martes, 10 de septiembre de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 11 de SEPTIEMBRE – MIÉRCOLES – 23ª – SEMANA DEL T. O. – C – San Pafnucio de Egipto




11 de SEPTIEMBRE – MIÉRCOLES
– 23ª – SEMANA DEL T. O. – C –
San Pafnucio de Egipto

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-11):

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría. Eso es lo que atrae el castigo de Dios sobre los desobedientes.
Entre ellos andabais también vosotros, cuando vivíais de esa manera; ahora, en cambio, deshaceos de todo eso: ira, coraje, maldad, calumnias y groserías, ¡fuera de vuestra boca! No sigáis engañándoos unos a otros.
Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo. En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.

Palabra de Dios

Salmo: 144,2-3.10-11.12-13ab

R/. El Señor es bueno con todos

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,20-26):

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo:
«Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.
Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo.
¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.
¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis.
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»

Palabra del Señor

1.   Las llamadas "bienaventuranzas" plantean una pregunta difícil de responder.
¿Qué sentido puede tener afirmar que la dicha y la felicidad está en los pobres, en los que pasan hambre, en los que lloran, en los que se ven excluidos y marginados?
¿No es una locura o, al menos, un despropósito, hacer semejantes   afirmaciones?
¿Es creíble el Evangelio cuando dice estas cosas?
Por supuesto, si estas sentencias se aplican a individuos aislados, suenan a tonterías sin pies ni cabeza. Por la sencilla razón de que son afirmaciones contradictorias. A no ser que nos   remitamos a una felicidad y una dicha que no están en "este" mundo, sino en el "otro", en un futuro indeterminado, indemostrable y que, en cualquier caso, ni puede competir, ni se puede comparar con la felicidad que disfrutan los instalados y satisfechos de esta vida.
Entonces, - ¿qué enseñanza puede   contener todo esto?

2.   Hay un hecho, perfectamente   comprobado: un mundo, en el que todos sus habitantes y ciudadanos se ponen a buscarse la mayor riqueza posible, el mayor bienestar posible, la mayor fama y gloria posible, un mundo así, es un    mundo que se convierte en un infierno. Porque en un mundo así, inevitablemente el poderoso machaca al débil, el rico al pobre, el grande al chico, el patrono al trabajador. Y así sucesivamente. 
Además, en un mundo así -y esto es   seguramente lo más peligroso-, se anulan los valores humanos, los derechos humanos, la dignidad humana, la seguridad que necesitamos los mortales, y terminamos desarmados "espiritualmente" para poder organizar la convivencia de una forma "racional".

3.   La clave de la cuestión está en esto: Un mundo o una sociedad, en la que
todos buscamos lo mejor y lo que más le conviene o le interesa a cada cual, eso
es un mundo o una sociedad que termina      deshumanizándonos a todos, hasta hacer verdadera la vieja sentencia: homo homini, lupus = "el hombre es lobo para
el hombre".
O sea, nos deshumanizamos hasta el extremo de convertirnos (sin darnos cuenta de lo que nos sucede) en una inmensa manada de lobos. Pero con una agravante: los lobos matan a otros animales para comérselos ellos.  Cuando
los humanos nos deshumanizamos, hasta ser lobos para los demás, nos destrozamos  unos a otros, nos destrozamos con disfraces de "sabios", de "religiosos",
de "educados", de lo que sea. Pero nos destrozamos.
No hay más salida que -sea por el motivo que sea- busquemos ante todo la felicidad de los demás, sobre todo la
alegría de los pobres, de los que lloran, de los que sufren, de los "nadies" de la vida.
Esto es lo que Jesús propone. Y lo que Jesús quiere, ante todo y, sobre todo.

San Pafnucio de Egipto


Obispo de Tebaida

Martirologio Romano: 
Conmemoración de san Pafnucio, obispo en Egipto, que fue uno de aquellos confesores que, en tiempo del emperador Galerio Maximino, habiéndoles sacado el ojo derecho y desjarretado la pantorrilla izquierda, fueron condenados a las minas, y después, asistiendo al Concilio de Nicea, luchó denodadamente por la fe católica contra el arrianismo (s. IV).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

Breve Biografía
Fue uno de los anacoretas de su época. Vivía de las verduras que daba la tierra, agua, un poco de sal y poco más. Compartía consigo mismo la soledad del desierto. La oración y la penitencia eran su principal modo de emplear el tiempo. A su cueva acudían las gentes a recibir consejo, escuchar lo que aprendía del Espíritu con sus rezos y a contrastar la vida con el estilo del Evangelio.
Se vio obligado a dejar la soledad contra su gusto porque fue nombrado obispo de Tebaida. Por defender a Cristo sufrió persecución, le amputaron una pierna y le vaciaron un ojo cuya órbita desocupada, según cuenta la historia, gustaba besar con respeto y veneración el convertido emperador Constantino.
Estuvo presente en el Concilio de Nicea, donde se defendió la divinidad de Cristo y se condenó el arrianismo.
En esa ocasión, al tratarse otros temas de Iglesia, tuvo el obispo Pafnucio la ocasión de dar muestras de profunda humanidad. El hombre que venia del más duro rigor del desierto y podía exhibir en su cuerpo la marca de la persecución se mostró con un talante más amplio, abierto, moderado y transigente que los padres que no conocían la dureza de la Tebaida ni los horrores de la amenaza, ni la vejación.
Numerosos padres conciliares pretendieron imponer que los obispos, presbíteros y diáconos casados dejaran a sus esposas para ejercer el ministerio. El obispo curtido en la dura ascesis anacoreta se opuso a tal determinación haciendo que se fuera respetuoso con la disciplina de la época: autorizar el ejercicio del Orden Sacerdotal a los ya casados y no permitir casarse después de la Ordenación.

Fuente: Archidiócesis de Madrid




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