16 de Abril – LUNES –
3ª – Semana de Pascua – B
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6,8-15):
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes
prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos, de la sinagoga llamada de
los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a
discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al
espíritu con que hablaba.
Entonces indujeron a unos que asegurasen:
«Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios».
Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y, viniendo
de improviso, lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos
falsos que decían:
«Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley,
pues le hemos oído decir que ese Jesús el Nazareno destruirá este lugar y
cambiará las tradiciones que nos dio Moisés».
Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en
él y su rostro les pareció el de un ángel.
Salmo: 118,23-24.26-27.29-30
R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo
medita tus decretos;
tus preceptos
son mi delicia,
tus
enseñanzas son mis consejeros. R/.
Te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus
mandamientos;
instrúyeme en
el camino de tus mandatos,
y meditaré
tus maravillas. R/.
Apártame del camino falso,
y dame la
gracia de tu ley;
escogí el
camino verdadero,
deseé tus
mandamientos. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,22-29):
Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos
lo vieron caminando sobre el mar. Al día siguiente, la gente que se había
quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y
que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se
habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde
habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente
vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a
Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto
signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento
que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os
dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».
1. La
primera preocupación que siempre han tenido, y siguen teniendo, todos los seres
humanos es la preocupación por la vida, por tener una vida sana y segura. Ahora bien, la sanidad y seguridad de la vida
supone alimentación y salud. Por eso, los dos grandes temas, que aparecen
constantemente en los evangelios, son la salud de los enfermos y la comida de
los que carecen de alimentos, no como limosna para llenar el
estómago,
sino como comensalía para compartir la mesa.
2. Por
eso, si hablamos de la comida, no como mera solución al hambre de cada uno,
sino como comensalía, que nos lleva al tema del compartir con los demás, se
comprende lo que Jesús le dijo a la gente que le buscaba.
Aquella gente no comprendió el significado de
la multiplicación de los panes. Solo
apetecían el pan que aquel día les resolvería el problema del hambre. El problema está en que, como eso es lo único
que nos preocupa a casi todos, por eso no se resuelve el problema del hambre en el mundo. Y, menos aún
el
problema
que es la causa de que haya tanta hambre en un mundo en el sobran alimentos.
3. Se
suele decir que este espantoso problema no se resuelve porque no hay voluntad
política para resolverlo. No es eso.
El problema radica en la falta de fe, es decir,
en la falta de una motivación superior, de una voluntad y
fuerza
superior, que nos haga sensibles a la solidaridad y a la comensalía para todos.
La solución está en que tengamos fe en Él, es
decir, que la "memoria subversiva" de Jesús movilice nuestras vidas.
Santa Engracia
Martirologio Romano: En Zaragoza, en la Hispania Tarraconense, España, santa
Engracia, virgen y mártir, que sufrió duros suplicios, quedándole las llagas
como testimonio de su martirio. († s.IV)
Etimológicamente: Engracia = Aquella que se encuentra en estado de gracia, es de origen
latino.
Breve Biografía
Habían proliferado los cristianos en el Imperio al amparo de la
menor presión de las leyes en tiempo de Galieno. Los había en el campo y más en
las ciudades, se les conoce en el foro, se les ve entre los esclavos, en el
ejército y en los mercados. Han contribuido otras causas a desparramar la fe de
Cristo entre las gentes: el aburrimiento del culto a los vanos dioses paganos,
el testimonio que dieron los mártires y que muchos vieron, la transmisión boca
a boca de los creyentes y el buen ejemplo.
Diocleciano ha conseguido la unidad territorial, política y
administrativa; quiere unificar también la religión y para ello debe hacer
sucumbir la religión de Cristo frente a la del Estado. Da cuatro edictos al
respecto y elige cuidadosamente a las personas que sean capaces de hacerlos
cumplir. Daciano será quien siembre el territorio de España, bajando desde el
noreste hasta el centro, con semillas de cristianos.
Engracia es la joven novia graciosa que viaja desde Braccara, en
Galecia, hasta el Rosellón, en Francia, para reunirse con su amado. Dieciocho
caballeros de la casa y familia la acompañan y le dan cortejo. Al llegar a
Zaragoza y enterarse de las atrocidades que está haciendo el prefecto romano,
se presenta espontáneamente ante Daciano para echarle en cara la crueldad,
injusticia e insensatez con que trata a sus hermanos. Termina martirizada, con
la ofrenda de su vida y la de sus compañeros.
Las actas del martirio -¡qué pena sean del siglo VII , tan
tardías, y por ello con poco valor histórico!- describen los hechos martiriales
con el esquema propio a que nos tienen acostumbrados en el que es difícil
atreverse a separar qué cosa responde a la realidad y qué es producto
imaginativo consecuencia de la piedad de los cristianos.
El diálogo entre la frágil doncella y el cruel mandatario aparece
duro y claro; ella emplea razonamientos plenos de humanidad y firmes en la fe
con los que asegura la injusticia cometida -hoy se invocarían los derechos
humanos-, la existencia de un Dios único a quien sirve, la necedad de los
dioses paganos y la disposición a sufrir hasta el fin por el Amado; él utiliza
los recursos del castigo, la amenaza, la promesa y el regalo. En resumen, la
pormenorizada y prolija descripción del tormento de la joven cuenta que primero
es azotada, luego sufre los horrores de ser atada a un caballo y arrastrada, le
rajan el cuerpo con garfios, llegan a cortarle los pechos y le meten en su
cuerpo un clavo; para que más sufra, no la rematan, la abandonan casi muerta
sometida al indecible sufrimiento por las heridas hasta que muere. Los
dieciocho acompañantes fueron degollados a las afueras de la ciudad.
Un siglo más tarde del glorioso lance cantó Prudencio en su
Peristephanon las glorias de los innumerables mártires cesaraugustanos, nombró
a los dieciocho sacrificados y a la joven virgen Engracia, invitando al pueblo
a postrarse ante sus túmulos sagrados.
Engracia es la figura de la mártir que el pueblo, siempre
sensible a la grandeza, ha sabido mirar con simpatía, la ha dorado con el mimo
del agradecimiento, la bendice por su valentía, la compadece por sus
sufrimientos y quisiera imitarla en su fidelidad.
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