lunes, 17 de julio de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 18 DE JULIO - MARTES – XV - SEMANA DEL T. O. -A SAN BRUNO





18 DE JULIO - MARTES –
XV - SEMANA DEL T. O. -A

Evangelio según san Mateo 11,20-24
      En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido:
"¡Ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros que, en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.
      Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaúm, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que, en ti, habría durado hasta hoy.
      Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti".

1.  Hay motivos razonables para sospechar que Jesús no pronunció estas amenazas, al menos tal como aquí quedaron recogidas y redactadas.
Es probable que estas increpaciones de tipo justiciero no tengan su origen en Jesús, sino en experiencias y sentimientos de frustración que estaba viviendo la comunidad de Mateo cuando se redactó este texto.  - ¿Por qué?
Los evangelios no dicen en ninguna parte que Jesús hiciera numerosos milagros en Corozaín y Betsaida. Hasta el punto de que ni se sabe a ciencia cierta dónde estaban esas dos ciudades. Y en cuanto a Cafarnaúm, sabemos con seguridad que Jesús encontró allí muy buena acogida (Mt 8, 5-13 par; 8, 14-17 par; 9, 2-8 par...). De forma que el mismo Mateo llama a Cafarnaúm la ciudad de Jesús (Mt 9, 1).

2.  Entonces, -¿por qué estas amenazas, que no parecen tener razón de ser?
Hay quienes han pensado que estas increpaciones reflejan la frustración que seguramente pudo tener la comunidad de Jesús en una posible misión por Galilea (E. P. Sanders, R. W. Funk, G. Lüdemann).
Pero ocurre que el texto de este evangelio habla de la misión de Jesús, no de una hipotética misión de los
seguidores que más tarde creyeron en Jesús.

3.  Probablemente, este texto refleja la tensión que existía entre las comunidades cristianas y el pueblo judío en los años posteriores a la guerra y conquista de Jerusalén por los romanos (año 70).
Esta tensión dejó su desagradable huella en algunos textos evangélicos, señaladamente en los relatos de la pasión. Pero a eso hay que decir que quien se enfrentó a Jesús no fue el pueblo judío, sino sus dirigentes, especialmente los sumos sacerdotes y dirigentes de la religión.
Una religión a la que se enfrentó Jesús por causa de sus numerosas y graves desorientaciones.

4.  Todo esto, en definitiva, nos viene a decir que debemos tratar con sumo cuidado y respeto el significado de lo que fue la vida y la enseñanza de Jesús para nosotros. Y evitar, sobre todo, cuanto pueda representar o expresar una utilización del Evangelio para legitimar nuestros problemas, nuestros fracasos
o nuestras frustraciones.
No pongamos nunca el Evangelio al servicio de nuestras conveniencias.
Lo que tenemos que hacer es someter nuestros intereses a las exigencias del Evangelio. Que son las exigencias de la humanidad.

SAN   BRUNO, obispo


Martirologio Romano: En Segni, en el Lacio, san Bruno, obispo, que trabajó intensamente en la reforma de la Iglesia, por lo que tuvo que sufrir mucho y se vio incluso obligado a dejar su diócesis, encontrando refugio en Montecasino, monasterio del que fue abad durante un tiempo (1123).

Etimología: Bruno = coraza, del alemán
Obispo de Segni, en Italia, nació en Solero, Piemonte (tierras bajas), alrededor del año 1048; murió en el año 1123.
Recibió educación elemental en un monasterio benedictino de su lugar natal. Después de concluir sus estudios en Bolonia y recibir la ordenación sacerdotal, fue designado canónigo de Siena. Como agradecimiento a su gran aprendizaje y piedad inminente, fue llamado a Roma, donde, como consejero capaz y prudente, cuatro Papas sucesivos buscaron su consejo.
Durante un sínodo en Roma en 1079 obligó a Berengario de Tours, que negaba la presencia real de nuestro Señor en la Santa Eucaristía a retractarse de su herejía. Disfrutó de la amistad de Gregorio VII, y fue consagrado Obispo de Segni por él en la Campagna di Roma, en 1080. Su humildad le llevó a declinar el cardenalato. Se le conoce como "el brillante defensor de la iglesia" por el coraje invencible que mostró ayudando a Gregorio VII y a sus sucesores en sus esfuerzos para la reforma eclesiástica, especialmente en denunciar la investidura laica, que inclusive declaró como herética.
Acompañó al Papa Urbano II en 1095, al Concilio de Clermont en el que se inauguró la Primera Cruzada. En 1102 se convirtió en monje de Monte Casino y fue electo abad en 1107, sin renunciar a su cargo episcopal. Junto a muchos Obispos de Italia y Francia, Bruno rechazó el tratado conocido por la historia como el "Privilegium", el cual Enrique V de Alemania había extraído del Papa Pascual II durante su encarcelamiento.
En una misiva dirigida al Papa lo censuró francamente por concluir una convención que le concedió al rey Alemán el inadmisible reclamo al derecho a la investidura del anillo y del crucifijo exclusivo de obispos y abades, y exigió que el tratado fuera anulado. Irritado por su oposición, Pascual II ordenó a Bruno a renunciar a su abadía y regresar a su sede episcopal. Con un celo incansable continuo la labor en favor de su grey, así como el interés común de toda la Iglesia, hasta su muerte. Fue canonizado por el Papa Lucio III el 5 de septiembre del año 1183.
Su fiesta se celebra el 18 de Julio. San Bruno fue el autor de numerosas obras, principalmente Escriturísticas. De estas se deben mencionar sus comentarios sobre el Pentateuco, el Libro de Job, los Salmos, los cuatro Evangelios y el Apocalipsis.



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