4 DE
ENERO - JUEVES
2ª
- SEMANA DE NAVIDAD
San
Manuel González García
Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35-42
En aquel tiempo estaba Juan con
dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
"Este es el Cordero de Dios".
Los dos discípulos oyeron sus palabras y
siguieron a Jesús, se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
“¿Qué buscáis?"
Ellos le contestaron:
"Rabí (que significa Maestro), ¿dónde
vives?"
Él les dijo:
"Venid y lo veréis".
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron
con él aquel día: serían las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los
dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón
y le dice:
"Hemos encontrado al Mesías (que significa
Cristo)".
Y lo llevó a Jesús.
Jesús se le quedó mirando y le dijo:
"Tú eres
Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce
Pedro)".
1. La interpretación dominante, que se hace actualmente
de este relato, tiende a buscar la semejanza
que tiene este episodio con los relatos de "seguimiento de Jesús", que se encuentran en los
evangelios sinópticos (Mc 1, 16-20 par; 3, 13-19 par; Lc 5, 1-11; cf. Mt 16,
16-19) (J. Beutler).
En este sentido, es
importante la presencia, en el relato, del verbo "seguir"
(akolouthein), que es el verbo específico que los evangelios utilizan para
expresar la decisión de quienes lo dejan todo y se van con Jesús, para estar
con él y vivir con él y como él.
"Seguir" a
alguien expresa dos ideas capitales: movimiento y cercanía. Para estar con
aquel a quien se sigue, hay que moverse, no se puede uno quedar quieto, siempre
en el mismo sitio. O sea, no se puede estar pegado y apegado a un lugar, a unas
personas, a una forma de vida, o a una forma de pensar o de conducta.
El estancamiento
("atascamiento") nos paraliza, nos aleja de la realidad cambiante,
nos hace unos ausentes del tiempo y de la cultura en que vive la gente y la
sociedad en general.
2. En este relato queda también patente la
seducción de Jesús. Sin duda alguna, estos discípulos -tal como los presenta el IV evangelio- eran discípulos del círculo de Juan. Pero
ellos no dudaron en dejar a Juan, abandonar su movimiento, irse con un "desconocido",
con el que les bastó convivir unas
horas, para salir persuadidos de que, en aquel
hombre y en su forma de vida, estaba LA SOLUCIÓN, que, en la mentalidad judía
de aquel tiempo, se expresaba mediante la imagen del Mesías (el Cristo) que esperaban,
el que tenía que venir.
3. Pero seguramente lo más importante, que hay
en este relato (y en los demás relatos de "seguimiento" que se
encuentran en los evangelios), es que a Jesús lo conocemos siguiéndole. Como se ha dicho con toda precisión, "el
saber cristológico no se constituye ni se transmite primordialmente mediante
conceptos, sino en estos relatos de seguimiento" (J. B. Metz). Lo cual
quiere decir que a Jesús solamente lo podemos conocer "siguiéndole".
Es decir, los
primeros discípulos no aprendieron la cristología en libros, en conferencias,
en catequesis o en clases magistrales. Desde aquellos primeros apóstoles de Jesús, la cristología se aprende viviendo
con Jesús y como Jesús. Y así es como se contagia el significado y la
importancia de Jesús en la vida.
San
Manuel González García
(1877 – 1940)
Obispo
Fundador
de la Unión Eucarística Reparadora
y
de la Congregación de las Hermanas Misioneras Eucarísticas de Nazaret
MANUEL
GONZÁLEZ GARCÍA nació en Sevilla y concluyó sus días en Palencia, donde reposan
sus restos en la Capilla del Sagrario de la Catedral. Como sacerdote (ordenado
en 1901), ejerció su ministerio en Sevilla y Huelva. Fue Obispo de Málaga
(consagrado en 1916) y de Palencia.
Fundó
obras sociales en Huelva y construyó un nuevo seminario en Málaga. En 1931,
tras ser incendiada su residencia, dejó Málaga y rigió la Diócesis desde
Gibraltar y Madrid. En 1935, Pío XI le asignó la sede palentina; allí consumó
la ofrenda de su vida a imagen del Buena Pastor, sin perder la bondad en la
mirada y la sonrisa en los labios.
En
1902, en la parroquia de Palomares del Río, recibió la gracia que polarizaría
toda su vida. Él mismo cuenta: «Fuime derecho al Sagrario. Allí mi fe veía a un
Jesús tan callado, tan paciente, que me miraba, que me decía mucho y me pedía
más, una mirada en la que se reflejaba todo lo triste del Evangelio: lo triste
de no tener posada, de la traición, de la negación, del abandono de todos».
Luego
de esta experiencia mística, el 4 de marzo de 1910, fundó en Huelva la primera
rama de la Familia Eucarística Reparadora (formada por laicos, consagrados y
sacerdotes), con el fin de dar y buscar una respuesta a Cristo Eucaristía.
Fundó también dos revistas de acción eucarística: «El Granito de Arena» (para
los adultos) y «RIE» (para los niños), y escribió libros de oración, formación
sacerdotal y catequesis.
«Para
mis pasos yo no quiero más que un camino, el que me lleva al Sagrario, y yo sé
que andando por este camino encontraré hambrientos y pobres de muchas clases… y
haré descender sobre ellos la alegría de la Vida». Estas palabras trazan el
perfil del nuevo santo. Con razón el Papa san Juan Pablo II lo propuso como
«modelo de fe eucarística».
Fue
beatificado el 29 de abril de 2001 por el Papa Juan Pablo II y canonizado el 16
de octubre de 2016 por el Papa Francisco.
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