23 de MARZO – SÁBADO –
2ª – SEMANA DE CUARESMA – C –
Lectura
de la profecía de Miqueas (7,14-15.18-20):
PASTOREA a tu pueblo,
Señor, con tu cayado, al rebaño de tu heredad, que anda solo en la espesura, en
medio del bosque;
que se apaciente como
antes
en Basán y Galaad.
Como
cuando saliste de Egipto,
les haré ver prodigios.
¿Qué
Dios hay como tú, capaz de perdonar el pecado, de pasar por alto la falta del
resto de tu heredad?
No
conserva para siempre su cólera, pues le gusta la misericordia.
Volverá
a compadecerse de nosotros, destrozará nuestras culpas, arrojará nuestros pecados
a lo hondo del mar.
Concederás
a Jacob tu fidelidad
y a Abrahán tu bondad,
como antaño prometiste a nuestros padres.
Palabra
de Dios
Salmo:
102,1-2.3-4.9-10.11-12
R/.
El Señor es compasivo y misericordioso
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo
nombre.
Bendice, alma mía, al
Señor,
y no olvides sus
beneficios. R/.
Él
perdona todas tus culpas
y cura todas tus
enfermedades;
él rescata tu vida de la
fosa,
y te colma de gracia y
de ternura. R/.
No está siempre acusando
ni guarda rencor
perpetuo;
no nos trata como
merecen nuestros pecados
ni nos paga según
nuestras culpas. R/.
Como
se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad
sobre los que lo temen;
como dista el oriente
del ocaso,
así aleja de nosotros
nuestros delitos. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (15,1-3.11-32):
EN aquel tiempo, se
acercaron a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los
fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
«Ese
acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús
les dijo esta parábola:
«Un
hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre:
“Padre, dame la parte
que me toca de la fortuna”.
El
padre les repartió los bienes.
No
muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país
lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.
Cuando
lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él
a pasar necesidad.
Fue
entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a
sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían
¡os cerdos, pero nadie le daba nada.
Recapacitando
entonces, se dijo:
“Cuántos
jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de
hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré:
Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo:
trátame como a uno de tus jornaleros”.
Se
levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo
vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello
y lo cubrió de besos.
Su
hijo le dijo:
“Padre,
he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.
Pero
el padre dijo a sus criados:
“Sacad
enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y
sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y
celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido;
estaba perdido y lo hemos encontrado”.
Y
empezaron a celebrar el banquete.
Su
hijo mayor estaba en el campo.
Cuando
al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de
los criados, le preguntó qué era aquello.
Este
le contestó:
“Ha
vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha
recobrado con salud”.
Él
se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo.
Entonces
él respondió a su padre:
“Mira:
en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca
me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando
ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas
el ternero cebado”.
El
padre le dijo:
“Hijo,
tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un
banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido;
estaba perdido y lo hemos encontrado”».
Palabra
del Señor
1.
El capítulo 15 del evangelio de Lucas está dedicado íntegramente a
"lo
extraviado", "lo perdido". Y
así, nos descubre a Dios: cómo es Dios. Lo extraviado crea en los humanos un
vacío. Nos falta algo. Y si lo que nos
falta es importante, el sentimiento de vacío, de carencia, nos hace la vida
insoportable.
En la medida en que vivimos con dolor
una ausencia, en esa misma medida la vida se nos convierte en una búsqueda, una
espera, una soledad, un dolor que es
más fuerte que la posesión, la presencia, todo,
todo.
2.
Por eso, esta parábola nos enseña sobre Dios más que ninguna otra. Más
que toda la teología. El "Padre" de
esta parábola tenía dos hijos.
El mayor, era un mercenario, que
obedecía en todo, para ganarse un pago adecuado.
El menor era un ser humano que quería
vivir bien, ser feliz. Por eso, el menor se fue a divertirse, pero era humano.
Y necesitaba el cariño y la seguridad que da el cariño. Por esto, cuando se fue
lejos y se quedó en la miseria, lo que sintió no fue el arrepentimiento de su
mala conducta, sino el hambre y el abandono.
3.
Esto explica que lo que le motivó a volver a casa de su Padre, no fue el
pecado, sino el hambre.
Volvió a su padre, no por un motivo
"religioso", sino por una carencia "humana". Cuando dice:
"He pecado contra el cielo y contra ti", el verbo griego
amartáno se aplica al "pecado" desde la traducción de los LXX. Era la
expresión que se usaba para encontrar acogida. Nada más que eso (G. Lohfink).
El Padre quería tanto a su hijo
perdido, que hasta corre, loco de alegría, para evitar que la gente linche a
aquel desvergonzado. Y se lo come a
besos, lo viste de lujo, le pone el anillo de mando, organiza un banquete. Allí mandaba el amor, no la religión. Y donde
hay amor de verdad, hasta se renuncia a los propios derechos.
El Padre no le pidió cuentas al perdido.
Y reprendió al obediente "religioso". NO TE CANSES DE SER BUENO
siempre.
Santo Toribio de Mogrovejo
Santo
Toribio de Mogrovejo, obispo de Lima, que siendo laico, de origen español y
licenciado en leyes, fue elegido para esta sede y se dirigió a América donde,
inflamado en celo apostólico, visitó a pie varias veces la extensa diócesis,
proveyó a la grey a él encomendada, fustigó en sínodos los abusos y los
escándalos en el clero, defendió con valentía la Iglesia, catequizó y convirtió
a los pueblos nativos, hasta que finalmente en Saña, del Perú, descansó en el
Señor.
Vida
de Santo Toribio de Mogrovejo
Toribio, arzobispo de Lima, es uno de los eminentes prelados de
la hora de la evangelización. El concilio plenario americano del 1900 lo llamó
"totius episcopatus americani luminare maius", que en vernácula
hispana quiere decir "la lumbrera mayor de todo el episcopado
americano". Era la hora de llevar la fe cristiana al imperio inca peruano
lo mismo que en México se cristianizaba a los aztecas.
Nació en Mayorga (Valladolid), el
16 de noviembre de 1538. No se formó en seminarios, ni en colegios
exclusivamente eclesiásticos, como era frecuente entonces; Toribio se dedicó de
modo particular a los estudios de Derecho, especialmente del Canónico, siendo
licenciado en cánones por Santiago de Compostela y continuó luego sus estudios
de doctorado en la universidad de Salamanca. También residió y enseñó dos años
en Coimbra.
En Diciembre de 1573 fue nombrado
por Felipe II para el delicado cargo de presidente de la Inquisición en
Granada, y allí continuó hasta 1579; pero ya en agosto de 1578 fue presentado a
la sede de Lima y nombrado para ese arzobispado por Gregorio XIII el 16 de
marzo de 1579, siendo todavía un brillante jurista, un laico, o sólo clérigo de
tonsura, cosa tampoco infrecuente en aquella época.
Recibió las órdenes menores y
mayores en Granada; la consagración episcopal fue en Sevilla, en agosto de
1579.
Llegó al Perú en el 1581, en
mayo. Se distinguió por su celo pastoral con españoles e indios, dando ejemplo
de pastor santo y sacrificado, atento al cumplimiento de todos sus deberes. La
tarea no era fácil. Se encontraba con una diócesis tan grande como un reino de
Europa, con una población nativa india indócil y con unos españoles muy habituados
a vivir según sus caprichos y conveniencias.
Celebró tres concilios
provinciales Limense: el III (1583), el IV (1591) y el V (1601). Sobresalió por
su importancia el III Limense, que señaló pautas para el mexicano de 1585 y que
en algunas cosas siguió vigente hasta el año 1900. Fue de los pocos que
intentaron poner al pie de la letra las disposiciones del concilio de Trento;
pero se vio imposibilitado para cumplirlas todas, como la de los sínodos
anuales, en aquellas circunstancias por la imposibilidad de las comunicaciones.
Aprendió el quechua, la lengua
nativa, para poder entenderse con los indios. Se mostró como un perfecto
organizador de la diócesis. Reunió trece sínodos diocesanos. Ayudó a su clero
dando normas precisas para que no se convirtieran en servidores comisionados de
los civiles. Visitó tres veces todo su territorio, confirmando a sus fieles y
consolidando la vida cristiana en todas partes. Alguna de sus visitas a la
diócesis duró siete años.
Prestó muy pacientemente atención
especial a la formación de los ya bautizados que vivían como paganos. Llevado
de su celo pastoral, publicó el Catecismo en quechua y en castellano; fundó
colegios en los que compartían enseñanzas los hijos de los caciques y los de
los españoles; levantó hospitales y escuelas de música para facilitar el
aprendizaje de la doctrina cristiana, cantando.
No se vio libre de los
inevitables roces con las autoridades en puntos de aplicación del Patronato
Real en lo eclesiástico; es verdad que siempre se comportó con una dignidad y
con unas cualidades humanas y cristianas extraordinarias; pero tuvo que poner
en su sitio a los encomenderos, proteger los derechos de los indios y defender
los privilegios eclesiásticos.
Atendido por uno de sus
misioneros, murió en Saña, mientras hacía uno de sus viajes apostólicos, en
1606. Fue beatificado en 1679 y canonizado en 1726.
Quien tenga la suerte de tener
entre sus manos un facsímil del catecismo salido del Tercer Concilio Limense,
aprenderá a llamar mejor evangelización que colonización a la principal obra de
España en el continente recién descubierto.
https://www.santopedia.com/
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