domingo, 16 de abril de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 17 – DE ABRIL – LUNES – 2 - SEMANA DE PASCUA – A Santa Catalina Tekakwitha

 

 


 

17 – DE ABRIL – LUNES –

 2 - SEMANA DE PASCUA – A

Santa Catalina Tekakwitha

 

Lectura del Libro de los Hechos de los apóstoles (4,23-31):

 

EN aquellos días, Pedro y Juan, puestos en libertad, volvieron a los suyos y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos.

Al oírlo, todos invocaron a una a Dios en voz alta, diciendo:

«Señor, tú que hiciste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos; tú que por el Espíritu Santo dijiste, por boca de nuestro padre David, tu siervo:

“¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos planean proyectos vanos? Se presentaron los reyes de la tierra, los príncipes conspiraron contra el Señor y contra su Mesías”.

Pues en verdad se aliaron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste, para realizar cuanto tu mano y tu voluntad habían determinado que debía suceder. Ahora, Señor, fíjate en sus amenazas y concede a tus siervos predicar tu palabra con toda valentía; extiende tu mano para que realicen curaciones, signos y prodigios por el nombre de tu santo siervo Jesús».

Al terminar la oración, tembló el lugar donde estaban reunidos; los llenó a todos el Espíritu Santo, y predicaban con valentía la palabra de Dios.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 2,1-3.4-6.7-9

 

R/. Dichosos los que se refugian en ti, Señor

 

¿Por qué se amotinan las naciones

y los pueblos planean un fracaso?

Se alían los reyes de la tierra,

los príncipes conspiran

contra el Señor y contra su Mesías:

«Rompamos sus coyundas,

sacudamos su yugo». R/.

 

El que habita en el cielo sonríe,

el Señor se burla de ellos.

Luego les habla con ira,

los espanta con su cólera:

«Yo mismo he establecido a mi Rey

en Sion, mi monte santo». R/.

 

Voy a proclamar el decreto del Señor;

él me ha dicho: «Tú eres mi hijo:

yo te he engendrado hoy.

Pídemelo:

te daré en herencia las naciones;

en posesión, los confines de la tierra:

los gobernarás con cetro de hierro,

los quebrarás con jarro de loza». R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (3,1-8):

 

HABÍA un hombre del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche y le dijo:

«Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él».

Jesús le contestó:

«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios».

Nicodemo le pregunta:

«¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?».

Jesús le contestó:

«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Tenéis que nacer de nuevo”; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabemos de dónde viene ni adónde va. Así es todo lo que ha nacido del Espíritu».

 

Palabra del Señor

 

1.  Jesús afirma que, para ver el Reino de Dios, hay que nacer de nuevo. El que vuelve a nacer es una persona nueva, una persona distinta. Hay personas que dicen:  "Si yo volviera a nacen... sería así, haría tal cosa, orientaría mi vida de otra manera...".

"Nacer de nuevo" es cambiar radicalmente, desde las raíces mismas de la vida. Ahora bien, cambiar hasta ese extremo es tanto como cambiar las "convicciones" más fundamentales que rigen y orientan nuestra vida.

¿En qué sentido?

 

2.  Jesús lo explica diciendo que hay que nacer "de agua y de Espíritu". Nacer del agua no se refiere al agua como fuente de vida. Ni al agua como lavatorio de manchas que nos ensucian.

Nacer del agua es salir vivo de las aguas que ahogan, que matan, que quitan la vida. "Nacer del agua" es "nacer de nuevo".

Es volver a vivir. Para vivir, ¿cómo? Para vivir "llevado por el viento", del que dice Jesús que "no sabes de dónde viene ni a dónde va".

Un sujeto, del que se puede decir que no se sabe ni de dónde viene ni a dónde va, es una persona que no se ajusta a las normas establecidas en cuanto a forma de pensar, pautas de conducta, valores que determinan su vida...

Se trata, por tanto, de una persona que rompe con el sistema establecido. Y opta por la libertad de la profecía, de la utopía, de la llamada "contra-cultura".

 

3.  Optar por el Evangelio es nadar contra corriente. Es romper con la "mentalidad sumisa" de los que se acomodan a lo que siempre se ha dicho o se ha hecho. Son, en definitiva, los seres humanos libres. Con una libertad que está siempre al servicio de la misericordia. Y son algo tan imprevisible como imprevisibles son las situaciones de sufrimiento y de felicidad que constantemente se producen en la vida. Y se producen sin saber dónde ni por qué. Vivir siempre en función de tales situaciones y de quienes las padecen, es vivir como el viento, como el Espíritu.

 

Santa Catalina Tekakwitha

 



 

Martirologio Romano: En Sault, de la provincia de Québec, en Canadá, Santa Catalina Tekawitha, virgen, la cual, nacida entre los indígenas del lugar, recibió el bautismo el día de Pascua y ofreció a Dios su virginidad, que ya había conservado antes de convertirse, sufriendo muchas amenazas y vejaciones († 1680).

Etimológicamente: Katari = Catalina = Aquella que es pura y casta, es de origen griego.

 

Fecha de beatificación: 22 de junio de 1980 por el Papa Juan Pablo II.

Fecha de canonización: 21 de octubre de 2012 por S. S. Benedicto XVI.

 

Breve Biografía

 

Esta primera indígena canonizada, conocida como "El lirio de los Mohawks",nació en Ossernenon, estado de Nueva York, en 1656. Su padre pertenecía a la tribu Mohawk de la cual era jefe, y su madre a la Algonquin. La familia la completaba un hermano varón. Los tres murieron en 1660 a consecuencia de una epidemia de viruela que atacó ferozmente a todo el pueblo, diezmándolo. Kateri también contrajo la enfermedad que respetó su vida pero le desfiguró el rostro y le afectó a la vista. Una vez arrasada la aldea, que fue pasto de las llamas, se trasladó a Kahnawakey quedó bajo la tutela de dos tíos y una tía que no tenían descendencia. Uno de estos familiares no ocultaba su desprecio por la religión. La llamaban Tekakwithapor su significado: «la que pone las cosas en orden», nombre que se ganó con su eficiente trabajo sirviendo a la esposa del tío que la acogió en su casa.

En los pocos años que convivió con su madre Tagaskouita–que había conocido el catolicismo antes de ser raptada y obligada a desposarse tras una guerra entre clanes tribales–, le habló de Dios. Ella sufrió la hostilidad de su marido, que era pagano, y su inquina hacia los religiosos jesuitas. Y vivió apenada por ver a sus hijos maniatados y sin libertad de decisión para optar por el credo católico. Pero mantuvo firme su fe contra viento y marea. Kateri recordaba canciones religiosas que su madre sabía, y que entonaban juntas en casa de sus parientes.

 

En 1667 unos jesuitas fueron huéspedes de su tío y, aprovechando que tenía en sus manos la misión de atenderles, pudo profundizar en ese Dios amor que le bullía dentro porque ellos le hablaban de Jesús y de María. Sin embargo, no tuvo ocasión de confiarse y manifestar cuán grandes eran sus deseos de ser bautizada. Pero en 1674 otro de los jesuitas que había fundado la misión de San Pietro en Caughuawaga, el padre James de Lamberville, llegó a su tribu para evangelizar. Y Kateri vio el momento de cumplir su ardiente anhelo de convertirse en cristiana. De hecho, aunque sus tíos la prometieron a un joven guerrero, había rehusado casarse con él porque algo había en su interior, que no sabía descifrar, y que la empujaba a cumbres más altas. La ruptura del acuerdo establecido hacía años causó gran conmoción en su entorno y la mayor parte de la tribu no se lo perdonó.

 

Una oportuna lesión en el pie le permitió abrir su corazón al jesuita en casa de su tío, y pedirle secretamente la gracia del bautismo. Le explicó que su madre y la amiga de ella, Anastasie Tegonhatsihongo, al ser cristianas le habían enseñado algunos principios de fe, pero tenía sed de profundizar en ellos. No había dado antes este paso por temor a su familia. El sacerdote constató que Kateri no era precisamente una párvula del amor divino, sino que en la joven latían fuertemente virtudes que conforman la santidad; es decir, que el Espíritu Santo estaba actuando dentro de ella conduciéndola por el sendero de la perfección. Y en la Pascua de 1676, siempre en medio de gran cautela, la bautizó en la misión de San Pedro, cercana a la aldea. En ese momento le dieron el nombre de Kateri (Catalina).

 

La decisión tomada por la joven atrajo la hostilidad de la gente. Fue objeto de insultos e incluso vio amenazada su vida. Cuando el padre Lamberville se percató de que la situación que rodeaba a la muchacha era insostenible, se ocupó de sacarla de allí. Anastasie se encontraba ya en la conocida pradera de la Magdeleine en Nueva Francia, más allá del río san Lorenzo, y la esperaba con los brazos abiertos. En 1677 Kateri huyó abandonando a su tío con la ayuda de unos amigos. Logró llegar a la misiónaunque para ello había tenido que recorrer más de 300 km. caminando por el bosque. Los jesuitas la consideraron un tesoro. Anastasiela instruyó en la fe y logró materializar su sueño de entregarse a la oración y a la penitencia. Le horrorizaba el pecado y se flagelaba sin compasión afligida por las faltas que hubiera podido cometer.

 

Convirtió los campos de maíz en el escenario ideal para rezar el rosario burlando los rigores climatológicos, sin tener en cuenta el esfuerzo que ello suponía. Mientras, en las riveras del río hacía cruces de madera. Para no importunar a quienes le daban cobijo, y llevada de su gran amor a la Eucaristía y a Jesús crucificado, se mantenía discretamente cercana a la capilla, esperando su apertura desde la madrugada. Luego permanecía allí hasta que culminaba la última misa que se oficiaba. En 1677, año en el que recibió la primera comunión, la misión de San Francisco Javier se trasladó a Sault St. Louis, cerca de Montreal en Canadá. En 1678 conoció a Marie-Thérèse TekaiaKentha, que se había convertido al catolicismo, compartiendo ambas similares anhelos de penitencia. Todo lo realizaban en común bajo la atenta mirada de su director espiritual, el padre Pierre Cholenec.

 

En 1679 Kateri emitió su voto de virginidad, una decisión que tenía un peso importante al proceder de una persona aborigen. Con ella dio un gran testimonio. Después de visitar un convento de religiosas en Montreal consultó si podría poner en marcha una fundación con algunas amigas, pero su confesor le hizo ver que no estaba preparada para tal empresa. Su misión fue catequizar a los niños y prestar impagable ayuda a los enfermos y ancianos; todo ello sin dejar de mortificarse. Su débil organismo no resistió tantos envites, pese a que el padre Cholenec había tenido que poner coto a sus excesos porque se temía lo peor. Y así fue. Al final, contrajo una tuberculosis que segó su vida el 17 de abril de 1680, cuando tenía 24 años. Sus últimas palabras fueron: «¡Jesús, te amo!». La muerte liberó su rostro de las huellas de la viruela. En todo momento había dado pruebas de fe, esperanza y caridad. Fue heroica en su paciencia, resignación y alegría en el sufrimiento.

 

Junto a san Francisco de Asís se la considera patrona de la naturaleza y de la ecología.

NdE: En Estados Unidos de Norteamérica se celebra su fiesta el día 14 de julio.

 

 

 

 

 

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