19 de SEPTIEMBRE – JUEVES –
24ª – SEMANA DEL T. O. –
C –
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4,12-16):
Nadie te desprecie por ser joven; sé tú un modelo para los
fieles, en el hablar y en la conducta, en el amor, la fe y la honradez.
Mientras
llego, preocúpate de la lectura pública, de animar y enseñar. No descuides el
don que posees, que se te concedió por indicación de una profecía con la
imposición de manos de los presbíteros.
Preocúpate
de esas cosas y dedícate a ellas, para que todos vean cómo adelantas. Cuídate
tú y cuida la enseñanza; sé constante; si lo haces, te salva ras a ti y a los
que te escuchan.
Palabra
de Dios
Salmo: 110,7-8.9.10
R/.
Grandes son las obras del Señor
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos
merecen confianza:
son estables para
siempre jamás,
se han de cumplir con
verdad y rectitud. R/.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su
alianza,
su nombre es sagrado y
temible. R/.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los
que lo practican;
la alabanza del Señor
dura por siempre. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (7,36-50):
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con
él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de
la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del
fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies,
llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus
cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume.
Al
ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo:
«Si
éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es:
una pecadora.»
Jesús
tomó la palabra y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.»
Él
respondió:
«Dímelo,
maestro.»
Jesús
le dijo:
«Un
prestamista tenía dos deudores; uno le debla quinientos denarios y el otro
cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los
dos lo amará más?»
Simón
contestó:
«Supongo
que aquel a quien le perdonó más.»
Jesús
le dijo:
«Has
juzgado rectamente.»
Y,
volviéndose a la mujer, dijo a Simón:
«¿Ves
a esta mujer?
Cuando
yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha
lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo.
Tú
no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies.
Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies
con perfume.
Por
eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero
al que poco se le perdona, poco ama.»
Y a
ella le dijo:
«Tus
pecados están perdonados.»
Los
demás convidados empezaron a decir entre sí:
«¿Quién
es éste, que hasta perdona pecados?»
Pero
Jesús dijo a la mujer:
«Tu
fe te ha salvado, vete en paz.»
Palabra
del Señor
1.
Este relato es de los más provocativos que hay en el Evangelio. Jesús es invitado a un simposio, un
banquete. Hay que saber que el "simposio"
era una de las costumbres más determinantes de la sociedad y de la cultura
antigua greco-romana. Baste recordar el
Banquete de Jenofonte o el de Platón.
Advirtiendo que Jesús hizo saltar por
los aires las tradiciones más intocables de aquella cultura. Al comer y al
admitir en los banquetes a pecadores y personas de mala fama, Jesús trastornó el "orden
social" más radicalmente que con todos sus sermones y discursos (Dennis E.
Smith, J. D. Crossan).
2.
En este relato, el hecho fue mucho más provocativo. Porque el que invitó fue un fariseo (modelo
de observante). El invitado fue Jesús (modelo
de inobservante: Mc 2, 1-12; Mt 9, 1-8;
Lc 5, 21; Jn 10, 33; Mt 27, 63; Lc 23, 2. 14).
Y el personaje central, una mujer, que tenía
tan mala fama, que resultaba
escandaloso admitirla en aquella casa y dejar que se acercase a aquella mesa.
Pero el episodio se desarrolla de forma que,
al final, fue la mala mujer la que Jesús propone como ejemplo de amor a imitar,
mientras que el observante y piadoso anfitrión queda por los suelos, como
ejemplo de lo que jamás se debe hacer.
3.
Jesús es el hombre de la bondad, la libertad y la sinceridad. Acepta las manifestaciones de afecto de
aquella mujer. Le dice al fariseo, con delicadeza y firmeza, lo que le tiene
que decir, delante de todos. No esperó a decírselo en privado. Y, sobre todo,
afirmó que quien se siente justo y ejemplar,
ese es el que no tiene capacidad de amor y de bondad. O sea: en la medida en que uno se considera
mejor que los demás, en esa misma medida se incapacita para amar.
Por eso, aquella mujer, que se veía
como la peor de todos, es la que tuvo más amor que nadie. Para Jesús, la
condición, para ser buena persona, no es la autoestima y confianza en sí mismo,
sino la necesidad de cariño de quienes se ven usados, abusados y despreciados.
San Jenaro de Nápoles
San Jenaro, patrón de Nápoles, es famoso por el milagro que generalmente
ocurre cada año desde hace siglos, el día de su fiesta, el 19 de septiembre. Su
sangre, se licua ante la presencia de todos los testigos que deseen asistir.
Nápoles y Benevento (donde fue obispo) se disputan el nacimiento de San
Jenaro y Benevento.
Durante la persecución de Diocleciano, fueron detenidos en Pozzuoli, por
orden del gobernador de Campania, Sosso, diácono de Miseno, Próculo, diácono de
Pozzuoli, y los laicos Euticio y Acucio. El delito era haber públicamente
confesado su fe.
Cuando San Jenaro tuvo noticias de que su amigo Sosso y sus compañeros
habían caído en manos de los perseguidores, decidió ir a visitarlos y a darles
consuelo y aliento en la prisión. Como era de esperarse, sus visitas no pasaron
inadvertidas y los carceleros dieron cuenta a sus superiores de que un hombre
de Benevento iba con frecuencia a hablar con los cristianos. El gobernador
mandó que le aprehendieran y lo llevaran a su presencia. El obispo
Jenaro, Festo, su diácono y Desiderio, un lector de su iglesia, fueron
detenidos dos días más tarde y conducidos a Nola, donde se hallaba el
gobernador.
Los tres soportaron con entereza los interrogatorios y las torturas a que
fueron sometidos. Poco tiempo después el gobernador se trasladó a Pozzuoli y
los tres confesores, cargados con pesadas cadenas, fueron forzados a caminar
delante de su carro. En Pozzuoli fueron arrojados a la misma
prisión en que se hallaban sus cuatro amigos. Estos últimos habían sido echados
a las fieras un día antes de la llegada de San Jenaro y sus dos compañeros,
pero las bestias no los atacaron. Condenaron entonces a todo el grupo a ser
echados a las fieras. Los siete condenados fueron conducidos a la arena del
anfiteatro y, para decepción del público, las fieras hambrientas y provocadas
no hicieron otra cosa que rugir mansamente, sin acercarse siquiera a sus
presuntas víctimas.
El pueblo, arrastrado y cegado por las pasiones que se alimentan de la
violencia, imputó a la magia la mansedumbre de las fieras ante los cristianos y
a gritos pedía que los mataran. Ahí mismo los siete confesores fueron
condenados a morir decapitados. La sentencia se ejecutó cerca de Pozzuoli, y en
el mismo sitio fueron enterrados.
Los cristianos de Nápoles obtuvieron las reliquias de San Jenaro que, en el
siglo quinto, fueron trasladadas desde la pequeña iglesia de San Jenaro, vecina
a la Solfatara, donde se hallaban sepultadas. Durante las guerras de los
normandos, los restos del santo fueron llevados a Benevento y, poco después, al
monasterio del Monte Vergine, pero en 1497, se trasladaron con toda solemnidad
a Nápoles que, desde entonces, honra y venera a San Jenaro como su patrono
principal.
Muchos se cuestionan la autenticidad de los hechos arriba mencionados y de
la misma reliquia porque no hay registros sobre el culto a San Jenaro
anteriores al año 431. Pero es significante que ya en esa
época el sacerdote Uranio relata sobre el obispo Jenaro en términos que indican
claramente que le consideraba como a un santo reconocido. Los frescos pintados
en el siglo quinto en la "catacumba de san Jenaro", en Nápoles, lo
representan con una aureola. En los calendarios más antiguos del oriente y el
occidente figura su nombre.
El milagro
continúa
Mientras que muchos se cuestionan sobre la historicidad de San Jenaro, nadie
se puede explicar el milagro que ocurre con la reliquia del santo que se
conserva en la Capilla del Tesoro de la Iglesia Catedral de Nápoles, Italia. Se
trata de un suceso maravilloso que ocurre periódicamente desde hace cuatrocientos
años. La sangre del santo experimenta la licuefacción (se hace líquida). Ocurre
cada año en tres ocasiones relacionadas con el santo: la traslación de los
restos a Nápoles, (el sábado anterior al primer domingo de Mayo); la fiesta del
santo (19 de septiembre) y el aniversario de su intervención para evitar los
efectos de una erupción del Vesubio en 1631 (16 de diciembre)
El día señalado, un sacerdote expone la famosa reliquia sobre el altar,
frente a la urna que contiene la cabeza de san Jenaro. La reliquia es una masa
sólida de color oscuro que llena hasta la mitad un recipiente de cristal
sostenido por un relicario de metal. Los fieles llenan la iglesia en esas
fechas. Es de notar entre ellos un grupo de mujeres pobres conocidas como zie
di San Gennaro (tías de San Jenaro). En un lapso de tiempo que varía por lo
general entre los dos minutos y una hora, el sacerdote agita el relicario, lo
vuelve cabeza abajo y la masa que era negra, sólida, seca y que se adhería al
fondo del frasco, se desprende y se mueve, se torna líquida y adquiere un color
rojizo, a veces burbujea y siempre aumenta de volumen. Todo ocurre a
la vista de los visitantes. Algunos de ellos pueden observar el milagro a menos
de un metro de distancia. Entonces el sacerdote anuncia con toda solemnidad:
"¡Ha ocurrido el milagro!", se agita un pañuelo blanco desde el altar
y se canta el Te Deum. Entonces la reliquia es venerada por el clero y la
congregación.
El 5 de mayo del 2008, reporteros de 20 canales de TV, entre ellos CNN
estaban presentes en la catedral cuando ocurrió el milagro.
El milagro ha sido minuciosamente examinado por personas de opiniones
opuestas. Se han ofrecido muchas explicaciones, pero en base a las rigurosas
investigaciones, se puede afirmar que no se trata de ningún truco y que tampoco
hay, hasta ahora, alguna explicación racional satisfactoria. En la actualidad
ningún investigador honesto se atreve a decir que no sucede lo que de hecho
ocurre a la vista de todos. Sin embargo, antes de que un milagro sea reconocido
con absoluta certeza, deben agotarse todas las explicaciones naturales, y todas
las interrogantes deben tener su respuesta. Por eso la Iglesia favorece la
investigación.
Fruto de las
investigaciones.
Entre los elementos positivamente ciertos en relación con esta reliquia,
figuran los siguientes:
1 -La sustancia oscura que se dice es la sangre de San Jenaro (la que, desde
hace más de 300 años permanece herméticamente encerrada dentro del recipiente
de cristal que está sujeta y sellada por el armazón metálico del relicario) no
ocupa siempre el mismo volumen dentro del recipiente que la contiene. Algunas
veces, la masa dura y negra ha llenado casi por completo el recipiente y, en
otras ocasiones, ha dejado vacío un espacio equivalente a más de una tercera parte
de su tamaño.
2 -Al mismo tiempo que se produce esta variación en el volumen, se registra
una variante en el peso que, en los últimos años, ha sido verificada en una
balanza rigurosamente precisa. Entre el peso máximo y el mínimo se ha llegado a
registrar una diferencia de hasta 27 gramos.
3 -El tiempo más o menos rápido en que se produce la licuefacción, no parece
estar vinculado con la temperatura ambiente. Hubo ocasiones en que la atmósfera
tenía una temperatura media de más de 30º centígrados y transcurrieron dos
horas antes de que se observaran signos de licuefacción. Por otra parte, en
temperaturas mas bajas, de 5º a 8º centígrados, la completa licuefacción se
produjo en un lapso de 10 a 15 minutos.
4 -No siempre tiene lugar la licuefacción de la misma manera. Se han
registrado casos en que el contenido líquido burbujea, se agita y adquiere un
color carmesí muy vivo, en otras oportunidades, su color es opaco y su
consistencia pastosa.
Aunque no se ha podido descubrir razón natural para el fenómeno, la Iglesia
no descarta que pueda haberlo. La Iglesia no se opone a la
investigación porque busca la verdad. La fe católica enseña que Dios
es todopoderoso y que todo cuanto existe es fruto de su
creación. Pero la Iglesia es cuidadosa en determinar si un particular
fenómeno es, en efecto, de origen sobrenatural.
La Iglesia pide prudencia para no asentir ni rechazar prematuramente los
fenómenos. Reconoce la competencia de la ciencia para hacer investigación en la
búsqueda de la verdad, cuenta con el conocimiento de los expertos.
Una vez que la investigación establece la certeza de un milagro fuera de
toda duda posible, da motivo para animar nuestra fe e invitarnos a la
alabanza. En el caso de los santos, el milagro también tiene por fin
exaltar la gloria de Dios que nos da pruebas de su elección y las maravillas
que El hace en los humildes.
El Cardenal Crescenzio Sepe de Nápoles anunció que en el 2009 un grupo de
científicos investigará la milagrosa reliquia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario