15 de MARZO – VIERNES –
1ª – SEMANA DE CUARESMA – C –
Lectura
de la profecía de Ezequiel (18,21-28):
ESTO dice el Señor Dios:
«Si
el malvado se convierte de todos los pecados cometidos y observa todos mis
preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá.
No se tendrán en cuenta los delitos cometidos; por la justicia que ha
practicado, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado —oráculo del Señor
Dios—, y no que se convierta de su conducta y viva?
Si
el inocente se aparta de su inocencia y comete maldades, como las acciones
detestables del malvado, ¿acaso podrá vivir? No se tendrán en cuenta sus obras
justas. Por el mal que hizo y por el pecado cometido, morirá.
Insistís:
No es justo el proceder del Señor. Escuchad, casa de Israel: ¿Es injusto mi
proceder? ¿No es más bien vuestro proceder el que es injusto?
Cuando
el inocente se aparta de su inocencia, comete la maldad y muere, muere por la
maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y
practica el derecho y la justicia, él salva su propia vida. Si recapacita y se
convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá».
Palabra
de Dios
Salmo:
129,1-2.3-4.5-7a.7bc-8
R/.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Desde
lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.
Si llevas cuenta de los
delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el
perdón,
y así infundes temor. R/.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al
Señor,
más que el centinela la
aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la
aurora. R/.
Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y el redimirá a Israel
de todos sus delitos. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (5,20-26):
EN aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos:
«Si
vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en
el reino de los cielos.
Habéis
oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de
juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su
hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil” tendrá que
comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la
“gehena” del fuego.
Por tanto, si cuando vas
a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano
tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a
reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con
el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de
camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la
cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el
último céntimo».
Palabra
del Señor
1.
Los escribas y fariseos eran los hombres más religiosos y
observantes que había en Israel, en
tiempos de Jesús. Se puede asegurar que, si nos atenemos
al "hecho religioso" en sí, nadie
estaba (ni podía estar) por encima de estos dos grupos de observantes, que, en
su fidelidad a la religión, llegaban al "fanatismo". Y, por supuesto,
a la intolerancia. Sin embargo, Jesús
afirma que los discípulos del Evangelio tienen que superar a los escribas y
fariseos.
- ¿En qué? - ¿Cómo?
Jesús va a presentar una superación,
que no es "cuantitativa", sino "cualitativa". Jesús no pide
"más observancia", sino que insiste en "otra observancia".
El Evangelio no pide fidelidad a los
"ritos", sino amor y bondad con las
"personas". Este es el cambio que
Jesús le dio a la religión. Así, el Evangelio supera al hecho religioso.
2.
Por eso, es decir, porque el centro del "Proyecto de vida" de
Jesús, ya no
está en las observancias religiosas (ritos,
ceremonias, lo sagrado), sino en el amor a las personas, por eso, Jesús plantea
un problema, que nos tendría que hacer
temblar. Se trata de esto: si estás en
el templo, y vas hacia el altar, para presentar tu ofrenda al Señor (esto es un
hombre religioso), pero en ese momento
te acuerdas de que alguien tiene algo contra ti (no si tú tienes algo
contra tu hermano), mira, lo que tienes que hacer es dar media vuelta y no te
acerques al altar. Vete, ante todo, y arreglas con tu hermano lo que él tenga
contra ti. Y cuando eso esté resuelto, entonces vete a misa, vete al rezo, a la
cofradía, al acto religioso, en definitiva.
3.
Lo primero, las personas. Después, las ceremonias religiosas. Por eso,
yo no me explico cómo nos han (o nos hemos) organizado la conciencia, de forma
que vamos a actos religiosos, con una conciencia tan deforme, que -a juicio de
Jesús- hacemos una monstruosidad
detrás de otra. Y nos quedamos
con la conciencia tranquila.
Empresarios que les roban a sus trabajadores,
políticos que se hacen millonarios a costa del hambre de las clases bajas,
obispos que viven en palacios sabiendo que hay criaturas durmiendo en la calle,
etc. Y luego, esa gente (los culpables de que las cosas estén así), el domingo,
a misa, o sea al altar.
Somos cristianos deformes.
San Raimundo de Fitero
Abad del monasterio cisterciense
de Fitero en Navarra, y fundador de la Orden militar de Calatrava.
Vida de San Raimundo de
Fitero
Se llamaba Raimundo Sierra o
Raymond Serrat. Aunque documentalmente no puede probarse, lo más probable es
que naciera en Saint Gaudens de Garona, en Francia, y que la época fue a
comienzos del siglo XII. Algunos autores sitúan su nacimiento en Tarazona (Aragón),
y otros afirman que fue en Barcelona.
Aparece como canónigo en
Tarazona, atestiguado documentalmente por testimonio de su primer obispo, Don
Miguel, monje benedictino. De aquí pasó a monje del monasterio cisterciense de
Nuestra Señora de Sacala Dei, en Gascuña, y de ahí fue enviado como prior a la
nueva fundación que Don Bernardo determinó hacer en España.
Se asentaron los nuevos monjes en
el monte que llaman Yerga, con consentimiento del rey. En 1140 Alfonso VII les
donó la villa de Nienzabas que había quedado asolada por los moros; aquí
fundaron el monasterio de Nienzabas del que fue abad Raimundo a la muerte de
Durando, alrededor del año 1144. Lo eligieron abad por la fama que tenía de
santo y taumaturgo. Con el título y oficio de abad aparece ya en la escritura
del 1146, al donar el rey al monasterio los dominios de Serna de Cervera y
Baños de Tudescón, actuales balnearios de Fitero.
En 1148 asistió al capítulo
general de la orden del Císter, en calidad de abad; en ese concilio estuvo
presente el papa Eugenio III, que también era cisterciense.
Raimundo trasladó ese mismo año
el monasterio al mejor sitio de Castejón, recibió la donación real del castillo
de Tulungen y, en la heredad donada por Don Pedro Tizón y su esposa Doña Toda,
fundó en 1150 el de Santa María de Fitero del que será el primer abad.
Diego de Velázquez es un monje
que en tiempo pasado fue soldado y amigo del rey Sancho. Raimundo y él se
encuentran en Toledo el año 1158. Diego ha escuchado al rey el gran peligro que
corre la plaza de Calatrava confiada años atrás por Alfonso VII a los
Templarios, pero que ahora está casi desguarnecida que es por el momento la
llave estratégica de Toledo. El peligro es grande por la proximidad de los
almohades. Raimundo y Diego piden al rey la defensa de la plaza y con los
monjes traídos de Fitero más un ejército formado por campesinos y artesanos
consiguen defender la plaza y ahuyentar a los moros. En premio, el rey Sancho
III les concede el dominio de Calatrava donde Raimundo funda el mismo año la
Orden mitad monjes obedientes al toque de la campana, mitad soldados obedientes
al toque de la trompeta que fue aprobada posteriormente por el papa Alejandro
III, por bula de 25 de setiembre de 1164, cuando ya había muerto su fundador.
Raimundo murió en 1163 en
Ciruelos y allí se enterró. En 1471 se trasladaron sus restos al monasterio
cisterciense de Monte León de Toledo y, desde el siglo XIX, las reliquias del
santo se encuentran en la catedral de Toledo.
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