sábado, 29 de abril de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 – DE MAYO – LUNES – 4 - SEMANA DE PASCUA – A San José Obrero

 

 

 


1 – DE MAYO – LUNES –

4 - SEMANA DE PASCUA – A

San José Obrero

Memoria libre

 

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,1-18): 

En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión le dijeron en son de reproche:

«Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos».

Pedro entonces comenzó a exponerles los hechos por su orden, diciendo:

«Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: una especie de recipiente que bajaba, semejante a un gran lienzo que era descolgado del cielo sostenido por los cuatro extremos, hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y pájaros del cielo.

Luego oí una voz que me decía:

“Levántate, Pedro, mata y come”.

Yo respondí:

«De ningún modo, Señor, pues nunca entró en mi boca cosa profana o impura”.

Pero la voz del cielo habló de nuevo:

«Lo que Dios ha purificado, tú no lo consideres profano”.

Esto sucedió hasta tres veces, y de un tirón lo subieron todo de nuevo al cielo.

En aquel preciso momento llegaron a la casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía. Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre.

Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía:

“Manda recado a Jafa y haz venir a Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu casa”.

En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; entonces me acordé de lo que el Señor había dicho:

“Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo”.

Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?».

Oyendo esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo:

«Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida».

Palabra de Dios

 

Salmo: 41,2-3;42,3.4

 

R/. Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo

Como busca la cierva corrientes de agua,

así mi alma te busca a ti, Dios mío;

mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:

¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.

Envía tu luz y tu verdad:

que ellas me guíen

y me conduzcan hasta tu monte santo,

hasta tu morada. R/.

Me acercaré al altar de Dios,

al Dios de mi alegría,

y te daré gracias al son de la cítara,

Dios, Dios mío. R/.

 

     Lectura del santo evangelio según san Juan10,11-18

 

      En aquel tiempo, dijo Jesús:

     «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

    Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

    Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

 

Palabra del Señor.

 

1.  La simple lectura de este texto sugiere una reflexión lógica y elemental: si uno ve una casa en la que quienes entran y salen de ella no lo hacen por la puerta, sino que saltan por las ventanas y los balcones, cualquiera que presencie una cosa tan rara, pensará que los que así entran y salen de la casa son ladrones o están locos de remate. No usar la puerta en una casa rompe la lógica de la normalidad y nos mete de lleno en lo extravagante.

Pues bien, Jesús dice:

"Yo soy la puerta".

Quien no entra por esta puerta, es decir quien no se ajusta a la vida de Jesús, a su Evangelio, - ¿Qué busca en la comunidad cristiana o en la Iglesia?  - ¿No parecemos, muchas veces, gente extraña?

 

2.  Pero también aquí tropezamos con una dificultad inevitable: si para la salvación no hay más puerta que Jesús, - ¿no es eso condenar a la gran mayoría de la humanidad?   - ¿No es eso tanto como

despreciar a quienes tienen otras creencias o han nacido en otras culturas con sus religiones?

Jesús termina diciendo: Yo he venido para que tengan vida. En los evangelios no consta que Jesús fundara una religión. Lo que Jesús quiso es que todos tengamos vida. Una vida plenamente humana y feliz.

Jesús es la puerta, el acceso, a todas las religiones o proyectos de vida que hacen que este mundo sea más humano y más habitable. Por eso, y solo por eso, Jesús puede ser el acceso a la plenitud total de la vida.

 

San José Obrero

Memoria libre

 




San José, obrero

 Fiesta instituida por Pío XII el 1 de mayo de 1955, para que –como dijo el mismo Papa a los obreros reunidos aquel día en la Plaza de San Pedro– «el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual sea también vuestro próvido guardián y el de vuestras familias».

 

     Aunque el día de san José, esposo de la Virgen, se celebra el 19 de marzo, lo cierto es que el primer día de mayo conmemoramos también a san José, el padre de Jesús, esta vez bajo la advocación de “Obrero”, en una fiesta cuya historia es relativamente reciente.

     El 1 de mayo es celebrado en gran parte del mundo como el Día Internacional de los Trabajadores, una jornada que surge en el ámbito civil, pues el primero de mayo de 1886 se inició en Chicago el movimiento obrero que lograría la consecución de la jornada de ocho horas.

     Poco después, en 1891, el papa León XIII publicaría su famosa encíclica Rerum Novarum, en la que ahondaría en los problemas que la Revolución Industrial había traído consigo, abogando por la justicia social y los derechos de los trabajadores para asociarse en sindicatos.

     Sería el papa Pío XII quien, en 1955, ahondando en la Doctrina Social de la Iglesia, propondría cristianizar la fiesta del trabajo «con la atención de que todos reconozcan la dignidad del trabajo y que ella inspire la vida social y las leyes fundadas sobre la equitativa repartición de derechos y de deberes».

     «El humilde obrero de Nazaret –afirmaba el Papa en el discurso de institución de la fiesta– no solo encarna, delante de Dios y de la Iglesia, la dignidad del obrero manual, sino que es también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias».

     Por su parte, San Juan Pablo II en su encíclica a los trabajadores “Laborem exercens” destacó que “mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido ‘se hace más hombre’”.

 

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