4 - DE NOVIEMBRE
– VIERNES –
31 – SEMANA DEL T. O. – C
SAN CARLOS
BORROMEO
Lectura de la
carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3,17–4,1):
Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que
tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con
lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo:
su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas.
Sólo aspiran a cosas terrenas.
Nosotros, por
el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el
Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su
cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues,
hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mí corona, manteneos así, en el
Señor, queridos.
Palabra de Dios
Salmo:121,1-2.4-5
R/. Vamos alegres
a la casa del Señor
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la
casa del Señor»!
Ya están
pisando nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén. R/.
Allá suben las tribus, las tribus del
Señor,
según la
costumbre de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están
los tribunales de justicia,
en el palacio
de David. R/.
Lectura del santo
evangelio según san Lucas 16, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
"Un
hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus
bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame
el balance de tu gestión, porque quedas despedido".
El
administrador se puso a echar sus cuentas: "¿Qué voy a hacer ahora que mi
amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza.
Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me echen de la administración,
encuentre quien me reciba en su casa".
Fue llamando
uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero:
"¿Cuánto
debes a mi amo?"
Este
respondió:
"Cien
barriles de aceite".
Él le dijo:
"Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe cincuenta".
Luego dijo a
otro:
"Y
tú, ¿cuánto debes?"
Él contestó:
"Cien
fanegas de trigo".
Le dijo:
"Aquí
está tu recibo: Escribe ochenta".
Y el amo
felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido.
Ciertamente,
los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la
luz".
Palabra del Señor
1. Para
entender el significado de esta parábola, hay que tener en cuenta el sitio en
el que Lucas la coloca. En el capítulo 16 de su evangelio, Lucas recuerda
dos parábolas que se refieren a un mismo tema: el dinero. Se trata de la
parábola del administrador perverso (Lc 16, 1-8) y la del rico comilón y el
pobre Lázaro (Lc 16, 19-31).
Pero
justamente entre estas dos parábolas, el mismo Lucas puso la sentencia tajante
de Jesús: "No podéis servir a Dios y al dinero".
El
significado de este bloque de enseñanzas, sobre la incompatibilidad entre Dios
y el dinero, viene a completar lo que el mismo Jesús ha enseñado en las tres
parábolas de la misericordia, en el capítulo anterior del evangelio de Lucas.
Lo cual quiere decir que donde hay misericordia, no puede haber complicidad con
el afán de acumular riqueza.
2. Por
tanto, lo primero que es necesario deducir, de lo dicho, es que la parábola del
administrador perverso no se puede interpretar en el sentido de que debemos
administrar bien la "riqueza espiritual" que Dios nos concede (J. D.
M. Cerrett).
Una
interpretación al servicio de la tranquilidad de conciencia de todos los
perversos, que pretenden conciliar sus perversiones ambiciosas con las fortunas
que acumulan. Fortunas que, tal como están las cosas, se acumulan a base de
empobrecer a miles de gentes desamparadas y sin posibilidad de defenderse.
3.
Entonces, ¿qué sentido tiene esta extraña parábola? La parábola no
pretende elogiar la sinvergonzonería del administrador. Y menos aún, esta
parábola pretendería decirnos que "el hombre rico", que elogió al
sinvergüenza, es la imagen de Dios.
¿Pero no
hemos quedado en que Dios es incompatible con el afán de riqueza?
No. Lo que la
parábola viene a enseñar es que el dinero pervierte de tal manera, que, tanto
el rico propietario como el administrador de sus propiedades, por causa de su
apego al dinero eran tan canallas, que consideraban digno de elogio al que
miente, engaña y hace trampas.
O sea,
la enseñanza de Jesús es tan clara como fuerte y dura: la riqueza pervierte los
criterios y la mentalidad de la gente hasta el extremo de que elogia a los
canallas. Cabe decir: de la misma manera que quien anda siempre metido en
ambientes de prostitución, termina siendo un impuro; el que anda a diario en
ambientes de riqueza, termina siendo un corrupto.
¿Por qué
somos más indulgentes con la riqueza que con la impureza?
Hoy las cosas
están cambiando. Y esta mentalidad también cambia. Pero aún nos queda mucho
camino por andar.
Nació en Arona (Lombardía) en el año 1538; después de haberse graduado en
ambos derechos, fue agregado al colegio cardenalicio por su tío Pío IV y
nombrado obispo de Milán. Fue un verdadero pastor de su grey; visitó varias
veces toda su diócesis, convocó sínodos, decretó muchas disposiciones
orientadas a la salvación de las almas y fomentó en gran manera las costumbres
cristianas.
Murió el día
3 de noviembre del año 1584.
San Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en
serio las palabras de Jesús; "Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que
gasta su vida por Mí, la ganará".
Era de familia muy rica. Su hermano mayor, a quien
correspondía la mayor parte de la herencia, murió repentinamente al caer de un
caballo. El consideró la muerte de su hermano como un aviso enviado por el
cielo, para estar preparado porque el día menos pensado llega Dios por medio de
la muerte a pedirnos cuentas. Renunció a sus riquezas y fue ordenado sacerdote
y más tarde arzobispo de Milán. Aunque no faltan las acusaciones de que su
elección fue por nepotismo (era sobrino del Papa), sus enormes frutos de
santidad demuestran que fue una elección del Espíritu Santo.
Como obispo, su diócesis que reunía a los
pueblos de Lombardía, Venecia, Suiza, Piamonte y Liguria. Los atendía a todos.
Su escudo llevaba una sola palabra: "Humilitas", humildad. El,
siendo noble y riquísimo, vivía cerca del pueblo, privándose de lujos. Fue
llamado con razón "padre de los pobres"
San Carlos Borromeo Decía
que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y
que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en
vez de tener tiempo de sobra para perder.
Para con los necesitados era supremamente
comprensivo. Para con sus colaboradores era muy amigable y atento, pero
exigente. Y para consigo mismo era exigentísimo y severo.
Fue el primer secretario de Estado del
Vaticano (en el sentido moderno).
Fue blanco de un vil atentado, mientras
rezaba en su capilla, pero salió ileso, perdonando generosamente al agresor.
Fundó seminarios para formar sacerdotes bien
preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que
muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios.
Fue amigo de San Pío V, San Francisco de
Borja, San Felipe Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de
varios santos más.
Murió joven y pobre, habiendo enriquecido
enormemente a muchos con la gracia. ……murió diciendo: "Ya voy, Señor, ya
voy". En Milán casi nadie durmió esa noche, ante la tremenda noticia de
que su queridísimo Cardenal arzobispo, estaba agonizando.
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