16 de MARZO – SÁBADO –
1ª – SEMANA DE CUARESMA – C –
Lectura
del libro del Deuteronomio (26,16-19):
MOISÉS habló al pueblo,
diciendo:
«Hoy
el Señor, tu Dios, te manda que cumplas estos mandatos y decretos. Acátalos y cúmplelos
con todo tu corazón y con toda tu alma.
Hoy
has elegido al Señor para que él sea tu Dios y tú vayas por sus caminos,
observes sus mandatos, preceptos y decretos, y escuches su voz. Y el Señor te
ha elegido para que seas su propio pueblo, como te prometió, y observes todos
sus preceptos.
Él te elevará en gloria,
nombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho, y serás el
pueblo santo del Señor, tu Dios, como prometió».
Palabra
de Dios
Salmo:
118,1-2.4-5.7-8
R/.
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la ley del
Señor;
dichoso el que,
guardando sus preceptos,
lo busca de todo
corazón. R/.
Tú promulgas tus mandatos
para que se observen
exactamente.
Ojalá esté firme mi
camino,
para cumplir tus
decretos. R/.
Te alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus
justos mandamientos.
Quiero guardar tus
decretos exactamente,
tú no me abandones. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):
EN aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos:
«Habéis
oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os
digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis
hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y
manda la lluvia a justos e injustos.
Porque,
si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también
los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed
perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
Palabra
del Señor
1.
Amar al amigo y odiar al enemigo es lo normal. Porque es lo que da de sí
la condición humana, siempre mezclada y fundida con la inhumanidad, tan
frecuente entre los seres humanos. Por eso se ha dicho, con razón, que el
precepto del amor a los enemigos es uno de los textos cristianos fundamentales.
Es "lo propio y nuevo en el cristianismo". Esto es lo que se dijo
desde los primeros escritores cristianos (Justino,Tertuliano... Cf. Ulrich
Luz).
Un cristiano, que no es capaz de amar
y hacer el bien a sus enemigos, no es
cristiano.
2.
Amando al enemigo, al que me cae mal, al que me ha hecho daño y del que
sé que me odia, así -y solamente así- es como demostramos que "somos hijos
de Dios". Con frecuencia, se suele decir que, por el sacramento del
bautismo, empezamos a ser "hijos de Dios". Jesús no pensaba así.
Nuestra relación con Dios no depende de un "ritual", ni es asunto de
"religión". Es asunto de "conducta". Los hijos se parecen a los padres. Un hijo de Dios es el que se parece al Padre
del cielo, en su conducta.
3.
El amor es una pasión. Así lo explicaron los grandes teólogos
(Tomás de Aquino, Suárez...). Una
pasión que se apodera del sujeto a partir de dos componentes: la "pasividad"
y la "totalidad". El amor es una atracción que seduce y se apodera de
la totalidad de la persona. Por eso no es posible dejarse
dominar por la atracción de Dios (presente en
Jesús) y por aquello que Dios rechaza.
Eso sería vivir en la contradicción total. Cada "hijo de Dios" tiene
que "unificar" su mundo pasional, lo que la atrae y le arrastra. Y lo
que rechaza y no soporta. La armonía y coherencia de nuestra vida se consigue
cuando se unifica y no se dispersa lo que más nos seduce en nuestra vida.
Santo Patriarca Abraham
Abraham es el patriarca de las tres grandes religiones
monoteístas. Gran profeta del Antiguo Testamento
Vida
de Santo Patriarca Abraham
La historia de Abraham se
encuentra en el primer libro de la Biblia, el Libro del Génesis.
Con Abraham fundó Dios en el
mundo la verdadera religión.
Vivía en la ciudad de Hur, cerca
de los ríos Tigris y Eufrates, cuando Dios le pidió el sacrificio de alejarse
de su tierra, que era muy fértil, y de su hermosa ciudad e irse a un país
desconocido y desértico, lejos de familiares y amigos. Abraham aceptó este
sacrificio, y Dios en pago le prometió que sus descendientes poseerían por
siempre aquel país.
Abraham deseaba tener un hijo que
prolongara su familia, y Dios permitió que su esposa fuera estéril y que a la
edad de 90 años Abraham todavía no lograra tener el hijo que tanto deseaba. Sin
embargo, Nuestro Señor le prometió que su descendencia sería tan numerosa como
las arenas del mar y Abraham creyó a esta promesa de Dios, y esta fe le fue
apreciada y recompensada.
Dios se le aparece en forma de
viajero peregrino (acompañado de dos ángeles disfrazados también) y Abraham los
atiende maravillosamente bien. Dios le promete que dentro de un año tendrá un
hijo. Sara la esposa, que está oyendo detrás de una cortina, se ríe de esta
promesa, porque le parece imposible ya que ellos dos son muy viejos. Dios manda
que al niño le pongan por nombre "Isaac", que significa "el hijo
de la sonrisa". Y cuando el jovencito tiene 12 años, Dios pide a Abraham
que vaya a un monte y le ofrezca el hijo en sacrificio. Abraham acepta esto que
le cuesta muchísimo y cuando ya va a matar a Isaac, un ángel le detiene la mano
y oye una voz del cielo que le dice: "He visto cuán grande es tu
generosidad. Ahora te prometo que tu descendencia nunca se acabará en el
mundo". Y luego ve un venado enredado entre unas matas de espinas y lo
ofrece en sacrificio a Dios.
Los enemigos atacaron a la ciudad
donde vivía Lot, el sobrino de Abraham, llevándose a todos prisioneros.
Entonces el patriarca reunió a sus obreros (318) y atacó por sorpresa a los
enemigos y libertó a todos los cautivos. En acción de gracias llevó a
Melquisedec, sacerdote de Jerusalén, la décima parte de todo lo que había
conseguido. Desde entonces quedó la costumbre de dar para Dios y para los
pobres el diezmo, o sea la décima parte de lo que cada uno gana.
Nuestro Señor le comunicó a su
amigo Abraham que iba a destruir a Sodoma por que en esa ciudad se cometían
pecados de homosexualidad. Abraham le rogó a Dios que no la destruyera si había
allí siquiera diez personas buenas. Pero como no las había, cayó una lluvia de
fuego y los mató a todos. Solo se salvó Lot, por ser el sobrino de Abraham.
Pero la mujer de Lot desobedeció la orden de los ángeles y al salir de la
ciudad se puso a mirar hacia atrás y quedó convertida en estatua de sal.
Abraham fue padre de Isaac, del
cual nacieron Esaú y Jacob. Los hijos de Jacob se llaman los doce Patriarcas,
de los cuales se formó el pueblo de Israel. Dios le cambió el nombre de Abrán,
que significa "padre", por el nombre de "Abraham", que
significa: padre de muchos pueblos.
La Sta. Biblia alaba a Abraham
porque creyó contra toda esperanza y porque nunca dudó de que Dios sí cumple lo
que promete, aunque parezca imposible.
Santo Patriarca Abraham, pídele a
Dios que nos conceda una fe tan grande como la tuya, y el perseverar fieles a
nuestra religión hasta la muerte.
Fuente: http://www.churchforum.org.mx
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