domingo, 15 de octubre de 2017

Párate un momento: el evangelio del dia 16 DE OCTUBRE - LUNES – 28ª - SEMANA DEL T.O.-A Santa EDUVIGIS, religiosa





16  DE OCTUBRE  - LUNES –
28ª - SEMANA  DEL T.O.-A
Santa EDUVIGIS, religiosa

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11,29-32
      En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús y él se puso a decirles:
    "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás.
Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del Hombre para esta generación.   
Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay uno que es más que Salomón.
    Cuando sea juzgada esa generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás".

1.  La fórmula "esta generación"  (geneá aúte), que aparece en este evangelio, no procede de Jesús, sino de  la versión griega de un texto tardío de la llamada
fuente Q (V. Hasler).
Se trata de una fórmula que acusa, de forma polémica, a Israel como si el pueblo entero fuera la última generación, antes del juicio definitivo y condenatorio.  Dicho más claramente, estamos ante una fórmula que no fue pronunciada por Jesús, sino inventada por grupos de cristianos resentidos contra los judíos a los que despreciaban llamándoles "generación
adúltera" (Mc 8, 38) o, como en este texto, "generación perversa" (cf. Mt 11, 16; Lc 7, 31; Mt 23, 36; Lc 11, 50 s; Mt 12, 29 par; Mt 12, 45; Lc 11, 30).

2.  Sin duda la lección que se puede (y se debe) extraer de estos textos es que el hecho de poner en boca   de Jesús este tipo de expresiones no ha hecho ningún
bien, ni al recuerdo de Jesús, ni a las relaciones del cristianismo con el pueblo de Israel, en el que los cristianos tenemos nuestras raíces.
Nunca deberíamos olvidar que, a fin de cuentas, Jesús fue judío. Además, todo lo que sea fomentar el
enfrentamiento con quienes no tienen nuestras mismas  creencias es una ofensa al Dios que es Padre de todos  los seres humanos que buscan el bien.

3.  Este problema se acentúa en los tiempos en que vivimos. En estos tiempos de "mundo global", en el que las personas y las ideas circulan por todo el planeta; y cuando nos vemos obligados a convivir con toda clase de gentes, si no tomamos muy en serio el respeto, la tolerancia, la capacidad de convivir en paz con quienes   piensan y viven de manera distinta a como nosotros pensamos y vivimos, estamos expuestos a crear un   mundo en el que sea imposible vivir con sosiego y seguridad.
Y nunca deberíamos olvidar que las ideas religiosas,
cuando se ven amenazadas y combatidas, en lugar de desaparecer, lo que sucede es que se hacen más fuertes y más violentas.  Justamente lo que está ocurriendo en este momento con tantas intolerancias y tantas    incomprensiones.
Las ideas religiosas no se matan a cañonazos.  Ni con ellas acaban los policías o los militares, ni las guerras con sus misiles y sus bombas. Con eso, lo que se logra es hacer más violentos a quienes ya son intolerantes y violentos.

Santa EDUVIGIS, religiosa

Año 1243

Santa Eduvigis: pídele al Señor que nosotros seamos más generosos en compartir nuestros bienes con los necesitados.
Quien da al pobre presta a Dios y Dios le recompensará (S. Biblia).
 Una viuda con tres hijos y tres hijas, que se dedica a restaurar conventos y repartir ayudas con gran generosidad a los pobres, esa es Eduvigis, santa muy antigua pero muy popular todavía en muchas regiones de la tierra.
Nació en Baviera, Alemania en 1174. Era hermana de Santa Gertrudis y tía de Santa Isabel de Hungría.
Desde sus tiernos años colocó Dios en Santa Eduwigis todos sus afectos; no obstante que le lisonjeaban los aplausos y delicias de la corte de Bertoldo, su padre, Marqués de Moravia (en la actual República Checa).
Puesta en estado de matrimonio con Enrique, Duque de Polonia, igual suyo así en la soberanía como en la piedad, movió a éste con sus ejemplos a cultivar las virtudes propias de un príncipe cristiano. Por consejo de ella, su marido fundó varios conventos de religiosas, y para construirlos llevaba a los bandidos que estaban en las cárceles, y así les hacía ser útiles a la patria.
Educó a sus hijos en el temor divino y logró que todos vivieran arreglados a la Ley del Señor.
Alcanzó de su esposo licencia para vivir en castidad y el buen Enrique, a imitación de su esposa, se obligó también a guardarla. Casi treinta años vivieron estos consortes como ángeles. Luego de la muerte de su esposo, se hizo religiosa.
Los largos años de su vejez los empleó en fundar conventos y en ayudar pobres. En los conventos pasaba muchas temporadas viviendo como la más observante de las monjas. Oraba sin intermisión y derramando su corazón cierta vez ante un crucifijo, vio que, desclavando de la cruz la mano diestra, Jesús le daba su bendición y oyó que le decía: "He escuchado tu oración, alcanzarás lo que pidas".
Todo lo daba para los necesitados. Mortificaba su cuerpo con sangrientas penitencias. Andaba descalza sobre la nieve y los pies le sangraban. Llevaba un par de zapatos en la cintura por si venía alguna persona, calzárselos y que así no se dieran cuenta de la penitencia que hacía. Un día un sacerdote le dio un par de zapatos nuevos y le dijo: "le pongo como penitencia el llevarlos siempre puestos". Días más tarde la encontró descalza. "¿No le dije que debía llevar los zapatos puestos?" Ella le respondió: "Sí, los llevo puestos en un maletín que llevo a las espaldas". Y los sacó de allí.
Aseguró doncellas, dotó monjas, amparó religiosas y en el mundo, por su caritativa compasión, se constituyó deudora de los desvalidos; pero especialmente se esmeró con trece pobres, que en la honra de su Divino Jesús y sus doce apóstoles, agregó a su familia y a los cuales llevaba siempre consigo, para servirles y regalarles. Le llevó a la Santa gran
parte de su misericordia la tribulación de aquellos miserables que, hallándose cargados de deudas, no podían por su pobreza satisfacerlas; ella las pagaba, los liberaba de ellas.
A una religiosa ciega la curó al imponerle las manos y rezar por ella. A varias personas les anunció lo que les iba a suceder en lo futuro. Ella misma supo con anticipación la fecha de su muerte. Pidió la Unción de los enfermos, cuando no parecía sufrir de enfermedad grave. Y en verdad que sí ya se iba a morir y nadie lo imaginaba.
Amó tiernísimamente a María Santísima, de quien traía siempre consigo una pequeña imagen que le cabía en el puño, y fue caso prodigioso que habiendo muerto con ella en la mano, no fue posible quitársela. Lo más admirable fue que, trasladándose el cadáver después de muchos años, se le halló con la imagen empuñada, y los dedos con los que la tenía, incorruptos. Murió el 15 de octubre de 1243 a los 65 años.
Las grandes riquezas que le dejó su esposo las repartió entre los pobres. En Polonia ha sido siempre muy estimada por los católicos.







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