jueves, 21 de marzo de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 22 de MARZO – VIERNES – 2ª – SEMANA DE CUARESMA – C – San Bienvenido Scotivoli




22 de MARZO – VIERNES –
2ª – SEMANA DE CUARESMA – C –
San Bienvenido Scotivoli

Lectura del libro del Génesis (37,3-4.12-13a. 17b-28):
ISRAEL amaba a José más que a todos los otros hijos, porque le había nacido en la vejez, y le hizo una túnica con mangas. Al ver sus hermanos que su padre lo prefería a los demás, empezaron a odiarlo y le negaban el saludo.
Sus hermanos trashumaron a Siquén con los rebaños de su padre. Israel dijo a José:
«Tus hermanos deben de estar con los rebaños en Siquén; ven, que te voy a mandar donde están ellos».
José fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán. Ellos lo vieron desde lejos y, antes de que se acercara, maquinaron su muerte.
Se decían unos a otros:
«Ahí viene el soñador. Vamos a matarlo y a echarlo en un aljibe; luego diremos que una fiera lo ha devorado; veremos en qué paran sus sueños».
Oyó esto Rubén, e intentando salvarlo de sus manos, dijo:
«No le quitemos la vida».
Y añadió:
«No derraméis sangre; echadlo en este aljibe, aquí en la estepa; pero no pongáis las manos en él».
Lo decía para librarlo de sus manos y devolverlo a su padre.
Cuando llegó José al lugar donde estaban sus hermanos, lo sujetaron, le quitaron la túnica, la túnica con mangas que llevaba puesta, lo cogieron y lo echaron en un pozo. El pozo estaba vacío, sin agua.
Luego se sentaron a comer y, al levantar la vista, vieron una caravana de ismaelitas que transportaban en camellos goma, bálsamo y resina de Galaad a Egipto. Judá propuso a sus hermanos:
«¿Qué sacaremos con matar a nuestro hermano y con tapar su sangre? Vamos a venderlo a los ismaelitas y no pongamos nuestras manos en él, que al fin es hermano nuestro y carne nuestra».
Los hermanos aceptaron.
Al pasar unos mercaderes madianitas, tiraron de su hermano; y, sacando a José del pozo, lo vendieron a unos ismaelitas por veinte monedas de plata. Estos se llevaron a José a Egipto.

Palabra de Dios


Salmo: 104,16-17.18-19.20-21

R/. Recordad las maravillas que hizo el Señor
 Llamó al hambre sobre aquella tierra:
cortando el sustento de pan;
por delante había enviado a un hombre,
a José, vendido como esclavo. R/.
 Le trabaron los pies con grillos,
le metieron el cuello en la argolla,
hasta que se cumplió su predicción,
y la palabra del Señor lo acreditó. R/.
 El rey lo mandó desatar,
el señor de pueblos le abrió la prisión,
lo nombró administrador de su casa,
señor de todas sus posesiones. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,33-43.45-46):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchad otra parábola:
“Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cayó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.
Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo.
Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.
Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron:
‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.
Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”».
Le contestan:
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».
Y Jesús les dice:
«¿No habéis leído nunca en la Escritura:
“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?
Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.

Palabra del Señor

1.  Todo el relato, en esta parábola, alcanza unas dimensiones que impresionan.
El "sitio" donde Jesús la pronunció: Jerusalén, la capital y centro de la religión de aquel pueblo y de aquella cultura.
El "momento" en que la dijo: cuando lo iban a matar, cosa que Jesús sabía, como   quedó patente en los anuncios de la pasión.
Los "destinatarios" a quienes Jesús habló, que fueron precisamente los   protagonistas de aquella atrocidad.
El "contenido" del relato que Jesús presenta: un crimen y un robo sin motivo   alguno y algo tan descabellado, que aquello no tenía ni pies ni cabeza.

2.  Pero lo más fuerte no es nada de lo que   se acaba de indicar. Lo más grave es que aquí explica Jesús hasta qué extremos de irracionalidad e inhumanidad lleva el poder y la ambición que se instala en "los que mandan en la viña del Señor y de ella se aprovechan para vivir bien".
Por una razón muy sencilla: todo está en que los labradores, que trabajaban y dirigían la viña, confundieron el bien de la viña con la posesión de la viña.
Si allí mandaba el dueño, tan permisivo y tolerante, que les pone en   bandeja incluso a su propio hijo, tan
ingenuamente, para que se lo maten, con semejante dueño, la viña no produce.
Este fue el argumento de aquellos canallas "religiosos".

3.  Justamente, lo que ahora tenemos    en tantos sectores, instituciones y personas dirigentes de "la actual viña del Señor". Los nuevos labradores de la viña
del Señor se han convencido de que todo el bien de la Iglesia depende de que ellos sean los que siguen mandando. En una "viña así", una Iglesia "puesta al día", la Iglesia que quiere el papa Francisco, semejante viña y semejante Iglesia
(piensan los "labradores oficiales" de hoy) sería la ruina de la "viña" y de la Iglesia. 
Por eso, a semejante "dueño" se le quita de en medio. Como sea, se le quita la autoridad, la fama, o incluso se puede "morir de repente".
Lo que hay que procurar es que el pueblo no se alborote, o que no lo tenga por profeta.
La pasión de Jesús sigue siendo actual.

San Bienvenido Scotivoli

En Osimo, en el Piceno, san Bienvenido Scotivoli, obispo, que, elegido por el papa Urbano IV para esta sede, promovió la paz entre los ciudadanos y, según el espíritu de los Hermanos Menores, quiso morir sobre tierra desnuda († 1282).

Breve Biografía
Bienvenido Scotívoli nació en Ancona en 1188; estudió derecho en Bolonia bajo la guía de San Silvestre Guzzolini, canónigo de Osimo, después fundador de los monjes Silvestrinos.
Nombrado capellán pontificio, luego arcediano de Ancona. El 1 de agosto de 1263 fue nombrado administrador de la diócesis de Osimo, que había sido unida a la Numana por Gregorio IX en castigo por su adhesión al partido de Federico II. Restablecida la sede el 13 de marzo de 1264 Urbano IV le confió su gobierno a Bienvenido, que en 1267 fue también encargado por Clemente IV del gobierno de la Marca de Ancona.
En este período ordenó sacerdote a san Nicolás de Tolentino. Fue devotísimo de San Francisco, acogió en su diócesis a los Hermanos Menores y pidió pertenecer a la primera Orden. Vistió con fervor el hábito y se empeñó en vivir el espíritu seráfico.
Bienvenido fue un gran reformador. Por una disposición del 15 de enero de 1270 prohibió al monasterio de San Florencio de Pescivalle, del cual era administrador, enajenar los bienes.
En un sínodo habido el 7 de febrero de 1273 prohibió la venta de las propiedades eclesiásticas y en 1274 puso en marcha las reformas del capítulo de la catedral y defendió los derechos de la diócesis sobre la ciudad de Cingoli.
En su ministerio episcopal siempre tuvo como única meta promover la gloria de Dios, despreciar las riquezas y las cosas del mundo, trabajar intensamente por el bien de su alma y de las almas confiadas a sus cuidados.
En su actuación sabía unir la fortaleza y la suavidad de los modales, para el triunfo de la justicia y de la paz en el vínculo del amor. Fue un verdadero y buen pastor de su rebaño y vigilante custodio de las leyes de Dios y de la Iglesia. Celoso en la predicación evangélica y en la instrucción catequística, muchas veces visitó la diócesis, celebró un sínodo diocesano en el cual dictó sabias normas para promover la disciplina eclesiástica. Promovió la cultura y la formación de los nuevos levitas, que preparaba para el sacerdocio, con palabra inspirada, con el buen ejemplo, y con su vida santa.
Bienvenido murió el 2 de marzo de 1282, a los 94 años. Fue sepultado en la iglesia catedral de Osimo en un noble mausoleo, por disposición del clero y el pueblo. Sobre su sepulcro tuvieron lugar gracias y milagros. Martín IV reconoció el culto en 1284, sin haber sido canonizado.

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