27
DE JUNIO - SÁBADO -
12ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Mt
8, 5-17
En
aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le
acercó diciéndole: “Señor, tengo en casa a un criado que está
en cama paralítico y sufre mucho". Él le contestó: “Voy
yo a curarlo". Pero el centurión le replicó: “Señor,
¿quién soy yo para que entres bajo mi techo?. Basta que lo digas
de palabra y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo
disciplina y tengo soldados a mis órdenes: y le digo a uno “ve, y
va; al otro, ven, y viene; a mi criado, haz esto, y lo hace".
Cuando Jesús lo oyó quedó admirado y dijo a los que le seguían:
“Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os
digo que vendrán muchos de Oriente y Occidente y se sentarán con
Abrahán, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos; en cambio, a los
ciudadanos del Reino los echarán fuera, a las
tinieblas.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Y al centurión le
dijo: “Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído". Y en
aquel momento se puso bueno el criado. Al llegar Jesús a casa de
Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; y la cogió de la
mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles.
Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él con su palabra
expulsó los espiritus y curó a todos los enfermos. Así se
cumplió lo que dijo en el profeta Isaías: “Él tomó nuestras
dolencias y cargó con nuestras enfermedades".
1. Impresiona
en este relato la humanidad de . Y la humanidad del centurión.
Jesús atiende la petición de un hombre que es: extranjero, militar
de graduación, de las tropas de ocupación. Y lo atiende de forma
que quiere ir a su casa, le concede lo que pide y, sobretodo, lo
elogia hasta decir que tiene más fe que cualquier judío. Más
aún, Jesús afirma que se acabaron los privilegios de cualquier
religión, ya que del mundo entero (Oriente y Occidente) vendrán los
que, ante Dios, tendrán el mismo premio que los patriarcas de
Israel.
2. El
centurión no quiere que su criado siga sufriendo. No se considera
digno de que Jesús vaya a su casa. No menciona su autoridad, sino
su sumisión a la disciplina establecida, y muestra una fe sin
límites en Jesús. Es la fe-confianza que acepta la palabra de
Jesús con tal convicción, está completamente seguro de que esa
palabra suprime el sufrimiento y da vida.
3. El
relato no habla de la “conversión” del centurión. No dice que
deje su religión y se hiciera prosélito judío. Ni dice que los
que vendrán de Oriente y Occidente, para alcanzar tanta gloria como
los patriarcas, abadonarán sus “falsas creencias”. ¿No se puede
decir que, para Jesús, lo decisivo no es la pertenencia a una
determinada religión, sino la humanidad y la fe que muestra el
centurión?
Párate un momento: Evangelio del día 27 DE JUNIO - SÁBADO - 12ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
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