12 DE ABRIL –
JUEVES –
2ª
– SEMANA DE PASCUA – B
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27-33):
En aquellos días, los apóstoles fueron conducidos
a comparecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó, diciendo:
«¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar
en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y
queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».
Pedro y los apóstoles replicaron:
«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis,
colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y
salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados.
Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo
obedecen».
Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y
trataban de matarlos.
Salmo: 33,2.9.17-18.19-20
R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo
escucha
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.
El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.
El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,31-36):
El que viene de lo alto está por encima de todos.
El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del
cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y
nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es
veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios,
porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto
en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo
no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
1. Como se advierte fácilmente, este breve
relato no habla de la historia de Jesús, sino de la cristología (reflexión
teórica sobre Cristo) que elaboró el evangelio de Juan.
En la cristología de
Juan, tiene un lugar importante el verbo griego erchomai, que significa
"venir" o "ir", o sea, se trata de un verbo que expresa un
desplazamiento. Se puede decir que, según el IV evangelio, Jesús es un
"desplazado": ha abandonado
su origen y viene con una misión o encargo que tiene que cumplir.
2. Jesús es "el que viene" (ho
erchómenos) "de Dios", "del Padre", "del cielo",
"de lo alto" (Jn 3, 31. 32; 5, 43; 7, 28; 8, 14. 42; 9, 39; 10, 10;
12, 47; 13, 3; 16, 28;
18, 37).
Según las creencias
religiosas de todos los tiempos y de todos los pueblos y culturas, Jesús
representa un caso absolutamente único: viene de la condición y posición más
excelsa y privilegiada que los hombres religiosos han podido pensar. Es decir,
ha abandonado su gloria, sus
privilegios, su condición excelsa, sus poderes, su autoridad, y se ve
equiparado a lo terreno, lo de abajo, lo limitado, lo efímero, lo mortal, lo
transitorio. Y, por si era poco, aquí, en esta tierra de los mortales, se ve
rechazado, de forma que nadie acepta su testimonio. Es fuerte y duro verse así.
3. Con esto Jesús está diciendo que el procedimiento
para dar vida en plenitud, lo que se suele decir vida "eterna"
(aiónios), es el camino del descenso,
del despojo de toda grandeza y privilegio, el
camino trillado y vulgar de los mortales, donde uno pierde poder y ha de
ganarse la credibilidad, no por el estamento al que pertenece, sino por la
autenticidad de su vida.
SAN JULIO – I
XXXV Papa
Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio
de Calepodio, en el tercer miliario de la vía Aurelia, sepultura del papa san
Julio I, quien, frente a los ataques de los arrianos, custodió valientemente la
fe del Concilio de Nicea, defendió a san Atanasio, perseguido y exiliado, y
reunió el Concilio de Sárdica. († 352)
Fecha de canonización: Información no disponible,
la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la
acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que
tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado
antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su
culto fue aprobado por el Obispo de Roma: el Papa.
Breve Biografía
Se conocen pocos datos de su vida anterior a la elección para
Sumo Pontífice el 6 de febrero del 337, muerto el papa Marcos y después de ocho
meses de sede vacante. El Liber Pontificalis nos dice que era romano y que su
padre se llamaba Rústico.
La primera de las actuaciones que deberá realizar -que le seguirá
luego por toda su vida- está directamente relacionada con la lucha contra el
arrianismo. Había sido condenada la herejía en el Concilio universal de Nicea,
en el 325; pero una definición dogmática no liquida de modo automático un
problema, cuando las personas implicadas están vivas, se aferran a sus esquemas
y están preñadas de otros intereses menos confesables.
A la muerte del emperador Constantino, por decreto, pueden
regresar a sus respectivas diócesis los obispos que estaban en el destierro. Es
el caso de Atanasio que vuelve a su legítima sede de Alejandría con el gozo de
los eclesiásticos y del pueblo. Pero los arrianos habían elegido para obispo de
esa sede a Pisto y comienzan las intrigas y el conflicto. El Papa Julio recibe
la información de las dos partes y decide el fin del pleito a favor de
Atanasio.
Eusebio de Nicomedia, Patriarca proarriano con sede en
Constantinopla, envía una embajada a Roma solicitando del papa la convocatoria
de un sínodo. Por su parte, Atanasio -recuperadas ya sus facultades de
gobierno- ha reunido un importante sínodo y manda al papa las actas que
condenan decididamente el arrianismo y una más explícita profesión de fe
católica.
Julio I, informado por ambas partes, convoca el sínodo pedido por
los arrianos. Pero estos no envían representantes y siguen cometiendo
tropelías.
Muere Eusebio y le sucede Acacio en la línea del arrianismo. Otro
sínodo arriano vuelve a deponer a Atanasio y nombra a Gregorio de Capadocia
para Alejandría.
El papa recoge en Roma a los nuevamente perseguidos y depuestos
obispos con Atanasio a la cabeza. Como los representantes arrianos siguen sin
comparecer, Julio I envía pacientemente a los presbíteros Elpidio y Filoxeno
con un resultado nulo en la gestión porque los arrianos siguen rechazando la
cita que pidieron.
En el año 341 se lleva a cabo la convocatoria del sínodo al que
no quieren asistir los arrianos por más que fueron ellos los que lo
solicitaron; ahora son considerados por el papa como rebeldes. En esta reunión
de obispos se declara solemnemente la inocencia de Atanasio; el papa manda una
encíclica a los obispos de Oriente comunicando el resultado y añade
paternalmente algunas amonestaciones, al tiempo que mantiene con claridad la
primacía y autoridad de la Sede Romana.
Los arrianos se muestran rebeldes y revueltos; en el mismo año
341 reúnen otro sínodo en Antioquía que reitera la condenar a Atanasio y en el
que se manifiestan antinicenos.
Estando así las cosas, el papa Julio I decide convocar un
concilio más universal. En este momento se da la posibilidad de contar con la
ayuda de Constancio y Constante -hijos de Constantino y ahora emperadores- que
se muestran propicios a apoyar las decisiones del encuentro de obispos arrianos
y católicos. El lugar designado es Sárdica; el año, el 343; el presidente, el
español -consejero del emperador- Osio, obispo de Córdoba. El papa envía
también por su parte legados que le representen.
Pero se complican las cosas. Los obispos orientales arrianos
llegan antes y comienzan por su cuenta renovando la exclusión de Atanasio y
demás obispos orientales católicos. Luego, cuando llegan los legados que dan
legitimidad al congreso, se niegan a tomar parte en ninguna deliberación,
apartándose del Concilio de Sárdica, reuniendo otro sínodo en Philipópolis,
haciendo allí otra nueva profesión de fe y renovando la condenación de
Atanasio. El bloque compacto de obispos occidentales sigue reunido con Osio y
los legados.
Celebran el verdadero Concilio que declara la inocencia de
Atanasio, lo repone en su cargo, hace profesión de fe católica y excomulga a
los intrusos rebeldes arrianos. Como conclusión, se ha mantenido la firmeza de
la fe de Nicea, reforzándose así la ortodoxia católica.
Aún pudo Julio I recibir una vez más en Roma al tan perseguido
campeón de la fe y ortodoxia católica que fue Atanasio, cuando va a agradecer
al primero de todos los obispos del orbe su apoyo en la verdad, antes de volver
a Alejandría.
Julio I escribirá otra carta más a los obispos orientales y de
Egipto.
En los 15 años de papado, sobresale su gobierno leal no exento de
muchas preocupaciones y desvelos por defender la verdad católica. La lealtad a
la fe y la búsqueda de la justicia en el esclarecimiento de los hechos fueron
sus ejes en toda la controversia posnicena contra el arrianismo. Su paciente
gobierno contribuyó a la clarificación de la ortodoxia fortaleciendo la
primacía y autoridad de la Sede Romana.
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