13 DE MARZO
– MIERCOLES –
4ª –
SEMANA DE CUARESMA - B
SAN RODRIGO Y SAN
SALOMÓN DE CÓRDOBA
Lectura del
libro de Isaías (49,8-15):
ESTO dice el
Señor:
«En tiempo de gracia te he respondido, en día propicio te he auxiliado; te he defendido y constituido alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir heredades desoladas, para decir a los cautivos: “Salid”, a los que están en tinieblas: “Venid a la luz”.
Aun por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las dunas; no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el compasivo y los guía a manantiales de agua.
Convertiré mis montes en caminos, y mis senderos se nivelarán. Miradlos venir de lejos; miradlos, del Norte y del Poniente, y los otros de la tierra de Sin. Exulta, cielo; alégrate, tierra; romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de los desamparados».
Sion decía:
«Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado».
¿Puede una
madre olvidar al niño que amamanta, no tener compasión del hijo de sus
entrañas?
Pues, aunque
ella se olvidara, yo no te olvidaré.
Palabra de Dios
Salmo:
144,8-9.13cd-14.17-18
R/. El Señor
es clemente y misericordioso
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus
criaturas. R/.
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones.
Cerca está el Señor de los que lo
invocan,
de los que lo invocan
sinceramente. R/.
Lectura del
santo evangelio según san Juan (5,17-30):
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
«Mi Padre
sigue actuando, y yo también actúo».
Por eso los
judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino
también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.
Jesús tomó la
palabra y les dijo:
«En verdad,
en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere
hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre
ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que
esta, para vuestro asombro.
Lo mismo que
el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a
los que quiere.
Porque el
Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que
todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al
Padre que lo envió.
En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.
En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.
Porque, igual
que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en
sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.
No os
sorprenda esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán
su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que
hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.
Yo no puedo
hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no
busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».
Palabra del Señor
1. La
curación del paralítico de la piscina, realizada en sábado y, para colmo,
diciéndole al hombre curado que se llevase la camilla a su casa precisamente en el día que todo eso estaba prohibido, todo eso junto, indignó a los
dirigentes religiosos hasta tal punto, que el IV evangelio no duda en asegurar
que aquellos dirigentes de la religión tenían ganas de matarlo. Es
verdad que lo que hizo Jesús fue una violación provocativa de la
"interpretación oficial" (la Halaká) que se hacía de la Torá (la
Ley). Y, además, Jesús actuó así en Jerusalén y en plena fiesta de Pentecostés
(R. E. Brown).
Efectivamente,
la violación consciente de la ley en sábado era castigada con la lapidación.
2. Así
las cosas, ¿cómo justificó Jesús lo que acababa de hacer? En el
relato mítico de la creación se dice que el día
séptimo Dios descansó (Gen 2, 2). Por eso los judíos observantes, hasta
hoy, afirman que "el Shabbat... es el día de
la liberación, el día que, desde los albores de la vida universal, la
libertad triunfa sobre la fatalidad y proclama la absoluta libertad del
Creador" (La voz de la Torah, I).
Así las
cosas, lo que Jesús les dijo a los observantes judíos fue que él hacía lo que
ve hacer al Padre. Esa fue toda su argumentación.
3. Esto
nos quiere decir lo siguiente: lo que el Padre hace constantemente -también el sábado- es "dar vida". Dios es incesantemente la
fuente de la vida, de la plenitud de la vida, lo mejor de la vida.
El Padre es,
por tanto, fuente de felicidad, de bondad, de respeto, de estima, de cariño, de
todo lo que más dichosa hace nuestra vida. Pues si eso es lo que
hace siempre el Padre, eso mismo es lo que siempre hace Jesús.
Esto explica
la curación del paralítico. Y explica en qué consiste el eje y el centro de la
vida cristiana: hacer la vida más humana y más feliz.
SAN RODRIGO Y SAN
SALOMÓN DE CÓRDOBA
Sacerdote y
Mártir
Martirologio Romano: En Córdoba, en Andalucía (España), pasión de los santos Rodrigo,
presbítero, y Salomón, mártires. El primero, al negarse a aceptar a Mahoma como
el verdadero profeta enviado por el Omnipotente, fue encarcelado. En el
cautiverio coincidió con Salomón, que algún tiempo antes había pertenecido a la
religión mahometana, y al ser decapitados ambos a la vez, finalizaron
gloriosamente el curso de su combate. († 857)
Breve Biografía
San Rodrigo mártir
vivió bajo el reinado de Mohamed I, hijo de Abderramán II, en el emirato de
Córdoba.
San Eulogio, obispo de esta ciudad, da cuenta del martirio sufrido por
Rodrigo, juntamente con san Salomón, el día tercero de los días de marzo (día
13) del año 895.
Natural de un
pueblo próximo a Egabro (Cabra), cursó en esta ciudad los estudios
eclesiásticos y se ordenó sacerdote.
Uno de sus
hermanos, fanático de Mahoma, arremetió un día contra él y lo dejó malherido; y
habiéndolo instalado en una camilla, lo paseó por la ciudad, explicando que de
esta manera quería demostrar su fe musulmana. Pero habiéndose rehecho Rodrigo
de sus heridas, logró escapar.
Su hermano,
despechado, lo acusó ante el cadí de prevaricador y apóstata. Conducido a
prisión, allí conoció a otro mozárabe, Salomón, acusado como él de haber
renegado de Mahoma.
Después de
numerosos intentos por convertirlos al Islam, el cadí los sentenció a muerte.
Fueron degollados, y sus cuerpos, atados a pesadas piedras, fueron arrojados al
río. Pero fueron hallados milagrosamente, y enterrados solemnemente, durante
una procesión nocturna, precedida por el obispo Saúl.
La fiesta de san
Rodrigo y san Salomón se celebra el 13 de marzo.
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