domingo, 6 de noviembre de 2022

Párat4e un momento: El Evangelio del dia 8 - DE NOVIEMBRE – MARTES – 32 – SEMANA DEL T. O. – C Beato Juan Duns Escoto

 

 


8 - DE NOVIEMBRE – MARTES –

32 – SEMANA DEL T. O. – C

Beato Juan Duns Escoto

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito (2,1-8.11-14):

Habla de lo que es conforme a la sana doctrina. Di a los ancianos que sean sobrios, serios y prudentes; que estén robustos en la fe, en el amor y en la paciencia. A las ancianas, lo mismo: que sean decentes en el porte, que no sean chismosas ni se envicien con el vino, sino maestras en lo bueno, de modo que inspiren buenas ideas a las jóvenes, enseñándoles a amar a los maridos y a sus hijos, a ser moderadas y púdicas, a cuidar de la casa, a ser bondadosas y sumisas a los maridos, para que no se desacredite la palabra de Dios. A los jóvenes, exhórtalos también a ser prudentes, presentándote en todo como un modelo de buena conducta. En la enseñanza sé íntegro y grave, con un hablar sensato e intachable, para que la parte contraria se abochorne, no pudiendo criticarnos en nada. Porque ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las buenas obras.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 36,3-4.18.23.27.29

R/. El Señor es quien salva a los justos

Confía en el Señor y haz el bien,

habita tu tierra y practica la lealtad;

sea el Señor tu delicia,

y él te dará lo que pide tu corazón. R/.

El Señor vela por los días de los buenos,

y su herencia durará siempre.

El Señor asegura los pasos del hombre,

se complace en sus caminos. R/.

Apártate del mal y haz el bien,

y siempre tendrás una casa;

pero los justos poseen la tierra,

la habitarán por siempre jamás. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,7-10):

En aquel tiempo, dijo el Señor:

«Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, - ¿Quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? - ¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? - ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado?

Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."»

 

Palabra del Señor

 

1.  Siempre que en este texto aparecen los términos "siervo" o "criado" hay que traducir esas palabras por "esclavo" (doulos). En tiempo de Jesús, existía en Palestina la esclavitud. Había mercados de esclavos. Los esclavos paganos eran más caros porque su situación de esclavitud era perpetua, mientras los esclavos judíos solo se compraban para un tiempo limitado de seis años (Jeremias; Str. -Billerbeck).

Lo que a nosotros nos interesa, en este comentario es caer en la cuenta de que, por más que la esclavitud se prohibiera en XIX, sigue habiendo esclavos. Y esclavos que se compran y se venden. Pensar en los niños, las mujeres, los ciudadanos de países pobres que tienen más salida en la vida que vender su tiempo, su trabajo, su liberta, su cuerpo, todo eso o algo de eso, para seguir malviviendo. Así es, aunque dé miedo pensar que esto se está haciendo en miles y miles de seres humanos, para disfrute y ganancia de los ricos.

Nuestro mundo es más cruel que mundo antiguo.

 

             2.  Por lo que cuenta este relato, el esclavo no tenía ni derechos, ni tiempo limitado de servicio. Estaba a disposición del amo todo el día, toda la noche y para todo lo que se le pidiera hacer. Y además no podía protestar, ni exigir nada.  Lo más duro en la vida es perder la libertad. Quizá más costoso que perder la salud.

 

3.  Así las cosas, el principio ético que debe regir la conducta del cristiano tiene que ser, no solo la lucha contra las injusticias, sino sobre todo la bondad. Y la libertad para denunciar lo que sabemos que es injusto y cause tantos sufrimientos. Y esto, ante Dios y ante los demás. Es la postura utópica entera disponibilidad, sin quejas ni exigencias. A no ser las quejas y exigencias que debemos mostrar ante los causantes de tanto dolor.

Una ética y una espiritualidad así producen una hondura de humanidad inexplicable.

 

Beato Juan Duns Escoto

 



En Colonia, de la Lotaringia, en Germania, beato Juan Duns Escoto, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, el cual, oriundo de Escocia, enseñó las disciplinas filosóficas y teológicas en Cantorbery, Oxford, París y, finalmente, en Colonia, como maestro preclaro de sutil ingenio y fervor admirable. Se le llama doctor sutil y mariano.

Nació en Escocia, en el actual Reino Unido.

Falleció 8 de noviembre de 1308 en Colonia, en el actual Alemania

Beatificado el 20 de marzo de 1993 por Juan Pablo II.

Celebración 8 de noviembre

Religioso de la Orden de Frailes Menores.

 

Vida de Beato Juan Duns Escoto

 

Juan Pablo II aprobó su culto el 20 de marzo de 1993.

 

Juan Escoto nació en Duns, en Escocia, hacia 1265, entró en la Orden de los Hermanos Menores hacia 1280 y fue ordenado sacerdote el 17 de abril de 1291. Completó los estudios entre 1291 y 1296 en París.

 

Luego enseñó en Cambridge, Oxford y París, como bachiller, comentaba las “Sentencias” de Pedro Lombardo.

 

Tuvo que abandonar la universidad, por no haber querido firmar una apelación al Concilio contra Bonifacio VIII, promovida por Felipe el Hermoso, rey de Francia.

 

Regresó allí el año siguiente para obtener el doctorado, con una carta de presentación del Ministro general de la Orden, Padre Gonzalo Hispánico, que había sido su maestro, en la cual lo recomendaba como plenamente docto “sea por la larga experiencia, sea por la fama que se había extendido por todas partes, de su vida laudable, de su ciencia excelente y del ingenio sutilísimo” del candidato.

 

A fines de 1307 Juan Duns Escoto estaba en Colonia, donde enseñó. Quizás no hay doctor medieval más sobresaliente que este franciscano escocés, que estudió en Oxford, enseñó en París, fue expulsado por Felipe el Hermoso porque no quiso firmar la apelación antipapal y murió en Colonia, a la edad en que los otros filósofos comienzan a producir, como si la llama del pensamiento le hubiese quemado la juventud.

 

El título de “Doctor Sutil” que le dieron, dice toda su sublimidad. Sus teorías sobre la Virgen y sobre la encarnación obtienen después de siglos la confirmación en el dogma de la Inmaculada Concepción y en el culto a la realeza de Cristo.

 

Elabora el misticismo pensante de San Buenaventura. Escoto es un metafísico y un teólogo.

 

Empleó su agudeza de ingenio en la sistematización de los grandes amores de San Francisco: Jesucristo y la Virgen Santísima. La posteridad también lo ha llamado “Doctor del Verbo Encarnado” y “Doctor Mariano”.

 

Tuvo numerosos discípulos y muy pronto llegó a ser y siguió siendo el jefe de la escuela franciscana, que se inició con el Beato Alejandro de Hales, se desarrolló con San Buenaventura, doctor Seráfico de la Iglesia, y llegó a su culminación en el Beato Juan Duns Escoto.

 

Su doctrina está en perfecta armonía con su espiritualidad.

 

Después de Jesús, la Virgen Santísima ocupó el primer puesto en su vida. Duns Escoto es el teólogo por excelencia de la Inmaculada Concepción.

 

El estudio de los privilegios de María ocupó un puesto importantísimo en su vida. En una disputa pública, permaneció silencioso hasta que unos 200 teólogos expusieron y probaron sus sentencias de que Dios no había querido libre de pecado original a la Madre de su Hijo.

 

Por último, después de todos, se levantó Juan Duns Escoto, tomó la palabra, y refutó uno por uno todos los argumentos aducidos contra el privilegio mariano; y demostró con la Sagrada Escritura, con los escritos de los Santos Padres y con agudísima dialéctica, que un tal privilegio era conforme con la fe y que por lo mismo se debía atribuir a la gran Madre de Dios. Fue el triunfo más clamoroso en la célebre Sorbona, sintetizado en el célebre axioma: “Potuit, decuit, ergo fecit (Podía, convenía, luego lo hizo)”.

 

En Colonia, donde enseñaba, murió el 8 de noviembre de 1308.

 

Fuente: http://es.catholic.net/santoral

 

 

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