12 - DE
NOVIEMBRE – SÁBADO –
32 – SEMANA DEL T. O. – C
San Josafat Kuncewicz
Lectura de la tercera carta del apóstol san Juan (5-8):
Querido amigo Gayo, te portas con plena
lealtad en todo lo que haces por los hermanos, y eso que para ti son extraños.
Ellos han hablado de tu caridad ante la comunidad de aquí. Por favor, provéelos
para el viaje como Dios se merece; ellos se pusieron en camino para trabajar
por él sin aceptar nada de los gentiles. Por eso debemos nosotros sostener a
hombres como éstos, cooperando así en la propagación de la verdad.
Palabra de Dios
Salmo:111,1-2.3-4.5-6
R/. Dichoso quien teme al Señor
Dichoso quien teme al Señor
y ama de
corazón sus mandatos.
Su linaje
será poderoso en la tierra,
la
descendencia del justo será bendita. R/.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es
constante, sin falta.
En las tinieblas
brilla como una luz
el que es
justo, clemente y compasivo. R/.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra
rectamente sus asuntos.
El justo
jamás vacilará,
su recuerdo
será perpetuo. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8):
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a
sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta
parábola:
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los
hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
"Hazme justicia frente a mi adversario."
Por algún tiempo se negó, pero después se dijo:
"Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me
está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la
cara."»
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus
elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará
justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe
en la tierra?»
Palabra del Señor
1. Jesús
insiste en que los discípulos han de orar. Y han de orar siempre, sin cansarse
jamás. Con esto, Jesús destaca la importancia de la oración en la vida. Porque todos en la vida, de una manera o de otra, por un motivo o por otro,
nos vemos en la situación de la viuda que reclama justicia. Lo que ocurre es
que, con demasiada frecuencia, no tenemos esa experiencia de seres necesitados,
indigentes. Nuestra autosuficiencia nos incapacita para la oración. Porque ni
sentimos lo necesaria que es.
2. Si
"orar" es "desear", - ¿por qué será que no nos damos
cuenta de lo que tendríamos que desear intensamente, constantemente, como la
viuda que tanto le insistió al juez injusto?
El problema
que tenemos es que la sociedad en que vivimos nos proporciona una
serie de satisfacciones inmediatas, que tienen la particularidad de que nos
producen la impresión de que no hay que pedirle más a
la vida. Y así, seguimos de capricho en capricho, sin caer en la cuenta de que
tenemos que clamar para que nos hagan justicia, nos faciliten una forma de vida
y de convivencia, que nos haga poder tener lo que de verdad nos hará
felices y nos dará la esperanza que necesitamos para que nuestra vida tenga
sentido.
3. En
definitiva, el problema es asunto de fe: la convicción de que nosotros no nos
bastamos a nosotros mismos, es decir, la convicción de que más allá de los
límites de la vida, hay una realidad última que es la que nos humaniza y da
sentido a nuestras vidas.
Su nombre de bautismo
fue Juan Kunsevich. Nació en Vladimir de Volhinia (actual Polonia) hacia el
1581. En 1601 ingresó en el monasterio de la Santísima Trinidad de Vilna y 13
años después fue nombrado abad de Vilna. Católico en tierra de cisma, intenta
descubrir a su pueblo la fe de la Iglesia universal. Cuando es nombrado, contra
su querer, por el Papa Paulo V, Arzobispo de Polotsk, se hace inconmensurable
su celo y caridad en una archidiócesis infestada por el cisma.
Su actividad, su
fuerza moral y su vida interior suscita envidias y celos porque la Rusia blanca,
rejuvenecida, se está pasando al lado de Roma.
En 1623, un tumulto
invade su domicilio y es asesinado y arrojado su cuerpo al río. El arzobispo
rival de Josafat, Melecio, una vez convertido, hará profesión de fe católica en
Roma el 26 de Febrero del año 1627 ante el papa.
Vida de San Josafat Kuncewicz
El Cisma de Oriente fue en Julio del 1054. Rusia y las regiones a ella
sometidas fueron adhiriéndose al cisma en el decurso del siglo XV. La unión de
los rutenos con Roma tuvo lugar a fines del siglo XVI (1595-1596), justo cuando
Juan —que así se llamaba el santo— tenía unos 15 años. Había nacido en Vlodimir
(Volinia) el año 1580, en el seno de una familia noble. Se bautizó en la
Iglesia bizantina separada de Roma.
Pasa a Vilna a formarse y, como es aficionado a la lectura y toma sus
preferencias por los temas religiosos, conoció la verdad católica y se adhirió
a ella, aunque en Vilna, eran aún pocos los unidos a Roma. Desde este
descubrimiento van aumentando en él los deseos de que su pueblo abrace la unión
con Roma, heredera de la fe y autoridad de Pedro sobre la que Cristo fundó su
Iglesia.
Decide entrar en el monasterio de San Basilio. Ahora ha cambiado el nombre,
mantiene la "J" de Juan y se llama Josafat. Desea de modo vehemente
la unión de los disidentes con Roma y quiere dedicar todos sus esfuerzos a esta
tarea. Vive con mortificación intensa y mucha oración.
Se ordena sacerdote. Por su celo, unos le llaman "el azote de los
herejes" y otros "el raptor de almas". Los disidentes fanáticos
urden tramas contra él; alguna vez la abofetean. Ejerce el ministerio en varias
poblaciones: Zyrowiecz, Byten y Pinsk. Reanima las casas de la Orden y queda
sólidamente restablecidos los monasterios de monjas y monjes basilianos.
Nombrado archimandrita de la Santísima Trinidad, de Vilna, en 1614. Por las
pocas vocaciones, hace de todo: gobierno del monasterio, predicador, confesor,
administrador, cantor y visitador de religiosas. Entre los jóvenes busca
vocaciones para la vida monástica. Da impulso unionista en su monasterio
renovado.
Cuando es nombrado, contra su querer, por el Papa Paulo V, Arzobispo de
Polotsk, se hace inconmensurable su celo y caridad en una archidiócesis
infestada por el cisma. En vez de acobardarse ante las dificultades, se crece:
arrecia en penitencia y oración. El ejemplo de su austeridad conmueve; la
primera autoridad eclesiástica vive de tal modo que, en determinada ocasión,
tiene que empeñar su manto episcopal para aliviar a una viuda necesitada.
Entregado a su ministerio pastoral, rehuye inmiscuirse en política, restaura la
catedral, edifica iglesias, erige monasterios, escribe ilustrando el Primado de
Pedro y defiende el patrimonio de la Iglesia. Su actividad, su fuerza moral y
su vida interior suscita envidias y celos porque la Rusia blanca, rejuvenecida,
se está pasando al lado de Roma.
Hasta tal punto llama la atención lo que está sucediendo en torno a Josafat
que el Patriarca disidente de Jerusalén, Teófanes, viaja de incógnito y
consagra obispos cismáticos en secreto para situarlos en sedes rutenas unidas
ya a Roma con el fin de contrarrestar la actividad exitosa de Josafat. En
Polotsk se sitúa a Melecio Smotricio que recibe el encargo de entorpecer,
disminuir y eliminar si fuera posible la eficiencia unionista de Josafat.
Aumentan las calumnias y las intrigas. Las armas que utiliza el arzobispo en la
presente guerra a muerte entre disidentes y unionistas son la oración, la
humildad sincera, la caridad exquisita y las frecuentes visitas pastorales para
animar a los fieles y alentar a los pusilánimes. En una de ellas encontrará la
muerte. En la que hace a Vitebsk. Aquí se urde una trama para asesinarlo en su
propio domicilio. Un tumulto de mujerzuelas y populacho enloquecido invade su
domicilio donde es lastimosamente ultrajado, vapuleado y tratado a hachazos;
los promotores del alboroto han sido un presbítero llamado Elías con la
complicidad de clérigos cismáticos. Sacado a rastras a la calle le rematan con
dos disparos de lombarda en la cabeza. Su cuerpo fue arrojado al río Duna
atadas sendas piedras a los pies y a la cabeza. Al cabo de cinco días son
rescatados sus restos del agua, trasladados a la catedral de Vitebsk y poco
después a la sede arzobispal de Polotsk. El arzobispo rival de Josafat,
Melecio, una vez convertido, hará profesión de fe católica en Roma el 26 de
Febrero del año 1627 ante el papa.
La persecución contra la Iglesia Católica y contra Roma en las regiones de
Rusia y Rusia blanca, no es sólo cosa de los siglos XIX y XX. La fe de los
rutenos y ucranianos, dentro y fuera del país, son el puntal más fuerte de la
Iglesia católica oriental unida a Roma y la esperanza del retorno a la unión.
Fuente: http://www.archimadrid.es/princi/princip/otros/santoral/santora
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