jueves, 3 de noviembre de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 4 - DE NOVIEMBRE – VIERNES – 31 – SEMANA DEL T. O. – C SAN CARLOS BORROMEO

 


 

4 - DE NOVIEMBRE – VIERNES –

 31 – SEMANA DEL T. O. – C

SAN  CARLOS  BORROMEO

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3,17–4,1):

 

Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas.

Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mí corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

 

Palabra de Dios

 

Salmo:121,1-2.4-5

R/. Vamos alegres a la casa del Señor

 

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén. R/.

 

Allá suben las tribus, las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia,

en el palacio de David. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 1-8

     En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

"Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido".

El administrador se puso a echar sus cuentas: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa".

Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero:

     "¿Cuánto debes a mi   amo?"

Este respondió:

"Cien barriles de aceite".

Él le dijo:

       "Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe cincuenta".

Luego dijo a otro:

       "Y tú, ¿cuánto debes?"

Él contestó:

"Cien fanegas de trigo".

Le dijo:

"Aquí está tu recibo: Escribe ochenta".

Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido.

Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz".

 

Palabra del Señor

 

1.  Para entender el significado de esta parábola, hay que tener en cuenta el sitio en el que Lucas la coloca.  En el capítulo 16 de su evangelio, Lucas recuerda dos parábolas que se refieren a un mismo tema: el dinero. Se trata de la parábola del administrador perverso (Lc 16, 1-8) y la del rico comilón y el pobre Lázaro (Lc 16, 19-31).

Pero justamente entre estas dos parábolas, el mismo Lucas puso la sentencia tajante de Jesús: "No podéis servir a Dios y al dinero".

El significado de este bloque de enseñanzas, sobre la incompatibilidad entre Dios y el dinero, viene a completar lo que el mismo Jesús ha enseñado en las tres parábolas de la misericordia, en el capítulo anterior del evangelio de Lucas. Lo cual quiere decir que donde hay misericordia, no puede haber complicidad con el afán de acumular riqueza.

 

2.  Por tanto, lo primero que es necesario deducir, de lo dicho, es que la parábola del administrador perverso no se puede interpretar en el sentido de que debemos administrar bien la "riqueza espiritual" que Dios nos concede (J. D. M. Cerrett).

Una interpretación al servicio de la tranquilidad de conciencia de todos los perversos, que pretenden conciliar sus perversiones ambiciosas con las fortunas que acumulan. Fortunas que, tal como están las cosas, se acumulan a base de empobrecer a miles de gentes desamparadas y sin posibilidad de defenderse.

 

3.  Entonces, ¿qué sentido tiene esta extraña parábola?  La parábola no pretende elogiar la sinvergonzonería del administrador. Y menos aún, esta parábola pretendería decirnos que "el hombre rico", que elogió al sinvergüenza, es la imagen de Dios.

¿Pero no hemos quedado en que Dios es incompatible con el afán de riqueza?

No. Lo que la parábola viene a enseñar es que el dinero pervierte de tal manera, que, tanto el rico propietario como el administrador de sus propiedades, por causa de su apego al dinero eran tan canallas, que consideraban digno de elogio al que miente, engaña y hace trampas. 

 O sea, la enseñanza de Jesús es tan clara como fuerte y dura: la riqueza pervierte los criterios y la mentalidad de la gente hasta el extremo de que elogia a los canallas. Cabe decir: de la misma manera que quien anda siempre metido en ambientes de prostitución, termina siendo un impuro; el que anda a diario en ambientes de riqueza, termina siendo un corrupto. 

¿Por qué somos más indulgentes con la riqueza que con la impureza? 

Hoy las cosas están cambiando. Y esta mentalidad también cambia. Pero aún nos queda mucho camino por andar.

 

SAN  CARLOS  BORROMEO

 


Nació en Arona (Lombardía) en el año 1538; después de haberse graduado en ambos derechos, fue agregado al colegio cardenalicio por su tío Pío IV y nombrado obispo de Milán. Fue un verdadero pastor de su grey; visitó varias veces toda su diócesis, convocó sínodos, decretó muchas disposiciones orientadas a la salvación de las almas y fomentó en gran manera las costumbres cristianas.

Murió el día 3 de noviembre del año 1584.

San Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en serio las palabras de Jesús; "Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará".

Era de familia muy rica. Su hermano mayor, a quien correspondía la mayor parte de la herencia, murió repentinamente al caer de un caballo. El consideró la muerte de su hermano como un aviso enviado por el cielo, para estar preparado porque el día menos pensado llega Dios por medio de la muerte a pedirnos cuentas. Renunció a sus riquezas y fue ordenado sacerdote y más tarde arzobispo de Milán. Aunque no faltan las acusaciones de que su elección fue por nepotismo (era sobrino del Papa), sus enormes frutos de santidad demuestran que fue una elección del Espíritu Santo.

Como obispo, su diócesis que reunía a los pueblos de Lombardía, Venecia, Suiza, Piamonte y Liguria. Los atendía a todos. Su escudo llevaba una sola palabra: "Humilitas", humildad.  El, siendo noble y riquísimo, vivía cerca del pueblo, privándose de lujos. Fue llamado con razón "padre de los pobres"

       San Carlos Borromeo Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder.

Para con los necesitados era supremamente comprensivo. Para con sus colaboradores era muy amigable y atento, pero exigente. Y para consigo mismo era exigentísimo y severo.

Fue el primer secretario de Estado del Vaticano (en el sentido moderno).

Fue blanco de un vil atentado, mientras rezaba en su capilla, pero salió ileso, perdonando generosamente al agresor.

Fundó seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios.

Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más.

Murió joven y pobre, habiendo enriquecido enormemente a muchos con la gracia. ……murió diciendo: "Ya voy, Señor, ya voy". En Milán casi nadie durmió esa noche, ante la tremenda noticia de que su queridísimo Cardenal arzobispo, estaba agonizando.

 

 

 

 

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