jueves, 18 de junio de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 20 DE JUNIO - SÁBADO - 11ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO








20 DE JUNIO  - SÁBADO -
11ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt 6,24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: no estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del Cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos".

1. Jesús es tajante: el servicio a Dios y el servicio al dinero son incompatibles. Porque, a juicio de Jesús, Dios y el dinero son dos “Señores” que exigen servicio sin condiciones. En realidad, el Dios del que habla Jesús no es así, sino todo lo contrario. Porque es el Padre que se ocupa y se preocupa de que a sus hijos no les falte lo que necesitan. Y hasta quiere que se vistan con más elegancia que el rey Salomón.

2. Precisamente por esto son incompatibles Dios y el dinero. Porque el Padre de Jesús quiere que los bienes de este mundo se gestionen de forma que haya para todos, para que nadie se sienta agobiado, ni por la comida, ni por el vestido. Lo que pasa es que, cuando la gente se interesa más por el proyecto del dinero que por el proyecto del Padre, los interesados por el dinero inevitablemente cortan con Dios. No porque dejen de rezar o de ir a misa, sino porque, al interesarse tanto por el dinero, inevitablemente se hacen responsables o cómplices de la “economía canalla" (Loretta Napoleoni).


3. Y es que el “dinero", como instrumento de cambio, es necesario. Pero el “capital", como instrumento de ganancia, se convierte en instrumento de acumulación. Y la consecuencia de eso es, no es ya el agobio por la comida y el vestido, sino la muerte diaria de miles de criaturas por las hambrunas, las pandemias y las miserias más humillantes. Ante eso, Jesús es tajante: o Dios o el dinero.



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