8
DE ENERO
- LUNES –
1ª
- SEMANA DEL T.O.- B
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 14-30
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar
el Evangelio de Dios. Decía:
"Se ha cumplido el plazo, está cerca el
Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia'.
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón
y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el
lago.
Jesús les dijo:
"Venid conmigo y os haré pescadores de
hombres'.
Inmediatamente dejaron las redes y lo
siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de
Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los
llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon
con él.
1. El evangelio de Marcos inicia el relato de la
vida pública de Jesús. Y lo inicia con dos datos que impresionan. En primer lugar, Jesús se va a
Galilea.
Es sabido que Galilea
era la región pobre, subdesarrollada, y cuyos habitantes eran mal vistos por la
sociedad instalada, que vivía en la capital, Jerusalén. O sea, Jesús vio que,
para empezar, lo primero que tenía que hacer era irse, no con los poderosos e
influyentes, sino con los marginados y atrasados, los sencillos trabajadores
pobres y para los pobres. Lo primero que vio Jesús es que los cambios profundos
vienen de abajo.
2. El segundo dato, que impresiona en este
relato, es que Jesús se fue a Galilea cuando se enteró de que a Juan Bautista
lo habían metido en la cárcel.
Arrestar a Juan fue
decisión de Herodes Antipas, el hijo de Herodes el Grande, el tirano que
reinaba cuando Jesús vino a este mundo. Los poderes totalitarios de aquel
tiempo no necesitaban muchos argumentos, ni jueces, ni juicios, para meter a
uno en la cárcel. Y, si se les antojaba, para matar a cualquier preso o incluso
a cualquier ciudadano. Por otra parte,
se sabe que Galilea vivía, ya entonces, en un ambiente político-religioso de
agitación, revueltas, grupos inquietos y sospechosos, que no tardaron en
organizarse para la lucha. Tal fue el caso de los "zelotas", que
estaban empezando a preparar el movimiento violento (y desastroso), del que nos
informa el historiador judío Flavio Josefo.
Pues bien, Jesús fue
a meterse en aquel peligroso ambiente. Para anunciar su proyecto. Jesús unió su
suerte y su destino a los pobres más amenazados.
3. Y este relato nos informa que lo primero, que
Jesús se puso a organizar, fue un grupo de "seguidores". Su proyecto no era reunir un movimiento de
gente violenta o algo parecido. El problema, que apunta aquí ya el Evangelio, es mucho más serio y
profundo.
Los numerosos relatos
de "seguimiento", que los evangelios, nos proponen una lección
teológica que mucha gente ni se imagina. Todo se centra en este hecho: Solamente viviendo con Jesús y como Jesús se
puede aprender quién es Jesús y en qué consiste su mensaje. El “seguimiento"
es constitutivo de la "cristología". En la Iglesia abunda la gente
que no se ha enterado de esto.
San Máximo de Pavía, Obispo
Martirologio Romano: En la ciudad de Pavía, Italia,
san Máximo, obispo. c. 514.
Sucedió en la diócesis de Pavía a san Epifanio y a
él le sucedió Ennodio, que le hizo un elogio genérico en su “Dictio in
dedicatione missa Maximo episcopo”, que ha llegado hasta hoy. Fue sepultado en
la iglesia de San Giovanni in Borgo fundada por el santo.
En dicho elogio, hace alusión a su origen noble, y
cuenta que, antes de ser llamado por Dios al episcopado, se desempeñó en la
magistratura civil, como el servidor que fue fiel en lo poco, se le confió
finalmente un encargo de mayor valor, que es precisamente el de apacentar el
rebaño de Pavia.
En esta tarea hizo gala, siempre según el elogio, de toda clase de
virtudes, entre ellas la de pacificador, así como de padre misericordioso que
penetraba en la conciencia de los pecadores moviéndolos al arrepentimiento y la
conversión.
Hay dos obispos de Pavía llamados Máximo, ambos
santos; el que se venera hoy es el segundo, aunque hay que decir que hay un
error de transcripción en la lista episcopal de la antigua ciudad de Pavía, y
en realidad solamente hay un sólo obispo de Pavía, llamado Máximo, y que es
recordado dos veces. Actualmente en la diócesis se le recuerda el 7 de enero.
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