lunes, 9 de octubre de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 10 DE OCTUBRE - MARTES 27ª- SEMANA DEL T.O.-A SANTO TOMAS DE VILLANUEVA





10 DE OCTUBRE  - MARTES
27ª- SEMANA DEL   T.O.-A

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 38-42
     En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.  Y María se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
"Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con el servicio? Dile que me eche una mano".
Pero el Señor le contestó:
"Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán".

1.  En la historia del pensamiento de Occidente y de la espiritualidad cristiana, se ha mantenido la idea de que hay dos formas de vida: la activa (representada por Marta) y la contemplativa (cuyo modelo es María). Esta cuestión más propia de conventos que de la vida que lleva la gente (por lo general), ha desviado la atención del sentido profundo que entraña este breve relato.

2.  Lo que enseña este episodio es que hay dos formas de relación entre lo humanos: 
1) El "ser para" (Marta).
2) El "estar con" (María).
La primera forma centra el interés en las "cosas" que pueden servir a la persona. 
La segunda centra el interés en la "persona".
Y si todo esto se piensa despacio, no damos cuenta   de que lo que más necesitamos en la vida, no es que nos den cosas, sino que nos escuchen, encontrar personas que nos den su tiempo, su atención, su interés.
Las cosas se pueden comprar. La escucha, la acogida, la atención y el interés del otro por lo que yo pienso, por lo que digo, por lo quise o lo que pienso, todo eso no tiene precio.  Porque quien me escucha, no si
interesa por lo que necesito, sino que se interesa por mí.

3.  Este evangelio tiene una actualidad palpitante.   Nos han educado para interesarnos más por las cosas que por las personas. Y no tenemos tiempo de estar con las personas porque siempre tenemos "cosas que hacer".
Luego, la falta de atención a las personas, la intentamos solucionar con más cosas, por ejemplo, con regalos (a los familiares, a los niños, a los amigos...).
En esta sociedad, la economía está organizada para meternos las cosas por todos los sentidos, el sistema de vida, nos han desquiciado.
Nos sobran cosas y cada día nos sentimos más solos. También, desde este punto de vista, el Evangelio es decisivo.

SANTO  TOMAS  DE  VILLANUEVA

 
Tomás García Martínez nació en Fuenllana (Ciudad Real) después del 21 de noviembre y antes del 18 de diciembre de 1486, en un pueblo donde vivían sus abuelos maternos. Se educó y creció en Villanueva de los Infantes, provincia de Ciudad Real; por eso, se le llamará santo Tomás de Villanueva. A pesar de que su familia era pudiente, muchas veces el muchacho andaba desnudo porque había dado sus vestidos a los pobres. Queda en pie parte de la casa original, con un escudo en la esquina, al lado de un oratorio de la familia. Siempre se declaró del pueblo donde se crió, de ahí que hoy en día sea el patrón de este lugar.
 Aunque hizo estudios de artes y teología en el Colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares, ingresó en la Orden de los Agustinos de Salamanca (1516) y en 1518 fue ordenado sacerdote; en esta orden ocupó los cargos de prior conventual, visitador general y prior provincial de Andalucía y Castilla. También fue profesor de la universidad y consejero y confesor de Carlos I de España.
      Gozó de gran fama por su gran austeridad personal (llegó a vender el jergón donde dormía para dar el dinero a los pobres) y por su ejercicio continuo e infatigable de la caridad, especialmente con los huérfanos, con las doncellas pobres y sin dote y con los enfermos. Poseía, sin embargo, una concepción inteligente de la piedad, de forma que, aunque era muy limosnero, procuraba solucionar definitiva y estructuralmente la pobreza mediante la redención activa de la misma, dando trabajo a los pobres, y así hacía fructificar sus limosnas; al respecto escribió: «La limosna no sólo es dar, sino sacar de la necesidad al que la padece y librarla de ella cuando fuere posible».
 Aunque Carlos I le ofreció el cargo de arzobispo de Granada, él nunca lo aceptó; se cuenta que llegó a Arzobispo de Valencia el 10 de octubre de 1544 por error de un escribano, pero siguió negándose hasta que se lo ordenó su superior en la Orden; en el momento de su nombramiento se hallaba en el monasterio de Nuestra Señora del Pino, en tierra de Cuéllar. En Valencia, ayudado por su obispo auxiliar Juan Segriá, puso orden en una diócesis que hacía un siglo que no tenía gobierno pastoral directo. Organizó un colegio especial para los moriscos conversos y organizó en especial un plan eficaz de asistencia y auxilio social y de caridad.
      Compuso bellos sermones, entre los que destaca Sermón del amor de Dios, una de las grandes manifestaciones de la oratoria sagrada del XVI. Tuvo, en efecto, una gran fama de predicador, en un estilo sobrio y sencillo. Carlos I, al oírle predicar, exclamó: «Este Monseñor conmueve hasta las piedras», y provocaba sonoras conversiones. Algunos de sus sermones arremeten contra la crueldad de la fiesta de los toros. Tuvo asimismo una gran devoción por la Virgen María, cuyo corazón comparó a la zarza ardiente, que nunca se consumía. Es autor de varios Opúsculos, dentro de los que se incluye el Soliloquio entre Dios y el alma, en torno a la comunión.
 Falleció por una angina de pecho en 1555 a los sesenta y seis años. Fue canonizado el 1 de noviembre de 1658, siendo uno de los tres santos, todos españoles, canonizados durante el pontificado del papa Alejandro VII.
      Francisco de Quevedo escribió una biografía suya, Epítome a la historia de la vida ejemplar y gloriosa muerte del bienaventurado fray Tomás de Villanueva.
      La Universidad de Alcalá de Henares le dedicó el primer patio del Colegio Mayor de San Ildefonso, al haber formado parte de la primera promoción de la Universidad, y ser el primer Santo salido de las aulas complutenses.
 Santo Tomás de Villanueva es el Santo patrón de numerosos colegios de la orden agustina. También es patrón principal de la diócesis de Ciudad Real (España). Su festividad, en el calendario católico, se celebra el 10 de octubre.




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