miércoles, 3 de enero de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 4 DE ENERO - JUEVES 2ª - SEMANA DE NAVIDAD San Manuel González García




4  DE  ENERO  - JUEVES
2ª - SEMANA  DE  NAVIDAD
San Manuel González García

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35-42
     En aquel tiempo estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
"Este es el Cordero de Dios".
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús, se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
     “¿Qué buscáis?"
Ellos le contestaron:
"Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?"
Él les dijo:
"Venid y lo veréis".
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día: serían las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
"Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)".
Y lo llevó a Jesús.
Jesús se le quedó mirando y le dijo:
"Tú eres
      Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)".

1.  La interpretación dominante, que se hace actualmente de este relato, tiende a buscar la semejanza    que tiene este episodio con los relatos de "seguimiento   de Jesús", que se encuentran en los evangelios sinópticos (Mc 1, 16-20 par; 3, 13-19 par; Lc 5, 1-11; cf. Mt 16, 16-19) (J. Beutler).
En este sentido, es importante la presencia, en el relato, del verbo "seguir" (akolouthein), que es el verbo específico que los evangelios utilizan para expresar la decisión de quienes lo dejan todo y se van con Jesús, para estar con él y vivir con él y como él.
"Seguir" a alguien expresa dos ideas capitales: movimiento y cercanía. Para estar con aquel a quien se sigue, hay que moverse, no se puede uno quedar quieto, siempre en el mismo sitio. O sea, no se puede estar pegado y apegado a un lugar, a unas personas, a una forma de vida, o a una forma de pensar o de conducta.  
El estancamiento ("atascamiento") nos paraliza, nos aleja de la realidad cambiante, nos hace unos ausentes del tiempo y de la cultura en que vive la gente y la sociedad en general.

2.  En este relato queda también patente la seducción de Jesús. Sin duda alguna, estos discípulos   -tal como los presenta el IV evangelio-  eran discípulos del círculo de Juan. Pero ellos no dudaron en dejar a Juan, abandonar su movimiento, irse con un "desconocido", con el que les bastó convivir unas
horas, para salir persuadidos de que, en aquel hombre y en su forma de vida, estaba LA SOLUCIÓN, que, en la mentalidad judía de aquel tiempo, se expresaba mediante la imagen del Mesías (el Cristo) que esperaban, el que tenía que venir.

3.  Pero seguramente lo más importante, que hay en este relato (y en los demás relatos de "seguimiento" que se encuentran en los evangelios), es que a Jesús lo conocemos siguiéndole.  Como se ha dicho con toda precisión, "el saber cristológico no se constituye ni se transmite primordialmente mediante conceptos, sino en estos relatos de seguimiento" (J. B. Metz). Lo cual quiere decir que a Jesús solamente lo podemos conocer "siguiéndole".
Es decir, los primeros discípulos no aprendieron la cristología en libros, en conferencias, en catequesis o en clases magistrales. Desde aquellos primeros apóstoles   de Jesús, la cristología se aprende viviendo con Jesús y como Jesús. Y así es como se contagia el significado y la importancia de Jesús en la vida.

San Manuel González García

(1877 – 1940)

Obispo
Fundador de la Unión Eucarística Reparadora
y de la Congregación de las Hermanas Misioneras Eucarísticas de Nazaret
MANUEL GONZÁLEZ GARCÍA nació en Sevilla y concluyó sus días en Palencia, donde reposan sus restos en la Capilla del Sagrario de la Catedral. Como sacerdote (ordenado en 1901), ejerció su ministerio en Sevilla y Huelva. Fue Obispo de Málaga (consagrado en 1916) y de Palencia.
Fundó obras sociales en Huelva y construyó un nuevo seminario en Málaga. En 1931, tras ser incendiada su residencia, dejó Málaga y rigió la Diócesis desde Gibraltar y Madrid. En 1935, Pío XI le asignó la sede palentina; allí consumó la ofrenda de su vida a imagen del Buena Pastor, sin perder la bondad en la mirada y la sonrisa en los labios.
En 1902, en la parroquia de Palomares del Río, recibió la gracia que polarizaría toda su vida. Él mismo cuenta: «Fuime derecho al Sagrario. Allí mi fe veía a un Jesús tan callado, tan paciente, que me miraba, que me decía mucho y me pedía más, una mirada en la que se reflejaba todo lo triste del Evangelio: lo triste de no tener posada, de la traición, de la negación, del abandono de todos».
Luego de esta experiencia mística, el 4 de marzo de 1910, fundó en Huelva la primera rama de la Familia Eucarística Reparadora (formada por laicos, consagrados y sacerdotes), con el fin de dar y buscar una respuesta a Cristo Eucaristía. Fundó también dos revistas de acción eucarística: «El Granito de Arena» (para los adultos) y «RIE» (para los niños), y escribió libros de oración, formación sacerdotal y catequesis.
«Para mis pasos yo no quiero más que un camino, el que me lleva al Sagrario, y yo sé que andando por este camino encontraré hambrientos y pobres de muchas clases… y haré descender sobre ellos la alegría de la Vida». Estas palabras trazan el perfil del nuevo santo. Con razón el Papa san Juan Pablo II lo propuso como «modelo de fe eucarística».
Fue beatificado el 29 de abril de 2001 por el Papa Juan Pablo II y canonizado el 16 de octubre de 2016 por el Papa Francisco.


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