13 de MARZO – MIÉRCOLES –
1ª – SEMANA DE CUARESMA – C –
Lectura
de la profecía de Jonás (3,1-10):
EL Señor dirigió la
palabra a Jonás:
«Ponte
en marcha y ve a la gran ciudad de Nínive; allí les anunciarás el mensaje que
yo te comunicaré».
Jonás
se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una
ciudad inmensa; hacían falta tres días para recorrerla.
Jonás
empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando:
«Dentro
de cuarenta días, Nínive será arrasada».
Los
ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal,
desde el más importante al menor.
La
noticia llegó a oídos del rey de Nínive, que se levantó de su trono, se despojó
del manto real, se cubrió con rudo sayal y se sentó sobre el polvo. Después
ordenó proclamar en Nínive este anuncio de parte del rey y de sus ministros:
«Que
hombres y animales, ganado mayor y menor no coman nada; que no pasten ni beban
agua.
Que
hombres y animales se cubran con rudo sayal e invoquen a Dios con ardor.
Que
cada cual se convierta de su mal camino y abandone la violencia.
¡Quién
sabe si Dios cambiará y se compadecerá, se arrepentirá de su violenta ira y no
nos destruirá!».
Vio
Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió
de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.
Palabra
de Dios
Salmo:
50,3-4.12-13.18-19
R/. Un
corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo
desprecias
Misericordia, Dios mío,
por tu bondad,
por tu inmensa compasión
borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.
Oh, Dios, crea en mí un
corazón puro,
renuévame por dentro con
espíritu firme.
No me arrojes lejos de
tu rostro,
no me quites tu santo
espíritu. R/.
Los sacrificios no te
satisfacen:
si te ofreciera un
holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable
a Dios
es un espíritu
quebrantado;
un corazón quebrantado y
humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo
desprecias. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (11,29-32):
EN aquel tiempo, la gente
se apiñaba alrededor de Jesús,
y él se puso a decirles:
«Esta
generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más
signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes
de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La
reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y
hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para
escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los
hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la
condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay
uno que es más que Jonás».
Palabra del Señor
1.
Bien pudiera ocurrir que este relato no tenga un valor histórico
que deba ser tomado al pie de la letra;
pero queda patente que Jesús se lamenta públicamente de la incredulidad de sus
oyentes.
La expresión ¡esta generación! tiene
una connotación negativa, de rechazo y
confrontación (G. Baumbach). Jesús
tuvo que pasar por esta experiencia amarga,
dura y humillante. No pensemos,
por tanto, que los evangelios son solamente
elogio del éxito de Jesús. Si los
humanos tenemos, tantas veces, frustraciones,
Jesús también las tuvo que soportar.
Como todo ser humano.
2.
Los cristianos de las primeras generaciones, en las que se elaboró este
relato, probablemente tuvieron no pocas confrontaciones con los judíos de los
primeros tiempos. De ahí, la pretensión de dejar clara su adhesión a Jesús, y a
la superioridad de Jesús sobre Salomón o sobre Jonás.
3.
No son buenas las confrontaciones o las comparaciones. Cuando la
religión divide o enfrenta, de la manera que sea, eso no puede ser palabra de
Dios. Ni nos lleva a Dios, al Dios de Jesús. No nos deberíamos cansar jamás de
ser tolerantes, respetuosos, sabiendo aceptar las creencias de los demás.
Santos Vicente, Ramiro y Doce Compañeros.
En
el monasterio de san Claudio, en la ciudad de León (España), memoria de San
Vicente (abad del monasterio), san Ramiro (Prior) y sus doce compañeros, monjes
y mártires, que perecieron a manos de los arrianos. († 630)
Breve
Biografía
Jesús había prevenido a sus
discípulos que nunca faltaría en la Iglesia la persecución. "Si a mí me
han perseguido, también a vosotros os perseguirán. Si fuerais del mundo, el
mundo no os odiaría. Pero, como no sois del mundo, el mundo os perseguirá".
Así se ha cumplido siempre. Después de las persecuciones romanas, los herejes
persiguieron a los católicos.
Esto les ocurrió a Vicente,
Ramiro y sus compañeros cristianos, en la Galicia del siglo IV. No eran buenos
tiempos para los creyentes en Cristo Jesús.
En primer lugar, la región se
encontraba en poder de los invasores suevos. Y, en segundo lugar, todos ellos
vivían y practicaban la herejía de Arrio.
Vicente, en la ruta del camino de
Santiago, León, vivía feliz en su monasterio de san Clodio.
Ejercía para el bien de sus
hermanos, el cargo de Abad. El, en contra de Arrio, defendía que Jesús era Hijo
de Dios.
De manera tentadora, aunque
engañosa, le hicieron saber a Vicente que iba a tener lugar un conciliábulo
para tratar el tema que separaba a los cristianos de los arrianos.
Vicente, con ánimo y aspecto de
valiente, no perdió la ocasión de proclamar su fe en Cristo Hijo de Dios. Como
no podían convencerlo con palabras y razones, le dieron muerte.
Ramiro, mientras estuvo fuera
Vicente, había quedado como superior del monasterio. En el fondo sabía que le
tocaría seguir los pasos de su maestro y, por otra parte, quería someter su
idea al juicio de los demás monjes.
Estaba dispuesto a ir a proclamar
por toda Galicia la doctrina cierta y segura del Concilio de Nicea. Si algunos
querían seguirle, que lo dijeran. Los que no quisieran correr igual suerte,
podían quedarse en los montes cercanos. Y les dijo: "No os acobarde el
furor de los herejes". Muchos se fueron al monte.
Ramiro con doce intrépidos
religiosos se pusieron en oración, dispuestos a dar la vida por su fe en
Jesucristo. No se hicieron esperar los herejes. Bien armados y con sed de
sangre y llenos de violencia, se presentaron en el monasterio. Los monjes se
pusieron a cantar con fervor el símbolo niceno, poniendo especial fervor y
entusiasmo en las palabras que afirman la divinidad de Jesucristo. El Señor les
fortalecía interiormente a todos ellos.
Esto exasperó más aún a los
arrianos. Arremetieron furiosos contra ellos y los mataron a cuchilladas. Así,
rezando y cantando, marcharon Jubilosos al paraíso a recoger la gloriosa corona
del martirio.
En algunos documentos se señala
el 11 de septiembre como fecha del martirio.
http://es.catholic.net/
No hay comentarios:
Publicar un comentario