sábado, 7 de septiembre de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 8 de SEPTIEMBRE – DOMINGO – 23ª – SEMANA DEL T. O. – C – NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARIA SANTA MARIA DE LA VICTORIA PATRONA DE MALAGA




8 de SEPTIEMBRE – DOMINGO –
23ª – SEMANA DEL T. O. – C –
NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARIA
SANTA MARIA DE LA VICTORIA PATRONA DE MALAGA 

En Málaga solemnidad:
Primera lectura: Miq. 5, 1-4ª  
Segunda lectura: Rom. 8, 28-30

Evangelio: Mt. 1, 1-16. 18-23
Lectura del libro de la Sabiduría (9,13-18):

¿Qué hombre conocerá el designio de Dios?, o ¿quién se imaginará lo que el Señor quiere?
Los pensamientos de los mortales son frágiles e inseguros nuestros razonamientos, porque el cuerpo mortal oprime el alma y esta tienda terrena abruma la mente pensativa.
Si apenas vislumbramos lo que hay sobre la tierra y con fatiga descubrimos lo que está a nuestro alcance, ¿quién rastreará lo que está en el cielo?, ¿quién conocerá tus designios, si tú no le das sabiduría y le envías tu santo espíritu desde lo alto?
Así se enderezaron las sendas de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te agrada y se salvaron por la sabiduría».

Palabra de Dios

Salmo: 89

R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

V/. Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna. R/.

V/. Si tú los retiras
son como un sueño,
como hierba que se renueva
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R/.

V/. Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R/.

V/. Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón (9b-10.12-17):

Querido hermano:
Yo, Pablo, anciano, y ahora prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien engendré en la prisión Te lo envío como a hijo.
Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en nombre tuyo en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo: así me harás este favor, no a la fuerza, sino con toda libertad.
Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que silo es mucho para mí, cuánto más para ti, humanamente y en el Señor.
Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí.

Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,25-33):

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

Palabra del Señor

Anti-campaña electoral.


  
El político que comenzase su campaña electoral prometiendo bajar los salarios, subir los impuestos y aumentar el paro, difícilmente despertaría mucho entusiasmo. Si encima añade: “El que me vote, irá a la cárcel”, es probable que se quede completamente solo. Jesús llevo a cabo una campaña más loca aún que ésta. Para ser discípulo suyo exige posponer los amores más grandes (a la familia y a uno mismo), jugarse la fama y la vida, renunciar a todo. Es lógico es pensar que Jesús, poniendo esas condiciones, se quedaría sin un solo seguidor. ¿Ocurrió así?

La multitud y los discípulos

Para entender el evangelio de hoy es importante distinguir entre estos dos grupos. El evangelio de Lucas habla a menudo de la multitud de gente que acude a escuchar a Jesús (5,1.19) y a ser curados (5,15); vienen de todas partes (6,17), lo acompaña a Naín (7,11), lo siguen a zonas descampadas (9,14), lo siguen a miles (12,1). A estas personas les interesa lo que Jesús dice y hace, se benefician de su enseñanza y sus milagros. Pero nada más.

Existe otro grupo mucho más reducido, el de los discípulos. El término se aplica generalmente a los Doce; pero otras veces se habla de un gran número de discípulos (6,17; 19,37), y de este grupo más amplio escoge a setenta y dos para enviarlos de misión (10,1).

El problema

El evangelio de hoy comienza hablando de la gran cantidad de gente que sigue a Jesús sin ser discípulos suyos: En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús. Es posible que por la mente de alguno de ellos pase la idea de entrar a formar parte del grupo de los discípulos. Jesús, adelantándose a cualquier petición en este sentido, se dirige a todos e indica las condiciones.

Primera condición: renuncia a lo más querido

             Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismono puede ser discípulo mío. 

En el Antiguo Testamento, la tribu de Leví era el modelo de servicio radical a Dios. Las Bendiciones de Moisés comentan a propósito de ella:

            Dijo a sus padres: No os hago caso;
            a sus hermanos: No os reconozco;
            a sus hijos: No os conozco.
            Cumplieron tus mandatos
            y guardaron tu alianza (Deuteronomio 33,9)

Para los levitas, el cumplimiento de la voluntad de Dios está por encima del amor a padres, hermanos e hijos.
En línea parecida, pero más radical, formula Jesús su exigencia: para seguirle hay que posponer a su padre y a su madre // a su mujer y a sus hijos // a sus hermanos y a sus hermanas. 
La familia de la que uno procede (padre y madre), la familia que uno ha creado (mujer e hijos), el entorno familiar (hermanos y hermanas) simbolizan todo el mundo afectivo; colocarlos en segundo plano significa una gran renuncia. Pero Jesús añade un séptimo elemento, el más duro, que no se menciona a propósito de los levitas: hay que posponerse incluso a sí mismo.

Segunda condición: arriesgar la fama y la vida

            Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser discípulo mío.

Esta exigencia ya ha aparecido en el evangelio de Lucas, formulada de manera más radical aún, pero que aclara el sentido: Quien quiera seguirme, niéguese a sí, cargue con su cruz cada día y venga conmigo (9,23).      

La imagen, durísima, equivaldría a decir hoy: “El que quiera seguirme, cargue con su silla eléctrica y venga conmigo”. Con la diferencia de que la silla eléctrica no es transportable, mientras que la cruz la llevaba cada condenado hasta el lugar donde iba a morir.
El hecho de que se hable de cargar con la cruz cada día demuestra que es algo distinto de estar dispuesto a morir. La muerte en cruz era considerada por los romanos la más cruel e ignominiosa, prevista para graves delitos contra el estado y la sociedad. Por consiguiente, cargar con la cruz cada día expresa la disposición de soportar la deshonra, el odio y desprecio de la sociedad, e incluso la muerte.

Una pausa para reflexionar y desanimar

Lo dicho basta para desanimar a gran parte del auditorio. Por si alguno no se ha enterado, Jesús propone dos comparaciones que invitan a no tomar decisiones precipitadas con respecto a su seguimiento.

            ¿Quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?  No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar."
            ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
            Lo mismo vosotros.

Por consiguiente, antes de querer convertirte en discípulo mío, párate a pensarlo. No sea que después fracases y hagas el ridículo. Evidentemente, Jesús no se parecía en nada a esos directores espirituales que animaban a los y las jóvenes a entrar en el seminario o el noviciado sin pensarlo seriamente.

Tercera condición: renuncia a los bienes materiales

            El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.

A la renuncia a los grandes afectos, al arriesgar la fama y la vida, Jesús añade en tercer lugar la renuncia a los bienes materiales. Es lo que dice al joven rico (aunque Lucas lo presenta como un jefe): Vende cuanto tienes, repártelo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después sígueme.      
Este personaje no fue capaz de hacerlo. En cambio, Pedro, Andrés, Santiago y Juan, “dejándolo todo, lo siguieron” (5,11). También Leví, “dejándolo todo, se levantó y lo siguió” (5,28).

Nada nuevo bajo el sol

Las exigencias anteriores parecen terribles. Sin embargo, a quien ha leído con atención el evangelio de Lucas le resultan conocidas. Coinciden con otros casos en los que Jesús habla de las condiciones para seguirlo.

                        957Mientras iban de camino, uno le dijo:
             Te seguiré adonde vayas.
                        58Jesús le contestó:
             Los zorros tienen madrigueras, las aves tienen nidos, pero este Hombre no tiene donde recostar la cabeza.

                        59A otro le dijo:
             Sígueme.
            Le contestó:
             Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.
                        60Le replicó:
             Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el reinado de Dios.

                        61Otro le dijo:
             Te seguiré, Señor, pero primero déjame despedirme de mi familia.
                        62Jesús le replicó:
             Uno que echa mano al arado y mira atrás no es apto para el reinado de Dios.

¿Exigencias para todos los cristianos?

En el libro de los Hechos, cuando se cuenta la expansión de la Iglesia, el término “discípulos” no designa ya a un grupo relativamente pequeño que acompaña a Jesús a todas partes sino a los cristianos de Damasco, Jerusalén, Jope, Antioquía, etc. ¿Se aplican a ellos las exigencias anteriores? ¿Son válidas, por tanto, para todos los cristianos actuales?
El caso que conocemos mejor es el de la tercera exigencia: la renuncia a los bienes materiales. Cuando Ananías y Safira, un matrimonio de Jerusalén, vendieron un campo, se quedaron con parte del dinero y pusieron el resto al servicio de la comunidad, pero fingiendo que lo entregaban todo. San Pedro les dice que no estaban obligados a entregar nada; lo malo era que intentaran engañar. Este ejemplo deja claro que, para formar parte de la comunidad cristiana, para ser discípulo, no había que renunciar a todos los bienes materiales. De hecho, en las comunidades fundadas por Pablo, lo que él aconsejaba era compartir los bienes con los necesitados.
Las dos primeras exigencias, que nos resultan tan duras, posiblemente sí tuvieran que vivirlas bastante a menudo la mayoría de los cristianos. En una época de frecuentes persecuciones, y en la que los cristianos eran ridiculizados e insultados como criminales y enemigos del estado, hacerse discípulo de Jesús supuso en muchos casos la ruptura con los seres más queridos, la pérdida de la fama y la estima social, e incluso la muerte. La situación no es muy distinta en bastantes comunidades actuales de África y Asia, prescindiendo del desprestigio que supone en muchos ambientes occidentales el hecho de confesarse cristiano.

El misterio

Jesús no se quedó sin discípulos. Al contrario, cuanto más difíciles eran las circunstancias, más eran los que querían seguirle. Como escribió Tertuliano, un padre de la Iglesia que vivió entre los años 160-220: “La sangre de los mártires es semilla de cristianos”.
Lo que desanima de seguir a Jesús no son sus grandes exigencias, sino la comodidad y vulgaridad de quienes lo seguimos.

NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARIA


La celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor.
El Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María.
Sin embargo, ya en el siglo V existía en Jerusalén el santuario mariano situado junto a los restos de la piscina Probática, o sea, de las ovejas. Debajo de la hermosa iglesia románica, levantada por los cruzados, que aún existe -la Basílica de Santa Ana- se hallan los restos de una basílica bizantina y unas criptas excavadas en la roca que parecen haber formado parte de una vivienda que se ha considerado como la casa natal de la Virgen.
Esta tradición, fundada en apócrifos muy antiguos como el llamado Protoevangelio de Santiago (siglo II), se vincula con la convicción expresada por muchos autores acerca de que Joaquín, el padre de María, fuera propietario de rebaños de ovejas. Estos animales eran lavados en dicha piscina antes de ser ofrecidos en el templo.
La fiesta tiene la alegría de un anuncio premesiánico. Es famosa la homilía que pronunció San Juan Damasceno (675-749) un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana, de la cual extraemos algunos párrafos:
"¡Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el contrario, se le dijo: Alégrate, llena de gracia!
¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única que fue digna del Creador. ¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que provino una descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que poco a poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura, y, después que estuvo formada, fue dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente. Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres".
Si pensamos por cuántas cosas podemos hoy alegrarnos, cuántas cosas podemos festejar y por cuántas cosas podemos alabar a Dios; todos los signos, por muchos y hermosos que sean, nos parecerán tan sólo un pálido reflejo de las maravillas que el Espíritu de Dios hizo en la Virgen María, y las que hace en nosotros, las que puede seguir haciendo... si lo dejamos.

HISTORIA DE SANTA MARIA DE LA VICTORIA PATRONA DE MALAGA Y SU DIOCESIS


La vinculación de Santa María de la Victoria con la ciudad de Málaga nace en agosto de 1487, cuando después de tres meses de asedio, las tropas de Castilla y Aragón no conseguían conquistar la ciudad. Según cuenta la tradición el rey Fernando poseía en su oratorio una imagen mariana. La imagen de Santa María de la Victoria data del siglo XV Se encontraba en el oratorio que Fernando el Católico tenía en su campamento durante el asedio de la ciudad de Málaga y por su estilo se puede decir que fue hecha por un escultor alemán. Según la tradición, la imagen le fue entregada al rey aragonés por el emperador Maximiliano I.
En un sueño del rey, un anciano intercedía y pedía ante la Virgen por la consecución de la conquista. Ese mismo día llegaron a las estancias reales unos religiosos enviados por San Francisco de Paula, para pedir el permiso de fundación en España de la Orden de los Frailes Mínimos. Al mismo tiempo llevaban una carta del fundador en la que a modo de profecía indicaba al rey, que no levantase el cerco porque en tres días la ciudad caería en sus manos. El monarca entendió su sueño como una revelación divina y reconoció en el anciano a San Francisco de Paula y por tanto que la responsable de la victoria, era la imagen de la Virgen que tenía en su oratorio. Tres días después, 19 de agosto, la ciudad comenzaba un nuevo capítulo de su historia.Imagen.

Descripción
La imagen de Santa María de la Victoria es una escultura ejecutada en madera policromada, sedente sobre roca y con Niño en el regazo. Su autoría es una incógnita, si bien se barajan hipótesis entorno a Pedro Millán y Juan de Figueroa (Siglo XV). Destacan su frontalidad de gran empaque mayestático, rostro oval de serena expresión realista y pliegues angulosos de los vestidos. En la mano derecha porta un cetro y sobre la izquierda lleva posado un pajarito; a los pies figura la inscripción de rasgos gotizantes de finales del siglo XV

Patronazgo
La Virgen de la Victoria es Patrona Principal de Málaga y su Diócesis desde el día 12 de diciembre de 1.867. Por un “breve” otorgado por el papa Pío IX. Era Obispo de Málaga Don Juan Nepomuceno Cascallana.

Coronación Canónica
En 1940 el Papa Pío XII concedió la Coronación Canónica a la imagen de Santa María de la Victoria. En 1941 se constituye la junta pro-coronación, encargada de organizar los actos y buscar fondos necesarios. La Virgen fue coronada el 8 de febrero de 1943 por el nuncio de su Santidad, D. Cayetano Cicognani, en el Paseo del Parque junto a la fuente de las Tres Gracias. Era Obispo de Málaga Don Balbino Santos y Olivera.
En diversos tronos de la Semana Santa de Málaga se destaca una capilla para la Virgen de la Victoria. Es en el trono de la Virgen del Rocio donde aparece por primera vez reflejada una reproducción de la patrona de la ciudad malacitana.
Por breve del Papa Pío IX fechado el 8 de diciembre de 1867 fue declarada oficialmente Patrona Principal de toda la diócesis de Málaga. Fue oficialmente coronada por el nuncio de Su Santidad, don Cayetano Cicognani, el 8 de febrero de 1943.
El 8 de septiembre se celebra la fiesta de Santa María de la Victoria, día festivo local en Málaga. En esta fecha, la Iglesia celebra la Natividad de Nuestra Señora, día en el que se concentran muchas advocaciones marianas.
Con motivo de su fiesta, el último domingo de agosto se traslada su imagen desde la Basílica y Real Santuario de Santa María de la Victoria hasta la Santa Iglesia Catedral Basílica de Málaga donde se le rinde culto en una novena. A la novena asiste gente de todas las edades, niños cofrades que se acercan a ver a su patrona.
El mencionado día 8 de septiembre tiene lugar una procesión en la que se porta la imagen desde la catedral hasta el Santuario de la Victoria, templo donde se halla habitualmente.

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