viernes, 26 de junio de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 26 DE JUNIO - VIERNES - 12ª SEMANA DEL TEMPO ORDINARIO






26 DE JUNIO - VIERNES -
12ª SEMANA DEL TEMPO ORDINARIO

Mt 8, 1-4.

En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente. En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: “Señor, si quieres, puedes limpiarme”. Extendió la mano y lo tocó diciendo: “¡Quiero, queda limpio!”. Y enseguida quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: “No se lo digas a nadie, pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés”.

1. El evangelio de Mateo dice, al comienzo y al final del Sermón del Monte, exactamente la misma frase: “lo siguieron grandes multitudes” (Mt 4, 25; 8, 1).
El seguimiento de Jesús no es privilegio de los discípulos y apóstoles. A Jesús lo sigue mucha gente. Pero no cualquier tipo de gente, sino precisamente los que en aquel tiempo se denominaban con el término “óchlos", los más sencillos, los ignorantes, los que eran considerados como "malditos” según dijeron expresamente los piadosos fariseos (Jn 7,49).

2. Después del Sermón, lo primero que hace Jesús (según Mt) es “limpiar a un leproso. Lo limpia de su enfermedad. Y lo limpia de la “impureza" religiosa que era la lepra entonces. O sea, Jesús le devuelve a aquel hombre la salud y la dignidad, de forma que queda integrado en la convivencia social, como una persona normal. Por eso Jesús envía al hombre que vaya al sacerdote. Era el trámite legal que había que cumplir para que nadie le pudiera echar nada en cara.


3. Jesús elimina todo lo que margina, excluye o divide a las personas. Sobre todo cuando la exclusión tiene su origen en leyes y normas establecidas por la religión.

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