viernes, 6 de abril de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 7 DE ABRIL – SÁBADO – OCTAVA DE PASCUA – B SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE





7 DE  ABRIL – SÁBADO –
OCTAVA   DE  PASCUA – B
SAN  JUAN  BAUTISTA DE LA SALLE

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,13-21):
En aquellos días, los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, viendo la seguridad de Pedro y Juan, y notando que eran hombres sin letras ni instrucción, estaban sorprendidos. Reconocían que habían sido compañeros de Jesús, pero, viendo de pie junto a ellos al hombre que había sido curado, no encontraban respuesta.
Les mandaron salir del Sanedrín y se pusieron a deliberar entre ellos, diciendo:
«¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente que todo Jerusalén conoce el milagro realizado por ellos, no podemos negarlo; pero, para evitar que se siga divulgando, les prohibiremos con amenazas que vuelvan a hablar a nadie de ese nombre».
Y habiéndolos llamado, les prohibieron severamente predicar y enseñar en el nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan les replicaron diciendo:
«¿Es justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a él? Juzgadlo vosotros. Por nuestra parte no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído».
Pero ellos, repitiendo la prohibición, los soltaron, sin encontrar la manera de castigarlos a causa del pueblo, porque todos daban gloria a Dios por lo sucedido.

Salmo: 117,1.14-15.16-18.19-21

R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
El Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos R/.
«La diestra del Señor es poderosa.
La diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte. R/.
Abridme las puertas de la salvación,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación. R/.

Secuencia (Opcional)
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (16,9-15):
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.
Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».

1.  Este texto no fue escrito por el autor del evangelio de Marcos. No aparece en los papiros y códices más antiguos e importantes. Fue añadido algún
tiempo después. Y ha sido aceptado como auténtico por las comunidades cristianas y por la autoridad de la Iglesia. Su antigüedad, tan cercana al texto original de Marcos, lo autentifica.

2.   El mismo Jesús que había liberado a la Magdalena de los males que la oprimían es el Jesús que se le muestra a ella y a los demás discípulos.  Se afirma, una vez más, la identidad del Jesús resucitado y del Jesús que había muerto. Como se ha dicho muy bien, solo puede haber resurrección donde previamente ha habido muerte. Pero, además, los textos evangélicos no
hablan solo de muerte, sino más concretamente de  muerte en cruz.

3.   La consecuencia que se sigue de lo dicho es clara: si la resurrección nos habla de la cruz y se comprende desde la cruz, de forma que sin cruz no hay resurrección, los crucificados de la historia son el lugar más apropiado para comprender la resurrección de Jesús (J. Sobrino).
Dios no resucitó a un muerto cualquiera. Dios
resucitó a un crucificado. La resurrección de Jesús es el argumento, que tenemos los cristianos, para fundamentar la esperanza de las víctimas de la historia para reivindicar la vida y la dignidad que les fueron arrebatadas por la violencia.

SAN  JUAN  BAUTISTA DE LA SALLE


San Juan Bautista de la Salle nació el 30 de abril de 1651 en Reims (Francia). Un mundo muy diferente al nuestro. Era hijo de una familia adinerada en la Francia de hace 300 años.
En ese momento, unas pocas personas vivían en el lujo, pero la mayoría de la gente era extremadamente pobre: campesinos en las zonas rurales y habitantes de los suburbios de las ciudades. Solo unos pocos podían enviar a sus hijos a la escuela. La mayoría de los niños tenían pocas esperanzas para el futuro.
Juan fue ordenado sacerdote a los 27 años. Dios le llevó, de compromiso en compromiso, a hacerse responsable de la educación de los niños pobres, llamándole a entregar sus riquezas a los pobres y abandonar lo que podría haber sido una prometedora carrera. Juntó a un grupo de jóvenes a su alrededor y, con su ayuda, abrió escuelas gratuitas. Empezaron a vivir en comunidad y tomaron el nombre de Hermanos de las Escuelas Cristianas (ahora conocidos generalmente como Hermanos de la Salle) porque iban a ser hermanos de los jóvenes, de Jesús y también unos de otros. Dedicarán toda su vida a ayudar a los jóvenes a descubrir la cultura y el Reino de Dios, por sí mismos.
De la Salle invitaba a los alumnos a crecer en el conocimiento de la presencia de Dios en sus vidas. A través de este espíritu de fe, quería descubrir cómo todo lo que ocurre puede hablar del cuidado amoroso de Dios hacia cada uno. Esta convicción se convirtió en un hábito para los maestros y los alumnos de sus escuelas (el hacer alguna pausa a lo largo del día y recordar la presencia de Dios). Promovía de esta manera, una forma de ver el mundo y un creciente sentido del caminar en la presencia de Dios.
Juan Bautista de la Salle transformó toda la educación de su tiempo. Algo que hoy resulta evidente, no lo era tanto en su tiempo. Los alumnos de las escuelas eran instruidos de uno en uno, él revolucionó las escuelas al enseñar a toda una clase a la vez. Por entonces las clases eran en Latín, es sus escuelas se enseñará en la propia lengua (francés en su caso).
Juan fue un pionero en la fundación de Escuelas de Formación de Maestros, escuelas especiales para jóvenes con condenas judiciales, escuelas técnicas y escuelas secundarias para lenguas modernas, letras y ciencias.
Juan Bautista de la Salle escribió un buen número de obras escolares y espirituales. Entre las primeras destaca La Guía de las Escuelas Cristianas, el mejor libro de pedagogía del siglo XVII y el que se hizo dominante en las escuelas francesas de varones hasta nuestro siglo (Cfr Saturnino Gallego B.A.C. 478). Hay que destacar de él que fue un libro colectivo en el que Juan Bautista de la Salle recogió su propia experiencia pedagógica y la de los primeros Hermanos. También podíamos destacar como manual importante el titulado Reglas de la Cortesía y Urbanidad Cristianas. De lectura obligatoria por los escolares y con atinados consejos de la buena educación francesa adaptados a los hijos de los artesanos y los pobres que acudían a sus escuelas. Escribió también silabarios, salterios y catecismos para uso escolar.
Entre las obras de carácter espiritual es de destacar el libro Meditaciones. En las 16 tituladas: Meditaciones para el tiempo de retiro (a penas 40 folios) traza un completo itinerario espiritual para los maestros cristianos.
Juan Bautista de la Salle muere el 7 de abril de 1719.
En 1900 Juan Bautista de la Salle fue declarado Santo.
En 1950, por su vida y sus escritos inspiradores, fue nombrado Santo Patrón de todos los que trabajan en la educación. Juan Bautista de la Salle inspiró a otros cómo enseñar y cuidar a los jóvenes, cómo enfrentarse al error y a la fragilidad con compasión, cómo afirmar, reforzar, animar.

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