lunes, 14 de noviembre de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 16 - DE NOVIEMBRE – MIERCOLES – 33 – SEMANA DEL T. O. – C Santa Margarita de Escocia

 

 


16 - DE NOVIEMBRE – MIERCOLES

 – 33 – SEMANA DEL T. O. – C

Santa Margarita de Escocia

 

Lectura del libro del Apocalipsis (4,1-11):

Yo, Juan, miré y vi una puerta abierta en el cielo; y aquella primera voz, como de trompeta, que oí hablando conmigo, decía:

«Sube aquí y te mostraré lo que tiene que suceder después de esto».

Enseguida fui arrebatado en espíritu. Vi un trono puesto en el cielo, y sobre el trono uno sentado. El que estaba sentado en el trono era de aspecto semejante a una piedra de diamante y cornalina, y había un arco iris alrededor del trono de aspecto semejante a una esmeralda.

Y alrededor del trono había otros veinticuatro tronos, y sobre los tronos veinticuatro ancianos sentados, vestidos con vestiduras blancas y con coronas de oro sobre sus cabezas. Y del trono salen relámpagos, voces y truenos; y siete lámparas de fuego están ardiendo delante del trono, que son los siete espíritus de Dios, y delante del trono como un mar transparente, semejante al cristal.

Y en medio del trono y a su alrededor, había cuatro vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. El primer viviente era semejante a un león, el segundo a un toro, el tercero tenía cara como de hombre, y el cuarto viviente era semejante a un águila en vuelo. Los cuatro vivientes, cada uno con seis alas, estaban llenos de ojos por fuera y por dentro. Día y noche cantan sin pausa:

«Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el todopoderoso; el que era y es y ha de venir».

Cada vez que los vivientes dan gloria y honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran ante el que está sentado en el trono, adoran al que vive por los siglos de los siglos y arrojan sus coronas ante el trono diciendo:

«Eres digno, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado».

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 150,1-2.3-4.5

R/. Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el todopoderoso.

Alabad al Señor en su templo,

alabadlo en su fuerte firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,

alabadlo por su inmensa grandeza. R/.

Alabadlo tocando trompetas,

alabadlo con arpas y cítaras;

alabadlo con tambores y danzas,

alabadlo con trompas y flautas. R/.

Alabadlo con platillos sonoros,

alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta alabe al Señor. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,11-28):

EN aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida.

Dijo, pues:

«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.

Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles:

“Negociad mientras vuelvo”.

Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo:

“No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros”.

Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.

El primero se presentó y dijo:

“Señor, tu onza ha producido diez”.

Él le dijo:

“Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades”.

El segundo llegó y dijo:

“Tu onza, señor, ha rendido cinco”.

A ese le dijo también:

“Pues toma tú el mando de cinco ciudades”.

El otro llegó y dijo:

“Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado”.

Él le dijo:

“Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses”.

Entonces dijo a los presentes:

“Quitadle a este la onza y dádsela al que tiene diez onzas”.

Le dijeron:

“Señor, ya tiene diez onzas”.

Os digo:

 “Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia”».

Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

Palabra del Señor

 

1.  Esta parábola no es sino una versión distinta de la parábola de los talentos (Mt 25,14-30). Pero la enseñanza es la misma: el Dios, que nos vino a revelar Jesús, no soporta a los que le tienen miedo. Porque el miedo, representado en el que devolvió la onza tal como la recibió, paraliza, es improductivo y, sobretodo, desagrada a Dios.

 

2.  Lo peor que podemos hacer en esta vida es dejarnos llevar por el miedo, no solo en nuestras experiencias religiosas, sino en el conjunto de nuestra vida.

Una persona asustada y temerosa no va a ninguna parte. Y no será sino una carga para quienes conviven con tal persona. Porque el miedo bloquea, inutiliza, paraliza y, al final, es la perdición del hombre asustado ante Dios y ante la sociedad y sus semejantes en general. Con lo cual estamos diciendo también que el peor servicio, que podemos hacerle a la causa del Evangelio y de la Iglesia, es dedicarnos a predicar el miedo a Dios y el miedo a las instituciones públicas, de la forma que sea.

Lo que importa de verdad no es la responsabilidad angustiosa ante Dios y ante los demás, sino saber fiarnos tanto de Dios como de todos los que vemos que merecen nuestra confianza.

 

3.  Esto es tan serio y tiene tal importancia, que debemos llegar hasta perder el miedo a pensar.

Sentirse libre para pensar es el paso indispensable para ser una persona creativa y productiva.

El que bloquea su propia mente será un inútil en la vida, por más que se empeñe en disimularlo.

 

Santa Margarita de Escocia

 



 

Santa Margarita, nacida en Hungría y casada con Malcolm III, rey de Escocia, que dio a luz ocho hijos, fue sumamente solícita por el bien del reino y de la Iglesia, y a la oración y a los ayunos añadía la generosidad para con los pobres, dando así un óptimo ejemplo como esposa, madre y reina.

Vida de Santa Margarita de Escocia

 

De estirpe regia y de santos. Por parte de padre emparenta con la realeza inglesa y por parte de madre con la de Hungría. Los santos son, por parte de padre, san Eduardo Confesor que era su bisabuelo y, por parte de madre, san Esteban, rey de Hungría.

Nació del matrimonio habido entre Eduardo y Agata, en Hungría, con fecha difícil de determinar. Su padre nunca llegó a reinar, porque al ser llamado por la nobleza inglesa para ello, resulta que el normando Guillermo el Conquistador invade sus tierras, se corona rey e impone el juramento de fidelidad; al poco tiempo murió Eduardo de muerte natural.

Pero esta situación fue la que hizo que Margarita llegara a ser reina de Escocia por casarse con el rey. Su madre había previsto y dispuesto que la familia regresara al continente al quedarse viuda tras la muerte de su esposo y, bien sea por necesidad de puerto a causa de tempestades, bien por la confianza en la buena acogida de la casa real escocesa, el caso es que atracaron en Escocia y allí se enamoró el rey Malcon III de Margarita y se casó con ella.

Es una mujer ejemplar en la corte y con la gente paño de lágrimas. Se la conoce delicada en el cumplimiento de sus obligaciones de esposa; esmerada en la educación de los hijos, les dedica todo el tiempo que cada uno necesita; sabe estar en el sitio que como a reina le corresponde en el trato con la nobleza y asume responsabilidades cristianas que le llenan el día. Señalan sus hagiógrafos las continuas preocupaciones por los más necesitados: visita y consuela enfermos llegando a limpiar sus heridas y a besar sus llagas; ayuda habitualmente a familias pobres y numerosas; socorre a los indigentes con bienes propios y de palacio hasta vender sus joyas. Lee a diario los Libros Santos, los medita y lo que es mejor ¡se esfuerza por cumplir las enseñanzas de Jesús! De ellos saca las luces y las fuerzas. De hecho, su libro de rezos, un precioso códice decorado con primor —milagrosamente recuperado sin sufrir daño del lecho del río en que cayó— se conserva en la biblioteca bodleiana de Oxford (Inglaterra).

También se ocupó de restaurar iglesias y levantar templos, destacando la edificación de la abadía de Dunferline.

Puso también empeño en eliminar del reino los abusos que se cometían en materia religiosa y se esforzó en poner fin a las abundantes supersticiones; para ello, convocó concilios con la intención de que los obispos determinaran el modo práctico de exponer todo y sólo lo que manda la Iglesia y las enseñanzas de los Padres.

"Gracias, Dios mío, porque me das paciencia para soportar tantas desgracias juntas". Esta fue su frase cuando le comunicaron la muerte de su esposo y de su hijo Eduardo en una acción bélica. Fue cuando marcharon a recuperar el castillo de Aluwick, en Northumberland, del que se había apoderado el usurpador Guillermo. Ella soportaba en aquellos momentos la larga y penosísima enfermedad que le llevó a la muerte el año 1093, en Edimburgo.

Es la reina Margarita la patrona de Escocia, canonizada por el papa Inociencio IV en el año 1250. Pero no pueden venerarse sus reliquias por desconocerse el lugar donde reposan. Por la manía que tenían los antiguos de desarmar los esqueletos de los santos, su cráneo —que perteneció a María Estuardo— se perdió con la Revolución francesa, porque lo tenían los jesuitas en Douai y, desde luego, no salieron muy bien parados sus bienes. El cuerpo tampoco se pudo encontrar cuando lo pidió Gelliers, arzobispo de Edimburgo, a Pío XI, aunque se sabe que se trasladó a España por empeño de Felipe II quien mandó tallar un sepulcro en El Escorial para los restos de Margarita y de su esposo.

Fuente: http://es.catholic.net/santoral/

 

 

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