jueves, 12 de abril de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 13 DE ABRIL – VIERNES – 2ª – SEMANA DE PASCUA – B - SAN HERMENEGILDO





13  DE ABRIL    VIERNES –
2ª –  SEMANA  DE  PASCUA – B
SAN HERMENEGILDO

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,34-42):
En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a los apóstoles y dijo:
«Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. Hace algún tiempo se levantó Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, se dispersaron todos sus secuaces y todo acabó en nada.
Más tarde, en los días del censo, surgió Judas el Galileo, arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y se disgregaron todos sus secuaces.
En el caso presente, os digo: no os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos, y os expondríais a luchar contra Dios».
Le dieron la razón y, habiendo llamado a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando la buena noticia acerca del Mesías Jesús.

Salmo: 26,1.4.13-14

R/. Una cosa pido al Señor: habitar en su casa
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,1-15):
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».
Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo».
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo».
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda».
Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

1.  Lo más seguro es que, cuando se escribió el evangelio de Juan, la multiplicación de los panes estaba ya relatada por escrito, por lo menos, cinco veces
(Mc 6, 33-46; 8, 1-9; Mt 14, 18-23; 15, 32-39; Lc 9, 10-17). Por eso cabe decir que, si el IV evangelio relata una vez más este episodio, sin duda lo hace porque
quiere que los cristianos caigan en la cuenta (o se enteren) de algo que no está dicho en los otros relatos y que es importante.  - ¿De qué se trata?

2.  La multiplicación de los panes le sirve a Juan para introducir el capítulo que dedica al pan del cielo y a la eucaristía. Pero, en el relato de los panes, Juan
señala un detalle que puede pasar inadvertido, pero que es de importancia. 
Se trata de que este hecho singular ocurrió cuando estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Esta fiesta era la más importante de la religión de Israel. Porque conmemoraba el acontecimiento de la liberación de Egipto.
Los israelitas tenían la obligación de subir a Jerusalén para matar el cordero en el Templo y
participar en los ceremoniales religiosos, que duraban siete días.

3.  El evangelio de Juan señala que, cuando llega la Pascua, la fiesta religiosa más importante de aquel pueblo, Jesús no sube a Jerusalén, no va al Templo,
no participa en los ritos religiosos de su nación. Jesús se queda en Galilea, con los pobres, en el campo, en medio de la pobre gente que solo tiene panes de cebada, el pan de los necesitados, y además lo tiene escaso.  Y, así las cosas, la gran fiesta religiosa, para Jesús, es que los hambrientos coman hasta saciarse.
Jesús "seculariza" la religión: la hace menos sagrada y menos solemne, pero más humana.  Según Jesús, cuanto más humano es algo, por eso mismo es más divino.

 SAN HERMENEGILDO

 
Se desconoce su fecha de nacimiento, pero se sabe que murió el 13 de abril de 585, Leovigild, el rey ariano de los visigodos (569-86) tenía dos hijos, Hermenegildo y Reccared, que fueron producto de su primer matrimonio con la princesa católica Theodosia. Hermenegildo se casó en 576 con Ingundis, una princesa católica hija de Sigebert y Brunhilde.
Como resultado de su propia inclinación e influenciado por su esposa, y por instrucciones de San Leander de Sevilla, ingresó a la fe católica. La segunda esposa de Leovigild, Goswintha, una fanática ariana, llegó a odiar a su nuera y trató de establecer la manera de apartarla de la fe católica. Hermenegildo se había ido, con la sanción de su padre, a Andalucía, y había llevado a su esposa con él. Sin embargo, cuando Leovigild se enteró de la conversión de su hijo, le impuso regresar a Toledo, una orden que Hermenegildo no llegó a obedecer.
El fanatismo religioso de su madrastra, y la severidad con que su padre estaba tratando a los católicos en España, le obligó a tomar las armas en protección de sus compañeros de religión, y en defensa de sus propios derechos. Al mismo tiempo, formó una alianza con los bizantinos. Leovigild tomó el campo en contra de su hijo, en 582, haciendo que los bizantinos traicionaran a su hijo por la suma de 30,000 barras de oro sólido, haciendo que sitiaran a Hermenegildo en Sevilla en 583, y capturando la ciudad, tras un sitio de casi dos años.
Hermenegildo buscó refugio en una iglesia en Córdova, donde recibió falsas promesas por parte de Leovigild; este último le prohibió regresar a Valencia (584). Su esposa Ingundis, se fue con su hijo a Africa, donde ella murió. Luego de ello, el muchacho fue entregado, por orden del Emperador Mauricio, al cuidado de su abuela Brunhilde. No sabemos mucho más del subsiguiente destino de Hermenegildo.
Gregorio el Grande relata (Dialogi, III, 31, en P.L. LXVII, 289-93) que Leovigild envió a un obispo ariano cuando nuestro personaje se encontraba en prisión, en la vìspera de pascua de 585; el propósito era el de perdonar a su hijo, siempre que este aceptara la comunión de una autoridad ariana. A ello, Hermenegildo se opuso con firmeza, no rechazando su fe católica, y como resultado, fue decapitado el Día de Pascua de ese año.
Más tarde fue venerado como mártir, y Sixto V (1585), actuando de acuerdo a la sugerencia del Rey Felipe II, extendió la celebración de su festividad (13 de abril), en todo el territorio de España.

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