6 ENERO - SÁBADO -
LA EPIFANÍA DEL
SEÑOR
Lectura del libro de Isaías (60,1-6):
¡LEVÁNTATE y resplandece, Jerusalén,
porque llega tu luz; ¡la gloria del Señor amanece sobre ti!
Las tinieblas cubren la tierra,
la oscuridad los pueblos,
pero sobre ti amanecerá el Señor,
y su gloria se verá sobre ti.
Caminarán los pueblos a tu luz,
los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira:
todos ésos se han reunido, vienen hacia ti;
llegan tus hijos desde lejos,
a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás, y estarás radiante;
tu corazón se asombrará, se ensanchará,
porque la opulencia del mar se vuelca sobre ti,
y a ti llegan las riquezas de los pueblos.
Te cubrirá una multitud de camellos,
dromedarios de Madián y de Efá.
Todos los de Saba llegan trayendo oro e incienso,
y proclaman las alabanzas del Señor.
Salmo:71
R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.
En sus días florezca la
justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.
Los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
póstrense ante él todos los reyes,
y sírvanle todos los pueblos. R/.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Efesios (3,2-3a.5-6):
Hermanos:
Habéis oído hablar de la distribución de la
gracia de Dios que se me ha dado en favor de vosotros, los gentiles.
Ya que se me dio a conocer por revelación el
misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha
sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que
también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes
de la misma promesa en Jesucristo, por el Evangelio.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12
Jesús nació en Belén de Judá en
tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en
Jerusalén preguntando:
"¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha
nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarle.
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y todo
Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y
les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
"En Belén de Judá, porque así lo ha escrito
el Profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última
de las ciudades de Judá pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi
pueblo Israel".
Entonces Herodes llamó en
secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la
estrella y los mandó a Belén diciéndoles:
"Id y averiguad
cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo
también a adorarlo".
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en
camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta
que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa
alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de
rodillas, lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos:
oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no
volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
1. La fiesta de la "Epifanía" es la
fiesta de la "manifestación". Eso significa el sustantivo griego epiphaneia, del que se deriva el verbo
epiphaino que significa "manifestarse".
Lo que viene a decir
que el nacimiento de Jesús es la revelación del esplendor de la presencia de
Dios en este mundo, a los seres humanos
de este mundo (P. G. Müller). Este
relato, por tanto, indica que Jesús se manifiesta a todos los pueblos del
mundo, representados en los Magos de Oriente. Aquellos Magos eran hombres de
otras culturas y practicaban otras religiones.
La salvación, que se
manifiesta en Jesús, no se reduce a una cultura (Occidente), ni se limita a una
religión (cristianismo). En Jesús, se crea o no se crea en él, la salvación
alcanza a todas las culturas y a todas las religiones del mundo.
2. El Evangelio no
dice que los Magos de Oriente se convirtieran o cambiaran de religión. Sin
duda, aquellos hombres siguieron manteniendo las creencias y
las costumbres que traían de sus países
lejanos. Lo lamentable es que la diversidad de culturas y de religiones ha
servido más para dividir y enfrentar a los
pueblos y a los humanos que para unirnos a
todos. Por eso las religiones han causado tanta violencia.
La fiesta de la
"Epifanía" es la fiesta de la "Aceptación" de la
diversidad. No podemos abandonar
nuestra propia piel cultural y religiosa. Ni debemos pretender que otros
abandonen la suya. Los Magos no se quedaron con Jesús, se volvieron a su
cultura y a su religión, y sin embargo la Iglesia venera a los Magos como santos.
3. El Dios de Jesús
no es "excluyente", sino "incluyente. Porque se define como amor (1 Jn 4, 8.16). Y
sabemos que el amor no excluye, sino que une a todo lo que es verdaderamente
humano. Porque Dios, en Jesús, se ha
fundido y confundido con lo humano.
El respeto, la
tolerancia, la aceptación de las diferencias... he aquí los "regalos de
reyes" que más necesitamos en
este mundo tan estremecido y tan roto por tantos enfrentamientos, especialmente
los
enfrentamientos religiosos o en los que
interviene la religión.
4. Las costumbres han hecho de este recuerdo de
los evangelios, el día de Reyes, una fiesta de regalos, sobre todo los regalos
a los niños. Pero también a los adultos. Es el desenfreno de los intereses del
comercio, que, mediante la publicidad, maneja nuestros bolsillos y maltrata
nuestras economías. Pero, sobre todo,
estas costumbres pueden ser origen, más que de expresiones de cariño, de
manifestaciones de intereses con frecuencia inconfesables.
Los cristianos quizá
deberíamos repensar muy en serio este
punto capital de nuestros hábitos de conducta, en los que se mezcla lo
religioso y otros mecanismos extraños que manejan nuestra vida. Con un regalo
despachamos el problema de nuestras relaciones interpersonales. Por ahí no
vamos a nada bueno. Todo eso es un
engaño, que disfraza la realidad.
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