viernes, 27 de abril de 2018

Parate un momento: 28 DE ABRIL - SÁBADO – 4ª – SEMANA DE PASCUA – B San Pedro Chanel





28  DE ABRIL -  SÁBADO – 
4ª –  SEMANA  DE  PASCUA – B

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,44-52):
El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al ver el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía:
«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles.
Así nos lo ha mandado el Señor:
“Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra”».
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.
La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio.
Estos sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaban llenos de alegría y de Espíritu Santo.
Palabra de Dios

Salmo: 97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4

R/. Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 7-14
    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto'.
Felipe le dice:
      "Señor, muéstranos al Padre y nos basta'.
Jesús le replica:
"Hace tanto tiempo que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?
Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre.
¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"?  - ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?
Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, Él mismo hace las obras.
Creedme que yo estoy en el Padre y el Padre en mí... Si no, creed a las obras.
Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores.  Porque yo me voy al Padre, y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré'.
Palabra del Señor

1.  Jesús plantea aquí directamente el problema que representa conocer a Dios. No olvidemos que, en el lenguaje del Nuevo Testamento, el Padre es el nombre
propio de Dios. 
Pues bien, Jesús afirma que quien le conoce a él, por eso mismo conoce a Dios. Lo que es tanto como decir que Jesús es la imagen de Dios.

2.  Pero Jesús da aquí un paso más.  Se trata de un conocimiento que entra por los ojos, es decir, por lo sensible, por lo más carnal y humano que hay en nosotros. Esto explica la intervención de Felipe y la respuesta que Jesús le da.
La propuesta de Felipe es enteramente lógica: "Muéstranos al Padre", o sea, "Muéstranos a Dios", dinos cómo es Dios. Lo que no parece lógico es la respuesta de Jesús: "Tanto tiempo que estoy yo con vosotros y ¿todavía no me conoces?
Felipe veía en Jesús a un hombre.  No se había enterado todavía de que, en aquel hombre que él veía y palpaba, allí estaba viendo y palpando a Dios.

3.  Felipe seguía creyendo en el Dios Infinito y Absoluto del que siempre había oído hablar. A veces, quizá se preguntaría si en Jesús no había algo del antiguo Dios de siempre. Pero lo que seguramente no le cabía en su cabeza es que el Dios fulminante del Sinaí, el Dios vencedor de todas las batallas, estaba allí,
delante de él, cenando, despidiéndose de sus amigos. 
Dios se había vaciado, había renunciado a su grandeza y había enfilado el camino que, para los   hombres de aquel tiempo, era un escándalo y una locura (1 Cor 1, 23).
Más difícil de entender y aceptar que el Dios infinito es el Dios humanizado.  Por eso no entendemos   ni aceptamos a Jesús, aunque pensemos que lo entendemos y lo aceptamos.

San Pedro Chanel
Presbítero y mártir – (1803-1841)
Futuna es una pequeña «expresión geográfica», una isla pequeñísima, señalada en los mapas con un puntico entre el ecuador y el trópico de Capricornio en el inmenso Océano Pacífico, un pedazo de las Islas Figi. Hoy es una posesión francesa, meta de los turistas amantes de lo exótico, y los habitantes son todos católicos y viven una vida pacífica, Pero hace 140 años, precisamente el 12 de noviembre de 1837, cuando desembarcó allí el misionero marista Pedro Chanel, junto con un cohermano laico, la islita estaba dividida por una montaña central y por dos tribus continuamente en guerra. No era, pues, un sitio turístico...
Sólo la valentía y la caridad de un hombre de Dios podían escoger esta meta con todos los riesgos que conllevaba, En efecto, Pedro Chanel concluyó aquí su aventura de evangelizador, asesinado a golpes de garrote y hacha el 28 de abril de 1841 por el yerno del jefe de tribu, Musamusu, enfurecido porque entre los convertidos al cristianismo se encontraban algunos miembros de su familia.
Pedro Chanel había nacido en Cuet (Francia) el 12 de julio de 1803, A los doce años, por invitación del celoso párroco Trompier, comenzó los estudios seminarísticos, y en 1824 entró al seminario mayor de Bourg, en donde tres años después fue ordenado sacerdote. Hubiera querido ir inmediatamente a tierra de misión, pero el obispo tenía mucha necesidad de sacerdotes. Fue coadjutor en Amberieu y en Gex, en donde se unió a un grupo de sacerdotes diocesanos, los maristas, que en el mismo ámbito parroquial vivían el ideal misionero, bajo la guía del Padre Colin.
La Sociedad de María, aprobada por el Papa en 1836, contó entre sus primeros miembros al Padre Chanel, que ese mismo año se embarcó en Le Havre hacia Valparaíso, con destino a Oceanía, Cuando la nave llegó a Futuna, se invitó al Padre Chanel a bajar a tierra y a permanecer ahí con el compañero laico Nicezio, que tenía veinte años.
Fue lenta y paciente la tarea de penetración en el pequeño mundo de esa gente tan distinta por costumbres de vida y por mentalidad. Pero el anuncio del Evangelio fue calando en las jóvenes generaciones, Pero este éxito suscitó al mismo tiempo la hostilidad de las viejas generaciones. El tributo de sangre de Pedro Chanel fue el precio para abrir finalmente las puertas a la evangelización de toda la isla. El nuevo mártir cristiano, beatificado el 17 de noviembre de 1889, fue canonizado el 12 de junio de 1954 y declarado patrono de Oceanía.

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