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DE JUNIO - JUEVES -
12ª
SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Mt 7,21-29
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me
dice “Señor, Señor” entrará en el Reino de los Cielos, sino el
que cumple la voluntad de mi Padre, que está en el cielo. Aquel día
muchos dirán “Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre,
y en tu nombre hemos echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre
muchos milagros?" Yo entonces les declararé: “Nunca os he
conocido. Alejaos de mí, malvados". El que escucha estas
palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre
prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la la lluvia, se
salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la
casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que
escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a
aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia,
se salieron los
ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa
y se hundió totalmente". Al terminar Jesús este discurso, la
gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con
autoridad y no como los letrados.
1. Al acabar
el Sermón del Monte, como recopilación de todo lo que ha dicho en
este discurso, el evangelio de Mateo pone en boca de Jesús dos
advertencias que dan mucho que pensar: 1) No te fíes de tu
religiosidad. 2) Solo vale lo que haces. Estas dos advertencias
necesitan su explicación.
2. Hay gente
que se siente bien porque piensa que tiene fe, Y porque además
practica la religión con piedad, con devoción, más aún, no limita
a rezar, sino que además hace apostolado y hasta consigue algunos éxitos que llaman la atención. Como es lógico, el que se siente
bien con todo eso, es una persona que da mucha importancia a su religiosidad. Pues bien, Jesús advierte; “No te fíes de todo eso”.
Al final, puedes encontrarte con la dura sorpresa de que tu vida ha
sido un fracaso. Las “piedades", las “devociones", los
“apostolados", pueden terminar siendo el mayor engaño de
nuestra vida. ¿Por qué?
3. Porque lo
único que vale es poner en práctica lo que dice Jesús. De forma
que, si no lo haces, por más devociones, piedades y apostolados que
organices, todo eso no será sino la apariencia de una casa sin
cimientos, un hundimiento, una ruina. Y es que la religión es
seguramente la cosa que más engaña. Porque su peligro está en que
engaña, no a los demás, sino a uno
mismo. En esto consiste la advertencia más seria que hace Jesús.
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