lunes, 22 de enero de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 23 DE ENERO - MARTES – 3ª - SEMANA DEL T. O. - B SAN IDELFONSO





23 DE  ENERO  - MARTES –
3ª - SEMANA DEL T. O. - B

Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 31-35
      En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo:
"Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan".
Les contestó:
"¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?". 
Y pasando la mirada por el corro, dijo:
"Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre".

1.  Está claro que, para Jesús, era más importante    la relación que le unía a quienes estaban allí, escuchándole y conversando con él, que la relación que
tenía con su madre y sus hermanos. Es decir, para Jesús, era más importante la relación humana, basada en la amistad o en la fe, que la relación humana basada   en el parentesco. Jesús pensaba así, por la importancia que para él tenía la libertad.
Las relaciones de amistad o de fe son libres porque se basan en convicciones libremente asumidas, mientras   que las relaciones de parentesco nos son dadas.  Nadie puede elegir libremente quién es su madre o quiénes son sus hermanos.

2.  Para Jesús, los más cercanos a él son los que hacen la voluntad de Dios.
Ahora bien, la voluntad de Dios es que todos nos respetemos, nos ayudemos, nos queramos, y que jamás nos hagamos daño.
La voluntad de Dios es que no nos relacionemos   desde el interés y, menos aún, desde el egoísmo. Pero
de sobra sabemos con qué frecuencia y hasta qué extremos de brutalidad se deforman las relaciones de parentesco, que empiezan por manifestaciones de prepotencia, de uso y de abuso, y terminan en rivalidades, rencores, desprecios, odios, venganzas y muerte.
Por una herencia o por una envidia, hay hermanos   que se odian. Como hay madres castradoras que anulan a sus hijos.
No. Jesús solo quería la relación humana enteramente libre. Porque es la única que nos hace más    humanos y más libres.

3. Vistas, así las cosas, se puede afirmar que la forma de relación humana más perfecta es la amistad. Porque la amistad —en cuanto tal amistad—  es la
única relación entre los humanos que no tiene sobre sí ningún mandamiento, ninguna obligación, ninguna   prohibición. Ni en los códigos de leyes civiles o religiosas, nunca se manda o se prohíbe algo en nuestras relaciones con nuestros amigos.  La amistad tiene su consistencia en sí misma. Por eso es completamente     libre. Un amigo es una persona que me quiere o me   aprecia porque así lo quiere con total libertad. Nuestros mejores amigos tendrían que ser nuestros padres, hermanos, los esposos entre sí, los padres con sus hijos,
etc.
Dietrich Bonhoeffer escribió a un amigo, poco antes de ser asesinado por los nazis en la 2ª Guerra Mundial: "creo que, dentro del ámbito de la libertad,
la amistad es con mucho el bien más precioso y raro". Porque la amistad es la única relación que se mantiene    desde la más completa libertad.
Este tipo de relación es el ideal para Jesús.

SAN IDELFONSO
Obispo de Toledo - 606- 669

Martirologio Romano: En la ciudad de Toledo, en la Hispania Tarraconensis (hoy España), san Ildefonso, que fue monje y rector de su cenobio, y después elegido obispo. Autor fecundo de libros y de textos litúrgicos, se distinguió por su gran devoción hacia la santísima Virgen María, Madre de Dios (667).

Etimología: Ildefonso = Aquel que está listo para la batalla, es de origen germánico.

Breve Biografía
Para reconstruir su biografía, además de los datos contenidos en sus obras, disponemos principalmente del Beati Ildephonsi Elogium de San Julián de Toledo, contemporáneo suyo y segundo sucesor en la sede toledana, escrita como apéndice al De viris illustribus (PL 96,43-44). La Vita vel gesta S. Ildephonsi Sedis Toletanae Episcopi, atribuida a Cixila, obispo de Toledo ca. 774-783 (PL 96,44-88; Flórez, V,501-520), donde se mencionan por primera vez los milagros de su vida y la Vita Ildephonsi Archiepiscopi Toletani de fray Rodrigo Manuel Cerratense, s. XIII (Flórez V,521-525), añaden al Elogium tradiciones posteriores con tinte legendario.
Nacido en el 607, durante el reinado de Witerico en Toledo, de estirpe germánica, era miembro de una de las distintas familias regias visigodas. Según una tradición que recoge Nicolás Antonio (Bibliotheca Hispana Vetus, PL 96,11), fue sobrino del obispo de Toledo San Eugenio III, quien comenzó su educación. Por el estilo de sus escritos y por los juicios emitidos en su De viris illustribus sobre los personajes que menciona, se deduce que recibió una brillante formación literaria. Según su propio testimonio fue ordenado de diácono (ca. 632-633) por Eladio, obispo de Toledo (De vir. ill. 7: PL 96,202). En un pasaje interpolado del Elogium, se dice que, siendo aún muy niño, ingresó en el monasterio Agaliense, en los arrabales de Toledo, contra la voluntad de sus padres. Más adelanté se afirma que «se deleitaba con la vida de los monjes», frase que debe interpretarse siguiendo a Flórez (V,276) en el sentido de que desde niño se inclinó al estado religioso. Ildefonso estuvo muy vinculado a este monasterio, como él mismo recuerda al hablar de Eladio, y como se deduce del De vir. ill. con el que pretende exaltar la sede toledana y quizá mostrar el papel privilegiado que correspondía al monasterio Agaliense. Estando ya en el monasterio, funda un convento de religiosas dotándolo con los bienes que hereda, y en fecha desconocida (650?), es elegido abad. Firma entre los abades en los Concilios VIII y IX de Toledo, no encontrándose su firma, en cambio, en el X (656). Muerto el obispo Eugenio III es elegido obispo de Toledo el a. 657, y según el Elogium obligado a ocupar su sede por el rey Recesvinto. En la correspondencia mantenida con Quirico, obispo de Barcelona, se lamenta de las dificultades de su época. A ellas atribuye el Elogium que dejase incompletos algunos escritos.
Muere el 667, siendo sepultado en la iglesia de Santa Leocadia de Toledo, y posteriormente trasladado a Zamora. Su fiesta se celebra el 23 de enero.
Es patrón de la ciudad Zamora, en cuya Iglesia Arciprestal de San Pedro y San Ildefonso, reposan sus restos; de Toledo y de Herreruela de Oropesa, en la misma provincia, donde sus fiestas se celebran cada año con bastante fervor. También es el santo patrón de la ciudad de Mairena del Aljarafe en la provincia de Sevilla. La Orden de Caballeros Cubicularios se encarga de la custodia de sus reliquias en la citada iglesia zamorana.

Milagro del encuentro con la Virgen

La noche del 18 de diciembre del 665 San Ildefonso junto con sus clérigos y algunos otros, fueron a la iglesia, para cantar himnos en honor a la Virgen María. Encontraron la capilla brillando con una luz tan deslumbrante, que sintieron temor. Todos huyeron excepto Ildefonso y sus dos diáconos. Estos entraron y se acercaron al altar. Ante ellos se encontraba la Virgen María, sentada en la silla del obispo, rodeada por una compañía de vírgenes entonando cantos celestiales. María al ir hizo una seña con la cabeza para que se acercara. Habiendo obedecido, ella fijó sus ojos sobre él y dijo: "Tu eres mi capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi Hijo te envía de su tesorería." Habiendo dicho esto, la Virgen misma lo invistió, dándole las instrucciones de usarla solamente en los días festivos designados en su honor.
Esta aparición y la casulla fueron pruebas tan claras, que el concilio de Toledo ordenó un día de fiesta especial para perpetuar su memoria. El evento aparece documentado en el Acta Sanctorum como El Descendimiento de la Santísima Virgen y de su Aparición. La importancia que adquiere este hecho milagroso sucedido en plena Hispania Ghotorum y transmitido ininterrumpidamente a lo largo de los siglos ha sido muy grande para Toledo y su catedral. Los árabes, durante la dominación musulmana, al convertirse la Basílica cristiana en Mezquita respetaron escrupulosamente este lugar y la piedra allí situada por tratarse de un espacio sagrado relacionado con la Virgen María a quien se venera en el Corán. Esta circunstancia permite afirmar que el milagro era conocido antes de la invasión musulmana y que no se trata de una de las muchas historias piadosas medievales que brotaron de la fantasía popular. En la catedral los peregrinos pueden aun venerar la piedra en que la Virgen Santísima puso sus pies cuando se le apareció a San Ildefonso.


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