11 - DE
NOVIEMBRE – VIERNES –
32 – SEMANA
DEL T. O. – C
SAN MARTIN DE TOUR
Lectura de la segunda carta del apóstol san Juan (4-9):
Señora elegida:
Me alegré mucho al enterarme de que tus hijos caminan en la verdad, según
el mandamiento que el Padre nos dio. Ahora tengo algo que pedirte, señora. No
pienses que escribo para mandar algo nuevo, sino sólo para recordaros el
mandamiento que tenemos desde el principio, amarnos unos a otros. Y amar
significa seguir los mandamientos de Dios. Como oísteis desde el principio,
éste es el mandamiento que debe regir vuestra conducta.
Es que han salido en el mundo muchos embusteros, que no reconocen que
Jesucristo vino en la carne. El que diga eso es el embustero y el anticristo.
Estad en guardia, para que recibáis el pleno salario y no perdáis vuestro
trabajo. Todo el que se propasa y no permanece en la doctrina de Cristo no
posee a Dios; quien permanece en la doctrina posee al Padre y al Hijo.
Palabra de Dios
Salmo:118,1.2.10.11.17.18
R/. Dichoso el que camina en la ley del Señor
Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la
voluntad del Señor. R/.
Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de
todo corazón. R/.
Te busco de todo corazón,
no consientas
que me desvíe de tus mandamientos. R/.
En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré
contra ti. R/.
Haz bien a tu siervo: viviré
y cumpliré
tus palabras. R/.
Ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas
de tu voluntad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,26-37):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del
hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca;
entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de
Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que
Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así
sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en
la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el
campo, que no vuelva. Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su
vida la perderá; y el que la pierda la recobrará.
Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y
al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la
otra la dejarán.»
Ellos le preguntaron:
«¿Dónde, Señor?»
Él contestó:
«Donde se reúnen los buitres, allí está el cuerpo.»
Palabra del Señor
1. Se
ha dicho con razón que no podemos afirmar con seguridad que Jesús pronunció
estas palabras, camino de Jerusalén. De forma que esta instrucción sobre "los días del Hijo del Hombre", con su sombría tonalidad
escatológica (lo que se refiere al fin de los tiempos), es una añadidura del
propio Lucas ante el evidente retraso de la venida del
Señor, venida que la comunidad cristiana esperaba, pero que no llegaba (J. A.
Fitzmyer).
2. Con
frecuencia las religiones orientan sus discursos en la dirección de amenazas
tremendistas que no pueden tener otra finalidad que atemorizar a los fieles. El contenido de este discurso, que Lucas puso en labios de Jesús,
tiene claramente esta orientación. A eso sin duda se refieren los recuerdos
tenebrosos de Noé y el diluvio, de Lot y el fuego que arrasó Sodoma, el
recuerdo de la mujer de Lot convertida en estatua de sal, etc. Por desgracia y
desde muy pronto, el cristianismo tomó el camino de la sombría temática de
"el pecado y el miedo", que tan profundamente ha marcado la cultura
de Occidente (J. Delumeau).
3. El
Padre del Cielo, que se nos reveló en Jesús, no coincide con este Dios del
terror. Todo este pasaje nos viene a decir, en definitiva, que, a juicio del
redactor de este evangelio (Lucas), "no habrá gloria sin crucifixión, no
habrá futuro sin pasado, ni gloria sin humildad" (F. Bovon).
Nació en
Panonia, hacia el año 316, de padres paganos. Habiendo recibido el bautismo y
renunciado a la milicia, fundó un monasterio en Ligugé (Francia), donde
practicó la vida monástica bajo la dirección de san Hilario.
Más tarde, fue ordenado sacerdote y elegido obispo de Tours. Fue un modelo
de buen pastor y fundó otros monasterios, trabajó en la formación del clero y
evangelizó a los pobres.
Murió en el año 397.
San Martín nació en Panonia, Hungría, el 316. Sus padres eran paganos.
Estudia en Pavía, donde conoce el Cristianismo. Su padre, que era tribuno
militar, para desviarle del cristianismo, le obliga a ingresar en el ejército.
Martín concilia sus deberes militares con sus aspiraciones cristianas. Vida
ejemplar de monje y soldado: valentía y vida santa y caritativa.
Siendo militar sucedió el hecho tan tratado en la iconografía. Era invierno,
y al entrar en Amiens, encuentra un mendigo casi helado, sin ropa. Divide su
clámide en dos partes y entrega una al pobre. Cristo se le aparece vestido con
la media capa: "Martín, catecúmeno, me ha cubierto con este vestido".
Pronto recibe el bautismo. Deja la milicia para seguir a Cristo. San Hilario
de Poitiers quiere ordenarle de diácono. Él se queda de exorcista. Vuelve a su
patria, convierte a su madre. De nuevo en Poitiers, funda Ligugé, auténtico
monasterio misional. Allí pasa once años, feliz en su ambiente. Preguntado más
adelante por qué profesiones había ejercido respondía: "fui soldado por
obligación y por deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma".
Por eso hay quien resume la vida de Martín así: "soldado por fuera, obispo
a la fuerza, monje por gusto".
Sulpicio Severo escribió Cartas y Diálogos y sobre todo la Vida de San
Martin. Pocos libros habrán sido más leídos que éste, que ha servido de fuente
para llevar por todas partes a través de cantares y poemas, representaciones
teatrales, la pintura y la escultura la imagen de este Santo "el más
popular y conocido de toda Europa".
Un historiador ha contado en Francia 3.667 parroquias dedicadas a él y 487
pueblos que llevan su nombre. Un buen número hay también en Alemania, Italia y
España. Es simpático el párrafo en que Don Quijote enseña a Sancho la imagen de
San Martín y le explica el caso de la capa.
Martín vivía feliz en Ligugé. Pero Tours se había quedado sin obispo. Un día
del año 371, fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un
enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en
la catedral toda la multitud lo aclamó como obispo de Tours, y por más que él
se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar. Establece
cerca, para su humilde residencia, el monasterio de Marmoutiers, centro
misionero de donde saldrán San Patricio y San Paulino de Nola. Desde allí parte
para sus agotadoras correrías apostólicas, durante 35 años, por toda la Galia.
Nada le retiene. Acusa a emperadores, reprime a los herejes, defiende a los
débiles y a los condenados a muerte, realiza innumerables milagros, y entre
ellos se le atribuye la resurrección de varios muertos. Su fama es
indescriptible. Es llamado "el apóstol de las Galias" nadie hizo
tanto como él por Francia católica y San Gregorio de Tours le invoca como
"Patrón especial del mundo entero".
Tan intensos viajes apostólicos, tanta obra de caridad, hasta vaciarse
totalmente, agotaron sus fuerzas físicas. Se veía morir. Sus discípulos le
piden que no les deje huérfanos. Martín contestó: "Señor, si aún soy
necesario, no rehúso el trabajo. Sólo quiero tu voluntad". La liturgia
comenta: "¡Oh feliz varón, que ni temió morir, ni recusó la vida”!
Los discípulos querían colocarle más cómodo. "Dejadme así, les dijo,
mirando al cielo, para dirigir mi alma en dirección hacia Dios". El
demonio no dejaba de importunarle. "¿Qué haces ahí, gritó Martín, bestia
sanguinaria? No hay nada en mí que te pertenezca, maldito. El seno de Abrahán
me espera". Y entregó su alma a Dios. Era el 8 de noviembre del año 397.
Martín fue un asceta, un apóstol, un hombre de oración, muy influyente en
toda la espiritualidad medieval. Su faceta principal, la caridad. El gesto de
Amiens, dar media capa, fue superado, cuando siendo obispo, entregó su túnica
entera a un mendigo gesto menos conocido. Sus mismos milagros, como los de
Cristo, fueron milagros de caridad. Pasó haciendo el bien.
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