viernes, 12 de junio de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 12 DE JUNIO – VIERNES - SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS







12 DE JUNIO – VIERNES -
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Jn 19,31-37

En aquel tiempo los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno soldados con la lanza le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura “No le quebrarán un hueso", y en otro lugar la Escritura dice: “Mirarán al que atravesaron".

1. En el día del Sagrado Corazón de Jesús, la liturgia nos recuerda el episodio de la lanzada, que, tal como lo relata el IV evangelio, fue un hecho que, por una parte, tiene que ver algo importante con el corazón de aquel hombre, Jesús, que acababa de fallecer; y, por otra parte, es un hecho del que no nos informan los otros evangelios. Además, se trata de algo que, tal como lo presenta el autor del IV evangelio, aquello fue un acontecimiento importante, atestiguado de forma insistente, y asegurandado (el mismo autor) que le consta, que dice la verdad, ya que es algo fundanmental para la fe de los cristianos. ¿Qué representa todo esto? ¿Qué enseñanza nos deja “para que también nosotros creamos”?

2. Durante su ministerio, Jesús le habló a una mujer samaritana del agua de la vida que él iba a dar (Jn 4, 10). Jesús había dicho también, refiriéndose a sí mismo: “De su seno correrán ríos de agua viva” (Jn 7, 38; cf. Neh 3,1).
Jesús hablaba del agua que dio la vida al pueblo en el desierto, según los textos que se leían en la fiesta de las chozas (Ez 47, 1-12; Sal 78, 15; Zac 1-14, 8) (R. E. Brown, J. Mateos). ¿En qué consiste tal agua, el agua que da la vida a quienes se acercan a ella y la beben?

3. Es la fuente de vida que brota de la muerte, de la humillación y el fracaso total, de la “autoestigmatización” completa, a donde descendió Jesús al morir como murió y de la manera que murió. En eso, ahí, está la fuente que nos puede dar la vida en este desierto de muerte, que es la sociedad desconcertada en la que vivimos, el mundo seco y solo de la dura crisis que vivimos. Quienes, como lo hizo Jesús, bajamos y nos abajamos, para ser honrados y buenos hasta la última fibra de nuestro ser, somos y seremos los que podremos sacar a este mundo del desierto y del desamparo en que todos vivimos ahora mismo. Y lo peor del caso es que muchos ni somos conscientes, ni nos damos cuenta, de lo que nos pasa. Y, menos aún, de la solución que esto puede tener. La solución no está en la “religión”, sino en la “bondad” que toca las profundidades del ser humano.




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