19 DE ENERO - VIERNES –
2ª-
SEMANA DEL T.O. - B
Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 13-19
En aquel tiempo, Jesús subió a la montaña, llamó a los que quiso
y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar,
con poder para expulsar demonios: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro,
Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quien dio el sobrenombre de
Boanerges —los Truenos—, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el
de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote que lo entregó.
1. Los acontecimientos importantes, que nos relata la Biblia, tienen algún tipo de
relación con una montaña. Aquí, Jesús
sube a la montaña. Como
Moisés subió al Sinaí, antes de la Alianza. En
el Pentateuco, esta referencia al ascenso a la montaña es importante (Ex 19,
24-34; Nm 27; Dt 9-10. 32) (Marcus Joel). Prueba de ello es que la misma
expresión se repite hasta 24 veces en la traducción de los LXX (D. C. Allison).
La proximidad a Dios (expresada en la
altura) es el anuncio de algo decisivo. En este
caso, lo decisivo va a ser la elección de los Doce. Algo que llama la atención.
Antes de la venida
del Espíritu, se pensaba que el grupo de los Doce tenía que estar completo. Por
eso cuando faltó Judas, se suplió su
ausencia con la elección de Matías (Hch 1, 15-26). Pero después, cuando fueron
desapareciendo los Doce, nadie sintió la necesidad de perpetuar aquel grupo,
tal como aparece estructurado en los evangelios.
2. Y es que la finalidad de aquellos primeros
Doce era:
1) Estar con Jesús
consistió no solamente en orar y tener una intensa espiritualidad, sino además
en llevar una vida lo más parecida (que fue posible) a la vida que llevó Jesús.
2) Predicar, o sea
comunicar lo que enseñaba Jesús y hacer eso como lo hacía Jesús, con la
humanidad, la sencillez y la libertad con que siempre habló Jesús. En cuanto a
expulsar demonios, se trataba, en aquel tiempo, de curar enfermos, ya que
algunas enfermedades se atribuían a los malos espíritus.
3. Los doce hombres que escogió Jesús eran muy
distintos. Por ejemplo, Mateo había sido publicano, es decir, de los que
colaboraban con el régimen. Por el contrario, hay quienes piensan que Simón
Cananeo era de los revolucionarios que más tarde fueron llamados
"fanáticos" (del partido zelota). Y Judas Iscariote, parece que
perteneció a los "sicarios", la banda armada de los subversivos contra el poder romano,
aunque esto es puesto en duda por algunos exegetas.
En todo caso, lo que
quiso Jesús es que fueran hombres
serios y entregados, sin importarle las ideas o la opción política de cada
cual. Lo verdaderamente importante era (y es) vivir el Evangelio.
Beato
Marcelo Spínola
Obispo y Fundador de la
Congregación de las Esclavas del Divino Corazón
Martirologio Romano: En la ciudad de Sevilla, en España, beato Marcelo Spínola y Maestre,
obispo, que fundó círculos de obreros para mejorar la sociedad humana, trabajó
por la verdad y la equidad, y abrió su casa a los menesterosos (1906).
Hijo del
V Marqués de Spínola, de profesión marino de guerra, el joven Marcelo Spínola y
Maestre, nacido en Cádiz el 14 de enero de 1835, empezó su andadura profesional
ejerciendo de abogado en Huelva, tras licenciarse en Derecho por la Universidad
de Sevilla. Le llamaban el “abogado de los pobres”, por el empeño que puso,
durante su estancia en la ciudad onubense, en ayudar a los más pobres, a los
que no cobraba la minuta.
En
paralelo, la devoción que sentía desde niño hacia el Sagrado Corazón iba en
aumento y tuvo mucho que ver en su vocación tardía al sacerdocio, que culminó
con su ordenación en 1864. Tras diversos destinos como párroco en diferentes
localidades andaluzas -Sanlúcar de Barrameda fue una de ellas-, recaló en
Sevilla como párroco de la Iglesia de San Lorenzo.
Allí fue
a verle, un día de 1874, Celia Méndez, una sevillana que había enviudado
recientemente. Le pedía ayuda espiritual. El diálogo espiritual de ambos
desembocó en la creación, diez años más tarde, de las Esclavas del Divino
Corazón en Coria, primera diócesis de la que fue titular el Beato Marcelo. Como
su nombre indica, la espiritualidad de esta Congregación está centrada en el
culto al Sagrado Corazón de Jesús y en el anuncio de su Amor y se plasma en
colegios, residencias universitarias y fundaciones culturales en España y en
una quincena de países.
Una
propensión a participar en la vida pública -era el final del siglo XIX, época
cuajada de desafíos para la Iglesia- que el Beato Marcelo Spínola volvió a
impulsar, a partir de 1896, como arzobispo de Sevilla. Por ejemplo, a través de
la creación del Correo de Andalucía. Una fiel aplicación de la Doctrina Social
de la Iglesia y, de forma muy especial, de la encíclica Rerum Novarum,
publicada por León XIII en 1891. Un Papa que coronó la labor del Beato Marcelo
Spínola nombrándole cardenal en 1905. Fue el rey Alfonso XIII quien le impuso
el birrete el 31 de diciembre de 1905. Veinte días después, el 19 de enero de
1906, fallecía. Fue beatificado por Juan Pablo II en 1986.
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