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DE JUNIO - MARTES -
12ª
SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Mt 7, 6.
12-14
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No deis lo santo a
los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las
pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los
demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la ley y
los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y
espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por
ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que
lleva a la vida! Y pocos dan con ellos".
1. La
exhortación enigmática sobre los perros y los cerdos es
desconocida, tanto en su origen como en su significado. Seguramente
el autor del evangelio de Mateo la puso aquí porque así la encontró
en la llamada “Fuente Q", la fuente de los dichos, que sirvió
de base a este evangelio.
2. El texto
central de este evangelio es la llamada “Regla de Oro", que,
como es bien sabido, es muy anterior al cristianismo. Ya se
encuentra en Confucio (551 - 489), en el judaísmo (Lev 19, 18) y se
puede decir que es una norma de ética universal. Se ha formulado
negativamente (“lo que no quieres que te hagan los demás, no se lo
hagas a ellos) o positivamente, como hace aquí Jesús. Se puede
decir que la forma positiva es más exigente que la negativa. Porque
la positiva sugiere al interpelado una iniciativa propia, mientras
que la versión negativa puede acabar en mera pasividad.
3. En
cualquier caso, lo más importante es tener el coraje de aplicar esta
regla a todas las situaciones de la vida, sobre todo, en cuanto se
refiere, no solo al amor a los enemigos, sino a las relaciones con
los creyentes de otras religiones. Y, por supuesto, con los ateos,
agnósticos y, en general, con quienes tienen ideas y conductas
distintas a las propias en todo lo
relacionado
con la religión. Esto es ahora especialmente urgente, cuando la
sociedad es más plural y la convivencia resulta más complicada.
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