2 de MARZO – SÁBADO – 7ª – Semana del T. O. – C –
Lectura
del libro del Eclesiástico (17,1-13):
EL Señor creó al ser
humano de la tierra, y a ella lo hará volver de nuevo.
Concedió
a los humanos días contados y un tiempo fijo, y les dio autoridad sobre cuánto
hay en la tierra.
Los
revistió de una fuerza como la suya y los hizo a su propia imagen.
Hizo que todo ser
viviente los temiese, para que dominaran sobre fieras y aves.
Discernimiento,
lengua y ojos,
oídos y corazón les dio
para pensar.
Los
llenó de ciencia y entendimiento, y les enseñó el bien y el mal.
Puso
su mirada en sus corazones, para mostrarles la grandeza de sus obras, y les
concedió gloriarse por siempre de sus maravillas.
Por
eso alabarán su santo nombre, para contar la grandeza de sus obras.
Puso
delante de ellos la ciencia,
y les dejó en herencia
una ley de vida.
Estableció
con ellos una alianza eterna, y les enseñó sus decretos.
Sus ojos vieron la
grandeza de su gloria y sus oídos oyeron su voz gloriosa.
Les
dijo: «Guardaos de toda iniquidad», y les dio a cada uno preceptos acerca del
prójimo.
La
conducta humana está siempre ante Dios, no puede ocultarse a sus ojos.
Palabra
de Dios
Salmo:
102,13-14.15-16.17-18a
La misericordia del Señor dura siempre,
para los que cumplen sus
mandatos
Como un padre siente
ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura
por los que lo temen;
porque él conoce nuestra
masa,
se acuerda de que somos
barro. R/.
Los días del hombre duran lo que la hierba,
florecen como flor del
campo,
que el viento la roza, y
ya no existe,
su terreno no volverá a
verla. R/.
Pero la misericordia del
Señor
dura desde siempre y por
siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de
hijos a nietos:
para los que guardan la
alianza. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Marcos (10,13-16):
En aquel tiempo, le
acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban.
Al verlo, Jesús se
enfadó y les dijo:
«Dejad
que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como
ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de
Dios como un niño, no entrará en él».
Y
tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra
del Señor
1. En las culturas mediterráneas de la
Antigüedad, el término “paidía” podía
designar
tanto al recién nacido como al adolescente.
En todo caso, hablar de "niños" era lo mismo que referirse a
seres humanos débiles, vulnerables, dependientes
y siempre marginales. De cualquier forma, criaturas que no
podían servir
de modelo para nada.
2. Como bien ha explicado John D. Crossan, según
Mc 9, 33-36 y 10, 13-16,
ser un niño
significaba, en la sociedad romana del s.I, ser "el último de todos
y servidor de
todos". Y esto, no como una "recomendación", sino como una "necesidad".
Baste recordar lo que Jesús le dijo a Nicodemo: quien no naciere de nuevo no
podrá entrar en el Reino de Dios (Jn 3, 1-10). Un recién nacido es un
niño. Dios
reina, no por medio de los poderosos y selectos, sino de los débiles, los "nadies".
Todos queremos ser importantes. Pero Jesús afirma que no son los importantes
los que cambian este mundo. Lo cambian los niños.
3.
Insiste el ya citado Crossan: pensemos
por un momento en todos estos
recién
nacidos, a menudo niñas, pero también varones, que eran abandonados por sus
padres y eran recogidos de los basureros para ser criados como esclavos. De
ellos, y entre ellos, nació el cristianismo. Y el cristianismo cambió
el
Imperio. Este desorden mundial, que
tenemos ahora, no se arregla con políticos, magnates y potentados. Se arregla con los pequeños, los
"nadies",
los que no
pintan nada. Por ahí tiene que ir el futuro de la Iglesia. El futuro que ha
marcado el papa Francisco por más que sean muchos e importantes los que no lo
quieren.
Beato Enrique Suso
Místico
alemán, nació en Constanza el 21 de Marzo probablemente de 1295; murió en Ulm,
el 25 de Enero de 1366; fue declarado Beato en 1831 por Gregorio XVI, quien
fijó su festividad en la Orden de los Dominicos el 2 de Marzo.
VIDA
Su padre perteneció a una noble
familia de Berg; su madre, una santa mujer de la cual él tomó su nombre, a una
familia de Sus (o Süs, de ahí el nombre Suso o Susso). A los trece años ingresó
al convento de los Dominicos en Constanza, donde realizó estudios de
preparatoria, filosofía y teología. De 1324 a 1327 tomó un curso suplementario
de teología en el Estudio General de los Dominicos en Colonia, donde se sentó a
los pies de Johann Eckhart "el Maestro", y probablemente fue
condiscípulo de Tauler, ambos célebres místicos. De regreso a Constanza fue
nombrado para el oficio de lector, del cual parece haber sido removido varias
veces entre 1329 y 1334. En el último año comenzó su carrera apostólica. Para
1343 fue elegido superior de un convento, probablemente en Diessenhofen. Cinco
años más tarde fue enviado de Constanza a Ulm donde permaneció hasta su muerte.
La vida de Susso como místico comenzó
a los dieciocho años, cuando, rompiendo con sus malas costumbres de los cinco
años anteriores, se hizo a sí mismo "el Sirviente de la Eterna
Sabiduría", la cual él identificaba con la esencia Divina y, en una forma
concreta, con la persona de la Eterna Sabiduría hecha hombre. De ahí en adelante,
un ardiente amor por la Eterna Sabiduría dominaría sus pensamientos y
controlaría sus acciones. Tuvo frecuentes visiones y éxtasis, practicó una
severa austeridad (la que prudentemente moderó en sus años maduros), y soportó
con paciencia inusual las aflicciones corporales, amargas persecuciones y
dolorosas calumnias.
Se convirtió en el más destacado
entre los Amigos de Dios en el trabajo por el restablecimiento de la
observancia religiosa en los claustros. Su influencia fue especialmente fuerte
en muchos conventos de mujeres, particularmente en el convento de las Dominicas
de Katherinenthal, una famosa escuela de misticismo en los siglos XIII y XIV, y
en el de Toss, donde vivía la mística Elsbeth Stagel, quien tradujo algunos de
sus trabajos en latín al alemán, reunió y preservó la mayor parte de sus cartas
existentes, y consiguió de él la historia de su vida, la cual después él mismo
desarrolló y publicó.
En muchas partes era muy estimado
como predicador, y fue escuchado en ciudades y pueblos de Suavia, Suiza,
Alsacia y los Países Bajos. Sin embargo, su apostolado no era con las masas,
sino con individuos de todas las clases, quienes le buscaban por su
personalidad singularmente atractiva, y para los cuales él se convirtió en el
director personal de su vida espiritual.
A menudo se ha dicho incorrectamente
que él estableció entre los Amigos de Dios una sociedad llamada la Hermandad de
la Eterna Sabiduría. La así llamada Regla de la Hermandad de la Eterna
Sabiduría no es sino una traducción libre de un capítulo de su Horologium
Sapientiae, y no hizo su aparición hasta el siglo XV.
SUS ESCRITOS
El primer escrito que salió de la
pluma de Susso fue Büchlein der Wahrheit, el cual redactó mientras estudiaba en
Colonia. Su doctrina fue criticada desfavorablemente en algunos círculos - muy
probablemente a causa de la relación tan estrecha de su autor con Eckhart,
quien había sido llamado para explicar o retractarse de ciertas proposiciones -
pero se encontró que era completamente ortodoxa. Como en este, en sus otros
escritos Susso, aunque revelaba la influencia de Eckhart, siempre evitó caer en
los errores del "Maestro". En realidad, el libro fue escrito en parte
contra las enseñanzas panteístas de los Beghards, y contra las enseñanzas
libertinas de los Brethren del Espíritu Libre. El Padre Denifle lo considera
como el "libro pequeño" más complejo entre los escritos de los
místicos alemanes.
Mientras en este libro Susso se
expresa como un contemplativo intelectual, en su siguiente Das Büchlein der
ewigen Weisheit, publicado a principios de 1328, es eminentemente práctico y
habla de su rebosante corazón a "hombres comunes que aún tienen
imperfecciones por cancelar". Bihlmeyer acepta el juicio de Denifle de que
es "el más bello fruto del misticismo Alemán", y lo pone a la par de
las Homilías de San Bernardo, y de la Imitación de Cristo de Tomás de Kempis.
En la segunda mitad del siglo XIV y en el siglo XV no hubo otro libro de
meditación más leído en lengua alemana.
En 1334 Susso tradujo esta obra al
Latín, pero aumentando considerablemente sus contenidos, haciendo de este un
libro casi completamente nuevo al que dio el nombre de Horologium Sapientiae.
Aún más elevado que el original, con un lenguaje acabado, rico en imágenes,
ritmo y movimiento, se convirtió en un libro favorito en los claustros a
finales de la Edad Media, no solo en Alemania, sino en los Países Bajos,
Francia, Italia e Inglaterra.
A este mismo periodo de actividad
literaria de Susso podría pertenecer Das Minnebüchlein pero su autenticidad es
dudosa.
Luego de retirarse a Ulm, Susso
escribió la historia de su vida interior (Vita o Leben Seuses), revisó el
Büchlein der Wahrheit, y el Büchlein der ewigen Weisheit, con los cuales, y
junto con once de sus cartas (el Briefbüchlein) y un prólogo, formó un libro
conocido como el Exemplar Seuses.
Además de los escritos mencionados
anteriormente, tenemos también cinco sermones de Susso y una colección de
veintiocho de sus cartas (Grosses Briefbuch), las cuales se pueden encontrar en
la edición de Bihlmeyer.
Susso es llamado por Wackernagel y
otros un "Un poeta de amor en prosa y en el orden espiritual." El
amor mutuo entre Dios y el hombre, el cual es su tema principal, le da calidez
y color a su estilo. Aprovechó al máximo la flexibilidad del idioma alemán con
una rara habilidad, y contribuyó en mucho a la formación de la bella prosa
germana, especialmente matizando con nuevos significados palabras empleadas
para describir sensaciones interiores. Su bagaje intelectual fue característico
de los escolásticos de su época. En su doctrina jamás hubo el menor rastro de
tendencias no ortodoxas.
Durante siglos ejerció gran
influencia sobre escritores espirituales. Entre sus lectores y admiradores
estuvieron Tomás de Kempis y el Beato Pedro Canisio.
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