viernes, 12 de enero de 2018

Parate un momento: El Evangelio del dia 13 DE ENERO - SÁBADO – 1ª - SEMANA DEL T. O – B San Hilario de Poitiers





13  DE ENERO  - SÁBADO –
1ª - SEMANA  DEL   T. O – B

Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 13-17
    En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él y les enseñaba. Al pasar vio a Levi, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos y le dijo:
"Sígueme".
Se levantó y lo siguió.
Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían, un grupo de recaudadores y otra gente de mala fama se sentaron con Jesús y sus discípulos. Algunos letrados fariseos, al ver que comía con recaudadores y otra gente de mala fama, les dijeron a los discípulos:
"¡De modo que come con recaudadores y pecadores!"
    Jesús lo oyó y les dijo:
"No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino pecadores".

1.  Muchos cristianos no han pensado suficientemente en un hecho, que se menciona en los evangelios, y que resulta sencillamente asombroso. Se trata de las comidas de Jesús con gentes de mala fama, de pésima reputación y de muy baja categoría en todos los aspectos de la vida. En las sociedades actuales hay muchas maneras de expresar el máximo reconocimiento    hacia una persona y la posición social que ocupa. En la Antigüedad, el acto central de la vida social, y del reconocimiento humano, era el banquete (Simposio). Incluso el sitio que cada comensal ocupaba en la mesa era un criterio determinante de la importancia que se le otorgaba a la persona. Además, téngase en cuenta que el Simposio o Banquete no se reducía al hecho biológico de "comer", sino que era sobre todo el acto social de "compartir la misma comida".
La cuestión capital no era la "comida", sino la "comensalía". Así lo explicaron los grandes escritores que analizaron este asunto. Cf. El Banquete de Platón, el de Jenofonte, etc. (Dennis E. Smith).

2.  Así las cosas, lo más llamativo es que los relatos de "comidas compartidas", que más destacan los evangelios, son las celebraciones de "comensalía" de Jesús con "publicanos", "pecadores" y "pobres".
El capítulo 15 de Lucas es elocuente hasta el límite: todo termina con un gran "Simposio" de fiesta con el pecador extraviado. Y esto, como respuesta a la acusación de que Jesús "comía con publicanos y pecadores" (Lc 15, 1-2).

3.  Hace cerca de 50 años, se publicó en Alemania un libro que, después de tanto tiempo, se sigue editando. Lo que indica que a la gente le interesa. En
todo caso, se trata de un auténtico "Bestseller" sobre la verdadera humanidad de Jesús. Su autor, Adolf Holl, un sacerdote austriaco, suspendido por Roma para
ejercer el ministerio, hace no pocas afirmaciones exageradas e inadmisibles para la ortodoxia católica. Pero tuvo la libertad y el atrevimiento de destacar
una cuestión esencial, a saber: cómo Jesús rompió con el modelo de sociedad en que nació. Y eso fue determinante para abrir nuevos horizontes a "otra
cultura". Jesús vivió con "malas compañías" (Jesus in schlechter Gesellschaft): comer y beber con los excluidos de la sociedad es afirmar que tenemos que vivir la religiosidad desde un modelo distinto. Que no es el modelo de la degeneración, sino el de la regeneración en la unión y el amor con todos los seres humanos.

San Hilario de Poitiers


Nació en Poitiers, Francia, a principios del siglo IV; Sus padres eran nobles gentiles. Fue bautizado el año 345 y desde entonces vivió santamente. Fue elegido obispo de Poitiers el año 350.
Gran defensor de la fe en la divinidad de Cristo frente a los arrianos. En su tratado sobre la Trinidad «De Trinitate» defiende la doctrina del Concilio de Nicea y demuestra que las Sagradas Escrituras dan testimonio claro de la divinidad del Hijo. En otros libros interpreta también los sucesos del Antiguo Testamento como prefiguraciones de la venida de Cristo al mundo.
El punto de partida de la reflexión de Hilario es la fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, recibida en el bautismo. Dios Padre, que es amor, comunica plenamente su divinidad al Hijo. Éste compartió nuestra condición humana, de tal manera que sólo en Cristo, Verbo encarnado, la humanidad encuentra la salvación. Asumiendo la naturaleza humana, Él ha unido a sí a todo hombre. Por eso, el camino hacia Cristo está abierto para todos, aunque por nuestra parte se requiere siempre la conversión personal.
San Hilario combatió herejías del arriano Auxencio de Milán. Los arrianos lograron que el emperador Constancio, también arriano, desterrase a Hilario a Frigia, provincia romana de Asia, a fines del año 356. Su comentario fue: "Permanezcamos siempre en el destierro con tal que se predique la verdad".  Desde el destierro envió a Occidente su tratado de los Sínodos y en 359 los doce libros Sobre la Trinidad, que se considera su mejor obra.
Asistió al concilio de Seleucia de Isauria, ciudad del Asia Menor, en la región de Tauro. Allí trató Hilario sobre misterios de la fe. Después pasó a Constantinopla, donde en un escrito presenta al emperador como un anticristo.
Sus enemigos, convencidos de que Hilario les era más problema en el Oriente, le permitieron regresar a Poitiers. San Jerónimo comenta sobre el gran júbilo con que fue recibido por los católicos. Allí realizó una importante labor de exégesis, escribiendo tratados sobre los grandes misterios de la fe, sobre los salmos y sobre san Mateo. Compuso también himnos y algunos le atribuyeron el "Gloria in excelsis".
Según san Isidoro de Sevilla, Hilario fue el primero que introdujo los cánticos en las iglesias de Occidente. Años más tarde San Ambrosio introducirá esa costumbre en su catedral de Milán y los herejes lo acusarán ante el gobierno diciendo que por los cantos tan hermosos que entona en su iglesia le quita a ellos sus clientes que se van a donde los católicos porque allá cantan más y mejor.
San Hilario murió el 13 de enero del año 367.
Sus reliquias estuvieron en Poitiers hasta el año 1652, en que fueron sacrílegamente quemadas por los hugonotes.
Se le ha dado el título de Atanasio de Occidente.
Entre sus ilustres discípulos está San Martín de Tours. San Jerónimo y san Agustín lo llaman gloriosísimo defensor de la fe.
El Papa Pío IX, a petición de los obispos reunidos en el sínodo de Burdeos, declaró a san Hilario Doctor de la Iglesia por sus enseñanzas sobre la divinidad de Cristo.

Oración
Señor Jesucristo: Te pedimos que así como tu amigo San Hilario nosotros empleemos también nuestra vida y nuestras fuerzas en hacerte conocer y amar más y más. Amén.

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