san Lucas de carácter pastoral y
práctico, y las más conocidas Cartas pastorales, que se encuentran en 29
homilías pascuales.
Hipatia y Cirilo de
Alejandría, errores en una leyenda negra
El uso, y abuso, de leyendas negras con el
único fin de querer desprestigiar a la Iglesia. no es una novedad, es algo que
históricamente se repite cíclicamente pese a que ya una y otra vez la verdad
siempre brilla.
La relación entre Hipatia y San Cirilo, actualizada
en nuestros días por una película que no vamos a nombrar, no fue tan truculenta
como nos quieren hacer creer. Veamos algunos de los tantos errores históricos
en que caen los enemigos de la Iglesia, ahora disfrazados de productores
cinematográficos:
1) Hipatia, protagonista de
la misma, no fue asesinada siendo joven y hermosa, sino que murió en el año
415, a los 61 años de edad (una anciana en aquella época) Claro, que sabiendo
que el espectador se suele identificar con el protagonista -y por tanto también
con la ideología que pretende transmitir-, no se ha dudado en recurrir a la
guapa actriz Rachel Weisz, de 38 años. Es más fácil que el espectador se
identifique con alguien atractivo, joven y bello (el caso de esta actriz), que
con un personaje histórico feo o viejo (la verdadera Hipatia a la edad en que
murió)
2) Hipatia no destacó por ser
astrónoma, ni se adelantó a Kepler en más de mil años, sino que simplemente fue
una filósofa de la escuela platónica. Esta es la única referencia histórica que
existe sobre ella, y se debe al obispo cristiano Sinesio de Cirene, quien, al
contrario de cómo le pinta la película, hablaba bien de ella.
3) Dicho obispo, a quien la
película muestra como traidor y cómplice en el asesinato de la filósofa, murió
dos años antes que ella, por lo que es imposible que tuviera nada que ver con
su muerte.
4) Hipatia también tenía
buenas relaciones con otros cristianos, como es el caso del curial Amonio o del
Patriarca Teófilo, así como de muchos cristianos fervientes que, contemporáneos
con los sucesos, no dudaron en defender su personalidad. Como, por ejemplo,
Timoteo, en su Historia Eclesiástica. También fue un cristiano, Sócrates
Escolástico, quien en su Historia Eclesiástica (VII,15), escrita con
posterioridad a la muerte de la alejandrina, la encomió como "modelo de
virtud".
5) Hipatia no fue virgen
"para ser igual que un hombre y poder ejercer una profesión con plena
dedicación", como ha declarado la protagonista de la película, quien se
considera "feminista radical", sino porque, coherente con su
filosofía platónica, ejercía la "Sofrosine" (el dominio de uno mismo
a través de las virtudes, entendidas como el control de los instintos y las
pasiones).
6) La mujer no fue libre en
Grecia y Roma hasta que llegó el cristianismo y la sometió la sujeción del
hombre, como quiere transmitir la película, sino que en Grecia la mujer era
considerada como un objeto más de la casa, y en Roma no era una «sui iuris», es
decir, titular de derechos, sino que era considerada "capiti diminutio",
como un niño o un incapacitado y, por tanto, estaba sometida a la tutela o la
"manus" del padre o del marido. Por el contrario, fue el cristianismo
el que consideró al hombre y a la mujer iguales en naturaleza, pues ambos son
hijos de Dios y hermanos en Cristo; y prueba de ello es que las primeras
manifestaciones de mujeres libres autodeterminándose, pese a la voluntad de sus
padres o del estado, fueron las primeras mártires cristianas víctimas de las
persecuciones romanas, tales como Santa Inés, Santa Ágata o Santa Cecilia.
Presentar a la mujer en el ámbito de lo que
fue la sociedad pagana, en unas condiciones de emancipación como las que
caracterizan a Hipatia, resultaría absolutamente incomprensible si no se
advierte al mismo tiempo que es el creciente desarrollo del cristianismo y su
concepción de igual dignidad de hombre y mujer que lo hacen posible. El
paganismo, los clásicos griegos y romanos, confieren a la mujer un papel
subalterno y esencialmente doméstico y para nada vinculado a las instituciones
públicas, excepto en determinados y específicos cultos religiosos. Es decir,
Hipatia es el resultado de la evolución de una sociedad influenciada de manera
creciente por el cristianismo. Esto Amenábar lo oculta.
De la misma manera que Amenábar presenta a Hipatia,
es necesario recordar otras figuras de mujeres filósofas o escritoras, como
Eudocia, nacida en una familia pagana como Atenais y convertida luego al
cristianismo. La presencia pública de mujeres en una sociedad que se estaba
cristianizando sólo se explica por este último hecho, lo cual contradice
frontalmente lo que Amenábar nos relata.
7) Fue precisamente San
Cirilo de Alejandría -personaje que en el fondo persigue la leyenda de Hipatia-
el que más ha exaltado en la historia de la humanidad la condición femenina,
pues a él se debe la expresión "Theotokos", palabra griega que
significa "Madre de Dios". Él fue quien derrotó a la herejía
nestoriana en el Concilio de Éfeso del año 431. En esencia, la disputa
consistía en si María era madre de Cristo o madre de Dios. San Cirilo consiguió
que se convocase un concilio en Éfeso, lugar donde vivió sus últimos años la
Virgen María, y logró que la Iglesia declarase el primer dogma mariano de la
historia: María, Madre de Dios. Hasta aquel momento nadie en la historia había
conseguido colocar a un ser humano mujer por encima de cualquier hombre.
8) Hipatia nunca fue
directora de la Biblioteca de Alejandría, ni ésta fue destruida por los
cristianos, sino que fue incendiada por Julio César, saqueada como el resto de la
ciudad por Aureliano en el año 273, y rematada por Diocleciano en 297. En el
año 391 fue destruido lo que quedaba del templo del Serapeo después de la
destrucción por los judíos en tiempos de Trajano, y también el repaso que le
pegó Diocleciano, quien, para conmemorar la hazaña, puso allí su gran columna,
razón por la cual los cristianos lo destruyeron, ya que él era el símbolo de
las persecuciones que sufrieron durante trescientos años. Pero lo que allí
quedaba de la biblioteca era tanto como lo que restaba en otros sitios.
9) El paganismo siguió
existiendo en Alejandría hasta que llegaron los árabes. Concretamente, el
neoplatonismo siguió floreciendo allí hasta varios siglos después de la muerte
de Hipatia: la escuela platónica de Alejandría continuó funcionando con
normalidad durante más de 200 años, hasta que lo recuperó el Renacimiento
cristiano. Además, su más brillante exponente fue San Agustín, coetáneo de
Hipatia.
La
historia de Hipatia ha sido objeto de una recurrente manipulación,
fundamentalmente con el fin de atacar a la Iglesia: desde la Ilustración hasta
el feminismo radical actual. Amenábar, pues, no es original ni siquiera en eso.
Según el "iluminado" Voltaire, "desde la muerte de Hipatia hasta
la Ilustración, Europa está sumida en la oscuridad; la Ilustración, al
rebelarse contra la autoridad de la Iglesia, la revelación y los dogmas, vuelve
a abrir la iluminación de la razón". En cuanto al segundo ejemplo de
manipulación -el del feminismo radical-, podemos observar el que hace Úrsula
Molinaro, según el cual Hipatia fue la campeona del amor libre, pese a que en
realidad era virgen.
La verdadera historia de Hipatia se ha
transformado artificialmente en la leyenda del "Crimen de
Alejandría", cuyo protagonista principal es el obispo San Cirilo. La
atribución directa a este último del asesinato de Hipatia se debe al escritor
pagano Damascio, último escolarca de la Academia de Atenas y autor de la
"Vida de Isidoro" (una apología del paganismo de finales del s.V y
principios del s.VI), quien exiliado en Persia tras su cierre por orden de
Justiniano, y dispuesto a azuzar las maledicencias contra San Cirilo, a quien
tuvo por rival -en un tiempo de rivalidades religiosas fortísimas y extremas-,
le atribuyó el homicidio sin más fundamento que sus propias conjeturas. Porque
esto y no otra cosa es lo que, desde entonces y hasta hoy, siguen haciendo
cuantos rivalizan endemoniadamente contra la Fe católica. Han pasado siglos
desde el lamentable episodio y nadie ha podido aportar otro cargo contra el
gran santo de Alejandría que no fuera la sospecha, el rumor, la hipótesis
trasnochada o la presunción prejuiciosa.
Pero la leyenda en sí misma surge en 1720,
con la obra de John Toland (irlandés, hijo ilegítimo de un sacerdote católico,
que se hizo protestante y posteriormente activo militante del ateísmo en la
Gran Logia de Londres) Después vino Voltaire; después, el historiador Edward
Gibbon, quien, para argumentar su tesis acerca de que el cristianismo es la
causa interna de la decadencia del Imperio Romano, utiliza la leyenda de
Hipatia y declara a Cirilo responsable de todos los conflictos que estallaron
en Alejandría en el siglo V. Más tarde llegarán las versiones románticas de
Leconte de Lisle y otros, y finalmente el feminismo radical, para el que
Hipatia fue la primera mártir de la misoginia propia del cristianismo. Todos
los autores citados, y alguno más, tienen una cosa en común: son masones
reconocidos. De nuevo, la Masonería aparece de fondo, entre bambalinas, cada
vez que surgen ataques mediáticos contra la religión, y concretamente contra el
cristianismo (enemigo secular de su ideología y por tanto de su imposición a
todo el mundo) como ha hecho siempre, empleando para ello diferentes medios
adaptados a cada momento histórico)
El maltrato y la muerte de Hipatia no es imputable
a los cristianos, como tampoco lo es a San Cirilo de Alejandría. El origen de
tal acusación se debe, como se ha señalado antes, al pagano Damascio, enemigo
acérrimo de San Cirilo, y simplemente ha sido repetida desde entonces por todos
los enemigos de la Iglesia para atacarla. No hay mentira mayor que la que
sostiene que "los historiadores coinciden en responsabilizar a Cirilo de
Alejandría por el asesinato de Hipatia". Coinciden los enemigos frenéticos
de la Iglesia Católica, no los historiadores o los genuinos estudiosos del
caso:
No coinciden (y discrepan con la leyenda
negra oficial impuesta finalmente por el Iluminismo) el arriano Filostorgio, el
sirio Juan de Éfeso, los jansenistas Le Nain de Tillemont y Claude Pierre
Goujet, o el erudito Christopher Haas en su "Alexandria in Late Antiquity:
Topography and Social Conflict", publicado en 2006. No coincide tampoco
Thomas Lewis, quien redactara ya en 1721 la célebre impugnación de la mentira a
la que tituló sugestivamente "La Historia de Hypatia, la imprudentísima
maestra de Alejandría: asesinada y despedazada por el populacho, en defensa de
San Cirilo y el clero alejandrino. De las calumnias del señor Toland". No
coincide Miguel Ángel García Olmo, quien advierte en la maniobra acusadora un "afán
de mancillar la ejecutoría de un pastor teólogo de vida esforzada y ejemplar
como fue Cirilo de Alejandría, venerado en Oriente y en Occidente"; y ni
siquiera se atreve a coincidir Gonzalo Fernández, quien en su obra "La
muerte de Hypatia", del año 1985, a pesar de la ninguna simpatía que
manifiesta hacia el santo, llamando tiránico a su ministerio, concluye en que
"ninguna de las fuentes sobre el linchamiento de Hipatia alude a la
presencia de parabolani entre sus asesinos". Los parabolani eran los
miembros de una hermandad de monjes alistados voluntariamente para el servicio,
principalmente entre los enfermos, y que en su momento respondieron
incondicionalmente a San Cirilo, recibiendo la acusación de consumar el
linchamiento de Hipatia. Recuérdese que también Aguinis menciona a "un
grupo de monjes", como causa instrumental del delito. No coinciden los
hechos. Porque el mismo San Cirilo, que lamentó y reprobó el crimen de Hipatia,
amonestó enérgicamente en su Homilía Pascual del 419 a la plebe alejandrina,
dada a participar en turbamultas feroces y sanguinarias como la que puso
desdichado fin a la vida de la filósofa. Si no se le cree al santo, las novelas
de Lawrence Durrel -concretamente las de su Cuarteto de Alejandría- resultan
una buena fuente para conocer el carácter sangriento y cruel de esas tropelías
feroces del populacho alejandrino. Sin olvidarnos de que fueron esas mismas
hordas las que dieron muerte a dos obispos cristianos, Jorge y Proterio, en el
361 y 457 respectivamente.
El anticristianismo de la película es, pues,
más que obvio, y nada disimulado; el mensaje de fondo se puede resumir en tres
puntos:
1) Los cristianos son
violentos, machistas y contrarios al progreso, la cultura y la razón.
2) Jesús podría haber sido
magnífico, pero no sus seguidores.
3) Según el propio Amenábar,
la civilización antigua era un prodigio de ilustración "de no haberse dado
ese traspiés que fue la Edad media y la caída del Imperio Romano, y de no
haberse paralizado el mundo durante 500 años".
Con estos prejuicios ideológicos, totalmente
ajenos a la verdad histórica, es lógico que Amenábar denuncie el inventado
fanatismo de la intolerancia religiosa. Lo curioso es que para ello tenga que
mirar al pasado, manipulándolo además -¿más desmemoria histórica?- y no refleje
uno de los mayores integrismos actuales, que justamente va en la dirección
opuesta: la actual intolerancia antirreligiosa, de la que él es, de nuevo hay
que decirlo, simple punta de lanza. La Hipatia que retrata el director no es la
real, pero a los espectadores no se les va a advertir esa ausencia de base
histórica, sino que se les pretende hacer creer justo lo contrario.
Parece que Amenábar ha ´olvidado´ un pequeño
detalle en su película: los que persiguieron masivamente, reprimieron,
torturaron y mataron fueron los paganos a los cristianos en nombre del
paganismo y de razones que hoy nos parecen brutalmente irracionales, como lo
constatan las propias actas de los juicios romanos. Amenábar engaña y
miente con las imágenes y el argumento, que hace de la película más
cara rodada en España un simple panfleto político anticristiano. Al final va a
tener razón: la situación de entonces se parece a la actual (los paganos
persiguiendo a los cristianos, y no como él nos lo quiere vender).
P. Ángel Amo. Fuente:
Catholic.net
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