viernes, 29 de marzo de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 30 de MARZO – SÁBADO – 3ª – SEMANA DE CUARESMA – C – San Zósimo de Siracusa




30 de MARZO – SÁBADO –
3ª – SEMANA DE CUARESMA – C –
San Zósimo de Siracusa

Lectura de la profecía de Oseas (6,1-6):

VAMOS, volvamos al Señor.
Porque él ha desgarrado, y él nos curará; él nos ha golpeado, y él nos vendará.
En dos días nos volverá a la vida y al tercero nos hará resurgir; viviremos en su presencia y comprenderemos.
Procuremos conocer al Señor.
Su manifestación es segura como la aurora. Vendrá como la lluvia, como la lluvia de primavera
que empapa la tierra».
¿Qué haré de ti, Efraín, qué haré de ti, Judá?
Vuestro amor es como nube mañanera, como el rocío que al alba desaparece.
Sobre una roca tallé mis mandamientos; los castigué por medio de los profetas con las palabras de mi boca.
Mi juicio se manifestará como la luz. Quiero misericordia y no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos.

Palabra de Dios

Salmo: 50,3-4.18-19.20-21ab

R/. Quiero misericordia, y no sacrificios

 Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.
 Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.
 Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,9-14):
EN aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano.
El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“¡Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:
¡Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor

1. En el N. T. se habla 99 veces de los "fariseos". Es, pues, un tema importante
para entender sobre todo los evangelios en los que aparecen con frecuencia.
Casi siempre como adversarios de Jesús. Lo que Jesús les echa encara, con frecuencia, es la "hipocresía" (Mt 23, 28 ss; Lc 12, 1).
Un término que pertenece originalmente al lenguaje teatral. La "representación teatral" vino a significar
"hipocresía" (H. Giesen). A los fariseos se les llama "hipócritas" (Mt 6, 2. 5. 16; 7,
5...) y se los caracteriza como personas que viven en contradicción con sus propias ideas (Mt 23, 3), porque no ponen en práctica lo que enseñan (Mt 23, 3, 23).

2.  No es posible describir exhaustivamente el modelo humano-religioso del "eterno fariseo". Porque ha variado en no pocas cosas con los cambios   culturales. Pero hay características   permanentes del "modelo fariseo".    
Podemos señalar dos:
1) Fariseo es el que tiene conciencia de vivir en condiciones de superioridad moral respecto a los que él ve como gente equivocada, perdida, ignorante, culpable de que la sociedad y la Iglesia estén como están.
2) Fariseo es el que, supuesto lo dicho, se siente satisfecho de sí mismo y no consiente ni mezclarse con los    degenerados, los equivocados, los impuros, los canallas que están arruinando la religión y la patria.

3.  El fariseo se caracteriza por su modo de orar a Dios. En realidad, "su oración es un elogio de sí mismo"  (Alberto Maggi), hasta el extremo de   verse superior al común de la gente   común, vulgar, degenerada y perdida. 
Es el polo opuesto al "eterno publicano", que es el que se ve perdido, sin salida moral en la vida, indigno hasta de mirar a Dios.  Y el colmo de todo este asunto está en que Dios no tolera al satisfecho fariseo, al tiempo que abraza con cariño indecible al "modelo publicano", que a muchos nos produce   tanto rechazo.

4.  El "modelo fariseo" es, en las religiones, más frecuente de lo que   imaginamos.  La tentación más frecuente en las personas religiosas es el fariseísmo.
En tales personas, se superpone el "parecer" al "ser". Y lo que les importa es el "parecer", o sea "quedar bien".  El fariseo no soporta fracasar. De ahí, su origen.
Los fariseos tienen su origen en el "fracaso de los Grandes Profetas", en la incapacidad de aquellos hombres para convertir al pueblo (Paul Ricoeur).
Por eso optaron por la observancia y la sumisión al rito y a la ley. Lo que les importaba era aparecer como observantes fieles, aunque sus verdaderas apetencias fueran el amor propio, el poder, el orgullo satisfecho.

San Zósimo de Siracusa


En Siracusa, de Sicilia, san Zósimo, obispo, que fue primero humilde custodio del sepulcro de santa Lucía y después abad del monasterio de ese lugar (c. 600).

Vida de San Zósimo de Siracusa

S. ZOSIMO (417-418) griego. Fue elegido por señalación de Inocencio. Su pontificado fue breve y atormentado, debido a la herejía pelagiana que había seguido difundiéndose.
Este papa pecó de ingenuidad, rehabilitando una primera vez al pelagiano Celestio, que había sido condenado por S. Agustín y por los obispos africanos en el concilio de Cartago. Se mantuvo firme en su posición hasta que un nuevo concilio decretó la misma condena.
Ahí Zósimo, con una carta llamada "Tractoria" tomó una postura, condenó el pelagianismo, y defino el dogma del pecado original, indicando en la gracia divina el único medio para la salvación espiritual.
Otra equivocación la cometió cuando estableció que los sacerdotes y los diáconos excomulgados por los obispos africanos podían acudir a Roma o bien a las iglesias cercanas para ser juzgados y rehabilitados. Una disposición que fue considerada una indebida injerencia en campo disciplinario. No hubo secuelas, gracias a la actitud conciliadora de los obispos africanos que no levantaron ningún problema.
Su cuerpo es conservado en la iglesia romana de S. Lorenzo Extramuros.

Fuente: ewtn.com

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