8 de SEPTIEMBRE – DOMINGO –
23ª – SEMANA DEL T. O. – C –
NATIVIDAD
DE LA VIRGEN MARIA
SANTA MARIA
DE LA VICTORIA PATRONA DE MALAGA
En Málaga solemnidad:
Primera
lectura: Miq. 5, 1-4ª
Segunda
lectura: Rom. 8, 28-30
Evangelio:
Mt. 1, 1-16. 18-23
Lectura
del libro de la Sabiduría (9,13-18):
¿Qué
hombre conocerá el designio de Dios?, o ¿quién se imaginará lo que el Señor
quiere?
Los pensamientos de los
mortales son frágiles e inseguros nuestros razonamientos, porque el cuerpo
mortal oprime el alma y esta tienda terrena abruma la mente pensativa.
Si
apenas vislumbramos lo que hay sobre la tierra y con fatiga descubrimos lo que
está a nuestro alcance, ¿quién rastreará lo que está en el cielo?, ¿quién
conocerá tus designios, si tú no le das sabiduría y le envías tu santo espíritu
desde lo alto?
Así se
enderezaron las sendas de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te
agrada y se salvaron por la sabiduría».
Palabra
de Dios
Salmo:
89
R/.
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
V/.
Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos
de Adán».
Mil años en tu presencia son
un ayer que pasó;
una vela nocturna. R/.
V/.
Si tú los retiras
son como un sueño,
como hierba que se renueva
que florece y se renueva por
la mañana,
y por la tarde la siegan y
se seca. R/.
V/.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un
corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta
cuándo?
Ten compasión de tus siervos.
R/.
V/.
Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será
alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad
del Señor
y haga prósperas las obras
de nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras
de nuestras manos. R/.
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a Filemón (9b-10.12-17):
Querido hermano:
Yo,
Pablo, anciano, y ahora prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo,
mi hijo, a quien engendré en la prisión Te lo envío como a hijo.
Me
hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en nombre tuyo en
esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin
contar contigo: así me harás este favor, no a la fuerza, sino con toda
libertad.
Quizá
se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y no
como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que
silo es mucho para mí, cuánto más para ti, humanamente y en el Señor.
Si me
consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí.
Palabra
de Dios
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (14,25-33):
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les
dijo:
«Si
alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus
hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser
discípulo mío.
Quien
no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así,
¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a
calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los
cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran,
diciendo:
“Este
hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué
rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con
diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está
todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así
pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede
ser discípulo mío».
Palabra
del Señor
Anti-campaña electoral.
El político
que comenzase su campaña electoral prometiendo bajar los salarios, subir los
impuestos y aumentar el paro, difícilmente despertaría mucho entusiasmo. Si
encima añade: “El que me vote, irá a la cárcel”, es probable que se quede
completamente solo. Jesús llevo a cabo una campaña más loca aún que ésta. Para
ser discípulo suyo exige posponer los amores más grandes (a la familia y a uno
mismo), jugarse la fama y la vida, renunciar a todo. Es lógico es pensar que
Jesús, poniendo esas condiciones, se quedaría sin un solo seguidor. ¿Ocurrió
así?
La multitud y
los discípulos
Para entender
el evangelio de hoy es importante distinguir entre estos dos grupos. El
evangelio de Lucas habla a menudo de la multitud de
gente que acude a escuchar a Jesús
(5,1.19) y a ser curados (5,15); vienen de todas partes (6,17), lo acompaña a
Naín (7,11), lo siguen a zonas descampadas (9,14), lo siguen a miles (12,1). A
estas personas les interesa lo que Jesús dice y hace, se benefician de su
enseñanza y sus milagros. Pero nada más.
Existe otro
grupo mucho más reducido, el de los discípulos. El término se aplica generalmente a los Doce; pero otras veces se habla
de un gran número de discípulos (6,17; 19,37), y de este grupo más amplio escoge a setenta y dos para
enviarlos de misión (10,1).
El problema
El evangelio de hoy comienza hablando de la gran cantidad de gente que
sigue a Jesús sin ser discípulos suyos: En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús. Es posible que por la mente de alguno de
ellos pase la idea de entrar a formar parte del grupo de los discípulos. Jesús, adelantándose a cualquier
petición en este sentido, se dirige a todos e indica las condiciones.
Primera
condición: renuncia a lo más querido
‒ Si alguno se viene conmigo y no pospone
a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus
hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
En el Antiguo Testamento, la tribu de Leví era el modelo de servicio
radical a Dios. Las Bendiciones de Moisés comentan a propósito de ella:
Dijo a sus padres: No os hago caso;
a
sus hermanos: No os reconozco;
a
sus hijos: No os conozco.
Cumplieron
tus mandatos
y
guardaron tu alianza (Deuteronomio 33,9)
Para los
levitas, el cumplimiento de la voluntad de Dios está por encima del amor a
padres, hermanos e hijos.
En línea
parecida, pero más radical, formula Jesús su exigencia: para seguirle hay que posponer a su padre y a su madre // a su mujer y
a sus hijos // a sus hermanos y a sus hermanas.
La familia de
la que uno procede (padre y madre), la familia que uno ha creado (mujer e
hijos), el entorno familiar (hermanos y hermanas) simbolizan todo el mundo
afectivo; colocarlos en segundo plano significa una gran renuncia. Pero Jesús
añade un séptimo elemento, el más duro, que no se menciona a propósito de los
levitas: hay que posponerse incluso a sí mismo.
Segunda
condición: arriesgar la fama y la vida
Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser discípulo mío.
Esta
exigencia ya ha aparecido en el evangelio de Lucas, formulada de manera más
radical aún, pero que aclara el sentido: Quien quiera seguirme, niéguese a sí, cargue con su cruz cada
día y venga conmigo (9,23).
La imagen, durísima, equivaldría a decir hoy: “El que quiera seguirme,
cargue con su silla eléctrica y venga conmigo”. Con la diferencia de que la
silla eléctrica no es transportable, mientras que la cruz la llevaba cada
condenado hasta el lugar donde iba a morir.
El hecho de que se hable de cargar con la cruz cada día demuestra
que es algo distinto de estar dispuesto a morir. La muerte en cruz era
considerada por los romanos la más cruel e ignominiosa, prevista para graves
delitos contra el estado y la sociedad. Por consiguiente, cargar con la cruz
cada día expresa la disposición de soportar la deshonra, el odio y desprecio de
la sociedad, e incluso la muerte.
Una pausa
para reflexionar y desanimar
Lo dicho
basta para desanimar a gran parte del auditorio. Por si alguno no se ha
enterado, Jesús propone dos comparaciones que invitan a no tomar decisiones
precipitadas con respecto a su seguimiento.
¿Quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular
los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los
cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran,
diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de
acabar."
¿O
qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si
con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si
no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de
paz.
Lo mismo vosotros.
Por
consiguiente, antes de querer convertirte en discípulo mío, párate a pensarlo.
No sea que después fracases y hagas el ridículo. Evidentemente, Jesús no se
parecía en nada a esos directores espirituales que animaban a los y las jóvenes
a entrar en el seminario o el noviciado sin pensarlo seriamente.
Tercera
condición: renuncia a los bienes materiales
El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.
A la renuncia
a los grandes afectos, al arriesgar la fama y la vida, Jesús añade en tercer
lugar la renuncia a los bienes materiales. Es lo que dice al joven rico (aunque
Lucas lo presenta como un jefe): Vende cuanto tienes, repártelo a los pobres y tendrás un tesoro en el
cielo; después sígueme.
Este personaje
no fue capaz de hacerlo. En cambio, Pedro, Andrés, Santiago y Juan, “dejándolo
todo, lo siguieron” (5,11). También Leví, “dejándolo
todo, se levantó y lo siguió” (5,28).
Nada nuevo
bajo el sol
Las
exigencias anteriores parecen terribles. Sin embargo, a quien ha leído con
atención el evangelio de Lucas le resultan conocidas. Coinciden con otros casos
en los que Jesús habla de las condiciones para seguirlo.
957Mientras iban de camino, uno le dijo:
‒ Te seguiré adonde vayas.
58Jesús le contestó:
‒ Los zorros tienen
madrigueras, las aves tienen nidos, pero este Hombre no tiene donde recostar la
cabeza.
59A otro le dijo:
‒ Sígueme.
Le
contestó:
‒ Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.
60Le replicó:
‒ Deja que los
muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el
reinado de Dios.
61Otro le dijo:
‒ Te seguiré, Señor, pero primero déjame despedirme de mi familia.
62Jesús le replicó:
‒ Uno que echa mano
al arado y mira atrás no es apto para
el reinado de Dios.
¿Exigencias
para todos los cristianos?
En el libro de los Hechos, cuando se cuenta la expansión de la Iglesia, el
término “discípulos” no designa ya a un grupo relativamente pequeño que
acompaña a Jesús a todas partes sino a los cristianos de Damasco, Jerusalén,
Jope, Antioquía, etc. ¿Se aplican a ellos las exigencias anteriores? ¿Son
válidas, por tanto, para todos los cristianos actuales?
El caso que conocemos mejor es el de la tercera exigencia: la renuncia a
los bienes materiales. Cuando Ananías y Safira, un matrimonio de Jerusalén,
vendieron un campo, se quedaron con parte del dinero y pusieron el resto al
servicio de la comunidad, pero fingiendo que lo entregaban todo. San Pedro les
dice que no estaban obligados a entregar nada; lo malo era que
intentaran engañar. Este ejemplo deja claro que, para formar parte de la
comunidad cristiana, para ser discípulo, no había que renunciar a todos los
bienes materiales. De hecho, en las comunidades fundadas por Pablo, lo que él
aconsejaba era compartir los bienes con los necesitados.
Las dos primeras exigencias, que nos resultan tan duras, posiblemente sí
tuvieran que vivirlas bastante a menudo la mayoría de los cristianos. En una
época de frecuentes persecuciones, y en la que los cristianos eran
ridiculizados e insultados como criminales y enemigos del estado, hacerse
discípulo de Jesús supuso en muchos casos la ruptura con los seres más
queridos, la pérdida de la fama y la estima social, e incluso la muerte. La
situación no es muy distinta en bastantes comunidades actuales de África y
Asia, prescindiendo del desprestigio que supone en muchos ambientes
occidentales el hecho de confesarse cristiano.
El misterio
Jesús no se
quedó sin discípulos. Al contrario, cuanto más difíciles eran las
circunstancias, más eran los que querían seguirle. Como escribió Tertuliano, un
padre de la Iglesia que vivió entre los años 160-220: “La sangre de los
mártires es semilla de cristianos”.
Lo que
desanima de seguir a Jesús no son sus grandes exigencias, sino la comodidad y
vulgaridad de quienes lo seguimos.
NATIVIDAD
DE LA VIRGEN MARIA
La
celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, es
conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con
el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición,
en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con
una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor.
El
Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones.
Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en
Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María.
Sin
embargo, ya en el siglo V existía en Jerusalén el santuario mariano situado
junto a los restos de la piscina Probática, o sea, de las ovejas. Debajo de la
hermosa iglesia románica, levantada por los cruzados, que aún existe -la Basílica
de Santa Ana- se hallan los restos de una basílica bizantina y unas criptas
excavadas en la roca que parecen haber formado parte de una vivienda que se ha
considerado como la casa natal de la Virgen.
Esta
tradición, fundada en apócrifos muy antiguos como el llamado Protoevangelio de
Santiago (siglo II), se vincula con la convicción expresada por muchos autores
acerca de que Joaquín, el padre de María, fuera propietario de rebaños de
ovejas. Estos animales eran lavados en dicha piscina antes de ser ofrecidos en
el templo.
La
fiesta tiene la alegría de un anuncio premesiánico. Es famosa la homilía que
pronunció San Juan Damasceno (675-749) un 8 de septiembre en la Basílica de
Santa Ana, de la cual extraemos algunos párrafos:
"¡Ea,
pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y
condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el
Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de
Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la
tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la
sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el contrario, se le dijo:
Alégrate, llena de gracia!
¡Oh
feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está obligada toda la creación! Por
medio de ustedes, en efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de todos
los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única que fue digna del Creador.
¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que provino una descendencia absolutamente
sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que poco a poco fue creciendo y
desarrollándose una niña completamente pura, y, después que estuvo formada, fue
dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De
Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se
hace presente en el mundo corporalmente. Sirviéndose de Ella, Dios descendió
sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola
condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres".
Si
pensamos por cuántas cosas podemos hoy alegrarnos, cuántas cosas podemos
festejar y por cuántas cosas podemos alabar a Dios; todos los signos, por
muchos y hermosos que sean, nos parecerán tan sólo un pálido reflejo de las
maravillas que el Espíritu de Dios hizo en la Virgen María, y las que hace en
nosotros, las que puede seguir haciendo... si lo dejamos.
HISTORIA DE SANTA MARIA DE LA VICTORIA PATRONA DE MALAGA Y SU
DIOCESIS
La
vinculación de Santa María de la Victoria con la ciudad de Málaga nace en
agosto de 1487, cuando después de tres meses de asedio, las tropas de Castilla
y Aragón no conseguían conquistar la ciudad. Según cuenta la tradición el rey
Fernando poseía en su oratorio una imagen mariana. La imagen de Santa María de la
Victoria data del siglo XV Se encontraba en el oratorio que Fernando el
Católico tenía en su campamento durante el asedio de la ciudad de Málaga y por
su estilo se puede decir que fue hecha por un escultor alemán. Según la
tradición, la imagen le fue entregada al rey aragonés por el emperador
Maximiliano I.
En un
sueño del rey, un anciano intercedía y pedía ante la Virgen por la consecución
de la conquista. Ese mismo día llegaron a las estancias reales unos religiosos
enviados por San Francisco de Paula, para pedir el permiso de fundación en
España de la Orden de los Frailes Mínimos. Al mismo tiempo llevaban una carta
del fundador en la que a modo de profecía indicaba al rey, que no levantase el
cerco porque en tres días la ciudad caería en sus manos. El monarca entendió su
sueño como una revelación divina y reconoció en el anciano a San Francisco de
Paula y por tanto que la responsable de la victoria, era la imagen de la Virgen
que tenía en su oratorio. Tres días después, 19 de agosto, la ciudad comenzaba
un nuevo capítulo de su historia.Imagen.
Descripción
La
imagen de Santa María de la Victoria es una escultura ejecutada en madera
policromada, sedente sobre roca y con Niño en el regazo. Su autoría es una
incógnita, si bien se barajan hipótesis entorno a Pedro Millán y Juan de
Figueroa (Siglo XV). Destacan su frontalidad de gran empaque mayestático,
rostro oval de serena expresión realista y pliegues angulosos de los vestidos.
En la mano derecha porta un cetro y sobre la izquierda lleva posado un pajarito;
a los pies figura la inscripción de rasgos gotizantes de finales del siglo XV
Patronazgo
La
Virgen de la Victoria es Patrona Principal de Málaga y su Diócesis desde el día
12 de diciembre de 1.867. Por un “breve” otorgado por el papa Pío IX. Era
Obispo de Málaga Don Juan Nepomuceno Cascallana.
Coronación
Canónica
En
1940 el Papa Pío XII concedió la Coronación Canónica a la imagen de Santa María
de la Victoria. En 1941 se constituye la junta pro-coronación, encargada de
organizar los actos y buscar fondos necesarios. La Virgen fue coronada el 8 de
febrero de 1943 por el nuncio de su Santidad, D. Cayetano Cicognani, en el
Paseo del Parque junto a la fuente de las Tres Gracias. Era Obispo de Málaga
Don Balbino Santos y Olivera.
En
diversos tronos de la Semana Santa de Málaga se destaca una capilla para la
Virgen de la Victoria. Es en el trono de la Virgen del Rocio donde aparece por
primera vez reflejada una reproducción de la patrona de la ciudad malacitana.
Por
breve del Papa Pío IX fechado el 8 de diciembre de 1867 fue declarada
oficialmente Patrona Principal de toda la diócesis de Málaga. Fue oficialmente
coronada por el nuncio de Su Santidad, don Cayetano Cicognani, el 8 de febrero
de 1943.
El 8
de septiembre se celebra la fiesta de Santa María de la Victoria, día festivo
local en Málaga. En esta fecha, la Iglesia celebra la Natividad de Nuestra
Señora, día en el que se concentran muchas advocaciones marianas.
Con
motivo de su fiesta, el último domingo de agosto se traslada su imagen desde la
Basílica y Real Santuario de Santa María de la Victoria hasta la Santa Iglesia
Catedral Basílica de Málaga donde se le rinde culto en una novena. A la novena
asiste gente de todas las edades, niños cofrades que se acercan a ver a su
patrona.
El
mencionado día 8 de septiembre tiene lugar una procesión en la que se porta la
imagen desde la catedral hasta el Santuario de la Victoria, templo donde se
halla habitualmente.
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