17 – DE ABRIL
– LUNES –
2 - SEMANA DE PASCUA – A
Santa Catalina Tekakwitha
Lectura del Libro de los Hechos de los
apóstoles (4,23-31):
EN aquellos días,
Pedro y Juan, puestos en libertad, volvieron a los suyos y les contaron lo que
les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos.
Al oírlo, todos invocaron a una a Dios en voz alta, diciendo:
«Señor, tú que hiciste el cielo, la tierra,
el mar y todo lo que hay en ellos; tú que por el Espíritu Santo dijiste, por
boca de nuestro padre David, tu siervo:
“¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos planean proyectos vanos?
Se presentaron los reyes de la tierra, los príncipes conspiraron contra el
Señor y contra su Mesías”.
Pues en verdad se aliaron en esta ciudad
Herodes y Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel contra tu santo
siervo Jesús, a quien tú ungiste, para realizar cuanto tu mano y tu voluntad
habían determinado que debía suceder. Ahora, Señor, fíjate en sus amenazas y
concede a tus siervos predicar tu palabra con toda valentía; extiende tu mano
para que realicen curaciones, signos y prodigios por el nombre de tu santo
siervo Jesús».
Al terminar la oración, tembló el lugar
donde estaban reunidos; los llenó a todos el Espíritu Santo, y predicaban con
valentía la palabra de Dios.
Palabra de
Dios
Salmo: 2,1-3.4-6.7-9
R/. Dichosos los que se refugian en ti,
Señor
¿Por qué se
amotinan las naciones
y los pueblos planean un fracaso?
Se alían los reyes de la tierra,
los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Mesías:
«Rompamos sus coyundas,
sacudamos su yugo». R/.
El que habita en
el cielo sonríe,
el Señor se burla de ellos.
Luego les habla con ira,
los espanta con su cólera:
«Yo mismo he establecido a mi Rey
en Sion, mi monte santo». R/.
Voy a proclamar el
decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi hijo:
yo te he engendrado hoy.
Pídemelo:
te daré en herencia las naciones;
en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás con jarro de loza». R/.
Lectura del santo evangelio según san
Juan (3,1-8):
HABÍA un hombre
del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús
de noche y le dijo:
«Rabí, sabemos que has venido de parte de
Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no
está con él».
Jesús le contestó:
«En verdad, en verdad te digo: el que no
nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios».
Nicodemo le pregunta:
«¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo?
¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?».
Jesús le contestó:
«En verdad, en verdad te digo: el que no
nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de
la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que
te haya dicho: “Tenéis que nacer de nuevo”; el viento sopla donde quiere y oyes
su ruido, pero no sabemos de dónde viene ni adónde va. Así es todo lo que ha
nacido del Espíritu».
Palabra del
Señor
1. Jesús afirma que, para ver
el Reino de Dios, hay que nacer de nuevo. El que vuelve a nacer es una persona
nueva, una persona distinta. Hay personas que dicen: "Si yo
volviera a nacen... sería así, haría tal cosa, orientaría mi vida de otra
manera...".
"Nacer de nuevo" es cambiar
radicalmente, desde las raíces mismas de la vida. Ahora bien, cambiar hasta ese
extremo es tanto como cambiar las "convicciones" más fundamentales
que rigen y orientan nuestra vida.
¿En qué sentido?
2. Jesús lo explica diciendo
que hay que nacer "de agua y de Espíritu". Nacer del agua no se
refiere al agua como fuente de vida. Ni al agua como lavatorio de manchas que
nos ensucian.
Nacer del agua es salir vivo de las
aguas que ahogan, que matan, que quitan la vida. "Nacer del agua" es
"nacer de nuevo".
Es volver a vivir. Para vivir, ¿cómo?
Para vivir "llevado por el viento", del que dice Jesús que "no
sabes de dónde viene ni a dónde va".
Un sujeto, del que se puede decir que no
se sabe ni de dónde viene ni a dónde va, es una persona que no se ajusta a las
normas establecidas en cuanto a forma de pensar, pautas de conducta, valores
que determinan su vida...
Se trata, por tanto, de una persona que
rompe con el sistema establecido. Y opta por la libertad de la profecía, de la
utopía, de la llamada "contra-cultura".
3. Optar por el Evangelio es nadar
contra corriente. Es romper con la "mentalidad sumisa" de los que se
acomodan a lo que siempre se ha dicho o se ha hecho. Son, en definitiva, los
seres humanos libres. Con una libertad que está siempre al servicio de la
misericordia. Y son algo tan imprevisible como imprevisibles son las
situaciones de sufrimiento y de felicidad que constantemente se producen en la
vida. Y se producen sin saber dónde ni por qué. Vivir siempre en función de
tales situaciones y de quienes las padecen, es vivir como el viento, como el
Espíritu.
Santa Catalina Tekakwitha
Martirologio Romano: En Sault, de
la provincia de Québec, en Canadá, Santa Catalina Tekawitha, virgen, la cual,
nacida entre los indígenas del lugar, recibió el bautismo el día de Pascua y ofreció
a Dios su virginidad, que ya había conservado antes de convertirse, sufriendo
muchas amenazas y vejaciones († 1680).
Etimológicamente: Katari = Catalina = Aquella que
es pura y casta, es de origen griego.
Fecha de beatificación: 22 de junio
de 1980 por el Papa Juan Pablo II.
Fecha de canonización: 21 de octubre
de 2012 por S. S. Benedicto XVI.
Breve Biografía
Esta primera indígena canonizada, conocida como "El lirio de los
Mohawks",nació en Ossernenon, estado de Nueva York, en 1656. Su padre
pertenecía a la tribu Mohawk de la cual era jefe, y su madre a la Algonquin. La
familia la completaba un hermano varón. Los tres murieron en 1660 a
consecuencia de una epidemia de viruela que atacó ferozmente a todo el pueblo,
diezmándolo. Kateri también contrajo la enfermedad que respetó su vida pero le
desfiguró el rostro y le afectó a la vista. Una vez arrasada la aldea, que fue
pasto de las llamas, se trasladó a Kahnawakey quedó bajo la tutela de dos tíos
y una tía que no tenían descendencia. Uno de estos familiares no ocultaba su
desprecio por la religión. La llamaban Tekakwithapor su significado: «la que
pone las cosas en orden», nombre que se ganó con su eficiente trabajo sirviendo
a la esposa del tío que la acogió en su casa.
En los pocos años que convivió con su madre Tagaskouita–que había conocido
el catolicismo antes de ser raptada y obligada a desposarse tras una guerra
entre clanes tribales–, le habló de Dios. Ella sufrió la hostilidad de su
marido, que era pagano, y su inquina hacia los religiosos jesuitas. Y vivió
apenada por ver a sus hijos maniatados y sin libertad de decisión para optar
por el credo católico. Pero mantuvo firme su fe contra viento y marea. Kateri
recordaba canciones religiosas que su madre sabía, y que entonaban juntas en
casa de sus parientes.
En 1667 unos jesuitas fueron huéspedes de su tío y, aprovechando que tenía
en sus manos la misión de atenderles, pudo profundizar en ese Dios amor que le
bullía dentro porque ellos le hablaban de Jesús y de María. Sin embargo, no
tuvo ocasión de confiarse y manifestar cuán grandes eran sus deseos de ser
bautizada. Pero en 1674 otro de los jesuitas que había fundado la misión de San
Pietro en Caughuawaga, el padre James de Lamberville, llegó a su tribu para
evangelizar. Y Kateri vio el momento de cumplir su ardiente anhelo de
convertirse en cristiana. De hecho, aunque sus tíos la prometieron a un joven
guerrero, había rehusado casarse con él porque algo había en su interior, que
no sabía descifrar, y que la empujaba a cumbres más altas. La ruptura del
acuerdo establecido hacía años causó gran conmoción en su entorno y la mayor
parte de la tribu no se lo perdonó.
Una oportuna lesión en el pie le permitió abrir su corazón al jesuita en
casa de su tío, y pedirle secretamente la gracia del bautismo. Le explicó que
su madre y la amiga de ella, Anastasie Tegonhatsihongo, al ser cristianas le
habían enseñado algunos principios de fe, pero tenía sed de profundizar en
ellos. No había dado antes este paso por temor a su familia. El sacerdote
constató que Kateri no era precisamente una párvula del amor divino, sino que
en la joven latían fuertemente virtudes que conforman la santidad; es decir,
que el Espíritu Santo estaba actuando dentro de ella conduciéndola por el
sendero de la perfección. Y en la Pascua de 1676, siempre en medio de gran
cautela, la bautizó en la misión de San Pedro, cercana a la aldea. En ese
momento le dieron el nombre de Kateri (Catalina).
La decisión tomada por la joven atrajo la hostilidad de la gente. Fue objeto
de insultos e incluso vio amenazada su vida. Cuando el padre Lamberville se
percató de que la situación que rodeaba a la muchacha era insostenible, se
ocupó de sacarla de allí. Anastasie se encontraba ya en la conocida pradera de
la Magdeleine en Nueva Francia, más allá del río san Lorenzo, y la esperaba con
los brazos abiertos. En 1677 Kateri huyó abandonando a su tío con la ayuda de
unos amigos. Logró llegar a la misiónaunque para ello había tenido que recorrer
más de 300 km. caminando por el bosque. Los jesuitas la consideraron un tesoro.
Anastasiela instruyó en la fe y logró materializar su sueño de entregarse a la
oración y a la penitencia. Le horrorizaba el pecado y se flagelaba sin
compasión afligida por las faltas que hubiera podido cometer.
Convirtió los campos de maíz en el escenario ideal para rezar el rosario
burlando los rigores climatológicos, sin tener en cuenta el esfuerzo que ello
suponía. Mientras, en las riveras del río hacía cruces de madera. Para no
importunar a quienes le daban cobijo, y llevada de su gran amor a la Eucaristía
y a Jesús crucificado, se mantenía discretamente cercana a la capilla,
esperando su apertura desde la madrugada. Luego permanecía allí hasta que
culminaba la última misa que se oficiaba. En 1677, año en el que recibió la
primera comunión, la misión de San Francisco Javier se trasladó a Sault St.
Louis, cerca de Montreal en Canadá. En 1678 conoció a Marie-Thérèse
TekaiaKentha, que se había convertido al catolicismo, compartiendo ambas
similares anhelos de penitencia. Todo lo realizaban en común bajo la atenta
mirada de su director espiritual, el padre Pierre Cholenec.
En 1679 Kateri emitió su voto de virginidad, una decisión que tenía un peso
importante al proceder de una persona aborigen. Con ella dio un gran
testimonio. Después de visitar un convento de religiosas en Montreal consultó
si podría poner en marcha una fundación con algunas amigas, pero su confesor le
hizo ver que no estaba preparada para tal empresa. Su misión fue catequizar a
los niños y prestar impagable ayuda a los enfermos y ancianos; todo ello sin
dejar de mortificarse. Su débil organismo no resistió tantos envites, pese a
que el padre Cholenec había tenido que poner coto a sus excesos porque se temía
lo peor. Y así fue. Al final, contrajo una tuberculosis que segó su vida el 17
de abril de 1680, cuando tenía 24 años. Sus últimas palabras fueron: «¡Jesús,
te amo!». La muerte liberó su rostro de las huellas de la viruela. En todo
momento había dado pruebas de fe, esperanza y caridad. Fue heroica en su
paciencia, resignación y alegría en el sufrimiento.
Junto a san Francisco de Asís se la considera patrona de la naturaleza y de
la ecología.
NdE: En Estados Unidos de Norteamérica se celebra su fiesta el día 14 de
julio.
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