martes, 12 de marzo de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 13 de MARZO – MIÉRCOLES – 1ª – SEMANA DE CUARESMA – C – Santos Vicente, Ramiro y Doce Compañeros.





13 de MARZO – MIÉRCOLES –
1ª – SEMANA DE CUARESMA – C –

Lectura de la profecía de Jonás (3,1-10):

EL Señor dirigió la palabra a Jonás:
«Ponte en marcha y ve a la gran ciudad de Nínive; allí les anunciarás el mensaje que yo te comunicaré».
Jonás se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una ciudad inmensa; hacían falta tres días para recorrerla.
Jonás empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando:
«Dentro de cuarenta días, Nínive será arrasada».
Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor.
La noticia llegó a oídos del rey de Nínive, que se levantó de su trono, se despojó del manto real, se cubrió con rudo sayal y se sentó sobre el polvo. Después ordenó proclamar en Nínive este anuncio de parte del rey y de sus ministros:
«Que hombres y animales, ganado mayor y menor no coman nada; que no pasten ni beban agua.
Que hombres y animales se cubran con rudo sayal e invoquen a Dios con ardor.
Que cada cual se convierta de su mal camino y abandone la violencia.
¡Quién sabe si Dios cambiará y se compadecerá, se arrepentirá de su violenta ira y no nos destruirá!».
Vio Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.

Palabra de Dios

Salmo: 50,3-4.12-13.18-19

R/. Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias

 Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.
 Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

 Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,29-32):

EN aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús,
y él se puso a decirles:
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».

Palabra del Señor

1.   Bien pudiera ocurrir que este relato no tenga un valor histórico que   deba ser tomado al pie de la letra; pero queda patente que Jesús se lamenta públicamente de la incredulidad de sus oyentes.  
La expresión ¡esta generación! tiene
una connotación negativa, de rechazo y confrontación (G. Baumbach).   Jesús
tuvo que pasar por esta experiencia amarga, dura y humillante. No pensemos,
por tanto, que los evangelios son solamente elogio del éxito de Jesús. Si los
humanos tenemos, tantas veces, frustraciones, Jesús también las tuvo   que soportar. Como todo ser humano.

2.   Los cristianos de las primeras generaciones, en las que se elaboró este
relato, probablemente tuvieron no pocas    confrontaciones con los judíos de los primeros tiempos. De ahí, la pretensión de dejar clara su adhesión a Jesús, y a la superioridad de Jesús sobre Salomón o sobre Jonás.

3.   No son buenas las confrontaciones o las comparaciones. Cuando la religión divide o enfrenta, de la manera que sea, eso no puede ser palabra de Dios. Ni nos lleva a Dios, al Dios de Jesús. No nos deberíamos cansar jamás de ser tolerantes, respetuosos, sabiendo aceptar las creencias de los demás.

Santos Vicente, Ramiro y Doce Compañeros.


En el monasterio de san Claudio, en la ciudad de León (España), memoria de San Vicente (abad del monasterio), san Ramiro (Prior) y sus doce compañeros, monjes y mártires, que perecieron a manos de los arrianos. († 630)

Breve Biografía
Jesús había prevenido a sus discípulos que nunca faltaría en la Iglesia la persecución. "Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán. Si fuerais del mundo, el mundo no os odiaría. Pero, como no sois del mundo, el mundo os perseguirá". Así se ha cumplido siempre. Después de las persecuciones romanas, los herejes persiguieron a los católicos.
Esto les ocurrió a Vicente, Ramiro y sus compañeros cristianos, en la Galicia del siglo IV. No eran buenos tiempos para los creyentes en Cristo Jesús.
En primer lugar, la región se encontraba en poder de los invasores suevos. Y, en segundo lugar, todos ellos vivían y practicaban la herejía de Arrio.
Vicente, en la ruta del camino de Santiago, León, vivía feliz en su monasterio de san Clodio.

Ejercía para el bien de sus hermanos, el cargo de Abad. El, en contra de Arrio, defendía que Jesús era Hijo de Dios.
De manera tentadora, aunque engañosa, le hicieron saber a Vicente que iba a tener lugar un conciliábulo para tratar el tema que separaba a los cristianos de los arrianos.
Vicente, con ánimo y aspecto de valiente, no perdió la ocasión de proclamar su fe en Cristo Hijo de Dios. Como no podían convencerlo con palabras y razones, le dieron muerte.
Ramiro, mientras estuvo fuera Vicente, había quedado como superior del monasterio. En el fondo sabía que le tocaría seguir los pasos de su maestro y, por otra parte, quería someter su idea al juicio de los demás monjes.
Estaba dispuesto a ir a proclamar por toda Galicia la doctrina cierta y segura del Concilio de Nicea. Si algunos querían seguirle, que lo dijeran. Los que no quisieran correr igual suerte, podían quedarse en los montes cercanos. Y les dijo: "No os acobarde el furor de los herejes". Muchos se fueron al monte.
Ramiro con doce intrépidos religiosos se pusieron en oración, dispuestos a dar la vida por su fe en Jesucristo. No se hicieron esperar los herejes. Bien armados y con sed de sangre y llenos de violencia, se presentaron en el monasterio. Los monjes se pusieron a cantar con fervor el símbolo niceno, poniendo especial fervor y entusiasmo en las palabras que afirman la divinidad de Jesucristo. El Señor les fortalecía interiormente a todos ellos.
Esto exasperó más aún a los arrianos. Arremetieron furiosos contra ellos y los mataron a cuchilladas. Así, rezando y cantando, marcharon Jubilosos al paraíso a recoger la gloriosa corona del martirio.
En algunos documentos se señala el 11 de septiembre como fecha del martirio.

http://es.catholic.net/

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