martes, 24 de septiembre de 2019

`Parate un momento: El Evangelio del dia 25 de SEPTIEMBRE – MIÉRCOLES –24ª – SEMANA DEL T. O. – C – San Cleofás





25 de SEPTIEMBRE – MIÉRCOLES
 –24ª – SEMANA DEL T. O. – C –

Lectura del libro de Esdras (9,5-9):

Yo, Esdras, al llegar la hora de la oblación de la tarde, acabé mi penitencia y, con el vestido y el manto rasgados, me arrodillé y alcé las manos al Señor, mi Dios, diciendo:
«Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza, y nuestra culpa llega al cielo.
Desde los tiempos de nuestros padres hasta hoy hemos sido reos de grandes culpas y, por nuestros delitos, nosotros con nuestros reyes sacerdotes hemos sido entregados a reyes extranjeros, a la espada, al destierro, al saqueo y a la ignominia, que es la situación actual. Pero ahora el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido un momento de gracia, dejándonos un resto y una estaca en su lugar santo, dando luz a nuestros ojos y concediéndonos respiro en nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia, nos dio respiro para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos dio una tapia en Judá y Jerusalén.»

Palabra de Dios

Salmo: Tb 13,2.3-4.6

R/. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano. R/.

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro padre por todos los siglos. R/.

Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos. R/.

Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza
y su poder a un pueblo pecador. R/.

Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizás os mostrará benevolencia
y tendrá compasión. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,1-6):

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles:
«No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto.
Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

Palabra del Señor

1.  Tocamos aquí un tema fundamental para la eclesiología. Como es bien sabido, la teología católica enseña que la Iglesia es apostólica. Es una de las
notas que especifican a la Iglesia. En este sentido, los doce apóstoles son fundamentales, no solo para entender el Evangelio, sino también para comprender   lo que es, y cómo debe ser, la Iglesia. Por eso los cristianos creemos que la Iglesia
conserva, a través de los tiempos, la identidad de sus principios tal como los
recibió de los apóstoles (Y. Congar).
La Iglesia llegó a tomar conciencia de este principio básico después de mucho tiempo.  Fue a finales del siglo II (año 180) cuando Hegesipo habló por primera vez de la sucesión del obispo de Roma.
Desde entonces, se empezó a hablar de los obispos como sucesores de los apóstoles (J. A. Estrada). Así nació la teología de la apostolicidad de la Iglesia.

2.  Esta nota (teológica) de la apostolicidad de la Iglesia no consiste solamente en la fidelidad a la "doctrina" que enseñaron los apóstoles de Jesús.
Además de eso es tan, o más, fundamental la fidelidad a la forma de vida que nos dejaron los apóstoles, según las enseñanzas del Evangelio. Y, como   bien explica el texto de Lucas, Jesús les dejó dicho a sus apóstoles que "no llevaran nada para el camino, ni pan, ni dinero". Jesús, por tanto, pensaba que es constitutivo de la apostolicidad, no solo enseñar lo que él dijo, sino igualmente ir
por la vida poniendo en práctica lo que él dispuso sobre el dinero, los bienes, las posesiones y el poder.

3.  Con frecuencia, los sucesores de los apóstoles —los obispos— dan la impresión de que ponen más empeño en conservar intacta la "doctrina" de Jesús
que su "forma de vida". De ahí, la diferencia que la gente nota entre Jesús y la Iglesia, entre el Evangelio y la Jerarquía. Sin duda alguna, la clave de este problema radica en que la teología de la Iglesia le ha concedido más importancia a la "fe" (doctrina) que al "seguimiento" (forma de vida).
Pues bien, así las cosas, la tarea de los cristianos no es pretender fundar una Iglesia distinta o paralela. La Iglesia quedó instituida, de una vez para siempre.  Y siempre será limitada, imperfecta, distante del Evangelio. 
De ahí la doble exigencia:
1)  Luchar contra la deformación de la Iglesia.
2) Mantenerse fiel en ella.
Será inevitable que esa lucha y esa fidelidad lleven consigo conflictos y renuncias increíbles. Pero no olvidemos nunca que Jesús no abandonó su religión, sino que, dentro de ella, se enfrentó (hasta la muerte) a lo que en aquella religión vio como incoherente y contradictorio. Es duro. Pero eso es "seguir" a Jesús, es decir el camino que nos trazó Jesús.

San Cleofás


Conmemoración de san Cleofás, discípulo del Señor, a quien, con el otro compañero itinerante, ardía el corazón cuando Cristo, en la tarde de Pascua, se les apareció en el camino explicándoles las Escrituras, y después, en la casa de Cleofás, en Emaús, conocieron al Salvador en la fracción del pan.

Breve Biografía

Dos veces aparece este nombre en los Evangelios. Una en San Lucas cuando habla de los dos discípulos que marchaban a Emaús (cfr San Lucas 24; 13, ss) y la otra en San Juan cuando habla de una "María, la mujer de Cleofás" que estaba presente en el Calvario, acompañando a la Virgen, la tarde en que fue crucificado y moría Jesús (cfr San Juan 19; 25,ss).-
Sin que pueda establecerse con certeza que estos dos personajes fueran marido y mujer, ya que varones llamados Cleofás debía haber bastantes en Jerusalén, sí parece que el esposo de esa María del Calvario debía ser un cristiano bastante conocido entre los discípulos, cuando San Juan escribe su evangelio y también que ambos estuvieron muy cerca de los acontecimientos que hoy narramos.-
Es la alborada del Domingo. Unas mujeres, quieren envolver en lienzos el cuerpo y poner perfumes preciosos, a la usanza judía, en el cuerpo de Jesús, ya que no pudo prepararse con finura el viernes por la tarde cuando lo pusieron en el sepulcro. -
El sepulcro está vacío, no tiene cuerpo dentro. Unos ángeles avisan que está vivo el Señor Jesús. Las mujeres, locas de alegría, nerviosas, corren y transmiten la nueva a los discípulos. Pedro y los demás no pueden creer ese inusitado acaecimiento. -
La distancia de Jerusalén a Emaús es de algo más de diez kilómetros. Hacia Emaús caminan ese mismo día dos discípulos del Maestro. Uno de ellos responde al nombre de Cleofás. Van comentando entre ellos los acontecimientos del fracaso de Jesús en los días pasados. –
Las pisadas son pesadas porque llevan la amargura en el pecho. Son tantos años juntos, tantas ilusiones truncadas, tantas promesas secas, tantas alegrías cegadas... hasta los proyectos del Reino se esfumaron con los clavos, la cruz y la lanza. Con Jesús muerto mal se anda. -
Se les unió un caminante como compañero de camino. Ellos temían "ofuscada la mirada". Al preguntar qué les pasa, Cleofás con tono enojado casi le regañó por no estar al día de lo que ha pasado en la Ciudad Santa. Cuando resumen los hechos tan trágicos e impresionantes, el viajero les recordó que ya estaba previsto por los profetas. -
Al acercarse a la aldea, el caminante hace intención de proseguir. Cleofás y su amigo le insistieron: "Quédate con nosotros, que el día ya declina". El caminante accedió, entró con ellos en la casa, se sentó a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió en trozos, y se lo dio. En este instante le reconocieron. -
Ahora, desandar lo andado para decirle a los hermanos que las mujeres mañaneras tenían razón no es pesado, es alegría; avanzan en la noche tan seguros como a pleno día porque lucen mucho las estrellas, los pasos se han tornado ágiles y firmes, el corazón late con fuerza, el gozo se ha hecho vida. Notan la vehemencia de decir pronto a los otros que Jesús sí es el Mesías.
Con Jesús Vivo bien se camina. -
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Oración

Confesamos, Señor, que sólo tú eres santo y que sin ti nadie es bueno, y humildemente te pedimos que la intercesión de San Cleofás venga en nuestra ayuda para que de tal forma vivamos en el mundo que merezcamos llegar a la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. -



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